Etiqueta: [La corte del rey bobo]

no jodan con el referéndum por la república.

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Cada monarquía tiene su propia corrupción. Donde antes fallaba un rey porque no follaba y era incapaz de dar al reino heredero, hoy falla por llevarse, en plan moderno, una comisioncita por gastos de gestión y representación, que es para lo que fue mandado, a Arabia o a donde sea.

Corrupción es pasar por democrática una institución reñida con cualquier poder que venga del pueblo. Y ese poder no solo se expresa por elecciones; también, por plebiscitos o referendos. Felipe, Letizia y las infantas, que tienen la campaña hecha, son capaces de presentarse y ganar. Y un Macron español, ¿para qué? La presidencia de la república, como monarquía sustituta, fue respuesta al horror vacui ante un rey decapitado, y hoy tampoco se sostiene; menos aún, el predicamento de una casa real árbitra de paz entre las dos Españas, siendo la otra la nostalgia por la Segunda República, que pide referéndum con su bandera tricolor.

De 1700 a 1715, Tratado de Utrecht, la corona española (española, por decir algo) escenifica la corrupción de la sangre o del semen. En 1700 muere sin descendencia Carlos II, último Austria, y llega el primer Borbón, Felipe V, Guerra de Sucesión y pérdida de Menorca y del Peñón de Gibraltar. El descosido por Gibraltar se despacha al ‘democrático’ modo: “El Peñón es lo que los llanitos quieren ser”. Que se lo cuenten a Cataluña.

Después de Utrecht, el carlismo: otra vez España en guerra por culpa de la real coyunda y los reales partos. Bajo diversos nombres y bajo el lema Dios, Patria, Rey (más Fueros), el Partido Carlista, desde 1833, protagonizó tres guerras civiles (1833-76) y conspiró contra dos repúblicas, Primera (1873) y Segunda (1931), como milicia del Requeté, que en 1937 pasó a Falange Española.

Lástima que la vieja izquierda Pce Psoe (Carrillo y González, 1977), sabiendo la Corona baluarte de la extrema derecha, haya empeñado al país en reconducir la realeza. A esa izquierda, que ahora marca distancias con el rey emérito, por cuanto salpica al reinante, habrá que recordarle que suprimir buenamente la Jefatura del Estado es el camino más corto a la república.

Otro día hablamos de republicar tanto museo Reina Sofía, tanta avenida Juan Carlos Primero, tanto premio Infanta de Asturias.

Allá el Real Betis si sigue siendo real.


En portada, Rafa Iglesias interpreta el tema Urdangarín: meter mano y sacar cacho.


cómo no ser un Daniel Lebrato.

daniel lebrato íntimo vilima

 

Los libros se parecen a las personas: la amistad o el amor se encienden por un arte especial que algo tiene de magia. Como la amistad o el amor, los libros también se apagan, pero, donde hubo, cenizas quedan. Un buen libro es una oportunidad que nos da la vida. Tienen que coincidir constelaciones de estrellas para que el libro actúe y te modifique. Si no te cambia algo, el libro será uno más; nunca, parte de tu biografía.

Esos son los títulos que yo he incluido en Daniel Lebrato, un lector. Ahí no está Bécquer, en cuya proximidad al Instituto San Isidoro yo me inicié a la poesía. Ahí no están Manrique ni Garcilaso ni San Juan de la Cruz. No está Quevedo, que devoré intensamente y tanto me dio con Padilla Libros. No está el Pirata de Espronceda, ni Figuras sin paisaje (contra título de Paisaje con figuras, serie que fue de televisión), breve pieza teatral de Jorge Márquez que me sirvió de guion para casar con Pilar, treinta años que llevo queriendo casar con ella, la que siempre (antes y después de la boda) será mi novia. He puesto títulos que a mí me han modificado como escritor y como ser humano, si es que lo soy. De 37 títulos, 17 son de poesía; 13 de narrativa, novela o cuento; tres de teatro y seis de ensayo, arte, economía o historia. 19 títulos corresponden a los años 80 (década 1980), cuando a mis 30 y pico me inicié en la labor de escribir. En este sentido, mi bibliografía particular es todo menos académica o impostura. Si alguien se aplicase al cuento de esas 37 lecturas, lo más probable, y peligroso, es que acabe siendo un doble de Daniel Lebrato, algo que no recomiendo a nadie.

Mi digestión de lecturas pueden verla en Historias de la literatura, segunda parte y continuación de Mi amor no sabe decirme que me quiere, donde la literatura propone un ars amandi, una escuela para quien sepa aprender. Mi amor por el Romancero y mi adición a las coplas han ido a dar, por otra vía, a La corte del rey bobo.

El otro criterio que he seguido es dar nombres y obras al alcance en internet, aunque otra cosa es la lectura en pantalla. A la sociedad literaria aun le queda mucho por andar como nuevo libro de bolsillo, hoy teléfono móvil o celular.

Hablando de nuevas tecnologías, para mí ya lo fue el cine, cuya poderosa imaginería –novela o cine negro: Dashiell Hammett, Raymond Chandler– tanto me influyó en mi época como galán del blanco y negro y tanto me sigue influyendo cada mañana cuando al salir de la ducha decido qué me pongo. Mi repertorio de películas limita al norte con alguien parecido a Humprhey Bogart y, al sur, con alguien parecida a la Flaca.


         
01 poesía Alberti, Rafael
1902‑1999
Marinero en tierra, Sobre los ángeles 1924
1929
02 poesía Aleixandre, Vicente
1898‑1984
Espadas como labios, La destrucción o el amor 1931
1933
03 poesía Ana Rossetti
1950‑
Los devaneos de Erato, Devocionario, Indicios vehementes 1982
1985
04 poesía Bertolt Brecht
1898‑1956
Poemas y canciones 1956
05   Biblia
‑750
Pentateuco ‑750
06 poesía Blanca Andreu
1959‑
De una niña de provincias que se vino a vivir en un Chagall 1980
07 narrativa
poesía
Borges, Jorge Luis
1899‑1986
Historia universal de la infamia, Ficciones, El Aleph,
Los conjurados
(poesía)
1935
1985
08 narrativa Camilo José Cela
1916‑2002
La familia de Pascual Duarte 1942
09 narrativa Cervantes, Miguel de
1547‑1616
El licenciado Vidriera, Rinconete y Cortadillo,
El retablo de las maravillas
1613
1615
10 poesía Cortázar, Julio
1914‑1984
Rayuela, Cuentos, Historias de cronopios y de famas,
Queremos tanto a Glenda, Salvo el crepúsculo
(poesía)
1963
1984
11 narrativa Edgard Allan Poe
1809‑1849
La narración de Arthur Gordon Pym,
Narraciones extraordinarias
1838
1859
12 poesía Federico García Lorca
1898‑1936
Llanto por Ignacio Sánchez Mejías, Poeta en Nueva York 1929
1935
13 teatro Francisco Nieva
1924‑2016
Pelo de tormenta (1961), La paz (1977) 1961
1977
14 narrativa Gerald Durrell
1925‑1995
Mi familia y otros animales 1956
15 ensayo Gómez Lara, Manuel José
1958‑
El discurso del héroe anglosajón en literatura inglesa 1986
16 ensayo Hauser, Arnold
1892‑1978
Historia social de la literatura y del arte 1951
17 narrativa Herman Melville
1819‑1891
Moby Dick (1851), Bartleby, el escribiente (1853) 1851
1853
18 narrativa Hipólito G. Navarro
1961
El cielo está López, Manías y melomanías mismamente 1990
1992
19 ensayo Huizinga, Johan
1872‑1945
El otoño de la Edad Media 1919
20 poesía J.J. Díaz Trillo
1958‑
Mal te perdonarán a ti las horas (con Buly), Héroe de su herida 1985
1988
21 poesía Jaime Gil de Biedma
1929‑1990
Las personas del verbo 1975
22 poesía Juan Cobos Wilkins
1957
Sol, Espejo de príncipes rebeldes 1985

1989

23   Juan Ruiz
1283‑1353
Libro de buen amor 1343
24 poesía Luis Alberto de Cuenca
1950‑
La caja de plata 1985
25 poesía Manuel Machado
1874‑1947
Alma, El mal poema 1902
1909
26 narrativa Martín‑Santos, Luis
1924‑1964
Tiempo de silencio 1962
27 ensayo Marx
1818‑1883
El capital (tomo 1) 1867
28 poesía Moreno Jurado, José Antonio 1946‑ Para un dios de invierno, Bajar a la memoria 1981
1985
29 teatro Muñoz Seca, Pedro
1879‑1936
La venganza de Don Mendo 1918
30 narrativa Oscar Wilde
1854‑1900
Retrato de Dorian Gray 1890
31 poesía Pedro Salinas
1891‑1951
La voz a ti debida 1933
32 ensayo Radovan Richta
1924‑1983
La civilización en la encrucijada 1972
33 narrativa Schiller, Friedrich
1759‑1805
Guillermo Tell 1804
34 narrativa Umberto Eco
1932‑2016
Apocalípticos e integrados, El nombre de la rosa con sus, Apostillas a El nombre de la rosa 1965
1985
35 teatro
narrativa
Valle‑Inclán, Ramón María del 1866‑1936 Martes de Carnaval, Ruedo ibérico 1920
1936
36 ensayo Vázquez Montalbán, Manuel
1939‑2003
Crónica sentimental de España 1969
37 narrativa Yourcenar, Margarite
1903‑1987
Memorias de Adriano, Opus Nigrum 1951
1968
         
17 poesía 19 títulos años 1980    
13 narrativa      
06 ensayo      
03 teatro      

 

 

CAMPOS DE ESCORIA.

cono de escoria

A final de abril de 2020, Freddie Bartholomew dio luz a buena parte de lo que había sido obra póstuma, y hasta entonces inédita, de Martín Calamar. Bartholomew, detective literario a quien vimos aireando los papeles de lo que fue en su día Lebrato contra Lebrato (2015), desvela en esta ocasión Campos de Escoria[1], cinco versificaciones dudosamente ‘poéticas’ que dan idea de hasta qué punto Martín Calamar Buzón estaba como dicen que están –vaya usted a saber por qué– las cabras.

Lo que le faltaba al hombre fue la famosa crisis por corona virus, también llamada Vicod o Covid 19, que alteró el juicio a media humanidad mientras la otra media se iba muriendo. En abril de 2020 Martín Calamar estaba al cumplir los 66 (edad de mayor y en grupo de riesgo) y habían pasado seis años desde su estreno de Tinta de calamar (Ediciones en Huida, 2014) en La Carbonería de Sevilla, todavía entrada por calle Levíes. En esos seis años, no solo La Carbonería había menguado; también, la nómina de amigos: Benito Moreno y José Manuel Padilla Libros. La muerte le hacía guiños al personaje.

Para el trance coronavirus (que Martín Calamar llegó a rotular Vicod 19, como nave espacial, o Covid XIX, como rey merovingio), sostiene Freddie Bartholomew que su investigado apócrifo se apuntó sin dudarlo a la teoría de la conspiración, esa que veía por todas partes Cía y servicios secretos y laboratorios al servicio del Gran Poder Omnímodo (GPO). Tal conspiranoia, avalada por Noam Chomsky y algún que otro desarraigado como Daniel Lebrato, llevó a Martín Calamar, a dejar en su PC Word© escritos como estos que agrupó en Campos de Escoria y que hoy publica eLSoBReHiLaDo. Son cinco metástasis literarias numeradas del 1 al 5. [2]

Párrafo 1: «Con los virus que tira el Poder Omnímodo se hacen las dos Españas duras de oído». Martín Calamar manejaba la copla (seguidilla) con soltura, y por coplas despacha su poética en esa época[3]. El párrafo 2 arremete contra las fuerzas armadas: «¿Quién dijo que la pena de muerte está abolida? ¡Los soldados la llevan en la mochila!». 3 y 4 comparan la Resistencia histórica con la que fue resistencia frente al coronavirus: «Yo me quedo en casa». El 5 actúa de colofón y da nombre a todo el conjunto:

 

CAMPOS DE ESCORIA

1(a).
Con los virus que tira el
Poder Omnímodo
se hacen las dos Españas[4]
duras de oído.

1(b).
Pregunta morro:
¿Quién dijo fuego amigo?[5]
¡Conspiranoicos![6]

2.
¿Quién dijo que la pena
de muerte está abolida?
¡Los soldados la llevan
en la mochila!

3.
Resistencia no es ya la
de brigadistas[7]
que vengan ni de maquis[8]
que se resistan.
No hay partisanos,
Leonard Cohen[9] ni canciones
de O Bella, ciao[10].

Ni es la película
La trinchera infinita[11]
ni, Alberto Méndez,
Los girasoles ciegos[12].
Que es «Yo me quedo en casa»
y ¡Arriba España!

4.
Yo grabo mis poemas
propios o ajenos,
me quedo y me publico
o imparto desde en casa
mi diario en cuarentena
como si hubieran vuelto
Numancia, Albert Camus o Saramago
con Ana Frank envuelta de regalo[13].

5.
¡Campos de escoria!
Hoy siento por ustedes,
en el fondo del corazón, tristeza.
¡Tristeza que es memoria!

 

[1] Por Campos de Soria, Antonio Machado, Campos de Castilla (1912).

[2] Del 1 al 5, siguiendo la fobia de Daniel Lebrato hacia los números romanos, ya visible en su primer libro De quien mata a un gigante (1987).

[3] Para coplas, ver la parte central de La Corte del Rey Bobo (Blogspot, 2019).

[4] dos Españas, otra vez Machado: gobierno y oposición, izquierda y derecha.

[5] En jerga militar y periodística, se llama fuego amigo a los daños y bajas causadas por el propio bando sobre sus mismas tropas, población o intereses.

[6] Para conspiranoico, ver [eLTeNDeDeRo], artículo de ese nombre.

[7] Por las Brigadas Internacionales, atraídas por la 2ª República Española.

[8] maquis, italiano macchia, [campo cubierto de] ‘maleza’: guerrilla antifranquista de posguerra, y francesa contra la ocupación alemana, 2ªGM.

[9] Ver La Complainte du partisan (El lamento del partisano).

[10] Artículo en Wikipedia.

[11] Artículo en Wikipedia.

[12] Artículo en Wikipedia.

[13] El cerco de Numancia (1585), de Cervantes, y, sobre todo, La peste (1947), de Albert Camus, y el Ensayo sobre la ceguera (1995), de José Saramago, hicieron furor durante el confinamiento culto. El Diario de Ana Frank (1942/44) es un clásico en su género de topoliteratura.


Foto portada cono de escoria (Wikipedia)

Día Mundial de la Poesía 2020.

CURRICULAR POR LEMONGE recortada

Aquel poeta máximo, sabedor de que la poesía no consiste exactamente en medida, rima y acento, buscó, no obstante, y por bajar a la arena de los oídos populares, palabras que acabaran en -emia, -irus, -od, -eve; también -ento, -arma y -uta (por el hijodemadre que estuviera detrás de todo aquello).

Vistos y consultados el buscador de rimas y el diccionario inverso (la máquina de trovar de Jorge Meneses Mairena Machado), aquel poeta, o poetisa o poetisú, abandonó la métrica clásica y se pasó al verso libre.


foto: LeMonge


 

las malas compañías.

marlaska y militares

malas compañías o las malas compañías, por vía culta, está en San Pablo A los Corintios (15,33) y ha servido de título a libros, películas o canciones. Como frase hecha y por vía oral, su origen está en boca de madres y abuelas que, por disculpar el desvío de alguien de casa, echaba la culpa a las malas compañías. Hasta en política internacional es viejo el truco.

El mal que nos rodea y el estado de alarma decretado (donde el confinamiento es un lujo) nos obliga a una doble reflexión ética:

A nivel personal, nuestras consignas o afirmaciones deberían pasar una especie de filtro que llamaríamos prueba de lealtad universal, según la cual lo que vale para mí o para mi grupo tendría que valer para cualquier persona sea cual sea su circunstancia y condición. #yomequedoencasa, de apariencia impecable, choca con que hay gente sin techo: esa etiqueta (o tag) no sería leal con todo el mundo ni tendrá un valor universal. Lo mismo ocurre con #dóndedejoamishijos o #yomequedoleyendo, etiquetas que tienen su punto señorito o privilegiado.

A nivel colectivo, las narraciones de la Historia, con mayúsculas, del cine y del videojuego, nos han familiarizado con los horrores de la guerra como espectáculo. No caemos en la cuenta de que podría no haber guerras y que la guerra consiste, desde Prusia a esta parte, en mandar a la muerte a la tropa de clase baja mientras la alta se reserva para sí el mando a distancia o ante el telediario. Algo así como el ajedrez para peones cuya vida no vale nada.

Quien se precia de saber que “todo es economía” y que la economía mueve la Guerra del Vicod-19, como se han movido todas las guerras, donde economía ponga capitalismo y pregúntese en qué bando de la actual guerra se encuentra España, o como país aliado. Las bases militares y las bases del pensamiento apuntan, no a China, sino a Occidente. ¿Aceptaremos padecer daños colaterales por fuego amigo? ¿Aceptaremos la pandemia en nombre de la Razón de Estado o de la Seguridad Nacional? Aléjense de las malas compañías. Háganse objetores de conciencia de Rey, Gobierno, Ejército y España.

Enlaces:

La predicción de Bill Gates sobre la pandemia en 2015

La científica china que desarrolló la vacuna que probarán contra el coronavirus

Objeción de conciencia

La Corte del Rey Bobo

¡bote!

propina Cadena Ser
foto Cadena Ser

 

La Cadena Ser saca a debate la licitud de la propina. [propina es, desde el bajo latín, agasajo que sobre el precio convenido y como muestra de satisfacción se da por algún servicio (también fue colación o agasajo que se repartía entre los concurrentes a una junta, y que después se redujo a dinero).] Presumiendo, como presume, el capitalismo de dar salarios justos y por convenio patronal y sindicatos, de ninguna manera se puede estar de acuerdo con la propina ni bajo forma legal de tasa obligatoria. Si ya es difícil compartir la lógica del capital, más difícil aún lógicas que vienen de antes, del feudalismo o del esclavismo. Queden ustedes con este episodio traído directamente de La Corte del Rey Bobo. Sucede en un bar donde el señorito campa a sus anchas en contraste con tres mundos inferiores: la pesquería, la camarería que agradece la propina (¡bote!) y la mendicidad que pasa por la calle. Son los peces y los pescados.

LOS PECES Y LOS PESCADOS

Unos, los peces
de madrugada,
muertos de frío:
gente de mar.
Otros, pescado
fresco en la barra,
de aperitivo:
gente de bar.

(un pobre pasa)

–También los pobres
comen marisco.
–¡Por Navidad!
Y, al estrambote,
propina y ¡bote!

–¡Luego dirán!


Daniel Lebrato, La Corte del Rey Bobo


todo lo que sé de la corte del rey bobo.

rey_bobo por Rafa Iglesias (detalle)

Capítulos que se cierran, y hasta la siguiente parada.

DANIEL LEBRATO EN LA CORTE DEL REY BOBO

Textos, corto y posproducción.

Tiempo estimado de visualización y lectura: 25 minutos.

/ en fila cero, Fernando Mansilla y José Manuel Padilla /


https://lebrato.blogspot.com/2019/11/daniel-lebrato-en-la-corte-del-rey-bobo.html

cuatro admiroses feroces.

ADMIROSE UN GERUNDÉS
al ver que, en su democracia,
todos los votos de gracia
beneficiaban al Rey.
–Arte borbónica es,
dijo pensando en el vado
entre Ley d’Hont y Senado.
¡Que un notable en catalán
llegue a viejo y vote mal
y allí lo borde un muchacho!


ADMIROSE UN CAMARADA
federal por la república
viendo en el Rey a la única
forma de Estado aceptada.
–¿Del referéndum no hay nada?,
dijo pensando el Proceso
que del Monarca está preso.
¡Que una parte le dé el bote,
con be, y que el resto lo vote
precisamente por eso!


ADMIROSE UN PEDIGRÍ
viendo aquel Reino de España:
–¿De la República, Azaña,
qué puede quedar aquí?
–¿Qué más daría eso, si,
como nos dan a Leticia,
nos dieran todas noticias
de revista y corazón.
–No hay para tanta. –¡Es razón!
–Y lo demás… –¡Estulticia!


ADMIROSE UNO EN FACEBOOK
al ver que, más que to be
or not to be, Bi and Bi
supiesen hablar me too.
¡Que, en crucigramas, un ñu
viaje en iglú, Blablacar,
y un osado en metricar
busque en Google o Amazón
y le salgan un montón…!
–¡Aquí no hay más que rimar!

‑cerró el turno una Espiné
de las de en lista de espé‑.


 

Daniel Lebrato en La Corte del Rey Bobo.

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Lanzo al mundo del conocimiento y al conocimiento del mundo LA CORTE DEL REY BOBO, libro que le gustará si le gusta alguno de estos tres episodios, que sirvan de muestra. Por lo demás, el libro es gratuito, de fácil lectura en dispositivos, y a disposición. Quien lo desee para impresora no tiene más que pedir el pdf. Sus lemas son los del Arcipreste sobre el Buen Amor: ande de mano en mano a quien quier lo pidiere, y de Hermann Hesse, El lobo estepario: el precio, por persona, es la cordura.

LA CORTE DEL REY BOBO
Llegaron a la corte del rey bobo
de otras cortes queriendo conocella
pues eran fama sus maridos bobos
y sus mujeres bellas y doncellas.
La corte del rey bobo era una joya
cuando iba el rey con los maridos bobos
a esas cruzadas, las mujeres bobas
rodeadas todas de guaperas pollos.
Decíanse y contábanse bobadas
de amor en filtros, de Tristán e Isolda,
que frailes bendecían con su labia
y vates bateaban por Europa.
Ginebra y Lanzarote sacan nota.
Y un rey también. El bobo, no. El idiota.
*

MOBILE WORLD CONGRESS BARCELONA
Por fuertes y fronteras vinieron hasta el rey
caravanas con artes de cambiar la guerra, el mundo.
Pero ellos, incapaces
de leer las rayas de la mano del futuro,
solo estuvieron pendientes de si al rey salía
la corte en pleno o si faltaba
algún embajador a recibirlo.
*

EL DISCURSO DEL REY
De tanto oírse llamar en tercera persona
su ilustrísima, su señoría,
su santidad, su eminencia, su excelencia o su alteza,
extravían el tratamiento y en las noches
de invierno, cuando sus mujeres les riñen porque roncan
llegan a creer que su etcétera no está o que no son ellos.
Por eso, cuando nadie las ve, sus majestades
(que esa es otra: concordar femenino y plurales mayestáticos),
mientras los demás se tocan los huevos o las narices,
ellos, el cetro, la vara, la mitra o la corona,
el sello o el anillo.
Y al hablar se hacen un lío.
*


DANIEL LEBRATO EN LA CORTE DEL REY BOBO

se presentará próximamente
en la Asociación Científico Cultural Cisco de Picón,
Carbonería en calle Parras 2, Sevilla.


foto portada: Paloma Cantero


Si esto es el hombre.

La Luna de Méliès

El año 19 vino muy bien a la España borbónica, pelota como ella sola, la celebración de la llamada Llegada del hombre a la Luna como si hubiera sido perla de la Corona de Castilla, gesta de Colón o Sebastián Elcano.

Hay que recordar que el Gobierno llevaba meses en funciones. Por miedo a remover monarquía o república y por miedo a la cuestión federal, no se habían atrevido a lo más fácil: reformar Constitución con ley electoral. Y la nota que daba la clase política era particularmente baja, casi la misma que daban sus votantes.

–A los 50 años del viaje a la Luna, pues -se frotaron las manos en el Consejo de Rtve-, cumpleaños feliz que ameniza el verano y distrae de otras efemérides. (Entre todas, los cincuenta años del Proceso de Burgos, reactivo de luchas obreras y estudiantiles que dieron a España su particular Mayo francés.)

–¡A los 50 del Apolo! y ¡a toda tele!

La llegada del hombre a la Luna (1969) fue una película de La Nasa, con Neil Armstrong, Edwin Aldrin y Michael Collins. La película cuenta cómo estos tres, en los papeles de astronauta, salieron de Cabo Cañaveral, Florida, Tierra, el 16 de julio de 1969 (el 16 quizá por ser el día de la Virgen del Carmen) para llegar a la Luna el 20, y el 21 darse un ingrávido garbeo transmitido en directo por todas las cadenas del Imperio. Armstrong y su previsible frase; Armstrong y Aldrin como parejas míticas del cine; Armstrong, Aldrin y Collins como los Tres Mosqueteros del espacio, todo, todo, contribuyó a un éxito (sobra decir:) sin precedentes.

Cincuenta años después, la revista eLTeNDeDeRo demostró científicamente algo con lo que se había estado especulando en círculos de actividades anti americanas: la película no fue un documental basado en hechos reales, sino montaje o ciencia ficción dentro de los clásicos del género fantástico.

–Llegar, llegaron, claro que sí. Lo que se discute es que los tres del Apolo 11 fueran humanos. Militares, sí. Espías, sí. Al servicio de una única bandera, sí, y no de la Onu. Y en alta misión secreta y de guerra de bloques.

Si, a la salida de un campo de exterminio nazi, Primo Levi se preguntaba si esto es un hombre (Se questo è un uomo), mismo derecho tenemos los supervivientes del exterminio Usa (desde Hiroshima y Nagasaki: Corea, Vietnam, de Israel y tanta Guerra del Golfo) a no mezclar nuestra humanidad con la suya, nuestra paz con su guerra, nuestra carrera por la vida con su carrera de armamentos, por no hablar de sus guerras comerciales. Donde Estados Unidos pisa –supongamos la Luna– no vuelve a crecer el hombre.

–¿Armstrong, el Hombre?, ¿Armstrong, la Humanidad?

–¡Venga ya!

[ Manuscrito hallado en La corte del Rey Bobo ]

Foto portada: La Luna, de Méliès, fotograma cartel de la película (1902)

la invención de la izquierda.

Daniel Lebrato en La Corte del Rey Bobo
Daniel Lebrato en la corte del rey bobo.


ANTES DEL NUEVO ARTE DE COMER (CUCHARA Y PLATO

para no meter los dedos en la sopa
puesta al centro de la mesa), la derecha era
la mano de la espada y la que daba Dios
a los justos en la Comedia del Dante,
a Adán en la Sixtina y al buen ladrón en el Calvario.

Se hizo diestro el canon, lo maestro y hábil,
lo astuto, lo sagaz, lo chic y lo torero,
dice el vulgo. Y zurdo, sinónimo de atroz
y mal nacido, cosa del diablo o mal augurio,
como los pájaros que a despedir salían
por su siniestro lado al héroe hacia el destierro.

Y así, a los nuevos tiempos y cabildos
(pues no era plan quemar a tanto hereje:
¿quién araba los campos?, ¿quién pagaba los diezmos?),
se dio a los pobres un espacio hasta entonces
vacío o de servicio, para legos.

–Yo era el rey de la corte y soy ahora

rey de las cortes -iba pensando el bobo
camino del discurso de la corona.

*

LA INVENCIÓN DE LA IZQUIERDA
Daniel Lebrato
en La Corte del Rey Bobo


 

Foto en el Bar Casa Rafita, Miguel Cid, 82, Barrio de San Lorenzo, Sevilla.