Diez días que estremecieron el mundo
John Reed (1919)
Que siguen los rusos en tu patria / y que nunca llegaron a la mía
Jesús Munárriz (1975)
De tanto ir por la vida en igualdad y a fondo común, uno se hace comunista,
y eso, al margen de la propaganda anti y de las malas prácticas reales
que ha conocido la humanidad en nombre del comunismo
Ni tontos ni marxistas (2012)
Guion gráfico. Storyboard.
No hay línea de Alta Velocidad que no haya costado un plus en vidas humanas. Obreros que se precipitaron al vacío desde un viaducto o por aplastamiento por estructuras que se les vinieron encima. Aun tomadas todas las medidas de seguridad e higiene en el trabajo, el accidente es inevitable. Lo cual no consuela a la familia de la víctima, que pensará ‑con razón‑ que siempre mueren los mismos, no ingenieros ni accionistas de la empresa constructora. Otro modo de verlo es que los muertos a buen seguro hubieran preferido otra política de obras públicas. Menos Ave y más viviendas, escuelas y hospitales en sus barrios obreros, si es que tiene que haber ‘barrios obreros’. En fin. Para pactar el tema, podemos aceptar un número de bajas por kilómetro en comunicaciones, por último, el progreso. No diremos lo mismo de los caídos por Keops o Notre-Dame, obras levantadas a mayor gloria de un solo hombre, el faraón, o de una casta, sacerdotal. Tampoco en la exótica medina somos ajenos a que buena parte del exotismo lo aportan las mujeres tapadas, por ellas o por sus varones familiares. Da igual. Una costumbre que no progresa. Una cultura que lo permite. Una religión que invade espacios que deberían ser laicos en todas partes ‑como derechos humanos‑, paisaje humano “sin discriminación por nacimiento, raza, sexo o religión”. ¿Les suena? Sin tapadas en la Yemá y sin parias en Benarés se perderá exotismo pero se ganará en salud y civilización. Y la misma lógica, a las corridas de toros. El Coliseo de Roma, mejor sin sangre de gladiadores.
Panorámica. Milenios y milenios de costumbres, cultura o religión (esos horrores) se enseñan en colegios y se inscriben en Constituciones. El pretexto es que el mundo no conoció su bondad, caso de unos Derechos Humanos, “que no se cumplen”; caso de un Reino de Dios que “ojalá se cumpliera aquí en la Tierra”. Obreros muertos, mujeres maltratadas y animales intocables se venden como civilización, y se está a la espera. Que si un mundo mejor, otro mundo es posible. En cambio, no se da la más mínima oportunidad a la utopía social. Primer plano. Puede usted seguir tapando a su mujer y abrir comercio respetable. Puede darle permiso o ella tomárselo para quitarse el velo en pie de igualdad. Voz en off: ¿No serán ustedes comunistas?
Vuelta atrás (flashback)
Toma 1.
Desde la Gloriosa Revolución, inglesa de 1688, hasta la Revolución de los Claveles, Portugal, 1974, en todas las revoluciones coinciden una guerra y un pueblo que pasa hambre. Un soldado ruso apunta al zar.
Toma 2.
El soldado se cuestiona en la guerra lo que en tiempo de paz ya era evidente. Cuál es su bando. Una patria o una clase social. Si es por patrias, yo francés y tú alemán, podemos pegarnos unos tiritos. Pero, si es por clase social, los dos obreros, no vamos a matarnos por intereses de la patronal.
Toma 3.
En tiempo de crisis ‑esa otra guerra‑ la emigración anula el factor nacional y el trabajo se paga por su cotización mundial: ingenieros con ingenieros, mano de obra con mano de obra. La patria era el lujo que podíamos permitirnos.
Toma 4.
Dos fechas. 1848. Manifiesto comunista. 1948. Fundación de Israel. Hoy sabemos lo que los muertos de las dos Guerras y del Telón de Acero no podían ni imaginar: que Rusia y Estados Unidos, Merkel y Sarkozy iban a darse un beso.
Toma 5.
La gran guerra del siglo no fueron las mundiales de reparto capitalista. La gran guerra fue contra el socialismo, forzado por el bloqueo a socialismo en un solo país. Un solo país significa el fracaso del internacionalismo, de la Internacional.
Toma 6.
De la Primera a la Cuarta, las Internacionales van a compás de la historia. Las de 1889 (centenario de la Revolución Francesa) y 1900, dieron la Internacional Socialista. La de 1919, la Tercera, Comunista. La Cuarta, 1938, ya será el sueño de Trotski por una revolución mundial. Che Guevara exportó otra revolución, otra internacional: la guerra de guerrillas. Del Che hicieron camisetas.
Toma 7.
Noviembre de 1989. Quienes saludan con euforia la caída del Muro de Berlín, ignoran lo que espera a la pobre gente: mendicidad, emigración, subempleo, mafia y xenofobia. Lo dice mi asistenta, que es rusa y desconfía de las rumanas, y lo dicen los mendigos por el puente Carlos, Praga.
Toma 8.
El guiño de Occidente funciona mientras que el desarrollo y la cuota de mercado pinten bien para las clases trabajadoras, de pronto convertidas en clases medias y sus organizaciones, en cómodos partidos y dóciles sindicatos.
Toma 9.
Veraneos con niños saharauis. Oenegés sin fronteras. Galgos por la Alameda. Especies protegidas que habrá que comerse en cuanto apriete el hambre.
10. Epílogo
Después de Berlín, el progresista se declara por la paz y no violencia, no por la paz y el desarme. Se lleva ser crítico con la democracia pero con la muletilla de que es el menos malo de los sistemas posibles. Se lleva ser antisistema aunque asociando bienestar a dinero y dinero a sistema porque “eso es lo que hay”. Esta postura es de raíz posmoderna (Umberto Eco, Apostillas, 1987). Ya nadie puede ingenuamente hacer declaraciones de amor al capitalismo pero, salvando las distancias, podrá seguir amándolo y vivir del cuento como intelectual o como artista sin parecer un yupi o un pringado de mierda. Más claro, el 15-M.
11. Créditos
Alguien calcula las víctimas y atropellos del ismo comunismo, incluyendo todo el terror rojo que nos han contado y todos los Paracuellos de este mundo. Calcula luego el peso en sangre de otros ismos. Salen más atrocidades con cargo a cristianismo, religión o progreso. Sin embargo, se elevan a la Alianza de Civilizaciones. Lo que no va en civilización, va en cultura o en costumbres. Y, si no, en democracia. O en libertad o en si les gusta.
12. The end
En la misma hoguera que el estalinismo, arde el socialismo, fase primera hacia una sociedad sin clases sociales, que sería el comunismo. De paso, se quema el marxismo, esa dialéctica que explica la historia como una sucesión de sistemas económicos. Se termina haciendo creer que era el marxismo ‑no la economía‑ el causante de la lucha de clases. Muerto Marx, se acabó la Historia.
13. Toma falsa
Tráiler del siglo 21. Torres Gemelas. Alguien se sube al metro. Parece Londres. Pero es Atocha. La toma, desgraciadamente, es real.
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