Lo mejor que tiene Sevilla (y otras ciudades) es que la dejen en paz. Si es discutible el bien del libre albedrío y del dejar que las ciudades se expresen, lo que [me] parece indiscutible es el daño que a las ciudades hacen concejalías, áreas … Continúa leyendo Sevilla sola o en compañía.
—El cuento chino de Las Carreras de Caballos— Los cuentos se dividen en dos: el cuento literario (oral o de autor) y el cuento chino –‘embuste’ que perjudica su salud, dicho en versos de León Felipe: Yo no sé muchas cosas, es verdad./ Digo tan … Continúa leyendo Sanlúcar no se baja del caballo (cuento chino).
quien leyendo un día:«Hay que venir al sur para entender (sufrir o padecer) la insoportable levedad de las fiestas populares. Semana Santa, feria, caballos y toros. La deconstrucción de España tendrá que empezar por el sur.»me preguntaba:«Y usted, don Daniel, con su gran cultura,¿qué tipo … Continúa leyendo a un amigo que me preguntaba por las fiestas desde la cultura.
Ejemplo de texto basura en prensa francamente mejorable: 1º. InfoLibre publica un 27 de mayo, a Semana Santa pasada, un titular llamativo: La cara b del destrozo emocional en Semana Santa, cuando Andalucía se encamina al chiringuito de playa, pasado el Corpus Christi y pasado … Continúa leyendo la cara b de la prensa libre.
El fútbol, ¿es de los aficionados? ¿Es pueblo la afición?—¿Es fiesta el deporte?— El caso Superliga nos ha recordado que ese oligopolio de clubs potentes ya existe desde hace años en baloncesto y otros deportes. La reacción del aficionado, de pronto airado contra la prepotencia … Continúa leyendo El caso Superliga.
En La invención de las fiestas se refutaba la existencia de fiestas populares; entre otras razones, porque lo que llamamos pueblo no ha tomado nunca el mando ni sobre el tiempo económico -que iría primero en sus intereses- ni sobre el lugar o espacio festivo … Continúa leyendo Las fiestas según Sevilla, esta es la historia.
Más distancia hay de aquí a la Edad Media,que de aquí al futuro. En materia de fiestas populares todo está preparado, desde el lenguaje, para que nadie se entienda. Las palabras fiesta[1], pueblo [2], ocio, negocio[3] disputan significados entre costumbres, tradición, cultura o patria, creencias … Continúa leyendo La invención de las fiestas populares, esta es la historia.
Los héroes visten volantes Los héroes visten volantes Los héroes visten volantes Los héroes visten volantes Los héroes visten volantes Los héroes visten volantes Los héroes visten volantes: Los héroes visten volantes,no polvo blanco o morfina,droga adictiva o sedante. Nombres comunes no tan comunes de … Continúa leyendo Los héroes visten volantes.
Domingo de Ramos en Sevilla. Hoy empieza todo, para la gente de buen vivir: vacaciones del segundo trimestre, Semana Santa, Resurrección, Toros, Feria, Rocío, Corpus; y ya, de ahí, a la playa, al chiringuito, que es verano y el curso habrá terminado. Ese mundo estaba … Continúa leyendo Sevilla, con su permiso.
17 de marzo 2021, Miércoles de Ceniza. Faltan cuarenta para el Domingo de Ramos. Puede ser pasión cristiana, de polvus eris et polvus reverteris, o pasión pasión, hora que marca la hora de los sentidos con los sentidos. Hay ciudades Ceniza y hay ciudades Cenicienta. … Continúa leyendo Sevilla en blanco.
Presentación del TeVeo nº 25. Domingo 21 de marzo, 13h Asociación Cultural Cisco de Picón, c/ Parras, 2. 41002 Sevilla (cómo llegar). La mejor noticia es la que parece mentira. ¡¡¡Presentación del TeVeo nº 25!!! Rafael Iglesias Carrasco. Tan cansino y estridente como esa música … Continúa leyendo TeVeo Sevilla sin Semana Santa ni Fiestas de Primavera.
Durante toda su vida (una y la misma) el pueblo no ha hecho más que trabajar para una minoría que con artes antropológicas ha podido abusar del pueblo bajo las distintas formas de explotación del hombre por el hombre. Amigos tengo, y de muy buena … Continúa leyendo las fiestas populares.
Tanto que se oye hablar de los efectos del corona virus, las conversaciones no han de ir solo sobre en qué manos estamos, distopía más o menos (ver Correo de Andalucía de hoy), sino también sobre el efecto Covid en nuestra vida más inmediata, más … Continúa leyendo Lección Covid.
CANAL SUR, saltando siempre la reja de lo público a lo privado.
La antropología es eso que le cambias una letra y lo mismo da para la conversación que para la conservación de lo que hay. El artículo se llama Rocío: El ritual de una madre sagrada y lo firma José Carlos Mancha Castro, antropólogo de la Universidad Pablo de Olavide, de Sevilla, y miembro de la Plataforma Andalucía Viva (El Salto Diario.com, 5 de junio 2020). En cabecera destaca: «Estas semanas atrás habríamos experimentando cómo desde algunos medios de comunicación centrípetos se hubiera narrado la romería del Rocío. Se tomaría el Rocío como la síntesis de lo que para muchos españoles supone Andalucía: una región de vagos, gentes rurales que hablan mal, fanáticos del catolicismo y que siempre están de fiesta, una mirada que contiene una alta dosis de xenofobia, clasismo y paternalismo».
Leído lo cual, mi pamplina (las pamplinas que yo pienso) nada tendría que objetar a las pamplinas que escribe en su artículo el profesor Mancha Castro, si no fuera que al profesor Mancha lo pago yo a través de impuestos, mientras a mí ¿quién me paga?
La otra objeción va para la materia el Rocío en todo su redondeo. ¿Cuánto dinero público debe el Rocío a las arcas de España y Andalucía? ¿Qué dineros debe el Rocío a municipios y concejalías por pagos o subvenciones directos o indirectos: policía, limpieza, protección civil? Y si se habla de lo que el Rocío aporta al pib, ¿cuándo hablamos del cúmulo de horas productivas desviadas de la producción por gente que puede permitirse la semana o más por dejarlo todo e irse de romería? ¿Estamos tontos o qué? ¡Vaya a parecer que la fe o la no fe, en esta tierra, se alimente sola y solo a cargo de bolsillos feligreses!
Hablar, desde la laicidad, de un fenómeno religioso conduce siempre a la conversación de la conservación. Algunos lo hicieron en tiempo y forma (Pedro Cantero, Isidoro Moreno) pero a otros se les pasó la ocasión de conformaciones, mixtificaciones o significaciones de lo que son las fiestas andaluzas: un universo donde la superstición (Semana Santa, romerías, santos patronos) y la alegría (ferias) reproducen el mundo del señorito, por un lado, y el mundo del gañán, por otro: el Rocío a caballo y con casa en la Aldea, frente al Rocío del personal de servicio haciendo comidas y camas, moviendo los bueyes.
Claro que para decir eso no hace falta ni José Carlos Mancha Castro, ni antropólogos, ni Universidad como la Pablo de Olavide, ni plataforma como Andalucía Viva, ni Pensar Jondo (como espacio de enunciación colectiva, encrucijada de ideas y reflexiones en torno a la descolonización de Andalucía, de sus prácticas y de su teoría social crítica), ni El Salto Diario, ni un emérito Isidoro Moreno Navarro que ría las ocurrencias de la antropopamplina.
En casa sonaban marchas procesionales según la Orquesta Sinfónica de Sevilla, dirigida para la ocasión por Vjekoslav Sutej, o según la Banda Municipal con Esta es la historia, recuperación de marchas antiguas obra de Francisco Javier Gutiérrez. El caso es que mi amigo el melómano dudaba que estuviéramos oyendo música de Semana Santa. No le faltaba razón. Las agrupaciones musicales que procesionan cargan viento y percusión. Orquesta y Banda incorporaban violines, contrabajo, piano y hasta coros.
Lo mismo podría decirse del género sevillanas: es sevillana lo que se realiza como sevillana, se use o no en Feria o Rocío. Vender la sevillana como palo flamenco, o gitano andaluz, es atrevido. La sevillana es folclore que viene de Castilla [1]. Esta es su historia:
En el camino hacia el sur, la jota troncal, que se baila a saltos y culmina de espaldas, se edulcoró y pisó el suelo, y se hizo galante. Por Castilla, jota y seguidilla y, por Sevilla, sevillanas, en plural: ya son cuatro. Cada sevillana se remata: ella, hacia atrás con los brazos muy abiertos; él, que la recoge. Por amor al abrazo, prescindió de los palillos[2]. [3]
En el camino al Rocío (sin tablao y con polvo de las arenas) la sevillana se ralentiza y culmina la sexualización que inició en los tablaos de Feria [4]. Hasta que esa sevillana lenta y sola (la primera de las cuatro, aunque no siempre) prescinde del baile y se hace honda o saeta cuando se canta en ronda ante la hoguera o se le reza a un simpecao.
Mis Sevillanas, esta es la historia es antología personal y suma de raras o escondidas,difíciles de escuchar en los circuitos habituales. Luego están las que se dicen sevillanas porque artista o intérprete lo dice. No he hecho más que teclear en buscadores “sevillanas”, y ver qué sale. Esta es la historia:
[1] Pues ¿quién, sin garganta honda, se arrancaría por sevillanas?
[2] Las castañuelas quedaron para las boleras, ajotadas y de salón.
[3] Al margen de la línea Sevilla-El Rocío, quedan las corraleras de Lebrija, en cuanto llega mayo. Con los avíos de casa y con lo que sobró de navidad, se monta el jaleo: la pandereta, el almirez, los cubiertos y la botella de anís del Mono:
–Maridos y guitarras -dirían las abuelas-, ¿para qué os queremos?
[4]a) En las casetas, las mujeres llevan la voz cantante: ellas se saben las letras y jalean sin parar y bailan hasta reventar, pero la guitarrita la toca un varón. Una mujer despacha mil sevillanas sin importarle la cuenta; hay varones que se echan una sevillana y ya se creen, vanidosos, que han partido el tablao, y algunos hasta bailan su sevillana ¡dando pases de capote a la mujer! 4b) El modo de comportarse en las casetas reproduce el de los bares: las mujeres, sentadas, y, en la trastienda, lo masculino varón es el lenguaje de esta ronda es mía. Esta fobia social a ir a escote o a echar cuentas debe venir de antiguas costumbres tocadas por la esplendidez del señorito. Pero todo es relativo y en el redondeo se espera que todos saquen la cartera por igual. En Feria las rondas no se pagan en euros sino en casetas: yo te invito en mi caseta porque tú me invitas en la tuya. Puede ser algo que descoloque al sin caseta.
Si todo fuera normal, hoy sábado sería último día de Feria de Sevilla. Tanto que la ciudad presume de lo universal de sus fiestas, manda faroles que mañana domingo el real se desmonte y que ir a la caseta nos esté ya prohibido. [1]
La prevalencia del sábado en días de Feria (de un sábado de Alumbrao y de Pescaíto, hasta un sábado de cierre y fuegos artificiales) no responde a lógica ninguna, ni laboral ni festiva ni festera, y solo se explica por voluntad mandona y autoritaria de un Ayuntamiento que bajo el anuncio de una ampliación a dos fines de semana (¿?) más un día laboral festivo entre semana, sedujo a una ciudadanía bien dispuesta a todo (consulta ciudadana, septiembre 2016).
A este descosido cronológico hay que sumarle el general despropósito que supone mantener la localización de la Feria en un solo sitio (el real de la Feria) cuando ni la ciudad ni sus motivos y condiciones son los mismos que cuando empezó la feria de ganado allá por 1846.
Como pueden ver en la página Moovit transporte público de Sevilla o en el primer Google Maps, el tiempo medio o la media de tiempo que tarda una persona, una familia o un grupo en llegar a la Feria es la ostia. Ubicada en un extremo de la ciudad, la Feria pilla lejos, lejísimos (tiempo en ida y vuelta) para el acceso desde Sevilla Este, Parque Alcosa o Pino Montano, por citar barrios de demografía en alza y cuerpos en forma para pasárselo en grande.
La primera Feria tenía un sustento de clase, una base social que ya no son las mismas clases. Antes, el señorito iba a la Feria en carruaje (coche propio o de punto). Si había que ir hasta el campo de Tablada, en las afueras: a más recorrido, más lucimiento. Y cuando al Prado de San Sebastián, final de la calle San Fernando, era ideal andarla a pie marcando pareja del brazo con fondo de sevillanas de El Pali.
La Feria en Los Remedios empezó a desdibujarse y a perder sentido. Para que se hagan una idea del efecto llamada: la lista de espera (en casetas, no en personas) superaba este año las 1.199 solicitudes pendientes: 728 para familiares, 417 para entidades, y 54 de titularidad perdida. Con tanta presión ‘casetológica’, puede parecer normal que el Ayuntamiento se plantee una nueva ubicación, que habrá de ser, a la fuerza, más contaminante, más estresante, más amplia y más lejos.
Aprovechando el parón sabático, ¿no sería la hora de ir a una Feria por barrios, de interpretar laica y libremente cruces de mayo tipo Lebrija o patios de Córdoba, con un calendario festero real y completo entre dos fines de semana?
Mahoma y la montaña: si la gente no puede ir a la Feria que la Feria vaya a la gente.
Ejemplo de gente que vive lejos del real de la Feria: Zafarranches Vilimas y el profesor Lebrato.
[1] En el universo mundo de semana inglesa, el fin de semana empieza viernes por la noche (jueves, para juventud universitaria) y termina a partir de la comida del domingo a mediodía, para languidecer, ya en vísperas de lunes, la depresiva tarde de domingo por la tarde.
Estadio Olímpico de la Cartuja, propuesto Carrera Oficial para la Semana Santa de Sevilla.
No lo digo yo. Lo ha dicho el año sabático. Las fiestas de Sevilla son todas prescindibles. Marque usted, feriante o cofrade, la casilla que corresponda: hermandades, Iglesia, Maestranza, ganaderías, socios y titulares de casetas; todo lo que ha vivido a la sombra del Ayuntamiento bajo pomposo título de Fiestas Mayores de alto interés turístico, por su contribución a la economía de la ciudad y todo ese etcétera que el coronavirus se ha llevado por delante y que el año que viene podría volver a volver.
La Semana Santa cambió su ser tras la madrugá del 2000 y, a partir de ahí, tal cual predijo Juan Bonilla, “nadie conoce a nadie”.[1] Nadie conoce a nadie porque, por encima del Consejo de Hermandades y del propio Ayuntamiento, llegó Orden Público (CECOP: Centro de Coordinación Operativa) y mandó parar: vallas de separación por todas partes (más, a la salida y entrada de la procesión), rigurosas filas de espera para verlas venir (propio de Cabalgata de Reyes, en atención al público infantil), sillitas de mano dónde sí y cuándo no, fin del cangrejeo, rigidez de horarios (por retransmisiones tv) y mucha, mucha, policía para una masa que hasta el 2000 se preciaba de una autogestión que daba gusto: esa era la bulla; bulla tan sabia para acertar a dónde ir, como indulgente ante leves libertades que se disculpaban con tal de no molestar y que ningún infractor dejara sin vistas al chico o a la persona más bajita. Verdad que siempre había alguien en la fila que cuando usted, por libre o en caravana de libres, pedía paso franco educado, saltaba el malaje:
–Por aquí, ¡ni uno más!
Pero eran los menos y si sabías navegar entre el gentío evitando la Carrera Oficial, podías ver todas las cofradías y todos los pasos del día y hasta te sobraba para hacer escala en algún bar, Cruzcampo o manzanilla, con su buen urinario sin excesiva cola y medianamente limpio.
Todo lo cambió la ciudad del orden y no es extraño el actual rechazo por parte de capillitas laicos que hemos sido.
Pensando en laico, lo normal sería la Ciudad proponerle a Iglesia y Consejo de cofradías una de dos:
–Un circuito interno o Carrera Oficial por Catedral o gradas adentro de la Catedral
–o hacer la Carrera en el Estadio Olímpico de la Cartuja y allí las procesiones dar vueltas las que quieran. El público paga su entrada. El espectáculo empieza y acaba. Estadio cubierto, a prueba de lluvia. Fácil acceso. Amplio aparcamiento. Servicio de orden privado o concertado con el CECOP. La ciudad, limpia de cera y paja. Y al turismo le daría igual. ¿Cuál sería el problema?
¡Como si la Macarena lleva publicidad de Coca-Cola o al Gran Poder lo patrocina una inmobiliaria!
Está muy mal acostumbrada esta ciudad de la gracia a la que no le vemos tanto la gracia.
Mañana en la Óptica: la Feria de Abril de Sevilla, que ya en parte hemos visto pasar por [eLTeNDeDeRo].
[1]Juan Bonilla: Nadie conoce a nadie (1996), novela ambientada en Sevilla, con la Semana Santa y los juegos de rol de fondo. Se hizo película del mismo nombre dirigida por Mateo Gil (1999).
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Si ayer cerrábamos con un poema de Manuel Machado, ahora es su hermano Antonio Machado quien nos da esta estampa de un niño siempre buscando a Dios entre la niebla, niebla que bien podría ser entre dos plazas: la plaza de San Juan de la Palma, de la Amargura, y la de Los Carros, hoy de Montesión, en lo que va del Palacio de las Dueñas, donde fue criado, hasta el Domingo de Ramos y hasta el Jueves Santo, si no un poco más arriba San Pedro, La Mortaja o Los Gitanos. He aquí el niño:
ES UNA TARDE CENICIENTA Y MUSTIA, destartalada, como el alma mía; y es esta vieja angustia que habita mi usual hipocondría. La causa de esta angustia no consigo ni vagamente comprender siquiera; pero recuerdo y, recordando, digo: —Sí, yo era niño, y tú, mi compañera.
Y NO ES VERDAD, DOLOR, YO TE CONOZCO, tú eres nostalgia de la vida buena y soledad de corazón sombrío, de barco sin naufragio y sin estrella. Como perro olvidado que no tiene huella ni olfato y yerra por los caminos, sin camino, como el niño que en la noche de una fiesta se pierde entre el gentío y el aire polvoriento y las candelas chispeantes, atónito, y asombra su corazón de música y de pena, así voy yo, borracho melancólico, guitarrista lunático, poeta, y pobre hombre en sueños, siempre buscando a Dios entre la niebla.
Esta Feria de Abril 2020 ha divido a Sevilla en dos: la Sevilla continuista (y hasta jartible) de quienes se han montado la feria en su propia casa; y la Sevilla reflexiva de quienes se han tomado el año como un año sabático, para pensar: [1]
–Si en vez de en mi piso, el simulacro de Feria me lo encuentro en mi plaza de barrio o en mi patio de comunidad, tendría una feria mucho más cómoda que la de un Real cada vez más lejos y contaminante, para mis pies cada año más cansados. [2]
Mis amigos van a decirme:
–Danielito, hijo: para eso, las Cruces de Mayo, lo que en Córdoba son Los Patios[3].
–Será. Pero en abril y sin cruces ni motivos religiosos. Si acaso, con estímulo a los espacios y montajes más conseguidos: barra de bar, restauración, tablao de baile, música, veladores; de manera que nos vemos en mi caseta; caseta de la que podría hacerse cargo el bar más próximo o la asociación civil más interesada o mejor dispuesta. [4]
¿Que el Real de la Feria con Paseo de Caballos y Calle del Infierno seguiría donde diga el Ayuntamiento? Nada que objetar. Se trata de yo elegir entre meterme la paliza en el cuerpo, ir y venir de mi casa al Real, o montármela en mi Sevilla Este o en mi Pino Montano; o en mi plaza San Antonio en torno al Bar Rodríguez, por ejemplo.
La Feria Feria se acomodaría a una portada fija[5] y, en gran medida, podría estar abierta a visitantes y turistas todos los días del año, como un parque temático. ¿Cuál es el problema? ¡Ya quisieran las Fallas de Valencia o los Sanfermines de Pamplona sustitución tan fácil!
Mañana hablamos del baile por sevillanas como fenómeno, negocio o decepción.
[1]sabático, ca < latín tardío sabbaticus < griego σαββατικός, sabbatikós. descanso sabático: El séptimo año, después de seis, que los hebreos daban descanso a sus tierras, viñas y olivares. año sabático: el de licencia con sueldo que instituciones docentes e investigadoras dan a su personal cada cierto tiempo.
[2] Hasta 1973, la Feria estuvo en el Prado; ahora en Los Remedios, y la próxima ya veremos si en el Charco la Pava o más allá.
[3] Nombre oficial: Festival de los Patios Cordobeses.
[4] También podría encargarse la institución o cofradía religiosa más arraigada y más próxima. Lo importante es que el carácter civil y profano de la caseta pública no se desvirtúe ni derive en Cruz de Mayo.
[5] El presupuesto de montaje y desmontaje, con novedad de Portada año tras año, iría dedicado a obras de interés social en una Sevilla con tanto riesgo de exclusión social y con tanta gente sin techo. Ni la belleza ni la alegría de la actual Feria peligrarían por eso.