Etiqueta: Andalucía

Portal de Andalucía.

(Imagen: © Annie Knock, tomada de Portal de Andalucía)

(© Carlos Carvento & Belial, “La Toña y la Malena”, Instagram, a través de Portal de Andalucía)

Cataluña es la piedra de toque del andalucismo. Pues ningún orgullo de región o pueblo se sostiene sin sostener a la vez orgullos, ismos o movimientos semejantes. Vean como prueba del nuevo andalucismo, en su versión lgtbiq+, el Orgullo en andaluz, de Andrea Oliver Sanjusto, Portal de Andalucía, 20/06/21. Y vean en sentido crítico Claves para entender la economía andaluza, de Manuel Delgado Cabeza, en el mismo Portal, 13/06/21.

Donde este analiza con pulso firme, el otro, o la otra, nos mete la bacalá de la Andalucía más penosa, en nombre de «Los maricones en Andalucía hemos vivido por y en el folclore. Porque este barroquismo no se hace solo. Detrás de este barroquismo hay maricones por un tubo y sin ellos no existiría nada de esto» ingenio al parecer de Belial (Hinojos, 1997), quien posa con Carlos Carvento (Córdoba, 1995) para “La Toña y la Malena”, en su penúltima foto compartida en Instagram. «El cordobés viste una torera que deja el pecho al descubierto, pantalón pata de elefante y tacón con aguja de vértigo. El de Hinojos, brazos en jarra, luce un traje de flamenca rojo con grandes lunares negros. Folclore, estética drag, orgullo y disidencia caben en un patio andaluz.»

Disculpen ustedes la lectura imposible de xs (lxs sujetxs, algunxs, otrxs, sujetxs) y verán cómo al final la Andalucía del Orgullo y Ley Trans no es más que la vieja y rancia Andalucía de cerrado y sacristía del cura párroco con el maricón de monaguillo, de preboste o vestidor de imágenes y vestido de mantilla. ¡Qué nivel, Maribel!

Menos mal que Manuel Delgado Cabeza nos reconcilia y nos da otro motivo y señal de orgullo. Pasen y lean: Claves para entender la economía andaluza, de Manuel Delgado Cabeza, Portal de Andalucía, 13/06/21.

La invención de las fiestas populares, esta es la historia.

Más distancia hay de aquí a la Edad Media,que de aquí al futuro. En materia de fiestas populares todo está preparado, desde el lenguaje, para que nadie se entienda. Las palabras fiesta[1], pueblo [2], ocio, negocio[3] disputan significados entre costumbres, tradición, cultura o patria, creencias … Continúa leyendo La invención de las fiestas populares, esta es la historia.

Tu voto:

andalucismo airado contra andalufobia histórica: conformación y ejemplos.

Portal Andalucía.org

El Salto.com

Estamos hablando de un fenómeno muy vivo en redes sociales y con base en currículos universitarios y con escaso o nulo reflejo en urnas electorales. Es un movimiento de cultos para cultos donde alguien como Isidoro Moreno Navarro (n. 1944) se tiene como intelectual de referencia. Son hombres y mujeres, andaluces airados, criados y alimentados por un Estado del Bienestar –cuya invención no critican, sino invocan como paraíso perdido– y con la @ (arroba) y la (X) equis o el español de la -E como usos añadidos al andaluz escrito. De muestra, dos botones:

Uno se llama Portal de Andalucía [.org][1] y, dentro, Carmela Borrego [2], su artículo Por mis muertas, de 11 de junio 2020 (que pueden leer tal cual pinchando aquí o en nota [i] con algún recorte). El otro es José Carlos Mancha Castro [3], autor de Rocío: el ritual de una madre sagrada, publicado en El Salto Diario [.com] de 5 de junio 2020 (pinchando aquí o en nota [ii]). Los dos me llegaron vivamente recomendados por Isidoro Moreno y los dos me han costado mi amistad en red con tan ilustre emérito en medio de aprobaciones y megustas de su legión de seguidores.

Lo que he descubierto es esto (quienes ya lo sabían, pueden decirme ¡a buenas horas!): hay un vinvictimismo andaluz (mezcla de vindicación y victimismo) con tres ejes: 1º) la aceptación de una andalu[zo]fobia como estereotipo enemigo contra el que hay que luchar;[4] 2º) una cuestión andaluza equiparable a la cuestión catalana y 3º) el cultivo de una lengua andaluza escrita.

En la práctica, se trata de un andalucismo en la onda de Podemos más que en el viejo Partido Andalucista. Todo, con esa vaga pedantería de estirpe universitaria que, al final, pagamos todos: la pública, a través de impuestos.

Pasen y lean i y ii (tiempo estimado 20 minutos).


[1] Medios afines: Argia, Café en Andalú, Directa, El Paseo, El Salto, El Topo, Feminópolis, La Marea, La Voz del Sur, Secretolivo. Webs personales: Antonio Aguilera, Antonio Manuel Rodríguez, Antonio Orihuela, David Florido, Gruñido RRR, Ibán Díaz, Isidoro Moreno, Jacinto Gutiérrez, José Luis Tirado, Miguel Santiago, Óscar García Jurado, Susana Moreno.

[2] Ella se presenta así: Licenciada en Farmacia. Dedicada a salud comunitaria. Activista andaluza estepeña.

[3] Antropólogo, Profesor en la Universidad Pablo de Olavide y miembro de la Plataforma Andalucía Viva.

[4] Muestra de andalufobia pudo verse en la campaña #yohabloandaluz.


Portal Andalucía.org

[i] Por mis muertas, por Carmela Borrego

Hace unos tres años comencé un Máster sobre feminismos donde participan la Autónoma de Barcelona (UAB) o la Universidad de Barcelona (UB), entre otras. Poco a poco, fui sintiendo una incomodidad, o más bien una sensación de lejanía, con muchas teóricas feministas que leíamos. No era que no hablaran cosas interesantes, sino que sentía que ni mi historia de vida ni la de mujeres de mi entorno quedaban reflejadas en esos textos. ¿Qué tenía que ver La mística de la feminidad que hablaba de mujeres aburridas en sus casas de cristal, con mi madre que no para quieta y lleva bregao lo que no hay en los escritos? El mayor detonante de esta sensación fue cuando en una asignatura llamada Historia de las Mujeres me pidieron un trabajo sobre mi madre y mis abuelas. Cuando comencé a dialogar con ellas me di cuenta que para mí era necesario nombrar el territorio andaluz y su idiosincrasia. Pues, sin él, las historias de vida de estas mujeres de mi familia se quedaban como desarbolás, como sin raíces y sin memoria. Y fue así como tirando y tirando del hilo de las narrativas de mi madre y mi abuela, descubrí el proyecto de Mar Gallego Como vaya yo y lo encuentre, que me impulsó a confiar en mis sentires. A este trabajo lo titulé Las Mujeres de Lorca y fue el principio de un camino hacia mis entrañas. Después de investigar sobre las mujeres de mi familia y sentir que Andalucía vertebra unas experiencias concretas que eran urgentes nombrar, decidí hacer mi TFM sobre feminismo(s) andaluz(es). Para ello, el proyecto fue planteado como una Investigación Activista Feminista. Esto básicamente quiere decir que mi mirada hace que la investigación sea realizada y relatada desde un lugar concreto. Vamos, que no es lo mismo que mire yo a mi madre o a mis vecinas a que venga un tío de Inglaterra a nombrar lo que sentimos. Y esta investigación pretendía hablar desde un lugar y de una posición parcial que ansía entrar en diálogo con otras subjetividades para generar red desde el pensamiento crítico. Mi pregunta era ¿por qué cada vez somos más las que necesitamos nombrar Andalucía para articular nuestras reivindicaciones? Por eso mi TFM nace de mi cuerpo propio, de mi sentir situado, de miS fluidoS, de mi vulnerabilidad y mis miedos. De mi necesidad de encontrarme con otras posiciones, de encontrar esa parcialidad que hace la vida más rica y cuestionar ese feminismo que se cree objetivo pero que niega las experiencias de LXS OTRXS. Todo esto, sin caer en la creencia de que el feminismo andaluz es un feminismo decolonial; como mucho, intentando ser aliada, casi ná. Para ello invité a una serie de subjetividades para que participaran con sus voces. Como producto final, salió un texto de investigación (mi TFM) y una femzine donde se recogen los aportes de las personas que con sus sentires me ayudaron a sacar adelante este trabajo titulado Salmorejho Majhao. feminimo(s) andaluz(es) colectivo(s). Pero nombrar el mundo desde la crítica y señalar los sesgos que el propio feminismo posee genera incomodidad y recelo. Y así pasó al llegar a la defensa de mi TFM, hace ya más de cinco meses. Una de las tribunales que iba a evaluar mi trabajo, la Dra. T.T.M. (hablaré de ella así, aconsejada por mi queride amigue mayorquine, pa no exponerme más de la cuenta) desde su posición de académica burguesa sintió que su trono se tambaleaba al poner sobre la mesa la invisibilización que el feminismo hegemónico blanco burgués genera hacia otras formas de hacer saber y la violencia que esto conlleva. Así, atacó de la forma más soez y rastrera no solo a mi trabajo, sino a mi ser, a les participantes y a mis ancestras. Se rió de mis muertas en mi cara. Porque mientras yo hablaba de la necesidad de nombrarnos desde Andalucía para poner en valor a nuestro linaje de mujeres, ella se reía. Literalmente, se reía burlonamente mientras la foto de mi abuela, ya muerta, era proyectada detrás de mí en una diapositiva. Se rió, literalmente, cuando hablé de las mujeres que las personas que participaban en mi TFM habían nombrado como referentes feministas: Lola Flores, La Paquera, Fernanda y Bernarda de Utrera, Lole Montoya, nuestras madres y nuestras abuelas. Se burló de ellas, o sea, se rió de mí y de mis muertas. Y eso pa una andaluza es tocarle mucho el coño. Me amenazó con suspenderme, porque esas mujeres carecían de rigor académico, y según ella en palabras literales: No podían ser referentes de nada. Negó y llegó a cuestionar a las mujeres gitanas andaluzas que con voz activa participaron en mi investigación, diciendo que no era necesario hablar de feminismo gitano ni de feminismo andaluz. Y llegó a infantilizarme de tal manera, que negó mi experiencia como investigadora, diciendo que yo no había leído mi marco teórico y que todo lo que yo había relatado en mi narrativa era fruto de mi desvarío de mujer joven. Me llegó a preguntar por qué quería yo hacer ciencia, con ese desdén que me es tan conocido que desprenden los señoritos aquí en Andalucía. Ese ¿Por qué quieres hacer ciencia? que en realidad quiere decir: Cállate que tú no sabes. En ese momento, la ansiedad me llegó desde las entrañas tambaleando lo más profundo de mis raíces. Una pena mu honda que me era conocida inundó mi cuerpo porque se repetía por los siglos de los siglos. Un sentir que me era cotidiano: la cacique señorial burguesa riéndose de una mujer de pueblo humilde, de barrio y empobrecida por este mundo capitalista. La andaluzofobia histórica impactando fuertemente contra mis carnes, como siempre. Porque ella tenía el poder y yo tenía que callarme. Como siempre, la andaluza solo sirve para el baile, pero no sirve para hablar de su baile ni de ella misma. El nudo en el estómago llegó con la foto de mi madre y de mi abuela (ya muerta) proyectada tras de mí, recordando de dónde vengo, de una Andalucía que ha tenío que callarse por miedo a las represalias. Vengo de unas antepasás que han tenío que servir al cacique con la cabeza agachá. Provengo de una historia arrancada de su memoria y que cuesta que se haga recuerdo. En ese instante, me vino el dolor al sentir ese linaje y ver cómo en otro entorno el caciquismo burgués usaba las estrategias históricas de doblegación hacia las andaluzas. Y allí morí por un momento, por saberme humillada bajo las mismas dinámicas y los mismos discursos que los que humillaron a mis muertas. Sin embargo, aquí estoy creando. Las raíces del olivo son demasiado profundas para ser arrancadas. Querida Dra. T.T.M. (y todo tu séquito): el silencio se ha roto. Quizá en ese momento creíste que tu odio hacia las mujeres que alzan la voz contra el despotismo del feminismo académico burgués iba a poder conmigo, que iba a poder con nosotras. Pero la medalla de la Virgen del Carmen que llevaba mi abuela el día de su muerte, y que ahora cuelga de mi cuello, me recuerda que, a pesar de todo, pese a tus intentos de callarme, ese día comenzó en cierta forma mi venganza. Una venganza que nace desde el amor más profundo a las mujeres que mecieron mi cuna. Y quién sabe, si ese día que tú intentaste humillarme con las mismas estrategias con las que los señoritos humillaban a mis muertas, mi abuela vino a susurrarme al oído todo lo que luego pude contestarte. Aunque luego llorase lo que un río no puede contener, ese día pude contestarte: Tú nos estudias como objetos, nosotras venimos a nombrarnos como personas. A pesar de tu intento de callarme sustentado por el silencio de la academia, aquí estoy con esta femzine sobre Feminismo(s) Andaluz(es). Porque existimos y porque otros lugares de hacer saber son posibles fuera de las dinámicas violentas que ejerce cierto sector de la academia. A pesar de tu intento de silenciar nuestras voces que hacen tambalear tu trono (creado con las miserias de les otres), aquí estamos y estaremos nombrándonos desde nuestro sentir. A pesar de que toda la burocracia académica haya intentado protegerte, aquí estamos nosotras con los brazos bien abiertos y con el pecho pleno para nombrarnos. Aquí estamos después de tanto llanto para decirte que el feminismo andaluz desde su diversidad, sus saberes y sus contradicciones ha venido para quedarse. Por mis muertas.

El Salto.com

[ii] Rocío: El ritual de una madre sagrada, por José Carlos Mancha

“La Birhen del Roçío/ no êh obra umana;/ que bahó de lô çielô/ una mañana./ Eço çería/ pa çêh Reina y Madre/ de Andaluçía” (Popular sevillana de Muñoz y Pabón de 1919. Propuesta de andaluz escrito EPA.)

Estas semanas atrás habríamos experimentando cómo desde algunos medios de comunicación centrípetos se hubiera narrado la romería del Rocío. El relato nos mostraría el reflejo de una sociedad catalogada de ‘fanática’, ‘fundamentalista’ y ‘primitiva’, coadyuvando al incremento de los estereotipos producidos por la andaluzofobia para mantener el statu quo de subordinación y dependencia económico política de nuestro país en el seno del Estado español. Se tomaría el Rocío como la síntesis de lo que, para muchos españoles (tanto conservadores como progresistas) supone Andalucía: una región de vagos, gentes rurales que hablan mal, fanáticos del catolicismo y que siempre están de fiesta y (ahora con la emergencia del animalismo) que maltratan a sus animales. Esa mirada sobre este hecho social que tiene lugar en Andalucía contiene una alta dosis de xenofobia, clasismo y paternalismo; pero, sobre todo, es una mirada reduccionista, simplista y unidimensional. La Andalucía de nuestros días es una sociedad con uno de los índices más bajos de práctica sacramental católica de todo el Estado. Sin embargo, la masiva participación en fiestas y rituales de religiosidad popular parece un paradójico contrapunto a esta realidad. Esto se debe a que esos rituales no sólo pueden ser explicados desde una óptica religiosa, sino, por encima de ella, desde una óptica identitaria. Quien se acerca al Rocío y a otras fiestas religiosas populares y sólo ve un acto religioso es como si estuviera ante un rico y diverso escenario con múltiples representaciones y, únicamente, focalizara su mirada en una de ellas. El Rocío es un ritual festivo popular reflejo de la(s) comunidad(es) que lo celebra(n); un lenguaje sobre la realidad, una construcción sociosimbólica de la misma, en la que se pueden observar procesos históricos, sociales, políticos, ideológicos y los conflictos acaecidos en una comunidad concreta, expresados en un nivel simbólico. El Rocío es un fenómeno exponente de lo que diversos científicos sociales han denominado glocalización. Se trata de un constructo conceptual en el que se sintetizan las dos dinámicas que gobiernan en la actualidad el sistema mundo: la globalización y la localización. La glocalización consiste en la activación de identificaciones colectivas de los pueblos-naciones, etnias, sectores sociales subalternos y todos aquellos grupos que se definen en torno a ideologías y valores de tipo cultural (localización) en contestación a los efectos de homogeneización cultural producidos por la globalización (Moreno Navarro y Agudo Torrico, 2012). Con este tipo de rituales, las comunidades mantienen un arraigo, una identidad colectiva, elementos que los significan ante el avance perverso de un movimiento que busca imponer una única cultura, unificadora del mundo occidental contemporáneo. Es, pues, un elemento de resistencia identitaria, donde se expresan diversos modelos representativos de la cultura donde el ritual tiene sentido: la andaluza. A pesar de que en la Andalucía contemporánea la práctica sacramental esté descendiendo, esto no quiere decir que la andaluza sea una sociedad secularizada o en proceso de secularización, sino en proceso de laicidad, como todas las sociedades ancladas en el paradigma de la modernidad. Estoy de acuerdo con el análisis que hizo Isidoro Moreno (2003) sobre la modernidad. Ésta se caracteriza no por ser un tiempo de secularización, esto es, de desacralización, sino un espacio tiempo de fragmentación del ámbito de lo sagrado. La misma se compone de diferentes sacralidades: los dioses o diosas religiosas, la diosa razón, el Estado Nación, la historia como teleología, etc., sobre las que reina el Mercado como absoluto social central, como sacro primus inter pares, subsumiendo, en ocasiones, en su lógica a las otras sacralidades. Además, para entender el complejo fenómeno del Rocío desde una perspectiva religiosa, considero que se debe analizar desde las lentes que nos proporciona el concepto de religiosidad popular. Se trata de un conjunto de creencias y prácticas de carácter mágico religioso colectivo y vivenciales situadas en los márgenes de la oficialidad institucional eclesiástica, donde tienen lugar una multitud de expresiones festivas, sensuales, orgiásticas, ideológicas, identitarias, emocionales, ecológicas, etc., donde las comunidades expresan la trascendencia y su memoria colectiva; prácticas que no son directamente sancionadas por la Iglesia católica ni totalmente controladas por ella. Sin embargo, la religión oficial y la popular se complementan bajo un delicado equilibrio de legitimidad, produciendo un complejo ritual híbrido constituido por una doble condición oficialista y popular. En este sentido, el Rocío sería lo que Marcel Mauss denominó un hecho social total. El Rocío es un lugar de peregrinaje originado por una hierofanía, es decir, por la aparición de un objeto sagrado: la virgen. Geográficamente, está situado en un cruce de caminos entre las costas de Huelva y Cádiz, el Aljarafe y el Condado de Niebla, comarcas que conforman su histórico territorio de gracia. La aldea supone un lugar central de un espacio biocultural singular donde históricamente se han producido tensiones y disputas entre las poblaciones limítrofes al coto de Doñana por el control de los recursos y la reproducción de rituales. Pero, a su vez, se trata de un lugar de frontera con la naturaleza percibida como virgen (Moreno Navarro, 1995); naturaleza virginal simbolizada en el icono cultural de la diosa madre que adquirió la advocación del lugar; primero, de las rocinas y, con posterioridad, rocío. En torno a este icono religioso identitario ecológico se han desarrollado diferentes conflictos históricos, siempre de forma latente y expresados en el plano simbólico. En estos conflictos se deben destacar la secular tensión entre los pueblos de Villamanrique y Almonte por el control simbólico del icono; los seculares conflictos de las clases populares con las instancias eclesiásticas; el nombramiento de la virgen como patrona almonteña en contestación a la imposición del ducado de Medina Sidonia de que en las poblaciones de su dominio lo fuera la virgen de la Caridad; las distintas instrumentalizaciones que, desde el siglo 19, sobre el icono han fraguado las ideologías políticas nacionalcatólicas y su utilización para la legitimación de todo tipo de sucesos o, incluso, regímenes políticos, así como la criminalización de otros. Sin embargo, por encima de todo, pienso que la virgen del Rocío es el icono símbolo del territorio de la marisma y el coto de Doñana. La disputa por ese ecosistema se ha reproducido histórica y simbólicamente a través del icono de la virgen. La defensa que de ella hace Almonte es una defensa de su primacía sobre esos terrenos, simbolizada en la legitimidad y el privilegio que sólo ellos tienen sobre la imagen mariana. De ahí esa actitud de posesión que tanto fascina al mundo moderno y tan criticada es por todo tipo de corrientes de pensamiento, tanto (ultra)conservadoras como progresistas. Esto debe entenderse desde una perspectiva simbólica y, la antropología, puede servir para la comprensión de esos hechos.

Para quien no la conozca, la romería del Rocío es un ritual que se estructura en cinco actos. El primero de ellos es lo que se denomina hacer el camino, un tránsito de peregrinos desde la localidad donde radica cada hermandad hasta la aldea del Rocío, que se realiza a pie, a caballo o sobre un carro tradicional, acompañando a un simpecado colocado en una carreta que es tirada por los animales tradicionalmente utilizados para las labores ganaderas y agrarias principales de la localidad de origen, normalmente, bueyes o mulos de carga. El segundo acto es la recepción y presentación de cada una de las hermandades ante la virgen, donde, por orden de antigüedad, las carretas con los simpecados son recibidas por la hermandad matriz de Almonte, la jerarquía eclesiástica y algunas autoridades civiles, representantes de los poderes que controlan la organización del ritual. El tercer acto es la misa de romeros, a la que asisten los representantes oficiales de las hermandades con los simpecados, siendo el único rito en el que detenta cierto protagonismo la jerarquía eclesiástica. El cuarto acto es el rosario cantado, realizado por el conjunto de las hermandades, que parten desde un punto concreto de la aldea hasta la ermita. Tras éste, tiene lugar el quinto, último y trascendental acto de la romería, lo que Fernando Ruiz Vergara denominó frenético acto de posesión del icono privilegio de los almonteños, con el que da comienzo la anárquica procesión de la virgen del Rocío por las calles de la aldea visitando a cada una de las hermandades. El final de la procesión supone la conclusión de la romería, partiendo cada hermandad en un camino de vuelta a sus localidades de origen.

En la procesión se vivencian emociones intensas: se gritan vivas, se canta, se tocan las palmas, se abraza, se reza, se pelea por coger el paso de la virgen. Entre varias personas suben a los sujetos impedidos físicamente para enfrentarlos a la deidad femenina que todo lo puede; vuelan los niños entre las miles de cabezas arremolinadas en torno al paso para que toquen el manto protector de la fértil diosa. Se llora, se bebe, se suda, se disputa, se disfruta y se siente hondamente en una especie de catarsis colectiva en la que todos los participantes se funden y se confunden. Todo ello, siguiendo la lógica de los estudios sobre la magia contaminante realizados por Frazer, según la cual, las cosas que se ponen en contacto con el objeto sagrado mantienen su influencia una vez separadas. De ahí las prácticas de tocar a la imagen, su paso, sus flores, su ajuar o todo tipo de elemento que haya estado en contacto permanente con ella. Durante los días que dura la romería, se (re)produce todo un imaginario colectivo que sintetiza la imagen de una Andalucía tradicional, en un claro ejemplo de lo que el historiador británico Eric Hobsbawm denominó invención de la tradición. Se pasea a pie, montando a caballo o en carros tirados por mulos; se conquista una aldea con viviendas de tipo rural y cuyas vías son arena; se visten los trajes de flamenco típicos que identifican a Andalucía: el traje corto con sombrero para los hombres y el traje de gitana, de flamenca o de faralaes para las mujeres. Este elemento de arreglo se denomina así por ser el traje de gala de las ocasiones festivas de múltiples ferias y romerías andaluzas y que, como bien ha definido etimológicamente Antonio Manuel Rodríguez, procede de los conceptos árabes farah (alegría) y libss (vestido o traje): farah libss, traje de la alegría que, en Andalucía, es el vestido de irse de farra, de irse de feria (ambos conceptos también ligados a la alegría, al término farah). Es el traje de flamenca (falâh mankûb): falâh significa campesino‑a y mankûb significa marginado‑a, desahuciado‑a o desposeído‑a. En definitiva, el traje de la alegría de la campesina marginada. Todo esto supone, pues, la inmersión en lo que Bajtin denominó carnavalización: la producción de una (contra)cultura apartada de la reproducción de los valores ideológicos dominantes, rompiendo efímeramente con ellos y con sus rígidas estructuras y jerarquías sociales. Se trata de un mundo al revés, de una subversión del orden social a través de una fiesta de vida, de abundancia compartida, báquica, orgiástica y liberalizadora que debe ser interpretada como una exaltación gozosa del existir y de la búsqueda de la felicidad. El salto a la reja, acto de apropiación del icono, supone un discurso simbólico en el que, ante tantos participantes foráneos, los almonteños manifiestan que sólo a ellos corresponde el derecho de poseer y portar a la imagen sagrada. Isidoro Moreno lo ha interpretado como un robo y una inversión simbólica de roles en la que, múltiples jóvenes de Almonte, en su mayoría representantes de clases populares, reivindican rebelde y violentamente que a ellos corresponde la protección y el control sobre el objeto sagrado que simboliza a la marisma (la reina de esas marismas) y a la madre diosa de la fecundidad dadora de vida (la madre de dios, la blanca paloma); objeto sobre el que se sustenta el poder simbólico y comunitario del pueblo de Almonte. Pero esta acción simbólica se trata de un manifiesto evanescente, una socialización del poder que sólo dura unas horas ya que, durante el resto del año, el control del símbolo es detentado por las autoridades de la hermandad, el clero y las distintas élites políticas. El Rocío es toda una dramatización ritual, reflejo de un proceso histórico que debe ser leído en clave simbólica; un híbrido, una superposición de múltiples visiones, funciones y significados que dan lugar a un todo contracultural, inconexo, anárquico, difícil de analizar y percibir. Pero todas esas visiones se concentran en un único icono, enigmático y polisémico. La fiesta que se le tributa (la romería) es un complejo ritual vinculado con la primavera y la reproducción de la naturaleza, que se simboliza en el icono de la mujer exaltada como reproductora de la vida. Esta adoración hacia la figura femenina materna puede hincar sus raíces en la especial atención y culto que recibieron diversas deidades precristianas (Astarté, Tanit, Artemisa, Afrodita, Diana o Venus) en lo que hoy es Andalucía. Lo que se refleja en el icono de la virgen del Rocío y su romería es una suerte de matrifocalidad simbólica que ha sido traspasada al terreno de lo religioso. Esa virgen es paradigma de nuestra rica religiosidad popular, de nuestra etnicidad, de nuestra manera de comprender y simbolizar los procesos ecológicos. Porque esa virgen simboliza todo eso a la vez, todas esas significaciones, que son expresadas al modo de la cultura vernácula de Andalucía. Es el símbolo de la madre en sus diversas significaciones. La madre de un dios, del dios hombre en el sentido cristiano católico. La madre del pueblo, de los hijos del pueblo, es decir, la madre de la patria (la matria). La madre naturaleza, diosa ecológica de la fertilidad y la fecundidad, que simboliza esas marismas virginales donde habita. La madre que es reproducida, en todos estos sentidos, por muchos andaluces que emigraron, vinculándolos a nuestro país, aunque estén ausentes. Ella simboliza la mater Andalucía.

al rescate del andaluz hablado.

bandera andalucía

España, 1976. El primero de todos que fabló a lo normal fue el ministro Clavero, de derechas y tal. Manuel Clavero, ilustre político ucedeo que dio clase a Felipe González de Derecho, fue el primero a su modo que llevó el andaluz al gobierno de Adolfo Suárez, ríete tú, primero de Regiones y luego de Cultura, el andaluz lo expone tal cual y con soltura. Él habló en cualquier sede o palacio real comiéndose las eses diciendo majestá. Con su lengua en seseo ni fue el hazmerreír ni fue menos por eso que gente de Madrid. Clavero lo dejaba, venía Becerril, y con Felipe y Guerra ya están todos allí.

Desde 1976, y cerca de cumplirse los 40 años desde el primer gobierno Psoe, tan marcado por sevillanos parlantes, da la impresión de una Andalucía a la que le va la herida del andaluz y que es el propio andaluz, con sus anclajes en Universidad, periodismo y política, o incluso como atractivo turístico, quien remueve un victimismo que, facheríos residuales aparte, no responde a la realidad.

Sostiene Jesús Jurado, politólogo, que la andalufobia apunta alto para golpear abajo. Puede ser. Pero el enemigo está en casa. Avivar la polémica cuando ya están desactivadas la mala conciencia hablante andaluza y la insolencia del castellano ‘fino’ y modélico de Valladolid, es también un dar por saco a autonomías que sí tienen cuestión lingüística abierta. A falta de andalucismo que merezca la pena: Andalucía, otra vez, al rescate de la España “donde cabemos todos”, también quienes el castellano lo “hablamos mal”.

Miren cómo con la modalidad del catalán que hablan don Cata o doña Luña, no hay Pérez-Reverte que introduzca la pata. Allí, con la lengua, se juega en serio; aquí, de papafrita.

–enlace a ElSaltoDiario, 23 de abril

/ a Zafarrancho Vilima, su Profesor Lebrato /

mañana, la enseñanza única.

Publica-Privada

MAÑANA, LA ENSEÑANZA ÚNICA
fábula concertada a la manera de Axa, Fátima y Marién
con toques de Lope de Vega y Bertolt Brecht

Cuando llegaron al poder, los psoecialistas sabían de sobra que tres vías de enseñanza habrían de dar, por fuerza, tres velocidades de aprendizaje, tres discriminaciones presentes, y tres ciudadanías distintas. Recordemos: la clase alta, a la privada (voto al PP); la media, a la concertada (voto Psoe); y la baja, a la pública, pues era intención del Gobierno erradicar el analfabetismo y dar formación profesional a las clases hasta entonces obreras o proletarias y subir, de paso, la nota de España en los Informes Pisa y Ceoe.

La enseñanza privada era difícil de intervenir sin perjudicar la “libertad de enseñanza” como una más de las libertades.

Dijo el Psoe:

–Fomentaremos la igualdad mediante becas y ayudas.

Por su parte, la pública exigía su Red de Centros.

–Concertaremos con la Iglesia el uso de sus colegios y mañana construiremos (para lo mismo construir mañana).


Han pasado cuarenta años.

Cuántas veces la Red de Centros
laica: –Asómate ahora a la ventana.
–Mañana construiremos -respondía-
para lo mismo construir mañana.

Y vinieron leyes orgánicas como sopa de letras y hasta perder la cuenta en cuál estábamos (Lge, Loece, Lode, Logse, Lopeg, Loce, Loe, Lomce). La religión como asignatura continuaba y Selectividad era la única fecha de obligada convergencia entre los tres currículos estudiantiles o las tres vías: Axa, Fátima y Marién.

Hoy hay convocada huelga general con manifestaciones en la enseñanza pública y por la enseñanza pública. Como la convocatoria no decía nada sobre la enseñanza única, no iré a la huelga ni a la manifestación.

Sencillamente, no me moví.


 

Andalucía y las dos Españas.

A propósito de [eLTeNDeDeRo] ¿Nacionalismo andaluz? ¡No ni ná!, cabe asegurar el papel de Andalucía transmisora de la fórmula “café para todos” al servicio de Madrid, con tal de diluir o vaciar de contenido vientos federalistas que soplaban muy fuertes y muy serios desde la periferia. [1] [2]

En ninguna región, más que en la Andalucía de ¡Vivan las cadenas! y de María de las Mercedes, consiguieron borbones y españolismos más populares apoyos. Cuanto Pepe Fernández refiere en su artículo Así viví el 28F de 1980 (significando, como significa a nivel personal, un honrado expediente que otros quisieran) no deja de ser un repaso a fechas y nombres propios los cinco años que van desde el fin de la dictadura hasta la culminación de la transición, años que hoy sabemos (sin necesidad de estudiar historia ni historia de la historia) en qué concluyen: la afirmación de la España centralista.

Vista así, no hace falta remontarse ni a Itálica ni a la Pepa de 1812: la Andalucía ante la Historia con mayúsculas no puede resultar más triste, más carca y más plebeya.


[1] Compárense las fechas de la autonomía de Andalucía (28/02/1980) con las de Cataluña (09/09/32), Galicia (28/06/36) y País Vasco (01/10/36).

[2] El vaciamiento por el humor se lo inventó don Francisco de Quevedo mediante su increíble El Buscón (1626) contra la seriedad y el invencible realismo del Guzmán de Alfarache (1599).


¿Nacionalismo andaluz? ¡No ni ná!

bandera andalucía
(a los 40 años del 28F)

He leído un muy recomendable artículo de mi viejo amigo Pepe Fernández: Así viví el 28F de 1980. Quien fue Jefe de los Informativos de la SER en Andalucía cuenta en primera persona cómo vivió aquel proceso. Esta lectura me ha llevado a dos reflexiones: una, sobre el concepto mismo de nacionalismo y, otra, sobre el papel de la historia, penúltima etapa de la prensa.

Sobre el nacionalismo.

La nación (de nacer) es una costumbre que se tiene aunque no se crea uno que la tiene. Da igual un paisaje, un equipo de fútbol, una santa cofradía, unas fechas o unas fiestas. Casi no existe el apátrida perfecto, el nacionalismo cero cero. El nacionalismo es un depósito del que la criatura puede no ser consciente, pero en algún sitio está y desde ese sitio nos guiña o hace señas.

Sobre la historia.

Recordar lo que fuimos para entender lo que somos (lema de La historia de cada día, programa de Radio Nacional que dirige y presenta Carlos Guerrero Martínez) era también mi lema por los años 1969·75 (finales del franquismo) y 1975·82 (franquismo constitucional y primer Psoe). Hoy pienso lo contrario: la historia es un género literario que escriben los vencedores (frase de Orwell, el de 1984) pero no solo eso: a la manera y gusto de los vencidos.

Pasado y presente del nacionalismo andaluz, nada ilumina la actualidad como el horror del andalucismo contra el referundismo en Cataluña, proceso que ha puesto siempre por delante “lo que fuimos” (España) para no dejar de ser “lo que somos” (¡España! ¡España! ¡España!) y, de paso, que Cataluña no sea lo que quiera ser. Y por mucho que al presente se quieran reverdecer viejos tiempos, el nacionalismo andaluz se identifica con el nacionalismo más españolista, sin duda porque la marca España incluye mucho de la marca Andalucía. Andalucía hacia España ejerce un nacionalismo de adhesión semejante al de Puerto Rico que anda pidiendo la estrella 51 de la Unión en los Estados Unidos.

¿Nacionalismo andaluz? ¡No ni ná!

España ‑ Estados Unidos.

Solo una España que ejerza su derecho a decidir podrá dejar que Cataluña, que Andalucía, que usted o yo, decidamos. ¡Otan no, bases fuera!

Detengan a Trump. Rompan con Estados Unidos, guardián y gendarme. No teman qué será de España. La España que merece no es la España que se vende por las bases de Rota o de Morón; a la Otan, por Gibraltar.

Hagan patria, señorías, y prueben a que los Estados Unidos incluyan a España en el Eje del Mal junto a Cuba, Venezuela, Irán o Corea. Y no personalicen en un loco llamado Trump. Fue así con Kennedy y con Obama, presidentes demócratas. Desde que se independizó de Inglaterra, Estados Unidos es siempre lo mismo: Imperio y, el resto: gobiernos títeres o Astérix y Obélix en su aldea gala, más global sin portaviones de la Sexta Flota.

Manden parar a Trump y detener el armamentismo usa con la colaboración del glorioso Ejército español, con Navantia y con Airbus.

Manden parar las costosísimas misiones de paz en las que España está involucrada sin que nos vaya nada en ello.

Hagan que se regule el tráfico de drogas y personas no al dictado de la voz de su amo desde Washigton y el Pentágono.

Hagan que España se declare neutral en el concierto de unas auténticas Naciones Unidas con renuncia a la guerra como forma de resolver conflictos. Por la paz y el desarme, ¡Otan no, bases fuera!

Y, si llueve, que llueva.


tuit de Antonio Garrido Porras

Antonio Garrido Porras (@prometeo9) twitteó:
Canal Sur: la maquinaria «cultural» para la regresión social y política de Andalucía. Fue muy útil para la anterior gobernanza de cortijo y los actuales «constitucionalistas» de ultraderecha de San Telmo están encantados, claro, no necesita cambio alguno
https://t.co/9oZwAo0Wat https://twitter.com/prometeo9/status/1120274784317788160?s=17

Himno de Andalucía.

Quienes
(en nombre de que hay demandas sociales
más importantes o que más importan a la gente)
minimizan el referundismo y la persecución judicial que sufre,
la verdad verdad es que
están en contra del derecho a decidir
de ANDALUCÍA, de ESPAÑA y de la HUMANIDAD.

(Dicho sea por IU Podemos y ONGs, de aquí al 28 de abril.)

*

4 de diciembre.

Juan Manuel Trinidad Berlanga bandera de andalucía 4 diciembre 1977
para pensar la memoria histórica.

El 4 de diciembre de 1977, el joven malagueño de 17 años Manuel José García Caparrós, trabajador militante de Comisiones Obreras, murió por disparo de la Policía durante la manifestación por la autonomía de Andalucía. Nunca se identificó al culpable y el crimen sigue impune. La figura de Caparrós se cruza y a veces se confunde con Juan Manuel Trinidad Berlanga, chico que durante la manifestación logró trepar por la fachada de la Diputación hasta colocar una bandera de Andalucía. 40 años y 1 año después, Antonio Delgado Cabeza reconstruye aquel día:


TRAGICOMEDIA

Aquel día fue premonitorio. Trágico. Triste, muy triste. Hoy, aún impune. Si hubiéramos sabido leer los augurios del destino, habríamos concluido que no nos iban a permitir transitar a ninguna parte. Pero el dictador había muerto hacía poco y la ilusión colectiva era enorme, inmaculada, contagiosa y, sobre todo, ciega. No supimos ver ni esa señal ni otras muchas que vinieron después en la misma dirección. Muerto el perro, la rabia continuaría.

Habíamos entendido la convocatoria como un día de celebración, una jornada festiva, una explosión de júbilo. Todo el mundo se echó a la calle para abrazar la llegada de la democracia. En las semanas previas el ambiente se fue caldeando, nos convencíamos los unos a los otros de la necesidad, de la importancia de participar. Incluso mis padres, que habían padecido la guerra y eran reacios a manifestarse públicamente, se contagiaron de aquel espíritu festivo.

Aquella mañana el paseo del parque estaba espectacularmente lleno. Ni lo había visto antes así, ni después. Nos manifestábamos masivamente en un ambiente familiar distendido, como si estuviésemos acostumbrados a ello, como si tuviéramos experiencia. Con naturalidad, la gente buscaba su familia, sus amigos, su peña, su partido, su sindicato y se iban formando filas, filas y filas, infinitas filas llenas de color, de pancartas con mensajes de esperanza.

Iba con mi hija de año y medio a horcajadas, con su madre al lado, mis padres y algunos amigos. Recuerdo todavía emocionado las sensaciones de esos momentos, la inmensa alegría compartida, el flotante olor a libertad, los cánticos y las consignas reivindicativas, la magia transformadora de un acto cívico ejemplar de una madurez democrática impropia de unos ilusos recién llegados.

Cuando íbamos pasando a la altura de la diputación, un joven trepaba al balcón con una bandera. Fue el final de la fiesta, el final de la celebración. Sirenas, coches de policía, furgonetas de policía y policías. Policías por todas partes que sin mediar palabra iniciaron un brutal ataque contra unos ciudadanos sorprendidos e indefensos que nos preguntábamos incrédulos qué había pasado, qué habíamos hecho para merecer tan desproporcionada agresión.

Gritos de pánico, carreras, caídas, balas de goma, heridos, barricadas en el puente, autobuses atravesados, autobuses ardiendo… llevamos como pudimos a mi hija y a mis padres a su casa perchelera y cuando volvimos a la batalla, junto a la esquina del viejo diario, la policía seguía disparando, pero ya no balas de goma. Nos miramos angustiados cuando lo que recogimos del suelo fueron los casquillos de un fusil ametrallador.

Poco después empezó a correr el rumor de que un chaval había muerto.


En el cumpleaños de la Constitución de 1978 y recién vueltos los fachas a campar por sus respetos y, con Vox, por sus escaños, [eLTeNDeDeRo] anima a profundizar en lo que llamamos libertad, democracia o autonomía.

La autonomía que aquel 4 de diciembre Andalucía reclamaba hoy se llama (ayer también, aunque con otras palabras) derecho a decidir. Y es curioso que mucha Andalucía democrática y autonomista ese derecho a decidir se lo niega a Cataluña (y a Andalucía misma se lo niega).

La democracia del 77 se hizo Constitución el 78 y, a partir de ahí como si no hubiera más democracia en este mundo. Y, aunque el Podemos del 15-M habló de echarle el cerrojo a la Constitución del 78 y aunque todos los partidos que todavía se llaman “de izquierdas” insisten en que hay que reformar la Constitución (entre otras razones, para el encaje federal de Cataluña), lo cierto y verdad es que nunca se reforma ni partidos nacionales “de izquierdas” llaman a salir abiertamente a la calle por la libertad en referéndum para Cataluña.

La libertad de que habla Antonio Delgado en su artículo, ustedes dirán qué queda de ella. La jerga de la oficial política reparte calificativos y descalificativos a favor de un solo relato: contra Constitución y democracia y Estado de Derecho, lo que se mueve es xenofobia, populismo, chavismo, comunismo, golpismo, etiquetas que manipulan lo que no tiene vuelta: se llama democracia al gobierno mayoritariamente salido de la autodeterminación de las personas y de los pueblos. Y no hay más democracia que la que vota. ¿Que votan Vox? Que voten. ¿Que votan independencia y república? Hay que aguantarse. No se puede estar a favor de la memoria histórica (y Caparrós lo es) y en contra del futuro histórico de comunidades y ciudadanías que quieran ser lo que quieren ser. ¡Sea por Andalucía libre, España y la Humanidad!

Formación del Espíritu Nacional.

Éramos chicos y había Formación del Espíritu Nacional.
Somos mayores y nos viene Susana Díaz con instrucciones para cursar
por la Administración Pública.


Administración Pública Andaluza Foto Rubén Pérez Trujillano

La foto la pasa Rubén Pérez Trujillano con este pie:

Material para oposiciones a una categoría elevada de la Administración pública, en concreto de la Junta de Andalucía. Quien quiera servir a la autonomía andaluza debe absorber este tipo de sucedáneos de constitucionalismo democrático e imparcialidad burocrática. La falta de diversidad social, cultural y política afecta terriblemente al servicio público y la actuación administrativa. Adivina a qué ideologías y estratos de la población beneficia.

El texto, habiendo BOJA electrónico, no está disponible en internet.

Gracias: Rubén


 

el joven Marx.

El joven Marx

Buscando al joven Marx en su película
el Día de Andalucía (de hasta el moño
de, andaluces, levantaos y pedid tierra
‑al señorito, se supone‑ y libertad),
entre palomitas y una cero cero infame,
me encontré a mí como quien dice tal como éramos.
Y éramos pedantes, sectarios, dogmáticos,
igual, igual, igual que el joven Marx.
No había 28‑F. No éramos parias.
Estábamos de vuelta de la guerra fría.
Al salir del cine, mientras pedíamos
asilo político en un bar y una cerveza
de grifo en condiciones para olvidar agravios,
de arriba abajo me escaneó mi novia:
–Con esa pinta y con tu oído, Danielito,
demasiado, el Manifiesto Comunista y,
no digamos, la Internacional.


[LA CORTE DEL REY BOBO]