Vivimos un país de adeptos creyentes. toma uno. Huelga del metal en Cádiz. Gente que se crio en la clase obrera, saca a relucir su solidaridad con una clase que hace un siglo dejó de ser clase (obrera, revolucionaria). La tanqueta policial antidisturbios sirve de … Continúa leyendo creyentes.
Este artículo, que cricula por las venas del esperpento, y que, con las mismas, podría haberse titulado Farsa y licencia del mester de librería, o El libro ibérico, o La imprenta de los milagros, nace herido sin cursilería (o sea, no letraherido) en La batalla … Continúa leyendo farsa y licencia de la imprenta castiza.
paisaje de una batalla La especie Gútenberg como especie a extinguir (próxima a especie protegida) que un día será objeto de culto. Muy parque jurásico. Mucho Leónidas con sus Trescientos el día de las Termópilas. Los digitalis son los persas, claro. comentario de una guerra … Continúa leyendo los gútenbergs y los digitalis.
Siendo los libros transmisores de embelecos y subterfugios (religiones del libro, códigos legales) y uno de los grandes (si no el que más) divisores de la humanidad (entre letrados / iletrados o analfabetos), los libros se nos presentan como el depósito universal de educación, cultura … Continúa leyendo hora y ahora del mester de librería.
Escribe Miguel Florián: Amalgama de cuerpos, de apéndices, de bocas, las cicatrices bruscas de la tierra, señales indescifrables en la corteza de la muerte por donde caemos a la sombra, o la luz, el país por donde desnacemos. Dicen las ilustraciones: Santiago Sequeiros. Dice el … Continúa leyendo PROBLEMAS.
El gatillazo de Ovidio ¿Acaso no era guapa la muchacha? ¿No era acaso refinada? Ella, por cierto, colgó de mi cuello sus brazos de marfil, más blancos que la nieve de Sitonia, y con lengua lujuriosa se enzarzó conmigo a besos. Mas mi miembro como … Continúa leyendo sub luce maligna.
despedida de la política Solo el independentismo debiera levantar pasiones. No Vox ni el CGPJ. «Salir del Reino de España.» No hay otro republicanismo activo. La España Unida Podemos adquiere, de pronto, aires de antiguo régimen y traerá -está trayendo ya- funestas consecuencias. despedida del … Continúa leyendo cerrado por vacaciones, despedida de las criaturas
En invierno del 21, año muy raro como todo lo que duró la pandemia, yo había lanzado en redes una pregunta a la manera que veo hacer. Mi tuit preguntaba a un vago ustedes si también les comprometía “esa literatura que convoca a la presentación … Continúa leyendo el tiempo es oro o el ocio como plusvalía.
Que otros se jacten de las páginas que han escrito;a mí me enorgullecen las que he leído. Circula por ahí un Manifiesto por la lectura (la necesidad de leer) promovido por ACE · Asociación Colegial de Escritores. Como a “escrito en que se hace pública … Continúa leyendo Manifiesto por la lectura.
El infinito en un junco lo tiene todo: narrativa, documentación, estilo. Cuenta además con dos factores protectores: escrito por mujer y apuesta por los libros de papel. Qué bello, entonces, qué bueno, qué útil El infinito en un junco, de Irene Vallejo, ese que nos … Continúa leyendo Leyenda Negra del Libro.
El comentario de textos extiende sus dominios. Revista Librújula nos convoca bajo este título: Cuando al libro le aprieta la faja. El mérito es de Carlos Luria, quien realiza un divertido análisis de las distintas fajas que nos encontramos cuando nos acercamos a un libro. … Continúa leyendo Carlos Luira, Revista Librújula: Cuando al libro le aprieta la faja.
Cada vez que alguien arremete contra los nuevos medios (nuevos que van siendo antiguos: ¿quién escribe hoy un e-mail?), le propongo un ejercicio para salir de dudas: imaginarse volver a los viejos medios: a la carta de sobre y sello y buzón de correos, a … Continúa leyendo los peces en el río.
En comentario respuesta a [eLTeNDeDeRo] 07/06/2020 Antonio Jiménez Casero, cuando un amigo se va, y, por cuanto afecta a Extravertida Editorial (el entrecomillado que dice: «Si deseas el ebook o libro electrónico de este libro [que había costado en caja 23 euros], envía una foto … Continúa leyendo Extravertida.es es muy atrevida.
La iniciativa privada, más que la planificada, lanza al mercado productos que son como estrellas en el espacio infinito: su luz nos llega pero, en realidad, ya no existen, o lo que es igual: inventos que se saben superados por ciencia y tecnología, hay que venderlos o se siguen vendiendo por esconder la ruina que sería retirar el producto del mercado.
En correspondencia con el despilfarro de salida (de vender obsoletos “a los que hay que dar salida”) está el despilfarro de inicio: carrera que estamos viendo entre potencias por cuál llega primera a la vacuna anticovid19. La Oms hará que prevalezca la libre competencia. De esta salimos entre todos: unos, vacuna y, otros, vacunados.
Igual disparate, de entrada y salida y circulación de mercancías obsoletas, escenifica el objeto libro. La disputa entre el libro de papel y el digital será barrida por una imposición: nuestros nietos no tendrán librería en su casa; sí artilugios digitales como el teléfono ordenador que llevan en el bolsillo. De emisor a receptor, el problema está resuelto, pero dígaselo usted a la guardia pretoriana del que llaman libro, con desprecio a esos aparatos que tienen a la juventud cautiva y alienada. (Ver comparación con el mundo del toro: [1] )
De todos los lenguajes por tipo de archivos, extensiones o programas, el que funciona para teléfonos inteligentes es el lenguaje html. Y quienes hemos publicado en libro imprenta, deberíamos pasar nuestras obras completas o escogidas a html, y mientras estemos vivos.
Todavía libros analógicos lanzan al mercado estrellas cuya luz ya no existe más que como museo, no como formas de vida y esperanza. También ahí lo que prevalece es el venda yo caliente y ríase la gente, que es otra forma, además, de hacer el ridículo o de reírse de la gente: autores noveles, librerías pequeñas tiendas de proximidad, etc, etc, etceterá.
[1] La resistencia del mundo Gutenberg ante lo que es evidente, figura al mundo del toro. Tauromaquia de sangre no podrá haber, porque, sobre los discursos de la tradición o la fiesta o la españolidad, llegará el comandante mundial No al maltrato animal, y mandará parar.
La secuencia “la industria cultural en España” arroja en Google 119 mil resultados y “la industria cultural española” 31.600. Hablamos de periódicos como Público o El Mundo, y de entidades como el BBVA. industria, del latín industria, es palabra que ha ido ampliando su campo de significación; campo que va del individuo al colectivo, y de lo manual a lo abstracto: 1. Maña y destreza o artificio para hacer algo. 2. Conjunto de operaciones materiales ejecutadas para la obtención, transformación o transporte de uno o varios productos naturales. 3. Instalación destinada a la industria [fábrica, factoría, taller]. 4. Suma o conjunto de las industrias de un mismo o de varios géneros, de todo un país o de parte de él. La industria algodonera. La industria española. Negocio o actividad económica. La industria del espectáculo. La industria del turismo. Hasta ahí el Dile. Vamos ahora con la industria cultural.
Decimos industria cultural lo mismo que decimos ingeniería financiera, biomédica, genética o industrial, donde la palabra ingeniería, “técnicas para el aprovechamiento de los recursos naturales o para la actividad industrial”, acaba adquiriendo un valor de uso semejante al de las palabras ciencia (ciencia biomédica), técnica (técnica genética) o investigación (investigación industrial), que serían sus sinónimos. Pero, cuidado, industria y cultura son términos opuestos: industria pertenece al mundo económico (es sector secundario o de transformación, según los repartos de la economía clásica), mientras cultura y arte pertenece al mundo improductivo (es ocio, al menos para una de las partes).
Poniendo algunos ejemplos, sería industria cultural la producción y comercialización de lienzos y bastidores, óleos y pinceles, paredes y museos para el cuadro de Velázquez, pero no el genio ni el talento de Velázquez. Sería industria cultural la producción y comercialización de vinilos o discos y micrófonos, estudios de grabación o auditorios para oír a los Beatles, pero no las habilidades creativas de los Beatles, o de Lennon y McCartney, que procesan por la privada, nunca sus derechos de autor son patrimonio del Estado ni contribución al pib de su país.
Es ahí donde el factor humano, de cultos y artistas, quiere meterse de polizón: yo el poeta, como parte de la industria cultural, soy pib, creo riqueza y empleo y levanto el país. ¡Vamos allá! Yo el poeta quiero igualarme con una tradición de poetas que han ido antes que yo (yo, el enano en hombros de gigantes) y quiero ser el motor de actividades manuales que abomino: ¿fabricar lienzos?, bastidores?, óleos?, pinceles?, discos o vinilos?, museos y auditorios? O actividades económicas que me apropio: turismo, hostelería, viajes y agencias de viaje, bares y restaurantes que harán negocio por cuanta gente acuda a ver mi cuadro (no siendo yo Velázquez: nadie) o a mi concierto (nadie, no siendo yo los Beatles). Así el sector del libro de papel, tan necio últimamente, mezcla y confunde la musa puesta en libro, con manufacturas reales de papel, de máquinas de imprimir, de puntos de venta o librerías que efectivamente son negocio, y no ocio, pero yo me sumo como poeta al sector manual y cuelo, a ver si cuela, que no solamente la creación es un sector estratégico y vital para la marcha de la economía de mi país, sino que yo con mi creación debo ser tratado como especie protegida.
Al repasar yo ahora Gigantes o molinos (2 de mayo 2015), título que di hace cinco años a lo que fue una historia de acoso laboral -repaso que he titulado a la inversa, Molinos o gigantes-, me he dado cuenta que aún me lastra un estilo curricular, por veces funcionario, que puede endurecer la lectura. No obstante eso, y por amor a la verdad, he dejado el estilo tal cual estaba, pensando que, quien quiera leer, sabrá distinguir y apreciar el paño. Se trata de un relato que exige el documental, más que la ficción o la metáfora, por sucesos de hace más de veinte años y que, al principio, solo estaban en la cabeza del presuntamente acosado (donde el ‘presunta’ es concesión de inocencia o culpabilidad, como suele exigirse en estos casos).
Todo empezó a agitarse en mi cabeza el 9 de julio. Hipólito G. Navarro en su Facebook hizo la siguiente pregunta “al dedo fácil del megusta” de sus cinco mil amistades: «¿Le parece a usted bonito que el propio autor deba hacerse con un buen puñado de ejemplares antes de una destrucción parcial de existencias en los almacenes de la editorial por acumulación de títulos?» La preguntita de Hipólito y el abierto reproche de ¿le parece bonito? me derivaron a reflexiones tangentes o paralelas:
El libro como mercancía relativa, pues si no queda satisfecho, NO le devolvemos su dinero.
El libro de librería ejemplifica el «tonto el que lo lea» puesto que, si usted no lo compra o no recibe alguna muestra gratuita para su degustación (lo hace Kindle: “descargar fragmento”), ¿cómo sabe usted si el libro le va a gustar o no? “Tonto el que lo lea” porque usted ya ha sido tonto, ya lo ha comprado, y ahora, a ver, qué hace usted con el dichoso libro.
2005. Hipólito G. Navarro publica Los últimos percances, relatos (Seix Barral, 2005), que incluye, sin aviso al consumidor, relatos de El aburrimiento, Lester (Anaya, 1996) y Los tigres albinos (Pre-Textos, 2000). De los 77 relatos anunciados en contraportada, solo 24 son inéditos, un 31,17 por cien, ni la tercera parte del libro. En términos de páginas hábiles (cuyo número sirve para tasar el libro), un 74,64% de páginas me estaban sobrando pero yo no lo sabía: ese truco en celofán del libro en librería. No recuerdo el precio por caja; sí, que pagué el cien por cien.
Lo que el autor no quiere ver: uno de los libros que insiste en vendernos dos veces.
2020. Quince años después, el 9 de julio 2020, Hipólito G. Navarro en su Facebook hace la siguiente pregunta al dedo fácil del megusta de sus cinco mil amigos: «Pregunta destinada al dedo fácil colectivo del me gusta de los 5.000 amigos de Facebook: ¿Le parece a usted bonito que el propio autor deba hacerse con un buen puñado de ejemplares antes de una destrucción parcial de existencias en los almacenes de la editorial por acumulación de títulosdebida a la situación sobrevenida por la pandemia del Covid19? [Nota de eLTeNDeDeRo. Tres meses de Covid19 dentro de los 15 años de ejemplares en venta, no tienen nada que ver: todo menos reconocer el autor su fracaso ante Seix Barral por una edición demasiado numerosa o demasiado hinchada que, a falta de hinchas, no ha cumplido sus expectativas.] Una aclaración, vistas las primeras respuestas. La pregunta va dirigida no a la editorial, que se empeña lo suyo en publicar al autor, sino a los tantísimos me gusta que recibe el autor que no se traducen casi nunca en adquisiciones y lecturas. De esa perversión se trata ahora. Segunda aclaración, vistas las segundas respuestas, tan emocionantes hoy porque parecen verdaderas. La editorial sigue teniendo ejemplares, y puede servir a librerías. Pero no deja de doler por eso una destrucción parcial. Es como si le cortaran a uno un brazo, una pierna, ¿una nariz?»
De las respuestas, el oportunista que no falla para auto promocionarse: Jesús Barroso Torres: «Querido Poli: Me ha pasado igual con mi último libro de poesía, Contrapunto y fuga: he tenido que comprar algunos ejemplares antes de su destrucción por cierre de la editorial. Una pena.»
Y el que la clava y [eLTeNDeDeRo] suscribe: José Luis Trullo. «A usted le parece una perversión que yo le dé me gusta a un estado suyo que me ha gustado pero no compre su libro. A mí me parece una perversión que tras mi gusto espere usted una venta, ya ve.» Repetimos: Me parece una perversión que tras mi gusto espere usted una venta.
Casos que vienen a cuento para ver cómo está el patio.
Un coetáneo de Hipólito G. Navarro hace a un hijo suyo, nacido en 1991, fundador de un sello editorial. Menuda carrera le espera.
Autoeditores.com (el autor compra su propia edición): PuntoRojo, UnoEditorial, Autoediciones, Extravertida.es.
Extravertida.es incluso se permite burlas con lectores que querrían el libro en digital (y, presuntamente, gratis), no se lo pierdan:
Si a esto unen el lloriqueo del sector pequeñas librerías, de cierre inevitable como han cerrado salas de cine, el sector literatura retribuida está fatal. La Galaxia Gutenberg, antes de extinguirse, nos tocará las teclas y más. Hoy el libro de bolsillo es el móvil dispositivo o celular que llevamos en bolsos y bolsillos, que no podrán negar.
Gutenberes, déjenlo ya.
Y conste que a Hipólito lo sigo, lo compro, lo quiero y hasta lo imito, como él bien sabe.
La posdata la pone Hipólito G. Navarro, en respuesta a esta entrada al día siguiente:
«Esto es ‘ansí’, Daniel Lebrato. Si tienes la desgracia/suerte de escribir en julio de 1981 un cuento que desarrolla su peripecia en una bañera, Sucedáneo: pez volador, y cuarenta años después no se te ha ocurrido otro de ese cariz, habrá que seguir alimentando al pescaíto de la mejor manera que se pueda. Si de camino con todo eso damos cancha por igual a los amigos y a los desalmados a expresar sus cuitas, tanto mejor.«
Y termina con esta auto promoción:
»En cuestión de pequeñas editoriales, una que me gusta y me da alegría por el homenaje que en sus cubiertas hace de mi cuentecillo es esta: Pez Volador Colección. Buen día, muchacho.»