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desmontando las mareas por lo público.

trajes de sevillanas fotos antiguas de Sevilla

Los tres soberbios lemas de la Edad Contemporánea fueron libertad, igualdad y fraternidad (1789). Por libertad se colaba libertad de comercio; por igualdad, igual derecho a voto de la burguesía; y, por fraternidad, la vieja caridad. Lo endeble de esas tres divisas cuajó en Napoleón, un hijo de la Revolución pronto convertido en emperador (1804), quien dio leyes a un Estado policial que lleva su nombre: estado napoleónico. Contra el estado napoleónico se alzó la Internacional de anarquismo y socialismo; ambos fiados en el final de las clases sociales: el anarquismo, por la abolición del Estado, y el socialismo, por la toma del Estado por el proletariado hacia el comunismo.

La Revolución Rusa y dos guerras mundiales configuraron un cuadro inesperado. Las clases obreras, al aceptar servir como tropas nacionales (negarse a la guerra hubiera sido la única opción), renunciaron, de hecho, a la Internacional. Y Rusia se convirtió, como socialismo en un solo país, en un bloque frente al bloque capitalista, que administró a su antojo libertad, igualdad y fraternidad contra una experiencia sistemáticamente presentada como dictadura.

Las clases obreras aliadas empezaron a llamar a la puerta de la patronal reclamando el mejor nivel de vida que podrían permitirse: ser mano de obra cualificada, a costa de mano de obra bruta emigrada y materias primas de países que habían sido (y de esta forma seguían siendo) antiguas colonias, únicamente emancipadas bajo gobiernos títeres. La trampa iba a ser la deuda; deuda de países pobres forzados a comprar tecnología a las metrópolis ricas.

La mano de obra occidental se prestó encantada; su recompensa sería pasar de clase obrera a clase media, a cambio del Estado suministrar servicios que hasta entonces no daba: seguridad social, pensiones, formación profesional, salud, vivienda, transporte, etc. Había nacido el Estado del Bienestar. Soviética y el socialismo por los partidos comunistas no tenían nada que hacer. Vuelvan a 1989 y recuperen las imágenes de la Caída del Muro de Berlín: nunca tanto esclavo aplaudió la consagración de su propia esclavitud.

Lo que falta, ya lo han vivido ustedes. El mapamundi de libertad y democracia para todos, que prometió la Generación Berlín, se vio, en seguida, que resultaba una falacia. Y un anciano Stéphane Hessel dio a los jóvenes su llamamiento al ¡Indignaos! (2010), o sea: haced que se cumplan las promesas que a la humanidad se hicieron al término de la Segunda Guerra Mundial, más Occidente, en fin. Entre nosotros, José Luis Sampedro y el movimiento ¡Democracia real, ya!, que daría en Podemos, picaron el anzuelo. Y ahí los tenemos, a Pablo Iglesias y a Alberto Garzón de ministros de un Gobierno que ya me dirán qué tiene de izquierdas. La misma palabra izquierda está desactivada.

Hoy, una sociedad como la española se divide entre gente pobre y media que pide derechos y aspira a vivir a costa del Estado del Bienestar, y gente rica que no quiere contribuir al Estado (esa es la guerra de los impuestos), entre otras cosas, porque su bienestar ya lo disfruta. De ahí, que la palabra público (sector público, sanidad pública, enseñanza pública) haya quedado, como la palabra izquierda en boba petición de lo que ya se tiene. No es la pública progreso de nada, sino garantía de una privada y concertada con sus respectivas excelencias.

De otro modo. Donde el estado capitalista se hace llamar Estado del Bienestar (no en Estados Unidos), el anticapitalismo obliga a denunciar el Estado del Bienestar. A nivel personal, no fiando que el Estado nos resuelva la vida (ser parasitario ha cundido en la juventud media) y, a nivel ciudadano, activando todo tipo de objeciones de conciencia aceptadas como derechos: derecho a la objeción a las armas y a las fuerzas armadas, a religiones en público, a la natalidad subvencionada; objeción a solidaridades públicas que, en forma de acogida, no hacen más que prolongar la desigualdad, caso del tapadismo islámico en estos tiempos supuestamente feministas. Hay que ser insolidario y coherente con nuestro lugar en el mundo, ya que no lo elegimos. Yo apenas si me hablo con creyentes del bienestar y, a sus partidos políticos (ni a ninguno), ya ni les voto. La España de las Mareas me aburre o me da vergüenza.


la lengua de géneros, historia y réquiem.

ies-martínez montañés

Perdón por lo que es evidente. El sexo es una oposición macho / hembra. La sexualidad es una práctica (tantas como quepan en LGTBIQ y lo que venga). Y el género, una categoría gramatical: masculino/ femenino/ neutro/ no marcado. El sexismo lingüístico se reduce al paradigma a/o, que hay quien se empeña –contra toda lógica y elegancia– en hacer pasar por @ o X. Como ni la a ni la o son referentes reales (de carne y hueso), ya fue un absurdo hablar de violencia de género, delito o maltrato de género, etc. Se propuso sexista o machista. Pero el sector femenino feminista, doy fe, impuso su criterio, votó por género y género se quedó. Se trataba de dar visibilidad a lo que a juicio de las mujeres no parecía tan visible, pues en el principio fue siempre la refutación de que «masculino incluye femenino». Aquel lenguaje lo quisimos llamar coeducado. «Hable con coeducación. Para hablar con educación, hay que hablar con coeducación.». [1]

Pasó el tiempo, se consolidó lo de género y, paralelamente, las sexualidades emergentes fueron ampliando sus letras l,g,t,b,i,q… Un grupo se nos escapó a todo control: mujeres tapadas por razón religiosa; práctica que el feminismo oficial (Psoe IU) se apresuró a calificar como cultura o civilización [2]. [3]

El lenguaje de géneros (desdoblado o inclusivo) nos dejó el vulgarismo culto del todos y todas, practicado por quien a la fuerza nos tenía que dejar constancia de su doble militancia, política y lingüística. A quienes aún hoy se empeñan en practicarlo o nos abruman con la arroba @ o la equis (x), un poquito de coeducación:

Primero es establecer la comunicación, el contacto con nuestro auditorio (emisor » receptor), función conativa o apelativa: Señoras y señores, Damas y caballeros, Niños y niñas, expresiones así. En correspondencia comercial o mensajería epistolar o en redes sociales vale empezar Querid@ amig@, Estimad@ cliente; o, al cierre, acabar con buenos días a tod@s, salud para tod@s, para un cuerpo de discurso (función referencial) en castellano inclusivo sin más desdobles que los imprescindibles a la precisión del relato.

Quien siembra y salpica su texto de arrobas o equis se está condenando a una misión imposible. Antes o después la tarea lo desborda y caerá en contradicción o incongruencia. Además está haciendo dejación de su obligación como hablante y nos pasa a receptores o público lector un trabajo de interpretación o lectura que no nos corresponde.

Los desdobles pueden y deben evitarse. Caso real: «¿Llegará un día que grandes empresas y agencias de empleo compren a Google los datos y valoraciones individuales de nuestro alumnado que los y las docentes, tan ingenuamente, compartimos en Google Drive?». Prueben: que docentes compartimos, sin artículo determinante, como en español periodístico de América.

Hablen y escriban bien. Hablen y escriban con coeducación.

[1] Coeducón del Instituto Martínez Montañés, Sevilla. El Área de Igualdad y Coeducación se implantó en colegios e institutos en 2005.

[2] A aquel sinsentido, nosotros lo llamamos tapadismo, tapadismo de obediencia islámica, tapadismo islámico o tapadismo religioso. Es nuestra la aportación de tapadismo a la Wikilengua. La Alianza de Culturas y Civilizaciones tiene fecha 2007. El feminismo oficial renunciaba a enfrentarse a la Iglesia (por sus monjas tapadas) y al Islam que nos metía en el aula alumnas con velo y, sus hermanos, tan frescos.

[3] Hubo más ampliaciones al debate: alumnas que eran o se sentían alumnos, y a la inversa; frivolidades que podían no serlo: alumnos con uñas pintadas. También, una guerra no declarada entre feminismo de mujeres y homosexualismo de homos pudientes partidarios de vientres de alquiler; disputa que ha concluido con la expulsión del Partido Feminista, de Lidia Falcón, del seno de Izquierda Unida.


Sevilla en bici, cuestión de imbíciles (2).

ANIMATION Carril Caballo

Carril bici por Sanlúcar de Barrameda
esquina Carretera de la Vía con Quinto Centenario


En la primera parte de Sevilla en bici vimos el trato que el Plan Bici de Sevilla dio al centro de la ciudad histórica: ninguno. Sevilla, como cualquier ciudad, necesitaba un plan a largo plazo que habría que haber sometido a consulta de toda la ciudadanía, la de intramuros y la de fuera, la acostumbrada a usar la bici (de paseo, bici urbana, de montaña, de carretera o deportiva) y la que pudiera incorporarse. No se hizo esa reflexión y pronto sufrimos un despropósito de obras públicas que cambiaron la ciudad como no se había visto cambiar desde la Expo 92 o desde que Sevilla prescindió de sus murallas.

Hablamos de hábitos circulatorios y de modalidades de tráfico que unas con otras dialogan o tienen que dialogar entre sí: el coche particular, el transporte público, carga y descarga, limpieza, servicios, urgencias, bomberos, coches de caballos, bicicletas, motos, patines, patinetes, personas, perros; más cofradías por Semana Santa o manifestaciones cívicas, coches de inválido, carros de bebé, de la compra, todo ese etcétera. Había que pensar, en futuro inmediato, la Sevilla que se quería y, en lo tocante a la bicicleta, si se quería un ciclismo de agregación o un ciclismo de segregación, esto es: la bici dentro del tráfico general, o al revés: la bici reconducida a itinerarios propios, y si esos itinerarios se harían a costa de los coches o de los peatones, como finalmente se hizo. Demasiada carga para aquel grupo de Izquierda Unida A Contramano que, con más voluntad que cabeza y con ninguna autocrítica, transformó la ciudad como jamás se había visto.

Bicicletas matriculadas (La Enramadilla 1964)

Por calles unidireccionales como por anchas avenidas, el municipio tenía la posibilidad (más visible ahora en tiempos de crisis y sin fondos europeos) de haber hecho de la bici lo que era: un vehículo lento entre vehículos más rápidos, y actuar con dos instrumentos bien baratos: educación cívica y un plan de actuación sobre bordes, bordillos o arcenes de calzadas mayormente perjudicadas por baches, husillos, registros o alcantarillas. Todo eso, con alquitranado y brocha gorda hubiera despejado el carril derecho para el transcurso de las bicis sin invadir aceras ni molestar a nadie. La educación vial hubiera mentalizado a conductores ególatras y mal acostumbrados al “circule por la derecha, adelante por la izquierda”, que decía el viejo código. Esa aplicación junto a otras iniciativas como algún derecho a contramano (según los coches) o como el uso compartido de carriles buses (bus y taxi y bici como transportes públicos) hubiera ahorrado a la ciudad una pasta gansa y redundado en beneficio general.

Bicicletas matriculadas años 60

Donde tanto se miman patrimonio y tradición y cuando lo sostenible es casi moda y tanto se protege lo en peligro de extinción, la bicicleta de nuestros mayores, aquella con su estatus reconocido, con su matrícula y su aparcamiento en las comunidades (no en balcones ni desvanes), ha desaparecido de la ciudad. Imbíciles. [1]

Daniel Lebrato en bicicleta

[1]a. Desconfiad de toda asociación ciclista urbana. La perspectiva se pierde cuando se pasa de la reivindicación al orgullo bici, ese que toca el timbre a las personas por aceras o zonas peatonales.

[1]b. Urbanismo Psoe: tranvía (o metro), rotondas y carril bici: todo por el coche.


Daniel Lebrato en bicicleta por la Avenida de Sevilla 2017 05 22


Sevilla bici, cuestión de imbíciles.

icono-biciculturaicono-biciculturaicono-biciculturaicono-bicicultura


Lo llamábamos BiciCultura, por decir bici educación o bici laboral de casa al sitio y del sitio a casa. Imagínese usted un casco histórico como Sevilla, donde o «ciclistas por la calzada» o nada de nada, monada (porque no hay aceras ni anchas avenidas). De la Sevilla del ensanche hablaremos otro día.

Casco histórico. Aunque no recibiera ese nombre, ese casco histórico ya tenía su carril: el carril automóvil. Carril por donde circulaba el señorito en calesa o coche de punto mientras la plebe se apañaba como podía entre charcos del suelo y ¡agua va! desde el cielo.

A ese carril-coche conviene la calzada de duro adoquinado sin refilar (machaca manillares y sillines) que no se derrite y resiste las altas temperaturas del verano de Sevilla (cuando el señorito andará por la Sierra de Aracena, por Matalascañas o Sanlúcar) y previene el destrozo asfáltico que provocan las procesiones de cera de Semana Santa:

–¡El adoquín en bruto es lo suyo! -dijo el perito en calzadas romanas.

En esas calles hechas a la medida de los coches, acera es lo que sobra o es plaza o alameda. Murallas adentro, no hay mucho más: privilegios de iglesia y nobleza que nadie cuestiona, y una panda de eurocomunistas que también viven en el centro y que ahora, en vez de comunistas, se hacen llamar de izquierdaunida y que han viajado en familia a Ámsterdam o a Berlín, donde han flipado con sus carriles bici:

De ahí, vendrán la Bicicleta del Alamillo o las jornadas bici, con poli municipal cortando el tráfico y siempre en domingo. En esos Días Metropolitanos por la Bicicleta, ¿qué se aprende de la bici diaria? ¡Absolutamente nada! Bicicultura: cero cero. Y será así en cualquier ciudad que se precie de casco antiguo y casco el que lleven ciclistas en la cabeza.

Esa escuálida Izquierda Unida logró un día entrar al Ayuntamiento como ha entrado IU Podemos en el actual Gobierno de Coalición: a rebufo del Psoe y sin hacer mucho ruido:

–Daremos a IU Participación Ciudadana -se dijo el Psoe, sumiso a la Sevilla del ABC mientras se reservaba para sí las poderosas áreas de Urbanismo o Tráfico.

A todo esto, Izquierda Unida, bienintencionada, había logrado ediles gracias al voto de barrios como San Jerónimo o Bellavista. A aquella buena gente, preguntó la concejala que repartía los euros para Presupuestos Participativos:

–Todos y todas (pues ya se empezaba a hablar en lenguaje de géneros): ¿En qué queréis que invirtamos los euritos que tenemos para el barrio? ¿En parques infantiles?, ¿en un polideportivo?, ¿en peatonalizar la calle principal?, ¿en el mercado de abastos?, ¿en carril bici de aquí al centro?

Y votaron todas y todos, como en Villatripas de Javier Krahe:

–¡Carril bici, mucho más!

Y así salió el carril (acera-bici, en realidad) Bellavista-San Jerónimo : 15,9 km de asfalto rojo que algún ingrato comparó con línea de metro y llamó “bicicleta obrera”. El primer tramo, entre Plaza de Armas y Barqueta, lo inauguró en septiembre 2008 el reverendo teniente alcalde de Sevilla Rodrigo Torrijos, con Ricardo Marqués, de A Contramano, de acólito ilustrado. Había llegado Ámsterdam a Sevilla y, de Sevilla, a Andalucía, a España y la humanidad. Lo curioso era que entre Ricardo y yo, los dos viviendo en el centro, no había forma de ir en bici sin que un coche nos pisara los talones. La línea Bellavista San Jerónimo nos pillaba a los dos un poco lejos.


(Próxima parada: en bici por la Sevilla ancha.)

icono-biciculturaSEVILLA EN BICI, CUESTIÓN DE IMBÍCILIS (2ª PARTE)

 icono-biciculturaicono-biciculturaicono-biciculturaicono-biciculturaicono-biciculturaicono-bicicultura


nombre y logo bicicultura compartido con Universidad de Chile
Centro Bicicultura, Amarilis Horta
*
reproducción y montaje
(y pedidos como pegatina)
El Taller de la Copia, Feria 50, 41003 Sevilla


Lorca: Fábula y rueda de tres amigos.

Lorca
historia de un hilo.

☞ pruebe a leer en horizontal ☜


FÁBULA Y RUEDA DE TRES AMIGOS

Cuando se hundieron las formas puras
bajo el cri cri de las margaritas,
comprendí que me habían asesinado.
Recorrieron los cafés y los cementerios y las iglesias,
abrieron los toneles y los armarios,
destrozaron tres esqueletos para arrancar sus dientes de oro.
Ya no me encontraron.
¿No me encontraron?
No. No me encontraron.
Pero se supo que la sexta luna huyó torrente arriba,
y que el mar recordó ¡de pronto!
los nombres de todos sus ahogados.


□ enlaces:

Fábula y rueda de tres amigos (Enrique, Emilio, Lorenzo)

en Universo Lorca (versión corta)

en Trianarts (versión larga documentada)

en la zamarra de Gustavo [Sierra Fernández] (versión larga y explicación previa sobre los tres amigos)

en fragmentos para olvidar (versión larga)

Comentario de texto por Ángela Bernardo (en Hipertextual)

No me encontraron (fragmento), cantado por Miguel Poveda (3:52)


historia de un hilo
hilo de tuits

Del vario glosario que nos deja internet, el más duro y desviado a mis oídos me ha parecido siempre muro de Facebook (en lugar de mural o tablón), y el más acertado y próximo, hilo, hilo de Twitter, con su amplio campo semántico, seguir el hilo, perder el hilo, hilvanar (una conversación) o (armonizar discursos o palabras) deshilachadas. En sentido amplio, hilo puede ser también la secuencia o el hipertexto que como en salto de rana nos lleva de un texto a otro, de un vínculo a otro vínculo.

Cuento esto, tan obvio para quien anda en redes, por contarles la historia de un hilo que empieza en Julio Anguita y va saltando de clic en clic hasta acabar en si García Lorca –como el aviador de Justo Navarroalcanzó a prever su propia muerte en Fábula y rueda de tres amigos, Poeta en Nueva York, 1929. En el hilo intervienen Luis Pizarro (Luispiz), Pive Amador, Félix Molina y David Fernández-Viagas, contactos de @daniellebrato o de eLTeNDeDeRo. El artículo se llama Luces de pandemia y en él se hilvana un hilo donde desfilan Benito Moreno, Pura de Ucelay, Valle-Inclán, Alberto Garzón, Juventud y madurez del 98, Antonio Machado, Alejandro Amenábar, Unamuno, los Premios Goya, la película Campeones, los programas El Ministerio del tiempo y Cuéntame cómo pasó, de TVE, Federico García Lorca, José Monje Cruz Camarón, PCE, Izquierda Unida, Podemos, y, como secundarios de lujo, Goethe, Picasso, Fellini, Beethoven, Kundera, Vila-Matas, Giles Deleuze, Gil de Biedma, Carlos Blanco Aguinaga, Guillermo González Arenas y Pedro Pubill Calaf Peret.

Todo era por comentar los pasos del tiempo (físico, ideológico, histórico)  desde la juventud hasta la madurez, la vejez y la muerte, y si conviene a la edad asentarse en ideas conservadoras o si, por el contrario, se debe aprovechar la edad que dicen la tercera para dar salida y palabras a lo que, cuando éramos más jóvenes, no pudimos o no supimos expresar; percepción que [eLTeNDeDeRo] pilló prestada en Envejecer con lucidez, Calle del Orco, de Kim Nguyen Baraldi (nacido en Bruselas, 1985).

Mis conclusiones provisionales son:

Que Anguita el político es un ejemplo de edad perdida.

Que prever la propia muerte es tópico literario y nada más. Todos nos moriremos en París con aguacero. Eso valía también para Lorca el año 29.

Que la inteligencia española representada en TVE o en los Premios Goya, contando con la complicidad de las Academias de Cine y de Televisión y de los guionistas, lleva años maquillando la Historia contra la memoria histórica y a mayor gloria de la Constitución del 78 y de la monarquía.

Que, aparte de renovar vínculos y amistades, los blocs o páginas digitales sirven para, entre otras cosas, recuperar la memoria de la Fábula y rueda de tres amigos de Poeta en Nueva York a donde fue llevada.


 

FÁBULA Y RUEDA DE TRES AMIGOS

Cuando se hundieron las formas puras
bajo el cri cri de las margaritas,
comprendí que me habían asesinado.
Recorrieron los cafés y los cementerios y las iglesias,
abrieron los toneles y los armarios,
destrozaron tres esqueletos para arrancar sus dientes de oro.
Ya no me encontraron.
¿No me encontraron?
No. No me encontraron.
Pero se supo que la sexta luna huyó torrente arriba,
y que el mar recordó ¡de pronto!
los nombres de todos sus ahogados.


Fábula y rueda de tres amigos (Enrique, Emilio, Lorenzo)

en Universo Lorca (versión corta)

en Trianarts (versión larga documentada)

en la zamarra de Gustavo [Sierra Fernández] (versión larga y explicación previa sobre los tres amigos)

en fragmentos para olvidar (versión larga)

Comentario de texto por Ángela Bernardo en Hipertextual

No me encontraron (fragmento), cantado por Miguel Poveda (3:52)


artículo base
LUCES DE PANDEMIA


hilo de tuits

luces de pandemia.

 

Camarón, por Benito Moreno, Lorca, Pura de Ucelay y Valle-Inclán (la foto en Madrid, 1934, preestreno de Yerma)


 

Julio Anguita fue conductor del viaje a ninguna parte que va desde el PCE de 1975, al actual ministro Garzón, en el Gobierno, cero a la izquierda de la izquierda. La reflexión no va sobre política sino sobre las formas de envejecer las ideas o las personas. Estaremos de acuerdo: la realidad no envejece. [1]

Estudiante yo en la facultad y opositor después a profesor de lengua y literatura, recuerdo un tema: «Juventud y madurez del 98».[2] El enfoque era perverso por cuanto daba por sentado que los del 98 maduraron y porque la madurez parecía que tenía que ir siempre hacia una renuncia a los primeros radicalismos de juventud, a sentar la cabeza, o sea[3]. Excepciones fueron Antonio Machado y Valle-Inclán, cada uno a su deriva.

Ahora que la película de Amenábar Mientras dure la guerra ha vuelto al Unamuno de madurez, ya me dirán qué madurez demostró el rector de Salamanca aquellos días terribles que se le vinieron encima. Solo una cultura política pordiosera de aquella que refleja, pudo ver en don Miguel ejemplo de algo y altura de miras y, sin embargo, ahí lo tienen: 17 nominaciones, 5 goyas y ¡mejor película! Se ve que España 2020 premia la ambigüedad, el titubeo, la agonía; y se disculpa el golpismo en nombre de un hombre bueno con fe en la extrema unción. La España de los Goya se retrata en los Goya, como en Campeones, un año antes, se retrató la España Down y Provida y sin preservativo ni anticonceptivos.

Lo cual, que no nos vengan con la película de los últimos días de Julio Anguita. Ya ven lo que nos quiere decir El Ministerio del tiempo, según TVE:

–España, ¡no pasó nada! Nosotros le juntamos a Federico García Lorca (que no estaba muerto, que no) con José Monje Cruz Camarón (que estaba tomando vinos). [4]

Antonio Machado y Valle-Inclán supieron defender sus Termópilas. Unamuno, un poseído de sí (un energúmeno), no supo qué defender. Y Anguita no alcanzó a ver que el viejo PCE envejecería mejor, como un buen vino, que echándole seven-up al rebujito de Izquierda Unida, como Anguita le echó, y no digamos su yayoflauta y pagafantas admiración por la gaseosa que fue Podemos.

Que ustedes se rodeen de luces de madurez y que ustedes lo envejezcan bien.

[1] El motivo para este artículo viene de la lectura de Envejecer con lucidez, por donde desfilan, con sus casos, Goethe, Picasso, Fellini, Beethoven, Kundera, Vila-Matas, Giles Deleuze; y cada quien que aporte lo que sabe del envejecer, morir, como único argumento, Gil de Biedma.

[2] Carlos Blanco Aguinaga, Juventud del 98 (1970).

[3] Quizás la madurez del 98 se nos proponía como modelo a estudiantes en edad de dar problemas. ¡Y cuántas personas no maduran jamás!

[4] Recreo la canción El muerto vivo, del colombiano Guillermo González Arenas, 1965. En España fue repertorio de Peret, por rumba catalana.

España: la hora buitre.

marlaska y militares

La mejor opinión sobre el papel del Ejército en esta crisis es la que dijo: acudir al ejército prueba la sobra de militares y la falta de sanitarios (entiéndase: personal de Protección Civil) que hay en España.

La gente olvida que tenemos reconocidas dos objeciones de conciencia: derecho a la objeción religiosa (Constitución, artículo 16) y derecho a la objeción militar (artículo 30.2).

Ligar misión humanitaria y Ejército, aprovechando que el coronavirus pasaba por aquí, es una provocación en regla y un atraco a nuestros derechos reconocidos. Pues nada más fácil, en tiempo de paz, que suspender (siquiera excepcionalmente) categorías y rangos militares y asimilarlos a su orden civil. Al revés, ya hemos visto: en tiempo de guerra, se moviliza a la población civil.

Lo del Psoe y Podemos con el Ejército no es normal. Y tiene razón (constitucional) quien se haya molestado por tanto militarismo explícito y es injusto echar la culpa a tal o cual rufián o a tal o cual región (País Vasco, Cataluña).

Lo de Pablo Iglesias con el Jemad Julio Rodríguez es de diván. Allá él. Lo de Pedro Sánchez empezó el día que el Psoe se dejó colar la supresión del servicio militar obligatorio (Gobierno Aznar, marzo 2001), algo muy celebrado por la presunta izquierda, que nos libró de la mili, sí, pero nos dejó sin objeción militar.

Después de Aznar, el Psoe de José Luis Rodríguez Zapatero (2004/2011), con el Psoe de Andalucía y con UGT y Comisiones (esos Zipi y Zape de la clase obrera) embarcaron a España en una militarización como no se había visto otra desde el invento de las misiones de paz del glorioso ejército español con Felipe González en 1989. Zapatero, Griñán, Susana Díaz hicieron carrera con el pretexto de mantener puestos de trabajo y militarizaron Astilleros, Navantia, Construcciones Aeronáuticas y (el remate de los tomates) apuntaron a España al proyecto Airbus como si no conllevara el Airbus Military que también nos tocaba la objeción de conciencia.

Yo, como español, no estoy obligado a exponer ni a defender mi postura ante asuntos de religión o fuerzas armadas. Pero el Estado, el Gobierno, sí. No se equivoque el voto PSOE o PSC, ni se equivoquen Podemos y els Comuns, como Ada Colau. Aprovecharse de enfermedad y muerte para que las criaturas se muestren agradecidas a las fuerzas armadas, es como aplaudir al cura que a la cabecera del moribundo descarriado viene a ofrecer sus servicios religiosos. Es más que salvación de última hora. Yo diría que es buitreo.


¿Nuevos Pactos de la Moncloa? (2).

Si lo primero sería ir hacia una reubicación geopolítica más económica de España en el mundo (UE, Otan, Onu, Ejército, Jefatura del Estado: todo eso sale muy caro), lo siguiente sería el replanteo del Bienestar, como individual zona de confort.

El Estado del Bienestar fue un farol que se marcó el Psoe de la Transición, bajo el poderoso influjo de la social democracia alto europea (Willy Brandt, Olof Palme), lo que catapultó al poder a Felipe González en cinco años (de 1977 a 1982) con el decaimiento del PC. De entre los encantos del Estado del Bienestar, uno se inoculó para siempre en la ciudadanía progresista, y fue que el Estado dejó de verse represivo [1] para pasar a verse como órgano benefactor. Cundió una doble moral: si me va bien, para mí, y, si me va mal, para el Estado a través de impuestos, vía Presupuestos. Esa doble moral ha traído la mentalidad que vemos en nuestros hijos y nietos, dicho en Manuel Machado: «Que todo, como un aura, se venga para mí y que jamás me obliguen el camino a elegir». ¡Y, luego, nos quejamos! ¡Cuando los hemos criado nosotros, madres o padres, abuelas y abuelos, más/menos yayo flautas!, que picamos el anzuelo del Psoe en los 80 y de Podemos en 2005, a cambio de renunciar a lo que ideológicamente nos definía: la conciencia de clase, que, perdida, ha cuajado en una generación que ha hecho de revolución y cambio una batallita de abuelos cebolletas.

Sea como sea, y diga lo que diga el Estado, del Bienestar se sale en cuanto llega la crisis. Pasó en 2008 (quiebra del sistema financiero inmobiliario; 2007, Lehman Brothers) y pasará ahora. A falta de vanguardia hacia nuevas metas [2], el desempleo y verse en la calle harán a las criaturas espabilar de la zona de confort donde estaban dormidas.

Al final, dos piezas saldrán al tablero. Una, ya lo verán, será otra vez que “estábamos viviendo por encima de nuestras posibilidades”; y, otra, más en serio: que habrá que replantearse familia, trabajo y residencia sin ayuda de los mayores ni del Estado, cuyas ubres se habrán quedado secas. Solo un estado de necesidad puede remover conciencias. Ojalá la gente espabile, empezando por el abandono del narcótico voto útil. Reducir en peso y nómina la clase política (hasta acabar con ella, habiendo Administración) ayudaría a llenar las esquilmadas arcas sociales. Y no haría falta pacto ninguno que, de firmarse, iría contra la gente, como han ido siempre los muchos pactos que en la historia han sido. [3]

[1] represivo veía al Estado la izquierda; la derecha, lógicamente, no. Pero el Bienestar puso a una y otra más de acuerdo que nunca.

[2] No es vanguardia la intelectualidad, que da pena en cuanto la sientan a la mesa de los Príncipes de Asturias; no es el arte; no es IU abducida por Podemos, a su vez, abducida por un Psoe que ni en el 77 fue, ni en 2020 es socialista, sino lo menos facha que se despacha, y por eso a los coalicionistas les gusta tanto, y les viene tan bien, quejarse de las burradas de Vox y de las privatizaciones del PP.

[3] Documentación:

¿Nuevos Pactos de la Moncloa? 1

Jinetes del apocalipsis

Análisis del Bienestar

Carta a un demócrata creyente en el Estado del Bienestar

‘Adelfos’, de Manuel Machado


¿Nuevos Pactos de la Moncloa?

Un pacto es un guiso. Los avíos para el puchero son hoy distintos que en 1977. A la gente que entonces no había ni nacido, no creo que valga la pena removerle una memoria que no tiene ni, por lo mismo, entrar en comparaciones. Los mayores jugaríamos con ventaja y aburriríamos a las ovejas. Lo que sí sería útil es sacar balance y conclusiones del espíritu de entonces en la que entonces fue o quiso ser izquierda bajo Felipe González y Santiago Carrillo. Hoy sabemos lo que estos dos no sabían: que ni Europa ni Otan (año de enlace: 1986, mismo año que el PCE disolvió sus siglas en IU) fueron indiscutibles valores a la causa España ni a la causa democracia, izquierda o progreso. Más bien al contrario.

La generación que hoy pasa de los cuarenta años (madres y padres de la tercera generación, la de nuestros nietos) ha podido ver por el Brexit una Europa sin UE y darse cuenta de que esa Europa (Reino Unido) ni está loca ni está sola. La lógica del Brexit ha sido que, a menos UE, más EEUU, más Israel y más Commonwealth. España no cuenta con Commonwealth, pero sí con Portugal y con un vínculo con América que la España patriótica ha cedido a Estados Unidos (ver España Cuba o España Venezuela), algo incomprensible, mientras aguantamos la mordida inglesa en el Peñón de Gibraltar. En clave España exit, España podría seguir estando en zona euro[1] sin ceder soberanía, como está cediendo, a EEUU, FMI, BCE, ni a la Europa del Norte que tiene pillada a la del Sur por los euros de la deuda.

En 1986, y con Europa como anzuelo, la segunda trampa fue la entrada de España en la Otan, operación que Felipe González vendió al pueblo español como la creación de un ejército europeo (?) al que España, como miembro ingresado de pleno derecho, tenía que contribuir sí o sí, de pleno deber. Ante la opinión, se ocultaron los costes reales de la operación militar que la Otan suponía y se camufló que, en diplomacia y política económica, los bloques se contrapesan y la independencia respecto a un bloque se compensa con creces con nuevos acuerdos respecto al otro, o sea: a menos partido España Europa, más partido España América, España Rusia, España China o España Venezuela. En 1977, cuando los Pactos de la Moncloa, la izquierda (harta de oírse llamar estalinista y no democrática) se dejó colar el gol de la democracia y de la libertad que venía del bando aliado (EEUU, Inglaterra, Francia) y el golazo de que, sin ese Occidente, no había vida, España no valía nada. Ahora, ese argumento, con vistas a una España 2021, sería muy fácil de desmontar. Margarita Robles: el Día del Desfile es muy bonito, pero sería más rentable una España como país neutral y no alineado (y por la paz y el desarme), y no al dictado de potencias que al final pasan su factura (ver requerimientos de Donald Trump por los gastos de la Otan). La neutralidad de España facilitaría la reconversión de unas fuerzas armadas, muy engreídas, hacia un Cuerpo Único de Seguridad Nacional que incluiría todos los cuerpos uniformados: bomberos, protección civil, las distintas policías, Guardia Civil. Entre unas cosas y otras (nóminas, escalas de mando, operaciones de mando único), nos ahorraríamos una pasta gansa que, a día de hoy, se está derrochando para nada: para el Doce de Octubre, en la Castellana. Es inconcebible. Y, por supuesto, una España sin Otan se plantearía el desmantelamiento de las bases militares extranjeras en Morón y Rota y Gibraltar, por la parte andaluza que nos toca. Y otro día abriríamos para Ceuta y Melilla la posibilidad del mismo estatus que tiene Gibraltar, y si Ceuta y Melilla quisieran ser parte de Marruecos, plazas autónomas africanas, o provincias españolas de ultramar (como, a la inglesa, es Gibraltar): que Ceuta y Melilla decidan; no, como ahora, que ejercen de forzosa y costosísima gendarmería (en personal funcionario y en vidas humanas) al servicio de la UE y de la política de inmigración que a Merkel le salga de los collares.

Otro día también, hablamos de igual independencia de España respecto a la Iglesia (acuerdos de 1979) y de España respecto a los Borbones (1969), vestigios de un franquismo que no se extingue.[2] Con ese guion sobre la mesa, bien se podría pactar. ¿Iglesias y Garzón (los González y Carrillo de ahora mismo) lo tendrían claro?

Esa es la cuestión.

La otra, la denuncia del Estado del Bienestar como falacia y montaje. Pero eso afecta, más que a los partidos, a mentalidades individuales tipo Generación Podemos que habría que cambiar.

No será fácil.


Daniel Lebrato, 6 de abril 2020

[1] UK nunca adoptó el euro. Y Andorra, Mónaco, San Marino, el Vaticano, Kosovo y Montenegro, sin pertenecer a la UE, sí.

[2] Una España no Reino de España lo tendría más fácil para entenderse con Portugal y con Cataluña: es un argumento imbatible para prejubilar al rey y agradecerle a la Casa Real los servicios prestados.


España, ante la Jura de Santa Gadea.

Jura_de_Santa_Gadea

El sintagma el hombre lo utilizamos a nuestra medida y conveniencia. Cuando se habla de un paisaje o de una naturaleza modificada por la mano del hombre, se sabe lo que es. Cuando se formula la explotación del hombre por el hombre, lo normal es que el hombre o la mujer que soy reaccione de manera distinta, según mi posición en la cadena capitalista. Y quien afronta que El hombre es un lobo para el hombre, seguramente se mirará en los bolsillos:

–A mí, que me registren.

Ser un hombre o portarse como un hombre, ya es sustantivo adjetivo; y está hombre sinónimo de humanidad.

Si mi hombre como parte de la humanidad sospecha que el virus que nos invade pudiera ser acción bélica producto del hombre, es evidente que ese hombre no me incluye ni a usted sino a quien puede y quiere. Y puede una clase médica o científica tan preparada para obrar el bien (salud y ciencia a beneficio de la vida) como para obrar el mal, película que hemos visto demasiadas veces. Y quien quiere, o quienes querrían, son poderes que no reparan en nada por asentar su dominio (guerras económicas, convencionales, secretas). Estas serían las malas compañías o las relaciones peligrosas: algo o alguiénes de cuanto España pudiera estar formando parte como país alineado y no neutral.

El hombre que plantee esa sospecha (sospecha que circula como certeza entre quienes se las dan de estar de vuelta de todo) no debería ser calificado de conspiranoico, obseso, prochino o comunista; tampoco, como contrario a medidas solidarias en tiempos difíciles. El hombre simplemente sabe que él –que no estuvo en el titular Se cumplen 50 años de la llegada del hombre a la Luna– no ha sido.

–A mí, que me registren (bis).

Si alguna dignidad (no precio: Javier Gomá) le queda a la izquierda que hoy está en el Gobierno, España debería (como Alfonso VI en la Jura de Santa Gadea) jurar:

–España, si fuiste o consentiste en el experimento que está matando españoles.

La pregunta es inquietante. La respuesta, más. Pero no maten al mensajero.

Sobra decir que IU Podemos no tendría nada que ver. Hablamos de responsabilidades de gobiernos Ucd, PP y Psoe que han ido adjuntando a España, mediante acuerdos y tratados, al bloque Usa, a quien ha cedido soberanía y bases militares.

Tanto que se repele una Corona franquista y no democrática, no estaría de más que España revisara sus relaciones diplomáticas, no menos franquistas que el Rey que se quiere sacar en referéndum.

Si estás de acuerdo, pásalo.


 

aplausos al atardecer.

aplausos al atardecer

No sabemos si este es el último baile.
Sí sabemos quién dirige la orquesta.
Sí sabemos cuándo empezó.

La gente de mi edad y mentalidad (hombres y mujeres de 60 años arriba; de formación realista, poco dada al género de ciencia ficción, y ajena a vídeo juegos de exterminio) estamos viviendo Vicod 19 (esa que llaman crisis, ¡qué bien les viene la palabra crisis!) con ojos suspicaces.

El mileurismo era para nosotros la profecía apocalíptica del fin del mundo por cambio de siglo o de milenio. El arte figurativo nos tenía acostumbrados a la muerte a mogollón, nada más verla en iglesias y en Semana Santa, en el Dante o en el Bosco.

Nuestra cínica juventud se aplicaba al ¡Cuán largo me lo fiáis!, de Don Juan Tenorio, o al Marqués de Bradomín de pecar y pecar hasta el perdón que nos permitiera el doble disfrute de esta vida y de la otra. Y el tiempo se llevaría a papas y a emperadores.

La muerte nos sentaba bien si no fuera por la leyenda cierta que nos llegaba de cuarteles y comisarías de la dictadura y de otras dictaduras (Salazar, Pinochet, Videla) donde la vida, literalmente, no valía nada.

Ahora, y con esa experiencia, nos quedan muchos reflejos.

1) Todas las voces contra el Poder siguen siendo nuestras, desde Marx, hasta Chomsky.

2) Detrás de todo esto podría estar (la duda ofende) una demencia mundial que está jugando con lo que no se debe jugar.

3) Sería muy grave que España (sus votantes, sus Gobiernos) estuviera, de una forma u otra, cerca de ese juego como daño colateral por fuego amigo.

4) El estado de alarma nos recuerda otros estados de excepción.

5) El llanto por la muerte del Estado del Bienestar, que traerá consigo Vicod 19, nos enfrenta con el mileurismo dominante de la Generación Podemos; generación que creyó en el Estado del Bienestar sin preguntar quién paga derechos y libertades que les habían puesto en la cabeza. Con tanto Sí se puede, la generación de nuestros hijos, hoy en el Gobierno, no ha podido nada.

6) La teorización del capitalismo (a título de humano, flexible, afectivo o inteligente) nos da náusea o risa tonta. Riamos pues.

7) Esperemos que, además de reacciones sentimentales como solidaridad o bien común (esos aplausos al atardecer), de ésta salga una sociedad más dispuesta a pensar con ojos de otra España, de otra Europa y de otro mundo.

Mientras, el Decamerón, de Boccaccio, La Peste, de Camus, o la Numancia, de Cervantes: literatura de asedio ya que no podemos esperar que de ésta salga nada que valga la pena.


BREVE HISTORIA DE ESPAÑA

No sabemos si este es el último baile.
Sí sabemos quién dirige la orquesta.
Sí sabemos cuándo empezó.

El día que tu país y el mío firmó convenios,
tratados de amistad, alianzas, concordatos,
y mandó cónsules y abrió embajadas
para estar dónde: ¡democracia y libertad!

(se descojona el coro)

Y el día de la bomba todos fuimos
Charlie Hebdo, como antes Once Ese.
Y, antes, España, Roma, y, español,
el último emperador.


Aplausos para el atardecer es un título de Juan Andivia Gómez (Alhulia, 2018).

/ a Juan Andivia y a Paca Jiménez Huelva /

¡cántate un bingo, garzón!

Garzón Ley del Juego

¡CÁNTATE UN BINGO, GARZÓN!
a la manera del médico contra el del bar
en Amanece, que no es poco

En el país del ¿y si toca aquí?
En el país del ¿te lo vas a perder?
En el país del cupón y la lotería.
En el país del gordo y la bonoloto.
En el país del cuponazo y la primitiva,
de las quinielas y el pleno al quince
o de los euromillones,
tiene huevarios el discursito
que nos estás dando en prevención
de la ludopatía nacional:
–¡Cántate un bingo, garzón! [1]

[1] bingo Del inglés bingo, bean no (frijol no, por decir ‘no más’ cuando se jugaba con frijoles). Premio que gana el jugador que antes consigue completar los números de su cartón. Ganar, cantar un bingo. Como interjección, indica que se ha solucionado o acertado algo. garzón. Del francés garçon. Muchacho joven. Niño, hijo varón.

 

Generación Podemos, tarde piaste.

tres generaciones

La expresión tarde piaste, de las más divertidas del idioma[1], significa que algo se hace tarde o mal. Viene a ser una variante del a buenas horas, mangas verdes, y podría valer para subtitular la noticia del acceso de IU Podemos al Gobierno de Coalición con el Psoe, abanico de colores de izquierdas que habría que celebrar como se celebró la victoria del Frente Popular en 1936 [2]. La falta de entusiasmo, el perfil bajo o la sordina con que se ha recibido la victoria de la Coalición no puede tener más explicación que: la Coalición no se percibe como victoria y que la gente no está entusiasmada. El desánimo obedece a razones de coyuntura política, motivos socio ambientales, y de generación.

En política, la indefinición respecto a Cataluña y la cuestión territorial, pasa factura a IUP. Se quiera o no, la neutralidad no existe y siempre le hace el juego al establecimiento (la Constitución y el constitucionalismo, en este caso) y, en medio de tanto Sí se puede, ¿por qué no se va a poder ejercer el derecho a decidir? (fase referundista en la que estamos). Después es evidente que el soporte humano de la izquierda española no es el de 1936 y, sobre todo y además, que el tiempo de IU Podemos ha pasado. Quizá por eso votantes y simpatizantes de IUP nos aburren en redes multiplicando los despropósitos de Vox, PP y otras Españas de derechas, algo alimentado por el Psoe cuando animó a llenar los balcones con banderas de España, más derecha, imposible. ¿Imposible? ¡Que viene Vox! ¡Qué bien les viene Vox! Solo por contraste con otra derecha más carca y más cerril se percibe de izquierdas una Coalición que de izquierdas no tiene absolutamente nada.


Entre julio 2015 y mayo 2016 [eLTeNDeDeRo] publicó un par de artículos donde se predecía para el 2020 el relevo de la Generación Podemos y su sustitución por otra generación que dimos en llamar Generación Poscrisis o Posbienestar. [3] Pautando según los quince años de generación en generación [4], desde 1975 (muerte de Franco) hasta 2020 (45 años) caben tres generaciones. Cada una ha tenido su acontecimiento generacional, un sueño y una oportunidad: la Generación PCE o de la Transición soñó una España federal y republicana. La Generación Berlín (caída del Muro, 1989) soñó un mundo único, sueño que se estrelló contra las Torres Gemelas (11 septiembre 2001). La Generación Podemos soñó cambiar la Constitución del 78 y abrir España a una segunda Transición. Ja, ja, poleá.

Por grupos de edades, la Generación Transición (1975-89) es gente que hoy pasa de los 65 años, la Generación Berlín (1989-2005) ronda los 50 y la Generación Podemos (2005-20) los 35 años de edad. Este 2020 cumplirá 20 años la generación de nacidos con el milenio. Gente que no conoció la peseta. Gente criada en el Bienestar, primero, y, luego, en la crisis. Gente que, aunque siga teniendo el lenguaje del Bienestar, sabe que el bienestar se lo tendrá que buscar. A la generación de Alberto Garzón, por Izquierda Unida, y Pablo Iglesias, por Podemos, se le ha acabado el tiempo. Empezó por el mileurismo (2005), siguió como ¡Indignaos! (2010), creyó en la Primavera Árabe (2010), acampó en la Puerta del Sol (el 15 de mayo de 2011) y en 2020 se hacen llamar ministros que ¿a quién quieren engañar? Tendrá que hablar la generación de la crisis o del posbienestar. Alberto y Pablo, ¡tarde piasteis!

[1] Ver el origen del tarde piaste en WordReference.

[2] El Frente Popular cuajó en enero de 1936 y ganó las elecciones del 20 de febrero para gobernar en paz los cinco meses que le dejaron.

[3] Tres generaciones (1975-2015) seguido del Cuadro de las generaciones políticas. España, 1915-2020.

[4] El concepto de generación se lo debemos al matemático danés Julius Petersen (1839-1910), quien lo aplicó a las generaciones literarias. Dos pertenecen a una generación si 1) no se llevan más de 15 años de diferencia, comparten 2) una formación común, 3) una convivencia y 4) están marcados por un hecho histórico, acontecimiento generacional que les dé nombre. Frente al acontecimiento, 5) el grupo generará una idea fuerza, 6) buscará algo o alguien que ejerza su liderazgo, y adoptará 7) un lenguaje propio (un estilo) con el que afirmar su hegemonía frente a la generación anterior. Los quince años de diferencia de edad vienen del ciclo natural en las mujeres madres: novia a los 15, madre a los 30, abuela a los 45, bisabuela a los 60.


llanto por la izquierda antifascista española el día que machaban a Cataluña.

policía

A principios de 2020, la izquierda española llegó a alcanzar cotas nunca vistas ni oídas desde el triunfo del Frente Popular en febrero de 1936. De las tres siglas concurrentes al Gobierno de coalición, al menos una, Izquierda Unida, llevaba en sus venas la larga tradición PCE de lucha antifascista acumulada dentro y fuera de España, en el exilio y en el maquis, en la resistencia durante la Segunda Guerra Mundial, durante las cárceles y comisarías, en los comités de empresa, en las asambleas de facultad, en la larga noche de censura, represión y doble vida bajo el franquismo.

Esa larga noche antifascista consistió en movilizarnos todos contra todo: la dictadura que nos tenía, a unos, por terroristas; a otros, por comunes o anarquistas; a este, por cristiano por el socialismo, a aquel por Comisiones Obreras, al otro por propaganda ilegal. No importaba quién fuera el represaliado ni cuál la pena que le había caído. ¡Amnistía y Libertad!, gritábamos por todo lo que se moviera en contra del general que se hacía llamar generalísimo. ¡Amnistía y Libertad!, fuera cual fuera la causa que se movía: nos movíamos todos.

Hoy, que Izquierda Unida ocupa plaza en el Consejo de Ministros (del Psoe, para qué hablar; de Podemos, qué, si expresamente vino al mundo como “de la gente” y nada de izquierdas); hoy, que algo de mí y de mi historia se sienta y no se siente en el Gobierno de España; hoy, que machacan a Cataluña con la complicidad de esta izquierda preocupada, eso sí, por lo que de verdad preocupa a la gente, siento, en el fondo del corazón y del hígado, una rabia que es tristeza hasta la náusea.

Enlace al Mal Poemo


incitación a la rebeldía.

Votar es aceptar

1º) la dinámica electores > elegidos (para luego hablar mal de la clase política) mientras

2º) cada vez más personas (el precariado) carecen de ciudadanía (a beneficio de cáritas y oenegés: la exclusión social nunca fue cuestión de Estado en España como sí lo han sido las pensiones o los malos tratos).

3º) Pedro Sánchez y Pablo Iglesias (y, a su través, Alberto Garzón; no toda la comunidad Izquierda Unida Podemos Psoe), transigen con el Juicio al Procés (antes, materia de movilización por las libertades).

Aunque usted no comparta el Juicio al Procés (a usted como demócrata de la libertad le aprieta por ahí algo el zapato) y aunque acepte (cínicamente) los puntos 1 y 2, quien vota izquierda vota por la funcionarización del voto amigo. A eso llamamos rehén, chantaje, extorsión, coacciones a clases medias y bajas. Cualquier voto, también a Izquierda Unida Podemos, acaba siendo un voto conservador (de lo que hay).

Buzón de [eLTeNDeDeRo]: «No puede haber más gobierno o administración que el de un partido de esos que llamamos de izquierda. Quien administra lo precario, la supervivencia de cada día, debe ser alguien que piensa y sienta desde la izquierda. Lo contrario es entrar en el desbordamiento, porque la ambición no tiene fin. Dejen a los capitalistas, tan salvados siempre de todo, que campen a sus anchas para dominar este y unos cuantos mundos más. Pero es de cajón que quien administra lo precario…»

En ese “dejar al capitalismo” está la clave diferencial entre la izquierda siglo 20, anticapitalista, y la izquierda siglo 21, mileurista, bienestarista, máster chef de todo y operación triunfo de sí misma.

Decir esto es también una forma de pasar de la noticia de aquí al domingo, a lo que ya es Historia. Si el germen de Podemos fue una llamada a la indignación (de Stéphane Hessel en 2010), está haciendo falta una incitación a la rebeldía que el voto en las urnas –y mientras Cataluña no vote su destino– aduerme y aliena, retrasa y confunde. Que la rebeldía empiece por no votar.

enlaces:

la edad y la rebeldía

teoría del diosmonio

la edad y la rebeldía.

Siguiendo el debate electoral duré hasta el tema de la vivienda. Ahí, Pablo Iglesias exigió que se cumpla la Constitución (esa es su perla; él, que quiso un día romper el candado del régimen del 78) donde dice: “todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada”. Yo, que, por mi edad y mi militancia, soy agua de un río que va a desembocar a Podemos, pensé: ¡qué vergüenza!, ¿ni una palabra sobre la distribución y tenencia de la propiedad de la tierra o del suelo? ¿Solo se va a entrar desde la ‘izquierda’ en el debate entre vivienda de alquiler o en propiedad? ¿No hay ocupas? ¿Nadie sin techo? ¿No hay latifundios de suelo urbano como los del campo de la marquesa? Apagué la tele y me fui a lo Quevedo: ¿No ha de haber una izquierda más valiente?

Dos ilustres, que admiro y quiero, evolucionaron, con la edad, hacia la rebeldía: Valle-Inclán y Antonio Machado. Cada uno se alejó y tomó partido lejos del conservadurismo que impregnó al final a su generación del 98. No es mi caso. Caso inverso. Yo, a mi feliz edad, no me he radicalizado en mis ideas: me he quedado más solo que la una. Fue el Pce quien se pasó a la monarquía (Pactos de la Moncloa, 1977) y fue Izquierda Unida (1986) quien abandonó el análisis marxista hasta diluirse en ese azucarillo propagandista de la Constitución que ha acabado siendo una Izquierda Unida Podemos gendarme del Estado del Bienestar (“lo que realmente importa a la gente”), enganchada al carro de la unidad de España y consintiendo un juicio al Procés que en otro tiempo no tan lejano, y por muy de derechas que sea lo del Procés, hubiera movilizado a toda la España roja o progresista.

Se entiende que no votaré y que mi fracaso sea que ninguna sigla reconocible, ninguna petición vía redes sociales rentabilice la abstención crítica: algo frente a tanta estulticia. Nada, nada, al otro lado del río.

Termino por Bécquer: ¡Dios mío, qué solos se quedan los nuestros!

justicia o caridad.

Les muestro un hilo, desde su puntada inicial [entre corchetes las correcciones]:

Carmen Álvarez Marín: Desde IU Sanlúcar apoyamos y nos ofrecemos a colaborar con Aecc Sanlúcar. En el #DíaMundialContraElCáncer, militantes y nuestra candidata de IU a la alcaldía de #Sanlúcar Carmen Álvarez Marín ha estado con ellas.
Mano tendida para los y las que [quienes] luchan contra esta enfermedad desde todos los frentes. Desde aquí nuestra continua reivindicación de más apoyo y más recursos en la investigación.

Daniel Lebrato: ¡Valiente submarino envenenado, la Asociación Española Contra el Cáncer!

Jose Bernal Hidalgo: Daniel Lebrato usted debería de tener un poco más de respeto hacia la labor completamente altruista y solidaria que realizan estas mujeres. Le aconsejo que antes de insultar, se acerque por la sede y vea los servicios gratuitos, talleres, y actividades que ofertan para los enfermos de Cáncer y sus familiares. Y en un día mundial contra esta enfermedad como fue donde [cuando] se realizó esta foto, la Sra. Álvarez y otros políticos (sin importar sus ideales) dejaron su trabajo unos minutos, para visitarlas, trasladarse sus apoyo y colaborar con ellas.

Diego Gallego Cruz: Jose Bernal Hidalgo eso es muy loable. Lo que me cabrea es que [los de] IU vaya[n] para mendigar votos como hace[n] siempre.

Leído lo cual, Daniel Lebrato no ha insultado a nadie. Lo de ‘envenenado’ iba con la intención que no mezclar dos modos de afrontar y enfrentar la acción social: uno es la caridad o la solidaridad (que al final vienen a ser lo mismo: peticiones a la persona o al Estado del Bienestar) y otro la justicia y la razón. La Asociación Española contra el Cáncer (AECC) une, desde 1953 y desde su cruz de Santiago, indubitables símbolos franquistas, junto a las damas de la alta sociedad, empezando por su majestad la reina, que la preside. La hucha de pedir debería estar prohibida a sensibilidades contrarias a toda forma de mendicidad. Y la hucha petitoria no se distingue de la mano del indigente que nos solicita limosna ni del gorrilla que nos aparca el coche ni del músico callejero que, si le preguntan, nos dice que le encanta la vida bohemia. Mucho mejor que todo eso, que son los oficios del no (porque antes o después contribuimos o NO contribuimos), es la ciudad sin caridad, sin manos al pasar, sin huchas y sin indigencia. Desde IU, organización que vino a desguazar el Partido Comunista, no entiendo que se dé vuelo a caridad ninguna. Donde hay caridad (puede ser oenegé o solidaridad cualquiera) no hay justicia ni hay derecho. Otro día hablamos de lo que cubre y no cubre la Seguridad Social y de lo que debería cubrir el seguro de cada quien en una población que todo lo cifra en pedir y pedir y pedir y se os dará. Así está la gente y así está España, como en tiempos del Lazarillo de Tormes.