Siendo los libros transmisores de embelecos y subterfugios (religiones del libro, códigos legales) y uno de los grandes (si no el que más) divisores de la humanidad (entre letrados / iletrados o analfabetos), los libros se nos presentan como el depósito universal de educación, cultura o libertad; la literatura, cómplice necesaria o aliada subjetiva, interesada, discutible y marginal.
Salvamos de este severo escrutinio a quienes la vida puso en el gremio del libro, objeto y mercancía: libreros, editores, distribuidores, impresores, oficios que, si engañan, engañan a pinches que se dejan engañar. Su factor humano, viejo y noble mester de librería, merece tratos de derechos adquiridos y las pensiones propias de los oficios a extinguir.
Distinta tropa y clase de gente es la gente nacida en plena era digital (nativos digitales, milénials, el nombre que se quieran dar) todavía a estas alturas con su libro en penitencia detrás del Santo Cristo de Papel y de la Virgen de Gútenber, dando la vara con la cofradía editorial.
Allá quien se lo crea. Asunto interno.
No tiene nada que ver, pero tiene, que gente que hemos cumplido los sesenta y estado en todas las estaciones del recorrido libro (manuscrito, concurso, premio, presentación y crítica, firma de ejemplares, escaparates, ferias y otros coros y danzas para vuelta a empezar y a empezar), cómo hemos visto derrumbarse ese mundo y solo de la vanidad queda el veneno.
eLTeNDeDeRo anima a ustedes, viejos autores de libros, a poner en orden y al día lo que publicaron y ya no se encuentra en librerías. Son esos originales que son también patrimonio y herencia de un mundo heredado que, si ustedes no transmiten, nadie podrá heredar.
Mañana domingo eLSoBReHiLado publicará, y este es su lanzamiento, para teléfono móvil, FEDRO POEMAS (Ayuso y Padilla Libros, 1979), Traducción, prólogo y notas de José Antonio Moreno Jurado.
«…Los poemas de Fedro representan la culminación de las teorías socráticas sobre el amor, expresadas en los diálogos platónicos El Banquete y Fedro. Culminación y superación, al mismo tiempo, que se desarrollan en el marco de la cultura griega anterior a la dominación de Filipo, cuando Grecia, olvidando el concepto de polis, se va abriendo camino hacia un sentimiento más universal y humano…»