Etiqueta: [La fiesta según Sevilla]

a un amigo que me preguntaba por las fiestas desde la cultura.

quien leyendo un día:«Hay que venir al sur para entender (sufrir o padecer) la insoportable levedad de las fiestas populares. Semana Santa, feria, caballos y toros. La deconstrucción de España tendrá que empezar por el sur.»me preguntaba:«Y usted, don Daniel, con su gran cultura,¿qué tipo … Continúa leyendo a un amigo que me preguntaba por las fiestas desde la cultura.

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análisis de un texto defectuoso: lucha de clases y pensamiento libre (de tópicos o lugares comunes).

La lucha de clases no es más que una lucidez; no algo que haya que reavivar con militancia. La lucha de clases es un axioma, una premisa para empezar a hablar, algo así como aceptar que la tierra es redonda. Negar la lucha de clases, … Continúa leyendo análisis de un texto defectuoso: lucha de clases y pensamiento libre (de tópicos o lugares comunes).

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La invención de las fiestas populares, esta es la historia.

Más distancia hay de aquí a la Edad Media,que de aquí al futuro. En materia de fiestas populares todo está preparado, desde el lenguaje, para que nadie se entienda. Las palabras fiesta[1], pueblo [2], ocio, negocio[3] disputan significados entre costumbres, tradición, cultura o patria, creencias … Continúa leyendo La invención de las fiestas populares, esta es la historia.

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antropopamplias.

Salto la reja Rocío 2018
CANAL SUR, saltando siempre la reja de lo público a lo privado.

La antropología es eso que le cambias una letra y lo mismo da para la conversación que para la conservación de lo que hay. El artículo se llama Rocío: El ritual de una madre sagrada y lo firma José Carlos Mancha Castro, antropólogo de la Universidad Pablo de Olavide, de Sevilla, y miembro de la Plataforma Andalucía Viva (El Salto Diario.com, 5 de junio 2020). En cabecera destaca: «Estas semanas atrás habríamos experimentando cómo desde algunos medios de comunicación centrípetos se hubiera narrado la romería del Rocío. Se tomaría el Rocío como la síntesis de lo que para muchos españoles supone Andalucía: una región de vagos, gentes rurales que hablan mal, fanáticos del catolicismo y que siempre están de fiesta, una mirada que contiene una alta dosis de xenofobia, clasismo y paternalismo».

Leído lo cual, mi pamplina (las pamplinas que yo pienso) nada tendría que objetar a las pamplinas que escribe en su artículo el profesor Mancha Castro, si no fuera que al profesor Mancha lo pago yo a través de impuestos, mientras a mí ¿quién me paga?

La otra objeción va para la materia el Rocío en todo su redondeo. ¿Cuánto dinero público debe el Rocío a las arcas de España y Andalucía? ¿Qué dineros debe el Rocío a municipios y concejalías por pagos o subvenciones directos o indirectos: policía, limpieza, protección civil? Y si se habla de lo que el Rocío aporta al pib, ¿cuándo hablamos del cúmulo de horas productivas desviadas de la producción por gente que puede permitirse la semana o más por dejarlo todo e irse de romería? ¿Estamos tontos o qué? ¡Vaya a parecer que la fe o la no fe, en esta tierra, se alimente sola y solo a cargo de bolsillos feligreses!

Hablar, desde la laicidad, de un fenómeno religioso conduce siempre a la conversación de la conservación. Algunos lo hicieron en tiempo y forma (Pedro Cantero, Isidoro Moreno) pero a otros se les pasó la ocasión de conformaciones, mixtificaciones o significaciones de lo que son las fiestas andaluzas: un universo donde la superstición (Semana Santa, romerías, santos patronos) y la alegría (ferias) reproducen el mundo del señorito, por un lado, y el mundo del gañán, por otro: el Rocío a caballo y con casa en la Aldea, frente al Rocío del personal de servicio haciendo comidas y camas, moviendo los bueyes.

Claro que para decir eso no hace falta ni José Carlos Mancha Castro, ni antropólogos, ni Universidad como la Pablo de Olavide, ni plataforma como Andalucía Viva, ni Pensar Jondo (como espacio de enunciación colectiva, encrucijada de ideas y reflexiones en torno a la descolonización de Andalucía, de sus prácticas y de su teoría social crítica), ni El Salto Diario, ni un emérito Isidoro Moreno Navarro que ría las ocurrencias de la antropopamplina.


las sevillanas, esta es la historia.

Filo de la Fuente & Daniel Lebrato Feria de Abril 2003

En casa sonaban marchas procesionales según la Orquesta Sinfónica de Sevilla, dirigida para la ocasión por Vjekoslav Sutej, o según la Banda Municipal con Esta es la historia, recuperación de marchas antiguas obra de Francisco Javier Gutiérrez. El caso es que mi amigo el melómano dudaba que estuviéramos oyendo música de Semana Santa. No le faltaba razón. Las agrupaciones musicales que procesionan cargan viento y percusión. Orquesta y Banda incorporaban violines, contrabajo, piano y hasta coros.

Lo mismo podría decirse del género sevillanas: es sevillana lo que se realiza como sevillana, se use o no en Feria o Rocío. Vender la sevillana como palo flamenco, o gitano andaluz, es atrevido. La sevillana es folclore que viene de Castilla [1]. Esta es su historia:

En el camino hacia el sur, la jota troncal, que se baila a saltos y culmina de espaldas, se edulcoró y pisó el suelo, y se hizo galante. Por Castilla, jota y seguidilla y, por Sevilla, sevillanas, en plural: ya son cuatro. Cada sevillana se remata: ella, hacia atrás con los brazos muy abiertos; él, que la recoge. Por amor al abrazo, prescindió de los palillos [2]. [3]

En el camino al Rocío (sin tablao y con polvo de las arenas) la sevillana se ralentiza y culmina la sexualización que inició en los tablaos de Feria [4]. Hasta que esa sevillana lenta y sola (la primera de las cuatro, aunque no siempre) prescinde del baile y se hace honda o saeta cuando se canta en ronda ante la hoguera o se le reza a un simpecao.

Mis Sevillanas, esta es la historia es antología personal y suma de raras o escondidas, difíciles de escuchar en los circuitos habituales. Luego están las que se dicen sevillanas porque artista o intérprete lo dice. No he hecho más que teclear en buscadores “sevillanas”, y ver qué sale. Esta es la historia:

Página de la Junta de Andalucía sobre la sevillana

Sevillanas Selección de Daniel Lebrato (lista en Spotify) [5]

[1] Pues ¿quién, sin garganta honda, se arrancaría por sevillanas?

[2] Las castañuelas quedaron para las boleras, ajotadas y de salón.

[3] Al margen de la línea Sevilla-El Rocío, quedan las corraleras de Lebrija, en cuanto llega mayo. Con los avíos de casa y con lo que sobró de navidad, se monta el jaleo: la pandereta, el almirez, los cubiertos y la botella de anís del Mono:

–Maridos y guitarras -dirían las abuelas-, ¿para qué os queremos?

[4]a) En las casetas, las mujeres llevan la voz cantante: ellas se saben las letras y jalean sin parar y bailan hasta reventar, pero la guitarrita la toca un varón. Una mujer despacha mil sevillanas sin importarle la cuenta; hay varones que se echan una sevillana y ya se creen, vanidosos, que han partido el tablao, y algunos hasta bailan su sevillana ¡dando pases de capote a la mujer! 4b) El modo de comportarse en las casetas reproduce el de los bares: las mujeres, sentadas, y, en la trastienda, lo masculino varón es el lenguaje de esta ronda es mía. Esta fobia social a ir a escote o a echar cuentas debe venir de antiguas costumbres tocadas por la esplendidez del señorito. Pero todo es relativo y en el redondeo se espera que todos saquen la cartera por igual. En Feria las rondas no se pagan en euros sino en casetas: yo te invito en mi caseta porque tú me invitas en la tuya. Puede ser algo que descoloque al sin caseta.

[5] [eLTeNDeDeRo] (1) La Feria de sábado a sábado (2) Feria y libertad (3) La fiesta según Sevilla (4) De la fiesta según Sevilla, a la fiesta según el Vaticano.


/ a Filo de la Fuente /


Mahoma y la Feria.

 

Si todo fuera normal, hoy sábado sería último día de Feria de Sevilla. Tanto que la ciudad presume de lo universal de sus fiestas, manda faroles que mañana domingo el real se desmonte y que ir a la caseta nos esté ya prohibido. [1]

La prevalencia del sábado en días de Feria (de un sábado de Alumbrao y de Pescaíto, hasta un sábado de cierre y fuegos artificiales) no responde a lógica ninguna, ni laboral ni festiva ni festera, y solo se explica por voluntad mandona y autoritaria de un Ayuntamiento que bajo el anuncio de una ampliación a dos fines de semana (¿?) más un día laboral festivo entre semana, sedujo a una ciudadanía bien dispuesta a todo (consulta ciudadana, septiembre 2016).

A este descosido cronológico hay que sumarle el general despropósito que supone mantener la localización de la Feria en un solo sitio (el real de la Feria) cuando ni la ciudad ni sus motivos y condiciones son los mismos que cuando empezó la feria de ganado allá por 1846.

Como pueden ver en la página Moovit transporte público de Sevilla o en el primer Google Maps, el tiempo medio o la media de tiempo que tarda una persona, una familia o un grupo en llegar a la Feria es la ostia. Ubicada en un extremo de la ciudad, la Feria pilla lejos, lejísimos (tiempo en ida y vuelta) para el acceso desde Sevilla Este, Parque Alcosa o Pino Montano, por citar barrios de demografía en alza y cuerpos en forma para pasárselo en grande.

La primera Feria tenía un sustento de clase, una base social que ya no son las mismas clases. Antes, el señorito iba a la Feria en carruaje (coche propio o de punto). Si había que ir hasta el campo de Tablada, en las afueras: a más recorrido, más lucimiento. Y cuando al Prado de San Sebastián, final de la calle San Fernando, era ideal andarla a pie marcando pareja del brazo con fondo de sevillanas de El Pali.

La Feria en Los Remedios empezó a desdibujarse y a perder sentido. Para que se hagan una idea del efecto llamada: la lista de espera (en casetas, no en personas) superaba este año las 1.199 solicitudes pendientes: 728 para familiares, 417 para entidades, y 54 de titularidad perdida. Con tanta presión ‘casetológica’, puede parecer normal que el Ayuntamiento se plantee una nueva ubicación, que habrá de ser, a la fuerza, más contaminante, más estresante, más amplia y más lejos.

Aprovechando el parón sabático, ¿no sería la hora de ir a una Feria por barrios, de interpretar laica y libremente cruces de mayo tipo Lebrija o patios de Córdoba, con un calendario festero real y completo entre dos fines de semana?

Mahoma y la montaña: si la gente no puede ir a la Feria que la Feria vaya a la gente.

ZV la noche del alumbrao Feria 2019 (2)
Ejemplo de gente que vive lejos del real de la Feria: Zafarranches Vilimas y el profesor Lebrato.

[1] En el universo mundo de semana inglesa, el fin de semana empieza viernes por la noche (jueves, para juventud universitaria) y termina a partir de la comida del domingo a mediodía, para languidecer, ya en vísperas de lunes, la depresiva tarde de domingo por la tarde.

Filo de la Fuente y Daniel Lebrato, Feria 2003