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las completas son para el verano.

la odisea en mi teléfono

La iniciativa privada, más que la planificada, lanza al mercado productos que son como estrellas en el espacio infinito: su luz nos llega pero, en realidad, ya no existen, o lo que es igual: inventos que se saben superados por ciencia y tecnología, hay que venderlos o se siguen vendiendo por esconder la ruina que sería retirar el producto del mercado.

En correspondencia con el despilfarro de salida (de vender obsoletos “a los que hay que dar salida”) está el despilfarro de inicio: carrera que estamos viendo entre potencias por cuál llega primera a la vacuna anticovid19. La Oms hará que prevalezca la libre competencia. De esta salimos entre todos: unos, vacuna y, otros, vacunados.

Igual disparate, de entrada y salida y circulación de mercancías obsoletas, escenifica el objeto libro. La disputa entre el libro de papel y el digital será barrida por una imposición: nuestros nietos no tendrán librería en su casa; sí artilugios digitales como el teléfono ordenador que llevan en el bolsillo. De emisor a receptor, el problema está resuelto, pero dígaselo usted a la guardia pretoriana del que llaman libro, con desprecio a esos aparatos que tienen a la juventud cautiva y alienada. (Ver comparación con el mundo del toro: [1] )

la odisea en mi teléfono detalle

De todos los lenguajes por tipo de archivos, extensiones o programas, el que funciona para teléfonos inteligentes es el lenguaje html. Y quienes hemos publicado en libro imprenta, deberíamos pasar nuestras obras completas o escogidas a html, y mientras estemos vivos.

Todavía libros analógicos lanzan al mercado estrellas cuya luz ya no existe más que como museo, no como formas de vida y esperanza. También ahí lo que prevalece es el venda yo caliente y ríase la gente, que es otra forma, además, de hacer el ridículo o de reírse de la gente: autores noveles, librerías pequeñas tiendas de proximidad, etc, etc, etceterá.

Queden ustedes con una muestra de libros del canon que, libres del hierro © de copyright, pueden leer en su teléfono y librería de bolsillo. Son del fondo Proyecto Gutenberg (desde 1971), publicados o traducidos al español castellano. Pruébenlos y disfrútenlos a la sombra del chiringuito o de un buen vino. Ni el libro Kindle ofrece mejor lectura.


Proyecto  Gutenberg
algunos títulos en castellano para leer en pantalla

CÁNDIDO (Voltaire)

COMPLETAS de Rubén Darío

DON QUIJOTE

EL ÁRBOL DE LA CIENCIA

EL BUSCÓN (Quevedo)

ESCOGIDAS de Antonio Machado

LA BUSCA

LA CELESTINA

LA COMMEDIA de Dante

LA ILÍADA

LA LOZANA ANDALUZA (Francisco Delicado)

LA ODISEA

LA REGENTA

LAS MIL Y UNA NOCHES edición Vicente Blasco Ibáñez

LAZARILLO DE TORMES

NOVELAS EJEMPLARES

[1] La resistencia del mundo Gutenberg ante lo que es evidente, figura al mundo del toro. Tauromaquia de sangre no podrá haber, porque, sobre los discursos de la tradición o la fiesta o la españolidad, llegará el comandante mundial No al maltrato animal, y mandará parar.


la odisea en mi teléfono

El libro como voluntad y representación.

FNAC

Al repasar yo ahora Gigantes o molinos (2 de mayo 2015), título que di hace cinco años a lo que fue una historia de acoso laboral -repaso que he titulado a la inversa, Molinos o gigantes-, me he dado cuenta que aún me lastra un estilo curricular, por veces funcionario, que puede endurecer la lectura. No obstante eso, y por amor a la verdad, he dejado el estilo tal cual estaba, pensando que, quien quiera leer, sabrá distinguir y apreciar el paño. Se trata de un relato que exige el documental, más que la ficción o la metáfora, por sucesos de hace más de veinte años y que, al principio, solo estaban en la cabeza del presuntamente acosado (donde el ‘presunta’ es concesión de inocencia o culpabilidad, como suele exigirse en estos casos).

Todo empezó a agitarse en mi cabeza el 9 de julio. Hipólito G. Navarro en su Facebook hizo la siguiente pregunta “al dedo fácil del megusta” de sus cinco mil amistades: «¿Le parece a usted bonito que el propio autor deba hacerse con un buen puñado de ejemplares antes de una destrucción parcial de existencias en los almacenes de la editorial por acumulación de títulos?» La preguntita de Hipólito y el abierto reproche de ¿le parece bonito? me derivaron a reflexiones tangentes o paralelas:

Penúltimos percances : el libro de papel frente al teléfono móvil como economía o modo de vida,

Forma y función del megusta (en prensa)

El libro como voluntad y representación:

  • El libro como igualación con los clásicos.
  • El libro como mercancía relativa, pues si no queda satisfecho, NO le devolvemos su dinero.

El libro de librería ejemplifica el «tonto el que lo lea» puesto que, si usted no lo compra o no recibe alguna muestra gratuita para su degustación (lo hace Kindle: “descargar fragmento”), ¿cómo sabe usted si el libro le va a gustar o no? “Tonto el que lo lea” porque usted ya ha sido tonto, ya lo ha comprado, y ahora, a ver, qué hace usted con el dichoso libro.

enlace a Molinos o gigantes, publicaciones de [eLSoBReHiLaDo]

 

libros de papel: penúltimos percances.

Los últimos percances

2005. Hipólito G. Navarro publica Los últimos percances, relatos (Seix Barral, 2005), que incluye, sin aviso al consumidor, relatos de El aburrimiento, Lester (Anaya, 1996) y Los tigres albinos (Pre-Textos, 2000). De los 77 relatos anunciados en contraportada, solo 24 son inéditos, un 31,17 por cien, ni la tercera parte del libro. En términos de páginas hábiles (cuyo número sirve para tasar el libro), un 74,64% de páginas me estaban sobrando pero yo no lo sabía: ese truco en celofán del libro en librería. No recuerdo el precio por caja; sí, que pagué el cien por cien.

El aburrimiento, Lester
Lo que el autor no quiere ver: uno de los libros que insiste en vendernos dos veces.

2020. Quince años después, el 9 de julio 2020, Hipólito G. Navarro en su Facebook hace la siguiente pregunta al dedo fácil del megusta de sus cinco mil amigos: «Pregunta destinada al dedo fácil colectivo del me gusta de los 5.000 amigos de Facebook: ¿Le parece a usted bonito que el propio autor deba hacerse con un buen puñado de ejemplares antes de una destrucción parcial de existencias en los almacenes de la editorial por acumulación de títulos debida a la situación sobrevenida por la pandemia del Covid19? [Nota de eLTeNDeDeRo. Tres meses de Covid19 dentro de los 15 años de ejemplares en venta, no tienen nada que ver: todo menos reconocer el autor su fracaso ante Seix Barral por una edición demasiado numerosa o demasiado hinchada que, a falta de hinchas, no ha cumplido sus expectativas.] Una aclaración, vistas las primeras respuestas. La pregunta va dirigida no a la editorial, que se empeña lo suyo en publicar al autor, sino a los tantísimos me gusta que recibe el autor que no se traducen casi nunca en adquisiciones y lecturas. De esa perversión se trata ahora. Segunda aclaración, vistas las segundas respuestas, tan emocionantes hoy porque parecen verdaderas. La editorial sigue teniendo ejemplares, y puede servir a librerías. Pero no deja de doler por eso una destrucción parcial. Es como si le cortaran a uno un brazo, una pierna, ¿una nariz?»

De las respuestas, el oportunista que no falla para auto promocionarse: Jesús Barroso Torres: «Querido Poli: Me ha pasado igual con mi último libro de poesía, Contrapunto y fuga: he tenido que comprar algunos ejemplares antes de su destrucción por cierre de la editorial. Una pena.»

Y el que la clava y [eLTeNDeDeRo] suscribe: José Luis Trullo. «A usted le parece una perversión que yo le dé me gusta a un estado suyo que me ha gustado pero no compre su libro. A mí me parece una perversión que tras mi gusto espere usted una venta, ya ve.» Repetimos: Me parece una perversión que tras mi gusto espere usted una venta.


Casos que vienen a cuento para ver cómo está el patio.

Un coetáneo de Hipólito G. Navarro hace a un hijo suyo, nacido en 1991, fundador de un sello editorial. Menuda carrera le espera.

Autoeditores.com (el autor compra su propia edición): PuntoRojo, UnoEditorial, Autoediciones, Extravertida.es.

Extravertida.es incluso se permite burlas con lectores que querrían el libro en digital (y, presuntamente, gratis), no se lo pierdan:

Extravertida Editorial

Si a esto unen el lloriqueo del sector pequeñas librerías, de cierre inevitable como han cerrado salas de cine, el sector literatura retribuida está fatal. La Galaxia Gutenberg, antes de extinguirse, nos tocará las teclas y más. Hoy el libro de bolsillo es el móvil dispositivo o celular que llevamos en bolsos y bolsillos, que no podrán negar.

Gutenberes, déjenlo ya.

Y conste que a Hipólito lo sigo, lo compro, lo quiero y hasta lo imito, como él bien sabe.


La posdata la pone Hipólito G. Navarro, en respuesta a esta entrada al día siguiente:

«Esto es ‘ansí’, Daniel Lebrato. Si tienes la desgracia/suerte de escribir en julio de 1981 un cuento que desarrolla su peripecia en una bañera, Sucedáneo: pez volador, y cuarenta años después no se te ha ocurrido otro de ese cariz, habrá que seguir alimentando al pescaíto de la mejor manera que se pueda. Si de camino con todo eso damos cancha por igual a los amigos y a los desalmados a expresar sus cuitas, tanto mejor.«

Y termina con esta auto promoción:

»En cuestión de pequeñas editoriales, una que me gusta y me da alegría por el homenaje que en sus cubiertas hace de mi cuentecillo es esta: Pez Volador Colección. Buen día, muchacho.»

Buen día, Hipólito.


CONTINÚA en [eLSoBReHiLado]

escribir en los tiempos del cólera.

escribir es compartir por Kindle o dispositivo

Kindle 1
Así es la vida, en Kindle.

Para compartir una obra escrita en Word, el escritor (como emisor) guarda su original como Texto sin formato, archivo.txt. Ese archivo.txt lo lanza o lo comparte vía correo electrónico o mensajería o whatsapp; también puede alojarlo en plataformas tipo Dropbox o Google Drive desde donde luego compartirá el enlace.

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Kindle, a vista de Explorador de Archivos.

El receptor copia y pega ese archivo (mediante Kindle al PC por puerto USB y Explorador de archivos). Ya tiene el libro en su poder listo para leer en pantalla. Kindle nos dará a elegir: tipo de letra (normal, condensada, sans serif), interlineado (pequeño, mediano, grande); además podrá optar a leer en vertical u horizontal.

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Contenido de mi Kindle.

Todo el mundo contento: el viejo autor, que ve ampliarse su público, y el nuevo lector, que ya no será de librería en la calle ni de biblioteca en casa, pero lo que quiere es leer.

Si el viejo autor cuelga su obra original en la Nube [sitio web, página blog (castellano bloc, como bloc de notas) o portales Blogger o WordPress, lenguaje Html], su obra viaja con nosotros en bolsos o bolsillos.


publicar en tiempos del cólera.

Kindle 1

Un autor amigo mío llevaba años con una doble vida literaria. Escribía en Word© al teclado de su ordenador y publicaba en libro de papel: presentación y firma, ferias y librerías. Hábil usuario de las modernas tecnologías, mi amigo nos convocaba a sus actos sociales mediante avisos en redes o por correo electrónico. O sea, con un pie en la imprenta y otro en internet (entre Gutenberg y Google), aquel escritor era un buen publicista.

Pasado un tiempo que algún título de los suyos se descatalogaba (por agotar existencias o por quedar libre de obligaciones de copyright), nuestro hombre daba esa obra ya descatalogada a quien la pidiera por privado. Su oferta, generosa y gratuita, era el pdf correspondiente.

Pero el pdf (antes facsímil) obliga a quien lo recibe a una buena impresora y a sacar folios por un tubo (de tinta) y no se deja leer cómodamente por pantalla o dispositivo.


Quien ofrezca su libro a quien lo pida, tenga en mente al santo patrón de todo esto: Juan Ruiz Arcipreste de Hita (1283-1350) con la salvedad que si cualquiera “añade o enmienda” lo que uno ha escrito estaríamos apañados. [1]

Kindle 2

Hay formas de hacer indeleble nuestro pie de la letra. Con crear nosotros y compartir con nuestra gente una copia de nuestro original como texto sin formato (que se abre con el bloc de notas y es compatible con Kindle) es suficiente. Nadie de nuestra confianza nos va a alterar nada. Contra el albur de algún desaprensivo, lo mejor es exponer nuestra obra en Blogspot, WordPress o similares. Nuestros escritos estarían para leer por pantalla en lenguaje html adaptable a tamaño de letra al alcance de vistas cansadas, presbicias o hipermetropías. [2]

Cada día crece el número de lectores en portátil, ebook, Kindle o libro electrónico. Pasa que, por viejos reparos y antiguas alabanzas al libro libro, esa digitalización de la lectura rara vez se dice a boca llena.

La gran ventaja. Ya podríamos quejarnos de manera distinta de esa juventud que está “siempre enganchada” a la maquinita. Tal vez, tal vez, esa niña o ese joven que anda enganchado lo está leyendo a usted.

Kindle con Explorador de archivos
Archivos Kindle vistos en el Explorador de Archivos.

[1] Libro de Buen Amor: «Qualquier omne que loya, si bien trobar sopiere,/ más á í a añedir e emendar, si quisiere;/ ande de mano en mano a quienquier que.l pidiere,/ como pella a las dueñas, tómelo quien podiere.»

[2] Desde que existe la edición digital, los derechos de copyright no pasan necesariamente –como era antes– por registro en ISBN o sociedad de autores. Un texto es mío desde que lo publico. En caso de pleito, no fallará otra cosa un tribunal.

antes y después y durante y al margen del libro.

Algo se muere en el alma cuando un amigo se va
(famosa sevillana de Manuel Garrido)
pero no es para tanto.

De todas las editoriales, la mejor y más durable es Internet.

antes del libro:

Uno, a Editorial Equis: Leyendo el contrato observo que su compromiso de edición está supeditado a un estudio de mercado que harán a través de la confección de un libro electrónico. La edición en papel, afirman, estará garantizada bajo demanda de autor, librería o lo que sea. Como yo sé que lo del libro electrónico dará muy modestos resultados, en la práctica lo que ustedes vienen a ofrecerme es una impresión bajo demanda. Y como yo sé ‑eso ustedes no tienen por qué saberlo‑ que la demanda será poca o ninguna, al final la historia se resumirá en que yo, el autor, me haré cargo de la compra de treinta o cuarenta ejemplares para montar una presentación porque, ya que está el libro, hagámosle la fiesta. Añaden el abono de unas cantidades por parte del autor por la corrección del manuscrito, en caso necesario. No sé por qué me da que esa corrección será casi siempre necesaria. Resumiendo. Me parece muy bien que hayan ustedes elaborado esa fórmula para “autores con un alto nivel de competencias literarias y que hayan publicado en editoriales de tipo medio o alto” pero me temo que yo no estoy en ese grupo. Declino su amable oferta haciendo mía la frase del jornalero al cacique que iba de puerta en puerta ofreciendo dos duros a quien le votase: –En mi hambre mando yo.

después del libro:

Oficié de crítico en distintos suplementos periodísticos. Un día escribí un artículo sobre la relación de los suplementos con ciertas editoriales de postín, pero que pertenecían al mismo grupo editorial. El artículo, que me había sido encargado por el director de un suplemento, tardó en ver la luz y lo hizo porque me planté ante el director, que no consideraba mi artículo equilibrado y veraz, y que incluso ‑no me había ocurrido jamás‑ escribió una especie de réplica en la página de al lado. Al cabo de cinco o seis meses, Juan Goytisolo publicó un sonadísimo artículo en El País donde venía a decir pico más o menos lo que yo, y el mundo literario tiritó unas semanas. La anécdota dejaba clara la absoluta desnudez de la crítica frente a los medios, las limitaciones de escribir en un periódico provincial y la absurda lucha del crítico que no cuenta con el apoyo mediático. Lo más penoso de mi quehacer, fue que, de unos trescientos artículos, sólo cuando realicé alguna crítica crítica, el autor me escribía con una misiva, que solía ser bastante más larga que la reseña, poniendo en cuestión mi visión de la obra, mi falta de audacia o de visión y tratando de desmontar cada una de mis pérfidas afirmaciones. Cuando la crítica era positiva el autor la recepcionaba y hacía mutis. De algunos autores me ocurrió que escribí varias reseñas y sólo cuando en alguna aparecía una llamada de atención, el menda me escribía poniéndome de perejil.

durante el libro:

En los últimos días, la prensa se ha hecho eco de que ha nacido la librería del futuro. La Expresso Book Machine viene a tener algo más de dos décadas y es básicamente autoedición. En 2011 cada una costaba cerca de 100 mil dólares. En la librería sevillana donde la Dragona está no dan detalles sobre el precio de la máquina pero dicen que se rentabiliza vendiendo 14 ejemplares al día, 364 al mes. Catorce libros al día de un catálogo de autoedición (incluyendo descatalogados) es demasiado. No hay librero que lo resista. Aproximadamente un 65 por ciento de los libros que se compran son novedades. La Dragona, ante esos números, tiene pocas probabilidades de sobrevivir a su coste. Amazon es el mejor cliente de los grandes grupos editoriales. Enseñemos al consumidor, comprador de libros, para que tome conciencia de lo que consume, de lo que vale lo que consume y de que el consumo también es un acto político. Lo cierto es que la facturación de todos los libreros independientes compite muy dignamente y por eso seguimos siendo necesarios. [Maite Aragón, El humo de la dragona, RevistaMercurio.es. 12/02/2020]

al margen del libro:

Consejo a jóvenes escribientes o a consagrados. Obra nueva o vieja obra, publíquenla cuanto antes en soporte digital. Al presente, les servirá para librarse de la pesadilla de la literatura con ánimo de lucro. Y, hacia el futuro, gestionarán ustedes, por su mano autorizada y corregida, su propia obra. Otro día hablamos del sospechoso titular: Se publica ahora tal o cual inédito de Juan Ramón o de Miguel Hernández. Háganse caso. De todas las editoriales, la mejor y más durable es Internet, Galaxia Google o lo que esté al venir cuando nosotros no estemos.


revista de prensa: todos los colores, el blanco.

comentario-de-texto

Tengo la buena o mala costumbre de hacer revista de prensa y de señalar titulares solo por orden de llegada (a mi dispositivo, ya no piso un quiosco) o de llamarme la atención. Como saben, la prensa se divide en dos: la que existe únicamente en formato digital y la que transcribe la que sigue saliendo en papel. Una y otra vuelven a dividirse entre la de escuela de periodismo [titulares y encabezamiento (o head) redactados por uves periodísticas: quien, qué, cuándo, dónde y cómo, por qué o para qué] o la que con ánimo de publicidad insertada, busca directamente el sensacionalismo. A mi entender, estando la prensa, como todo, en tránsito entre lo analógico y lo digital, el sensacionalismo tiene las patas muy cortas, aunque puede triunfar donde se impone el pamplineo y la frivolidad en su carrera por lo viral.

Para el lector, lectora, enganchado al periodismo veraz, prevalecerá la noticia redactada y titulada conforme a las uves periodísticas bajo la perspicacia de que la objetividad no existe –ni siquiera en la prensa que se reclama independiente– y lo objetivo solo se consigue (como en el ventilador de aspas de colores que al girar dan el color blanco) valorando y contrastando fuentes y juzgando informaciones y opiniones según el medio que las emite y pone en circulación. Esto es viejo. Una misma noticia nunca fue igual en el ABC que en el diario Informaciones o en Cambio‑16 o en El País.

[eLTeNDeDeRo] les deja una serie de titulares de enero, cada uno con su aquel, que puede ser su comentario de texto:

Una mujer denuncia una agresión sexual en Tudela.

Almonte (Huelva) ve una “broma de mal gusto” la imitación de un paso frente a la ermita de El Rocío en Nochevieja.

La historia no terminó con la caída del Muro de Berlín, comenzó de nuevo.

Un 75 por ciento de los catalanes evitan hablar de política con amigos y familiares.

La -e como género neutro es un acto político, no lingüístico.

Como siempre, se admiten ideas.


divagando por el español de la red.

Éramos chicos y sabíamos lo que era un elepé, escrito L.P. o LP, por long play, disco de larga duración, a 33 revoluciones por minuto y nadie usaba la palabra vinilo. Claro que tampoco sabíamos que nuestra estampa iba a acabar un día de escaparate vintage.

Quienes hoy cumplimos más allá de los 60 y nos hemos incorporado a la web o red, a los blocs o blogs (cursivas, las opciones que se prefieren), hemos conocido, después del elepé, el casé o casete, el cedé o cederrón, el lápiz de memoria o [pendrái], el emepé 3, el emepé 4, y lo que venga.

Para saber de qué estábamos hablando, las viejas palabras como correo se buscaron la vida: email, mail o correo electrónico, para al final bastar correo, frente a mensaje (o wasa), o  como basta disco, y disco más como abstracto de duración y presentación que como objeto físico; de hecho, nos apuntamos a yutube o Spotify y nuestros dispositivos han dejado de fabricarse con lector de cedé; todo lo más, con enchufes uesebé. Nuestra lengua de país de no tanta tecnología, ha sabido adaptarse al neologismo que venía de fuera. Y ya es cuestión de esnobismo aparatoso decir podcast en vez de vídeo o audio.

Ayer en las noticias oí a algún partido de los atrapados por que el Gobierno deje de estar en funciones (¡con lo fácil que sería cambiar el reglamento, dicha sea la Constitución!) atribuirle la redacción de algún tuit a responsabilidad de su community manager [comiúniti mánayer]. Y pensé: ¿por qué no ceeme, C.M. o CM (mayúsculas al gusto)? Estaríamos haciendo lo que hicimos con elepé, con cedé, con uesebé o con emecé (maestro de ceremonias), palabras agudas en ‑é como tantas que nos vinieron del inglés (set, jet, led), del francés (carné, chalé, bufé, bidé), del gitano (calé, parné, churumbel, paripé) o en pronunciaciones propias (bisté, interné, olé, magué). En red o redes, tuit está bien (onomatopeya expresiva, nos suena a tuist o twist) y a lo que sale en Google con llamarlo gugle tenemos bastante: mil gugles: mil apariciones de una búsqueda en Google Chrome. Facebook [féisbuc] es palabra incómoda que podríamos generalizar por sus siglas fb pronunciadas febé o efebé o simplemente fe: te respondo a este fe (la fe está ocupada por Dios y repropio decir post). En cuanto a la concordancia de género gramatical, mejor que mande la lengua hablada y concordar con la primera palabra representada por sigla o acrónimo: la oenegé, las oenegés, la ampa, por mucho que la Academia legisle para ampa lo que para el águila, el agua o el hacha. También palabas iniciadas en ‘o’ o en ‘i’ nos obliga la Academia al artículo ‘u’ (u otro) o ‘i’ (Rodrigo e Íngrid). Pero igual que se reconoce en métrica el derecho a hiato o a sinalefa, en prosa oral tenemos derecho de pronunciación o de lectura y a decir que alguien tuvo dos nietes: Rodrigo y Íngrid. Por cierto, quien extrañe nietes (el español de la e) más extrañará nietxs o niet@s, que resultan ilegibles. Se admiten ideas. Seguiremos concordando.


 

Internet, comunicación o privacidad.

No hagan caso a las alertas y prevenciones contra Google o redes sociales, por el bien, dicen, de nuestra privacidad. Llevamos siglos bajo el ojo de Dios y, décadas, bajo la Cía y servicios secretos. Dejen enfriar la polémica, fuego cruzado entre bloques económicos (Trump, UE, Rusia, China) que poco o nada tienen de altruismo o de emoción por lo humano.

Bien o mal que lo estén haciendo Gmail o Facebook, no hay más comunicaciones que las que arden ni vuelta atrás a las palomas mensajeras ni a las cartas de sobre y papel en nuestro buzón. Prepárense a mejor usar su información (como emisores y receptores) o a la toma de esos medios como fue la toma de la Bastilla o del Palacio de Invierno.

O lenguaje de consumidores en una sociedad de consumo (capitalista) o lenguaje de ideas que algo tendrán que ver con la revolución. Hay que elegir. Lo que a nada conduce: quejarse. Sería como pedir trabajo y luego maldecir al patrón. Tanto que se oye decir que otro mundo es posible: otra Internet es posible. Ya cumplen años Wikipedia, Firefox, Open Office y tantas plataformas de código abierto.

Por cierto, el mal que nos queda por los miedos asumidos son los alias irreconocibles, los perfiles que no hay quien identifique, la foto, icono o avatar que ponemos en redes para que no nos reconozcan. Entonces, ¿qué hacemos en redes, foros y plataformas públicas? La casa recomienda la cuenta clara de correo (daniellebrato@gmail.com todo el mundo sabe quién es), la foto de cerca (busto o cara) sin más mascota, pareja o criatura al lado. Y registren cuanto antes un nombreyapellido@gmail.com a nombre de menores que tengan en casa. Así, cuando llegue, el día no tendrán que añadir una cifra a tardepiaste19@gmail.com o miedomedaba2020@gmail.com.

Contra el secretismo y la manipulación, contra la pamplina y la chorrada, contra el improperio y el exhibicionismo, dar la cara y hacerse responsable. O saber callar. Se vive muy bien sin internet.


10 años tendiendo en [eLTeNDeDeRo]

Como quien hace la Declaración de Hacienda, yo declaro mis hachetetepés,
y perdonadme la vanidad.
Estos son mis enlaces:

 

Daniel Lebrato en redes sociales:

 

Daniel Lebrato en Túiter

https://twitter.com/daniellebrato

Daniel Lebrato en Facebook

https://www.facebook.com/daniellebrato

Daniel Lebrato en Youtube

https://www.youtube.com/daniellebrato

 

Daniel Lebrato, páginas de creación:

 

Daniel Lebrato obra publicada página del autor

https://lebrato.blogspot.com/

Daniel Lebrato en 6 pasos (guía de inicio rápido)

Tinta de calamar

https://tintadecalamar.wordpress.com/

El Sobre Hilado

http://elsobrehilado.blogspot.com/

 

Daniel Lebrato, páginas de opinión:

 

[eLTeNDeDeRo]

https://daniellebrato.com/

[BiCiCuLTuRa]

https://biciculturabici.wordpress.com/

[el bebedor de cerveza]

https://elbebedordecerveza.wordpress.com/

 

daniellebrato@gmail.com

Internet como voluntad y representación.

¿Por qué desconfiamos de Internet en gente joven?

Primero, porque por Internet nuestros niños y niñas pueden vernos sin que les veamos; pueden entrar en nuestro mundo tal y como es (y aquí cada quien ponga su infierno más temido: pornografías, pederastias, extremismos, violencias, malas compañías, malas palabras, frivolidades, postureos, exhibicionismos; lo dicho: tal como somos).

Segundo, porque nosotros, madres o padres, daríamos algo por saber qué es lo que piensan, qué es lo que buscan y con qué y quiénes se relacionan esos perfectos desconocidos que tenemos en casa y llamamos nuestra familia.

De ahí, lo fácil: desconfiar de los móviles o dispositivos inteligentes, es decir, matar al mensajero. Lo difícil sería revisar y recambiar el mundo adulto que exhibimos.

Prohibir Internet es dejar en manos ajenas o en intenciones dudosas la náusea de un mundo que, si nos preguntan, nos empeñamos en decir –como decimos de la democracia– que es “lo menos malo que se conoce”. Y un jamón. Contra la prohibición: seguridad, autocrítica, conocimiento, educación, respeto, cariño y confianza. Y algo de suerte, como en todo.


 

a propósito de Elvira Sastre.

El medio sigue siendo el mensaje. El mundo editorial es, desde hace años, un huevo con dos yemas: la Galaxia Gutenberg y la Galaxia Internet (que resulta más ecuménica y económica, cuando no gratis, más sostenible y ecologista con los árboles). Digan lo que digan mis amigas librerías, yo puedo imaginar un mundo sin libros pero no me puedo imaginar una vuelta a los correos de sobre y sello ni yendo al cine o a la cajita de membrillo cada vez que quiera ver una foto, un vídeo o una película no comerciada: no puedo entender (nadie lo entiende) un mundo sin Internet y sin redes sociales. El libro de Elvira Sastre es cuestión de estilística o crítica literaria pero, puestos a criticar el medio digital que a ella la ha impulsado y hecho yutúber, milénial (palabras así), critiquen las atrocidades que se siguen cometiendo durante la lenta agonía de la era Gutenberg en nombre de lo que llaman cultura.

A propósito de Ronaldo Menéndez sobre Elvira Sastre.

La Guerra de los Hashtags.

[1] No era tan malo el bloque soviético. Con sus limitaciones, supuso un contrapeso a la mercancía única que nos vendían desde el Pentágono. De octubre del 17 a noviembre del 89, que cayó el Muro, echen la cuenta: 72 años tuvo la experiencia hacia el socialismo y eso es muy poco para construir una sociedad nueva si, encima, tienes que dedicar la mitad del esfuerzo económico a una carrera armamentística que no da de comer al pueblo. A esos 72 años, échenles 6 (del 39 al 45) enfrascados en una Guerra entre potencias capitalistas que dejó chica a la Gran Guerra. Y todo para acabar Occidente sacando pecho y dictándonos lecciones de progreso y democracia. Con esa inercia, al amiguito yanqui no se le ocurrió otra que inyectar religión a la región árabe. Fueron la Guerra del Golfo (1990/91), las Torres Gemelas (2001) y la Guerra de Irak (2003/2011), más la Guerra de los Balcanes (1991/2001) hasta desguazar la antigua Yugoslavia en nombre de la Onu y de la Otan con sus flamantes “misiones de paz”. Ya tenemos el universo islámico en modo yihadista, se dice pronto. Ese es el amiguito que tiene sus bases en Rota y Morón, ese es el socio distinguido y el modelo a imitar. Saliros del cuadro y lo veréis más claro.

Saliros también de la reacción Podemos que no ha reaccionado a nada. Saliros de la dialéctica del pedid y se os dará. Esa es la trampa. ¿Quiénes son o somos el Estado del Bienestar? ¿Qué se paga con nuestros impuestos y Declaración de Hacienda? ¿Qué poder de decisión tenemos para no costear la fiesta religiosa y la criatura down que se incorporó a la Sanidad Pública porque su entorno era contrario al aborto? Y echad en falta una clase obrera que fue el antídoto (como lo fue la Urss en política internacional) frente al liberalismo feroz que nos condujo a la crisis. ¿Qué queda de clase obrera en Construcciones Aeronáuticas o Navantia, con esos Airbus Military y esas fragatas que van a dar al matar para combatir el paro? O elegid un ismo, un movimiento, o un grupo social objetivamente interesado en ser sujeto protagonista de un cambio del modelo social. ¿Oenegés?, ¿estudiantes?, ¿profesionales?, ¿pensionistas?, ¿parados?, ¿las mareas?, ¿el feminismo?, ¿la cultura?, ¿la enseñanza?, ¿el arte?, ¿la ecología?, ¿la emigración?, ¿comunidades o minorías?, ¿pensamientos mayoritarios?

No solo el capitalismo vive de la explotación. No solo el Rey vive de que se crean su monarquía. No solo la Iglesia vive de que Dios existe. También la clase política vive de la división entre electores y elegidos, contra la que nos tendríamos que rebelar urgentemente. También quienes viven del arte, la cultura o la ciencia viven de hacernos receptores, espectadores o consumidores que pasen por caja o por taquilla, que compren sus patentes, sus libros o sus conocimientos. Salvar esas barreras, esas divisiones, sería un gran avance. La clave está en vencer la sumisión de hombres y mujeres al Estado del Bienestar:

–Que el obrero deje de pedir trabajo a explotadores particulares y explore el cooperativismo y nacionalizaciones de empresas estratégicas.

–Que las mujeres se planteen a sí mismas como un resultado del machismo histórico, que les puso tacones, cosméticas y escotes, y renuncien voluntariamente a esa estética.

–Que se privatice la familia y que la familia deje de ser fuente de ingresos con sus gananciales, subsidios y pensiones a cargo del Estado.

–Que internet se convierta en Internet de las Ideas y que tomemos la Red como antes se tomó La Bastilla o el Palacio de Invierno.

Cuando no hay nadie al otro lado del enemigo, o frente al enemigo, lo que queda es subirse al carro del enemigo y destruirlo por dentro y con sus mismas armas, ser su troyano. Para empezar, ir a favor y más allá del liberalismo (entendido como libertad de empresa) hasta convertirlo en liberalismo universal: fuera las fronteras, los aranceles, las aduanas, los paraísos fiscales, los pasaportes y, en lo privado, tiremos de ese hilo, a ver a dónde podríamos llegar.

Para seguir, ir a favor y más allá de la democracia de un voto cada cuatro años, hacia la democracia económica, política y social entre personas realmente iguales. Eso no se consigue fácil pero en nuestra mano está combatir las fuentes de la desigualdad: la desigualdad de nacimiento, la desigualdad de formación y la desigualdad de empleo. (Las desigualdades de raza y sexo son intocables, pero tampoco nos vengan con el tapado de las mujeres en nombre de la dichosa diversidad.)

–La desigualdad de nacimiento se combate erradicando la pobreza con su corte de mendicidad y caridad (y oenegés) y controlando la natalidad.

–La desigualdad de formación y empleo se combate anulando la división entre FP y bachillerato mediante una enseñanza única y la abolición de la universidad como fábrica de privilegios, más el reconocimiento de todo currículo como al servicio de la economía y no, como ahora, al servicio de vocaciones individuales.

Diríamos que, en vez de al reparto de la riqueza como han hecho las revoluciones clásicas, habría que ir al reparto del ocio, del tiempo libre, entre las clases trabajadoras. En lugar de artistas frente a consumidores del arte, todos ganarían el pan con el sudor de su frente produciendo bienes necesarios (y no son necesarias las bellas artes, por duro que suene a los oídos). Gracias a la robótica, tocaríamos a muy poco sudor por persona y día, y, el resto del tiempo, a disfrutar de las bellas artes. Eso implica reconocer que formamos parte de un mundo que vive bien a costa de quienes viven mal. Mientras el occidental no reconozca que algo hemos de perder para que los demás mejoren, no habremos adelantado nada.

Haced campaña contra la moda que más se lleva: la emulación. Etiquetas (almohadillas o hashtags): #yo no me tatúo, #yo no voto, #yo no voy a bodas, #yo no bautizo o #yo no me depilo. La emulación es puerta a un mundo donde la buena gente y sin recursos se mete o la meten: casarse, irse a vivir independiente, tener uno o dos hijos, mantener el sueldo y el empleo, cotizar para una jubilación, etcétera, y, lo más emulativo, grabar en la prole los comportamientos que se han heredado, de manera que el ciclo vuelva a comenzar. Es la emulación: deseo de imitar y superar las acciones ajenas. No basta imitar sino ser el número uno en una carrera para la que hacen falta recursos económicos y no digamos mentales. Así, tenemos a la juventud atrapada en un currículo vital (paralelo al currículo laboral) que consiste en hacer mejor que nadie lo que hacen todos: bodas, bautizos, comuniones, cumpleaños, seguir la moda o estar a la última en pasear al perro, en la bici por el carril bici, en ser ecologista, feminista, de la dieta mediterránea y contra el cambio climático: ser, en definitiva, igual y desigual, porque la igualdad total “sería muy aburrida”, dice quien se crio en el individualismo y aborrece el comunismo. Y, como la emulación es cara en euros, la juventud no tarda en endeudarse, y ya está pillada.

De ahí, la importancia de extender entre quien quiera oírnos no el lenguaje de una revolución que nunca se hará, ni el sálvese quien pueda, ni el ser uno mismo. La salida ha de ser colectiva. Toda biografía, también la mía, es contradictoria, un apaño entre la realidad y el deseo, entre el quiero y no puedo donde también se cuela la emulación.

Hay que vaciar las emulaciones (grupos whatsapp y redes sociales se pintan solas) y proponer, a quien nos haga caso, el vaciamiento de las consignas con que la juventud está machacada por la democracia del Bienestar que hace creer que todos somos iguales, que quien se esfuerza llega o que existe la igualdad de oportunidades con pedir y se os dará. El reto está en vivir una vida autónoma sin nadie que nos financie ni subvencione. Hay que extender la conciencia de “la vida que tengas, págatela”, con consecuencias que pueden herir sensibilidades pero que son imbatibles:

–Exigir a cada mujer que quiera ser madre (sola o en sociedad con su pareja) el depósito ante notario de la cantidad en euros que vale poner una persona en marcha como se pone una empresa o como se aborda una hipoteca.

–Combatir el círculo vicioso del trabajo, cuando una política de nacionalizaciones y socializaciones podría hacer de cada trabajador un funcionario y de cada empresa una empresa del Estado.

Llegaríamos al socialismo de la mano de millones y millones de voluntades unidas a las que la clase política no podría negarse. Podríamos empezar por las etiquetas, hashtags o almohadillas, que aglutinan comunidades de usuarios que comparten, comunican o discuten. Ese es el ágora y el foro contemporáneo donde ejercer la filosofía que, al menos, lo intente y no justifique lo que hay. Etiquetas: #NO a esto, #SÍ a aquello. Veréis cómo la gente se apunta hasta ser tendencia, emulación al fin y al cabo.

[1] [eLTeNDeDeRo] es consciente de que hashtag, un barbarismo más, va contra el idioma. Ocurre que los Hashtags, que suena a nombre propio, da un título más peliculero que el que hubiera dado la Guerra de las etiquetas o la Guerra de las almohadillas. Se admiten bromas.


 

ética en red.

Lazo de luto

Con independencia de que [eLTeNDeDeRo] tuviera algo que decir el día de ayer, algo había ocurrido que nos mandaba callar: qué menos que 24 horas de silencio como muestra de duelo y de repulsa por otro caso más de violencia sexista.

Salvo que hablemos del tema (lo cual, en caliente, tampoco suele producir mayores reflexiones), no podemos seguir subiendo a internet fotos de la vida guapa o efemérides de cumpleaños el mismo día que alguien como Laura Luelmo ya no los cumple.

□ enlaces

Contra la violencia sexista

Amor romántico y violencia sexista

Fuentes y aljibes de la violencia contra las mujeres


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imagen y palabra, el viejo cuento.

Mi amigo Feisbuquito (amigo en carne y hueso y de quien recibo, por mi gusto y el suyo, todas sus notificaciones) me manda un texto parche que yo ya había leído en otros amigos murales o tablones (detesto decir muros en Facebook) y que seguro a ustedes también les suena (sáltenselo si ya lo conocen): «Un experimento. La vida que mostramos en las redes sociales últimamente se ha transformado en solo fotos y mostrar algo que a veces no existe ni se corresponde con la realidad, decidí seguir la sugerencia de Herman Towers y participar de una experiencia llamada “una reunión de amigos”. La idea es ver quién lee la publicación sin foto. Si nadie lee este mensaje, será un breve experimento social, pero si lo lees, quiero que hagas un comentario con una palabra sobre mí, por ejemplo un lugar que te recuerde a mí, un objeto, un momento. Después, copia este texto en tu muro y yo voy a dejar una palabra que me recuerde a ti, y por favor, no escribas la palabra si no tienes tiempo para copiar el texto en tu muro. Eso arruinaría el experimento. ¡Gracias! A ver qué sale.»

Leído lo cual, pensé: mi amigo Feisbuquito se dedica a escribir, así que lo normal es que, quien lo busque, busque sobre todo sus textos, más que sus imágenes. En cambio, a quien es pintor sí lo buscarán por sus imágenes como a quien hace música, por su música o lo que sabe de música, y como a quien hace gilipolleces, gente gilipollas y así: según tu oferta, será tu demanda y Dios los cría y ellos se juntan. ¿Qué pasa? Que el nacimiento de Facebook (libro de caras, no se olvide), vino a responder al narcisismo y a la sociabilidad de una juventud que nunca hemos sido y pasa que nuestra generación se apuntó a FB más tarde y casi siempre inducidos porque teníamos adolescentes en casa. Estamos hablando de un proceso que ya cumple diez años y en diez años ha cambiado todo en información y comunicación. Basta ver el impensable efecto Android y Whatsapp en nuestras vidas. Y lo que no se piensa a tiempo hay que repensarlo a destiempo, que es lo que se suele hacer, lamentarse padres, madres y profesorado del [mal] uso que nuestros menores hacen de medios y redes sociales.

Lo que no debemos, creo, es preocuparnos, como si fuésemos una cadena televisiva, de la audiencia (o share) que tenemos o dejamos de tener, ni si, quien nos ve, nos ve por la imagen o qué. Casi todo en redes es vanidad y azar y su lenguaje, como ha sido siempre: lo bueno si breve, dos veces bueno y una imagen vale más que mil palabras. Para que las palabras perduren hay que desfrivolizar las redes y pasar, de internet de las caras, a internet de las ideas con voluntad de servicio. En eso estamos.

–enlace a El efecto Whatsapp en nuestras vidas