Etiqueta: toros

las putas y los poetas.

Cayetano Rivera Ordóñez foto Javier Cebollada

La última guinda sobre el pastel del coronavirus la pone, de momento, el torero Cayetano Rivera Ordóñez:

–Miles de toros van a ir al matadero sin pasar por una plaza. ¿Cuántos adoptarán los animalistas?

La pregunta, aunque necia, no merece oídos sordos y podría trasladarse a otros ámbitos de las ideas que, siendo gratuitas (cuesta nada ser aficionado o ser animalista), alguien tiene que pagar y hacerse cargo.

Correcto. Adivinaron: ¡El Estado del Bienestar! Así España seguiría siendo un país libre a gusto del toricida y de su contrario, una democracia, un Estado social y de Derecho y el blablablá que se creerá quien se lo quiera creer.

La pregunta no-necia de Cayetano al grupo animalista afectaría a toda mentalidad de ONG. ¿Usted está por la política de acogida, por «bienvenidos refugiados»? ¿Qué le impide adoptar a un niño subsahariano, a una niña en riesgo? Adopte a un sirio, a alguien que se esté estrellando de hambre contra la alambrada en Melilla, contra el muro en México o en Palestina.

Pedir no cuesta nada. Pensar tampoco. Por eso, Cayetano, que cree que los cosos taurinos son templos de cultura, como librerías, cines o teatros, pide ayudas y subvenciones para lo suyo. La lógica de Cayetano es la lógica de la Sociedad de Autores. Donde, antes, un ¡Que Dios se lo pague!, hoy: ¡Que el Estado lo pague! y pronto veremos el fondo a la caja fuerte del Estado tras tanta malversación no solo en euros o en cajas b del PP, sino en pamplinas, en escapismos, o en actividades de poca cabeza como la tauromaquia o el ¡Todo por el turismo! que nos ha tenido en las nubes todos estos años. Hasta “trabajadoras sexuales” o sectores como el tatú o la esculpiduría de uñas, llorarán y llorarán porque lo suyo es vital que se recupere, y porque llorar también es gratis.

Otro día hablamos del paspartú de la foto: el supuesto derecho a ser libres con que nos subyuga el capitalismo y que habrá que cuestionarse:

(1) el derecho a nacer (ramificaciones: iglesias y religiones frente a recursos finitos y control de natalidad),

(2) el derecho a la vida digna (ramificación a mi bolsillo a través de impuestos) y

(3) el derecho al trabajo mientras el trabajo siga dividiéndonos, más que entre patronal y sindicatos, entre quienes hacen y no hacen.

Guisar para casa, follar o escribir poemas no son actividades productivas (sino de ocio o tiempo libre), digan lo que digan amas de casa, putas y poetas. Verán cómo antes o después nos tropezamos con la actual pandemia y con lo que hemos llamado, siguiendo a José Luis Cuerda en Amanece, que no es poco (1989), el Gran Poder Omnímodo.

Queden ustedes con Antífona de Manuel Machado, un poema de 1907 cuando las putas y los poetas eran hermanos:

pruebe a leer en horizontal

ANTÍFONA
Manuel Machado (1907)

Ven, reina de los besos, flor de la orgía,
amante sin amores, sonrisa loca…
Ven, que yo sé la pena de tu alegría
y el rezo de amargura que hay en tu boca.

Yo no te ofrezco amores que tú no quieres;
conozco tu secreto, virgen impura;
Amor es enemigo de los placeres
en que los dos ahogamos nuestra amargura.

Amarnos… ¡Ya no es tiempo de que me ames!
A ti y a mí nos llevan olas sin leyes.
¡Somos, a un mismo tiempo, santos e infames;
somos, a un tiempo mismo, pobres y reyes!

¡Bah! Yo sé que los mismos que nos adoran
en el fondo nos guardan igual desprecio.
Y justas son las voces que nos desdoran…
Lo que vendemos ambos no tiene precio.

Así, los dos: tú, amores, yo poesía,
damos por oro a un mundo que despreciamos…
¡Tú, tu cuerpo de diosa; yo, el alma mía!…
Ven y reiremos juntos mientras lloramos.

Joven quiere en nosotros Naturaleza
hacer, entre poemas y bacanales,
el imperial regalo de la belleza,
luz, a la oscura senda de los mortales.

¡Ah! Levanta la frente, flor siempre viva,
que das encanto, aroma, placer, colores…
Diles, con esa fresca boca lasciva…,
¡que no son de este mundo nuestros amores!

Igual camino en suerte nos ha cabido,
un ansia igual nos lleva que no se agota,
hasta que se confundan en el olvido,
tu hermosura podrida, mi lira rota.

Crucemos nuestra calle de la Amargura
levantadas las frentes, juntas las manos…
¡Ven tú conmigo, reina de la hermosura!
¡Hetairas y poetas somos hermanos!

Manuel Machado (1907)



foto portada: Javier Cebollada

resignación a la antítesis.

Desde que el mundo existe, existe su contrario (norte, sur; Caín y Abel), que puede ser su suplementario (falda o pantalón) o su complementario (macho y hembra). Analicen sus pasiones y sabrán las pasiones contrarias que suscitan. Quien no tiene enemigos, decía Gracián, tampoco suele tener amigos. Lean el artículo de Manuel Rivas sobre el español antitaurino y verán cómo defender la tauromaquia de sangre o de maltrato, en nombre de su larga tradición entre nosotros, atenta contra la no menos larga y tradicional postura abolicionista.


¡caracoles!

Un pañuelo de lágrimas para Morante, foto El País

/ ¡caracoles! interjección igual a ¡caramba! /

La ventaja del pensamiento público (o político) consiste en criticar a un Estado (de cosas) y en disculpar al individuo. Dos casos vienen a propósito. El primero ha salido en los periódicos: «Polémico gesto de Morante de la Puebla en la Maestranza de Sevilla. El matador secó las lágrimas del toro picado y banderilleado que iba a matar.» El otro es una anécdota particular no tan rara en plazas próximas a bares con veladores donde menores juegan a la pelota mientras sus mayores se echan su cerveza con caracoles. El suceso lo habrán adivinado: de pronto, un balonazo descompone su mesa, rompe el vaso o directamente le echa a usted en su luciente traje su tapa de caracoles. Como el futbolista es menor de edad, y además educado, la víctima, mientras recompone la estampa como puede, se ve incapaz de reñir al chaval. Y a lo que vamos. ¿No debería lo público (gobierno, alcaldía, plaza o bar) haber previsto el incidente? Pues nada. Por toda exculpación solemos oír, del padre o la madre: ¡Perdone! ¡Ha sido sin querer!, mi hijo es un magnífico muchacho y los chiquillos en algún sitio tienen que jugar; que le pagan a usted otra de caracoles o una cerveza nueva como la que se estaba tomando, la lavandería también se la pagan y, si usted sigue con el enfado, todavía le increpan que si usted no ha sido nunca un niño o si nunca cometió alguna travesura cuando era chico.

La moraleja es clara. Cuando la lógica del piense en los demás o el sentido común (único comunismo que nos queda) no funciona o no existe, el individuo sale a juicio y las personas pelean o dirimen sus cuestiones a base de voluntarismo y de moral. Tampoco debemos juzgar en primer lugar al torero que saca su pañuelo y enjuga las lágrimas del toro que va a matar. Debemos criticar al Estado que permite los toros y, de paso (igual que al padre o madre del futbolista urbano), juzgar al público que está detrás. Rafael Sánchez Ferlosio abominaba de la fiesta de los toros “no por compasión de los animales sino por vergüenza de los hombres”. Pues eso. ¡Marchando una de caracoles y dos de vergüenza ajena!

Foto de portada: El País


¿toreros o matadores?

Los toreros no quieren morir ni verse corneados.

El toro quiere que lo dejen en paz en su dehesa.

El público que goza viendo sangre de una u otra parte no puede, ni debe, ser tenido en cuenta.

Quienes únicamente ganan con la tauromaquia de sangre son las ganaderías, esas de “a toro muerto, toro vivo que vendo” (pura ley capitalista de la mercancía y de la plusvalía), ganaderías que se lucran con la falacia de que el toro bravo ha leído a Heidegger y se sabe un ser para la muerte.

Es de cobardes picar y banderillear al toro para que el bravo herido pierda su bravura y entonces el diestro, no tan valiente, entre a matar.

Toreo de capote, puede ser; toreo de muleta y estoque, nunca jamás.


 

el público de los toros.

salida de los toros.jpgSevilla, domingo 7 de mayo 2017, 20:45 horas. Terminó la corrida. La afición deja La Maestranza. Tendido sol, a la calle Adriano. Las fotos están hechas a la altura de la Bodega San José. Son los culpables de la fiesta. Unos porque entienden de toros pero no entienden que los tiempos no están para matar toros. Otros porque van ‑más que a ver‑ a que los vean. Casi todos se alegrarán el día de la prohibición. Qué dinero nos ahorramos, vida mía, y qué pesadas las tardes viendo seis veces lo mismo. Cuando fuimos a Roma no había sangre en el Coliseo y nos pareció tan hermoso.

reportaje pinchando aquí: fotos.


Gracias y desgracias del toro de lidia.

SEIS TOROS, 6.
Tauromaquia en espirales a la manera de Luis Martín‑Santos


1º. Matar toros es ‑mucho más que animalista‑ conservacionista. Y de una especie que, sin la Fiesta Nacional (pongámosle las mayúsculas cuanto antes), estaría en peligro de extinción. El toro bravo es un ser para la muerte. Podemos decir ‑sin temor a equivocarnos‑ que ha leído a Heidegger.


2º. La especie toro bravo o toro de lidia incluye su hábitat, finca donde se cría y grey humana que lo cuida hasta llevarlo con mimo a su destino: desde el ganadero o empresario terrateniente y latifundista, hasta el veterinario, el mayoral, el picador, el mulillero, el mozo de cuadra, peones o gañanes de los de Los santos inocentes, o la criada de ahora mismo los recibe don Eduardo. Todo esto, en la España piel de toro y toro de Osborne, mejor sitio del mundo que eligen los toros de lidia para realizarse como mito, lo que determina el paisaje económico y social de la baja Andalucía y de vastas comarcas de la Ruta de la Plata, esa luna enamorada de los toros y de los caballos de raza que se las verán con ellos en el señorito arte del rejoneo.


3º. A ese paisaje agrario con toda su geografía humana se añaden ciudades y grandes y medianos pueblos (los pequeños soltarán vaquillas), con sus concejalías de cultura o fiestas mayores, que tienen dispuestas sus ferias con sus plazas de toros, sus taquillas, su venta anticipada por internet, sus guiris y forasteros, sus verdaderos aficionados o entendidos, sus bares y restaurantes, sus hoteles y comercios del entorno, más  vendedores ambulantes ‑reventa de entradas incluida‑ con algún Cortadillo de bolsos y carteras ajenas. Más policía, pues. Todos esperan el cartel de no hay billetes, máxima condecoración en días de corrida. Al conjunto, lo llamaremos cultura y civilización y casi, casi, religión: algo en lo que ‑para ser buen español‑ hay que creer y, si no, ahí está Cataluña, cuya anti españolidad se demuestra andando con la abolición.


4º. Existe además una promoción de muchachos (y unas pocas atrevidas) que, sobrados de facultades y medios familiares, no obstante eso, eligen no las cómodas carreras de medicina, derecho, ingeniería o ni siquiera el balompié; eligen la arriesgada carrera superior de tauromaquia: perito en capotes y banderillas, maestro o diestro matador de toros con la muleta: torero (o toreador, en otras latitudes) de los de a ver dónde está ese bicho, a ver si tiene cuernos (huevos) como dice, que me lo despacho aquí mismo de una estocada. Opcionales: la folclórica tras el abanico en el tendido sombra y recibir ante los toriles a porta gayola.


5º. Va a terminar la corrida y la crónica es siempre igual y la misma. Leemos en ABC: Torerito de Tal (de azabache y oro) muy bien que estuvo (quien dice bien, dice valiente, decidido, animoso, arrojado, entregado,  templado, con voluntad, con ganas, con mando) pero no le acompañó el toro en su faena. Vaya por Dios. Y aquí aparecen calificativos de manso, afeitado, semi toro, saco con cuernos, con percha, con manillar, cabestro, buey, vaca o becerrita; nunca notas por exceso de bravura o de trapío.


6º. Total. Por culpa de las ganaderías y de los toros, que ‑habíamos quedado‑ son los primeros interesados en la fiesta, falla ‑curiosamente‑ la fiesta de los toros. Vuelva a leer el toro número uno y procure no perder el hilo (de Ariadna) o la razón.


Sobrero. Estas espirales martinsantosas (o martinsantinas) excluyen ‑pero incluyen‑ la posibilidad cierta de que el torero muera o sufra algún desgraciado percance en el ruedo, culpa sin duda de la mansedumbre del que ya era manso o de una sobreactuación o insuficiente preparación para el mito. Lo que es seguro es que alguien lo ve en la plaza y al día siguiente en otra plaza ‑de abastos‑ habrá carne de toro de lidia. Especialmente apreciado, el plato de rabo o cola de toro. Exquisito según mercado y máster chef.


Sevilla.

Una encuesta de Irísaz Sociedad Civil nos pregunta a gente de Sevilla por la percepción que tenemos sobre nuestra ciudad. Este encuestado, para empezar, desconfía de sociedades civiles en la medida que admiten la existencia de la sociedad militar, la sociedad religiosa o la sociedad política. Quejarnos de la política o de los políticos sería un tópico. Quejarnos de la gente común sería otro tópico. Dicho lo cual,

Sevilla es el espejo donde se mira la actual política patrocinada por el llamado Estado del Bienestar: sociedad fuertemente clientelada a mayor voto para el Psoe a través de la oferta de empleo y subvenciones de la Junta de Andalucía. Susana Díaz, Macarena y Gran Poder, Betis y Sevilla y el ¡arsa y ole! cara al turismo y las fiestas, son el espejismo de una ciudad que caerá del sueño en cuanto un musulmán radical estalle su artefacto entre nosotros. Eso, por lo que toca a la proyección exterior de la ciudad. En cuanto a sus entresijos internos, ¿qué decir de la mendicidad, de la desigualdad y del feísmo de quien enseña su muñón en calle Sierpes a cambio de una moneda?, ¿qué decir del qué hay de comer de quien hurga en los contenedores de basura?

De ejemplo del cainismo sevillita entre clases medias, sirve el Plan Sevilla Bici que no esconde el rechazo que la Sevilla del automóvil siente por la Sevilla de la bicicleta, y hablamos de dos gestiones en manos izquierdamente próximas: una mano el Psoe, desde tráfico y urbanismo, y otra mano Izquierda Unida (el tiempo que formó coalición en el gobierno municipal), desde participación ciudadana. Al día de hoy, Sevilla en bici por el casco antiguo: salvo si circula por la alfombra roja o verde de los itinerarios bicis de Izquierda Unida, más acera‑bicis que carriles (que, diez años después, muestran su deterioro como obra pública y a ver de dónde salen los dineros), los feroces adoquinados en bruto que el Psoe no ha refilado (en nombre, se supone, de conservar los empedrados históricos) parten el culo y taladran el cuerpo de ciclistas por la calzada. (Sonríe el conductor en su 4×4 y el ciclista se queja y toca el timbre por zonas, por su presencia en bicicleta, escasamente peatonales.) Total: una pareja cogida del brazo no puede pasear por Sevilla (un carrito minusválido, tampoco) sin descomponer la pareja (¡se ven tantas parejas en tándem o fila india!), sin saltar obstáculos (Sevilla: la ciudad de los bolardos), sin subir y bajar ridículas aceras (que marcan el carril‑coche) y sin que le piten unos y otros. Y eso que Sevilla era la ciudad de las personas. Mientras no acabemos con el señoritismo, cuya capital mundial es Sevilla.

Próximamente, el carril‑cofradías por la Carrera Oficial, el carril-paseíllo por la Maestranza y el carril-paseo de caballos por la Feria de Abril. ¡Qué arte!

Daniel Lebrato, eLTeNDeDeRo, 21/02/2017

# enlace a Triana en primavera (photwalk, sábado 25 de marzo, con Juan Duque)

diluvio.

vacas-ahogadas
Foto Diario de Cádiz

DILUVIO

elegía por unas vaquitas muertas


Iban a dar leche y carne,
toritos bravos, terneras.
¡No pudo ser!
Cincuenta vacas retintas
ahogadas ‑dice el periódico
con pie de foto‑, cadáveres
por la Janda de Vejer.
¡No puede ser!

La tierra no engaña, quiere
ser lo que fue, una laguna,
y aquí se hundió el Rey de España.
Se ve que, también, Noé.
¡No pudo ser!

Debajo de sus paraguas
(a Ava Gardner, Humphrey Bogart
en La condesa descalza),
los mayorales las lloran:

¡No puede ser!
¡No puede ser!


la-condesa-descalza-en-la-pagina-lineas-sobre-arte
Foto Líneas sobre arte

–enlace a Diario de Cádiz

–enlace a La condesa descalza (1954) en Líneas sobre arte

 *

–enlace a ¿Quién como yo? (1996)


 

fiestas patronales

cohete homicida

De la serie ¡Están locos estos romanos!,

presentamos el estreno mundial

de El cohete homicida
(por seguidillas)

FIESTAS PATRONALES

Un concejal de fiestas
mató a un chiquillo
cuando prendió un cohete
con un pitillo.

.

(El Pueblo, a coro:)

–¡Qué puntería!
–¡Que le den la medalla
de artillería!

.

(La Virgen del Rosario:)

–Menudo papel tengo
como patrona.
Para el año que viene
buscaos a otra.

.

(Bando de Alcalde:)

–Se siente, madre,
no es más que un accidente,
¡tranquilizarse!

.

(Cronista Local:)

–El caso es que el cohete
lo que anunciaba
fue suelta de vaquillas,
nada de infancia.

.

(Moraleja:)

Tiros y toros:
lo que aprenden los niños
el mes de agosto.

.

 .

 (enlace a la noticia)

 

contra Un toro es un toro

Ortografía manifestación pro toros

apostillas a

Juan Antonio Rodríguez Tous. Un toro es un toro:

«EL Pacma[1] ha cosechado casi trescientos mil votos en las pasadas elecciones generales. Es el partido extraparlamentario más votado en España. Es decir: el animalismo se ha convertido en una opción política significativa. De hecho, su apoyo electoral es mucho mayor: la lucha por la mejora de las condiciones de vida de los animales -especialmente de los domésticos- se ha convertido en una causa transversal con la que simpatizan muchos ciudadanos, aunque voten otra cosa. Curiosamente, este aumento progresivo en número de simpatizantes no ha moderado las tesis iniciales del Pacma. Más bien al contrario: las ha radicalizado hasta convertir el animalismo en una ideología rígida inmune a las críticas externas y extremadamente prohibicionista. El Pacma propugna la liquidación de la tauromaquia en todas sus formas y la prohibición de la caza y pesca deportivas. Pero no sólo: en un futuro, también debería acabarse con la dieta carnívora e, incluso, con los derivados animales para consumo humano[2]. No es broma: circula últimamente por la red una campaña animando al consumo de leches vegetales con el argumento de que la leche de vaca es para vacas-bebé (sic)2.

»El animalismo no está exento de contradicciones internas. La primera contradicción está en el mismo concepto de “derecho” aplicado a los animales. Y es que los animales no reclaman, ni conocen, ni ejercen sus derechos. Los que tienen o puedan a llegar a tener son otorgados por el único animal que sabe que no es un animal, es decir, el Hombre. La lucha animalista contra el “especismo” (que es como llaman los animalistas al dominio que ejerce el homo sapiens sobre todas las demás especies animales) es también especista. No puede ser de otro modo: la historia de nuestra relación con el mundo animal es una sucesión incontable de prosopopeyas o personificaciones. Los animales son lo que hemos decidido que sean[3]: dioses benefactores, espíritus malignos, compañeros de fatigas, alimento rico en proteínas. El animalismo reduce la complejidad de nuestra relación con el mundo animal a una única hipérbole sentimental basada en la experiencia humana del sufrimiento. En esta hipérbole reside su segunda contradicción. Los animales -se dice- sufren como nosotros porque son como nosotros. Luego sólo cabría una ética respecto a los animales: evitar su sufrimiento, dejarlos en paz. Pero los animales, ay, no son como nosotros: ellos no se dejan en paz entre sí[4]. Se atacan, se devoran y se inflingen unos a otros sufrimientos incontables. De hecho, mostrar la brutalidad de la vida salvaje incomoda bastante en esta época: dudo que Félix Rodríguez de la Fuente hubiera triunfado hoy en el mundo de los documentales naturalistas. Demasiada sangre, demasiada violencia animal, demasiado regodeo visual y verbal en la muerte.

»En realidad, no existe una única ética relativa a los animales, sino muchas éticas, todas contextuales y diferentes, todas dependientes del tipo de relación que establecemos con ellos. Así, hay una ética cinegética y otra agropecuaria. Hay una ética del animal doméstico y otra del animal salvaje. Sobre nuestra relación con los insectos, nuestra ética es una minima moralia: por ejemplo, animalistas y no animalistas exterminan alegremente a una de las más bellas especies que pueblan el planeta, las cucarachas4. La domesticación es aberrante para un amante de la vida salvaje, pero es la condición necesaria para disfrutar de la compañía de perros o gatos. Y, por supuesto, también hay una ética de la tauromaquia, o tauroética, como escribió acertadamente Fernando Savater. Así, no es equiparable la ética de la domesticación, propia de los animales de compañía, con la ética de la lucha, propia de la lidia. Según la primera, el abandono de un animal doméstico es éticamente reprobable. Para la segunda, el ensañamiento con el toro también lo es. Son contextos diferentes y códigos éticos asimismo diferentes. Un toro es un toro y un perro es un perro.

»La tauromaquia existe por derecho propio[5], con sus códigos y rituales, sus virtudes y vicios. Es un arte difícil, sin duda contrario a uno de los pocos instintos que conservamos[6] de nuestro pasado animal, que es el instinto de supervivencia. Razonablemente, el torero debería huir del toro, un animal formidable que casi lo decuplica en peso y que está poderosamente armado. Pero el torero no sólo debe contener su miedo, sino transformarlo en una búsqueda -muchas veces infructuosa- de la emoción estética. En eso consiste la lidia. Llamar asesinos a los toreros es tan desaforado como afirmar que Adolf Hitler era un tipo guay porque fue un gran amante de los perros.»[7] [Juan Antonio Rodríguez Tous en diarios del Grupo Joly, 07.08.16. In memóriam Ramón Soto Vargas.][8]

NOTAS de eLTeNDeDeRo

[1] Si para enterrar a los muertos cualquiera sirve, cualquiera, menos un sepulturero (León Felipe), para hablar de los toros cualquiera sirve menos taurinos y antitaurinos, puesto que ambos enfocarán el tema interesadamente. No se consulta a los reos ni a los verdugos la pena de muerte.

[2] No es serio. Nada de eso figura en el Programa del Pacma.

[3] La afirmación es comparable a la que, en la actual situación política, dice que es la que los españoles han decidido, con olvido de que cada votante vota un solo partido y es, por tanto, ajeno a si el resultado arroja un amplio abanico parlamentario o si ganó uno por mayoría. Los animales no son lo que hemos decidido que sean. ¿Hemos decidido que los mosquitos nos piquen y nos transmitan la malaria?

[4] ¿…? Se diría que el articulista pica en filósofo y le va la marcha de enredar por enredar.

[5] La tauromaquia es un hecho, una consecuencia, y no un derecho, qué confusión.

[6] ¿Ese plural conservamos me incluye a mí? Incluirá entonces al Pacma, aun a pesar del Pacma.

[7] Diga lo que diga el articulista, el mundo avanza contra los malos tratos, lo cual incluye (aunque no en primer plano habiendo seres humanos que sufren) contra el maltrato animal. También se avanza ‑contra los polis blancos que matan negros y contra el tapadismo islámico‑ por la senda de la igualdad de trato entre razas y de hembras y varones. Un educador que no transmita esos valores no debería tener permiso del Estado para educar.

[8] Termina el artículo y ni una palabra del mundo del dinero y de la sociología de los toros. Nada de latifundios y latifundistas. Nada de gañanes o jornaleros muertos de hambre buscadores de fortuna. Nada de concejalías de turismo. Nada de subvenciones públicas. Ninguna hipótesis de alcance sobre cosos taurinos tan bellos como el Coliseo de Roma, atiborrado de visitas más que la Maestranza, sin sangre ya ni de animales ni de gladiadores, ni vencedores ni vencidos.

Cosas que hacer sobre una tumba

mezcla

COSAS QUE HACER SOBRE UNA TUMBA
–las voces y los ecos–

Igual que los tres mosqueteros, los tres poderes (legislativo, ejecutivo y judicial), son cuatro: el cuarto sería la prensa, cuyo poder se rebaja con que la noticia tiene muchas caras y cada quien la cuenta según le va en ella. Lo cual que, con ese relativismo, la pobre y buena gente ‑que ni entiende ni sabe de escepticismo y de filosofía escéptica‑ cae en la abstención o en la inacción política. Desconfiad de quien os diga que la verdad es de color. Practicad la pluralidad de fuentes y sumad la paleta de informaciones como se suman los colores en las aspas de un ventilador cuyo molinillo os dará el blanco. Haced como Machado: a distinguir pararos las voces de los ecos y escuchad solamente, entre las voces, una.

Una noticia en uves periodísticas. Quién: Mujeres de Negro por la paz y el desarme. Qué: performance callejera y vídeo en Youtube bajo el lema “Las mujeres no olvidamos (1936‑2013)”. Cuándo: 24 de mayo de 2016, martes, seis de la tarde. Dónde: Sevilla, acera del arco de la basílica de la Macarena, en cuyo interior está enterrado el general golpista Gonzalo Queipo de Llano (1875‑1951). Cómo: montaje de 2:02 minutos: ponen una corona sobre el busto a Rodríguez Ojeda, bordador, como si fuera otra cosa y, entre un coro de mujeres de negro, dos de ellas bailan por bulerías sobre una reproducción de la lápida original. Por qué y para qué: en honor de las mujeres represaliadas por Queipo y los fascistas y por el cumplimiento íntegro de la ley de memoria histórica que pide el levantamiento y desalojo de la tumba del general y de su esposa. Crónica en DiagonalPeriódico.net.

La noticia en titulares. Periódico‑1: «Homenaje a mujeres represaliadas ante la tumba de Queipo de Llano» (eldiario.es). Periódico‑2: «Baile protesta sobre la ‘tumba’ de Queipo de Llano. Mujeres de negro protagoniza una performance en la Macarena bajo el lema No olvidamos» (elcorreoweb.es). Que el Periódico‑1 está a favor de la noticia se nota en la palabra de arranque, homenaje, que predispone a favor. Y que el Periódico‑2 está indisimuladamente en contra se observa en el arranque baile protesta, que connota frivolidad y negativismo o desagrado.

Bailaré sobre tu tumba es una canción de Siniestro Total en 1985. J’irai cracher sur vos tombes (Escupiré sobre vuestra tumba, Spit on your grave) fue una novela de Vernon Sullivan, escritor negro estadounidense publicada en París por Éditions du Scorpion en 1946 traducida al francés por Boris Vian (1920‑59), su verdadero autor, claro. La novela se publicó ilustrada por Jean Boullet en 1947 y se hizo película en 1959, dirigida por Michel Gast, con Christian Marquand en el papel de Joey Grant; en la novela, Lee Anderson. Lee es un negro albino que llega a un pueblo donde entra en contacto con lolitas y abejorros, adolescente juventud de familias acomodadas que vive su edad de oro de alcohol y sexo. Trabajando como vendedor en una librería, Lee oculta que está allí para vengar la muerte de su hermano, que murió linchado y colgado por haberse relacionado con una mujer blanca. En cine, la original Escupiré trajo una herencia penosa de títulos Dulce venganza, ya sin nada de Boris Vian, ciclo sadomaso y macabro de asesinato y venganza.

Crímenes, bailes, escupitajos, reivindicaciones y homenajes o reparaciones históricas. La muerte crea una figuración que es complicada remover y solo debe tocarse en el caso de personajes públicos y conocidos cuya soberbia, expuesta en lápidas y monumentos, se expone a ser criticada. No es el caso del torero Víctor Barrio, muerto en Teruel el pasado 9 de julio, que se vio póstumamente escupitado y bailado en redes sociales como maltratador de animales. No se culpe al gladiador. La culpa es del circo que lo permite, sostiene y acude. Honor a quien en su vida defiende y custodia sus Termópilas. Pero antes hay que saber cuáles son las Termópilas, quién es el enemigo.

  ­

Boris Vian. Enlace a la película Escupiré sobre vuestra tumba. Boris Vian. Canción Le déserteur. Canción Fais‑moi mal, Johnny, con Magali Noël.

Enlace a Bailando sobre la tumba de Queipo de Llano (2:02)

Enlace a Libro de estilo y periodismo

  ­


 

Los días se parecen a los pájaros

miguel Florian

LOS DÍAS SE PARECEN A LOS PÁJAROS

Los días se parecen a los pájaros. pájaro. De passer, ‑ĕris, gorrión. 1. Ave, especialmente si es pequeña. 2. Persona astuta y con muy pocos escrúpulos. El mismo día que personas astutas y con muy pocos escrúpulos de la Primera retransmiten en directo el encierro de San Fermín, en algún otro encierro un joven gorrión muere corneado por asta de vaquilla y al siguiente un torero como un ave especialmente pequeño morirá en la plaza de Teruel. Era la víspera de la llegada a España del Gran Boana, persona astuta y con muy pocos escrúpulos, que vendría preocupado por policías que matan negros como pájaros hoy llamados afroamericanos. Y dice Boana en su lamento que hay que controlar el uso y tenencia de armas en su país, y eso, mientras arma Europa de escudos antimisiles como si escudos antimisiles no fueran armas y como si de algún sitio pudieran llovernos misiles. El Boana español, pájaro a su vez, en su lamento por la muerte del torero no dice que haya que controlar o restringir el uso de la fiesta de los toros, el pésame a la familia, y basta, que la Primera tiene que seguir televisando la fiesta, retransmisión en la que no salen los cinco pájaros sevillanos de Sevilla, a donde ya no vendrá el Gran Boana, que en Pamplona encierran a una muchacha como un ave especialmente pequeña en un portal. Uno de los machos era además de sevillano guardia civil o en vías de serlo. Y uno no sabe en qué parte ha perdido el hilo de la náusea. Si se apagara el mundo como se apaga la tele. Encended Anteo, mientras tanto, de Miguel Florián, por la página de los días y los pájaros. Los días se parecen a los pájaros ‑vienen y luego van‑ y siempre dejan una herida de luz. Huele a musgo su vuelo, a países de escarcha, a savia de madroños escondidos. (Hay una fuente oculta que derrama blancos ríos de sed, y un campanario azul, mecido por el viento). De qué cielo, de qué elevada dicha, los pájaros descienden. De qué amor. Los días se parecen a los pájaros, igual tristeza dejan cuando pasan, la misma oscuridad, igual silencio.

   ­


GUÍA LINGÜÍSTICA PARA ENTENDER EL TELEDIARIO

Ortografía magestad con g
LES PASA POR PELOTAS QUE ENTRAN EN TRATAMIENTOS Y EN MAJESTADES. CON DECIR REY SERÍA SUFICIENTE.

GUÍA LINGÜÍSTICA PARA ENTENDER EL TELEDIARIO
–noticias 15 de marzo–


UNO.
El Gobierno en funciones se niega a comparecer ante el Parlamento.


DOS.
Pablo Iglesias cesa al secretario de organización de Podemos, Sergio Pascual. [eldiario.es]


TRES.
En Madrid, hinchas de un equipo holandés de fútbol humillan a mendigas arrojándoles monedas al suelo, para que las recojan. [Público.es]


CUATRO.
Magestad con g y faltas de ortografía en la pancarta de los protaurinos.


Ortografía manifestación pro toros
MAYÚSCULAS APARTE, RAÍCES ORTOGRÁFICAS NO TIENEN ESTOS MUCHACHOS.

UNO sirve para reflexionar sobre los adjetivos o calificativos de discurso. En funciones es un tecnicismo casi casi innecesario pues todos saben, hasta el más tonto, que un cargo en funciones tiene ante la ciudadanía los mismos poderes que cuando no está funciones. ¿O es que está en funciones Hacienda o la policía? Y ningún Gobierno en funciones puede negarse a comparecer ante un Parlamento más en sus funciones todavía. El remoquete en funciones forma parte de un libro de estilo, el mismo que manda poner presunto delante del nombre del sospechoso no condenado en firme. Curioso, que siendo la reina de España reina consorte nunca se dice de ella que sea consorte.

DOS nos recuerda a dónde llega un movimiento social interesante cuando se hace calco de los partidos habituales y cae en idénticas prácticas que aquellas que, se supone, debía contradecir.

TRES nos lleva a reflexionar sobre las tres culturas: la nórdica, la española y la rumana; una arrogante, otra mediocre y la tercera con notas del sur más pobre y perjudicado. Sirve para cuestionar el modelo escandinavo, tan propagado por socialdemócratas españoles y bienestaristas.

Hinchas fachas (estrella digital)
VOMITIVA IMAGEN DE LOS RIQUITOS TIRANDO MONEDAS A LOS POBRES. NO FUERON DETENIDOS Y LA GENTE VEÍA Y VEÍA.

CUATRO nos hace reír o llorar. Puerto Rico, parte de Estados Unidos, nos da risa o pena. La ortografía es la trampa de los cultos para sentirse por encima de los incultos, pero el tiro les puede salir por la culata. Y el Diccionario de la Real Academia de la Lengua, DRAE, hace tiempo que está pidiendo a gritos ser llamado DILE, Diccionario de la Lengua Española. Pues eso, que a ver cuándo. Y a ver cuándo su magestad el rey de España por lo menos se paga de su bolsillo los viajecitos que se permite a costa de un país en vías de empobrecimiento y, por demás, envilecido.


Las penas, con música son menos. Escuche la lista de pavanas de eLTeNDeDeRo en Spotify.


La cuestión es la foto

La cuestión es la foto, la vida expuesta, sea de algo tan normal como llevarse una madre su niña lactante al trabajo o como exponerla el padre al revolcón de una vaquilla. Ni la diputada ni el torero son criticables. Los dos se deben a su público. ¿Críticas?, a la afición. A los impresentables de la democracia profesional y a la impresentable fiesta de los toros.

[Foto montaje de Pepe Morán]

LOS DESNUDOS DEL VATICANO

LOS DESNUDOS DEL VATICANO
antisistemas y tradicionalistas ante los cambios sociales

Había dos clases, dos luces, de bohemia: la bohemia de verdad, pobre y marginada, que pinta Valle en Max Estrella, y la bohemia estética o de mentirijillas, del coro modernista. Algo así ocurre con lo que se llama antisistema, palabra que califica dos actitudes que no tienen nada que ver: el antisistema individualista y el antisistema social (o socialista), que no deja de pensar por y para el colectivo. El antisistema individualista puede ser artista, gamberro, extravagante, radical o suicida. El antisistema político, en cambio, es un teórico de la revolución aunque, en la práctica, su vida resulte de lo más burguesa y convencional.

Eso nos lleva al trío de lo culto, lo popular y lo tradicional. Lo culto se sabe lo que es: está en manos de una minoría que protagoniza o administra la cultura. El problema surge al querer distinguir lo popular de lo tradicional, porque los dos dependen de esa evanescencia que llamamos pueblo. De hecho, que el partido menos popular, en el sentido de gentes, se llame Partido Popular, no es más que una ambigüedad contagiada por la aspiración de ese partido a ser el mayoritario, el más votado. Y no es tampoco extraño que lo contrario al PP (que no tiene nada de popular), y en gran medida al Psoe (que tampoco tiene mucho de socialista), reciba etiqueta de populista, donde el populismo no es salirse del macro sistema, sino del micro sistema al dictado de la Constitución, de la Zarzuela o de la Moncloa. ¿Antisistemas, según ellos? Podemos, Bildu, la CUP o Republicanos de Cataluña, en realidad, partidos cien por cien sistema aunque en una onda distinta.

Fuera y al margen de la política, lo popular luce por contraste con lo tradicional, algo que veíamos cuando estudiábamos la lírica tradicional de la Edad Media. Popular es lo famoso, lo muy conocido (Isabel Pantoja y Rocío Jurado son populares). El concepto de la fama no se puede aplicar en estos tiempos como se haría en la Edad Media. Y ahí están las Coplas de Manrique con la vida de la fama como tercera vida entre la mortal perecedera y la eterna: Pues otra vida más larga de la fama gloriosa acá dejáis. Salvando las distancias de lo que es ser conocido, ser famoso o ser popular, ahora y hace siglos, cuando no había televisión ni esa televisión interactiva que es internet, nosotros distinguimos lo popular de lo tradicional por una aparente paradoja (todas las paradojas son coherentes) y por una fórmula sencillísima: todo lo tradicional es popular pero lo popular no tiene por qué ser tradicional. La paradoja consiste en que, siendo lo tradicional mucho más arraigado, costroso o incrustado de generación en generación en el espíritu de la gente (un refrán, una receta, una manera de festejar), lo tradicional (de transmisión oral frente a lo culto, que hay que leer) admite paradójicamente cambios sin que la tradición peligre por eso; más bien, al contrario, es señal de que la tradición sigue viva, mientras que al popular torero o a la popular cantante no los podemos modificar. Dos personas en la cocina haciendo dos migas, dos pringás o dos gazpachos (platos de la tradición del majado del día después y del no tirar nunca la comida sobrante) es casi imposible que hagan dos migas, dos pringás o dos gazpachos iguales y, sin embargo, estarán siempre haciendo el mismo plato.

Desconfiad de quien apele a la tradición o la ponga como pretexto para su conducta. Esa persona, un Fran Rivera, invoca una tradición, que, a lo peor, ni existe, con ánimo de paralizar vuestro juicio. Y si alguien aprovecha la foto del torero con su niña para hacer campaña antitaurina, está en su derecho: las campañas en contra engordan porque otros a favor las alimentan. Desconfiad también del papa que cubre los desnudos del Vaticano para recibir a su huésped el ayatola por respeto a qué, ¿a su tradición o a su intransigencia? La obscenidad en imágenes o desnudos está en el ojo de quien las mira o no las mira, y las miradas se prohíben por autoritarismo o por dogma, no por tradición, o, a este paso, hablaríamos de la tradicional Inquisición Española o de la tradicional Censura. El mensaje que el papa nos manda, y parecía el tipo abierto y puesto al día, es: ateneos a las tres culturas, a la religión de las religiones, o sea. Y al laicismo, que es lo que el papa con su respeto a la tradición de su hospedado quería demostrar, ¡que le vayan dando!

TOREO CON NIÑA EN BRAZOS

 

TOREO CON NIÑA EN BRAZOS

EL VALOR DEL TORERO. La foto del torero toreando una vaquilla con su niña de meses en brazos ha levantado toda clase de comentarios. El mejor: si, como dice el padre, la niña no corrió ningún peligro, sería porque él, como torero que la llevaba, tampoco. O sea: ¿dónde queda la valentía del torero, el riesgo de su oficio? Lo que está claro es que alguien miente: el torero o la vaquilla, que sería una vaquilla de mentirijillas o estaría la pobre totalmente endrogada para la ocasión.

UNA FOTO, POR TRADICIÓN. En refuerzo a Fran Rivera, otros toreros han dado a conocer o han recordado imágenes parecidas. Sostienen que esa especie de bautizo taurino con sus retoños es una tradición. Habrá sido gesto o rito repetido, pero no tradición. Las tradiciones tienen que abarcar una pluralidad de personas que hagan o repitan lo mismo por hábito heredado o traído de lejos. Ni siquiera las corridas de toros son una tradición, como tampoco lo es el flamenco. Ambas artes, tauromaquia y cante jondo, son del siglo 18, lo que no es tanto, y la ejecución de las dos son exclusivas de un grupo minoritario y casi elitista: toreros y cantaores, en los cuales confluyen unas habilidades al alcance de muy pocos. Que los toros y el cante sean populares, en el sentido espectador de la palabra, no significa que sean populares en el sentido protagonista. Populares y tradicionales serán, si acaso, las becerradas y sueltas de vaquillas para que las corra todo el pueblo y, popular, el cante por sevillanas, al alcance de cualquier garganta. Dicho lo cual, las tradiciones ni tienen por qué ser buenas ni tienen por qué tomarse como inmutables que hayan de permanecer eternamente como si la razón y la razón de Estado no pudieran imponerse a ellas. ¿Eran tradiciones las luchas de gladiadores hasta morir en el circo? ¿Son tradicionales las ablaciones donde alegan cultura o religión?

EL TAURINISMO SE SOSTIENE en tres tópicos: 1) el derecho del público, 2) el arte y valentía del torero y 3) la condición del toro, un ser en extinción o para la muerte (que ha leído a Heidegger), que sobrevive gracias al sentido de la vida que le confiere la fiesta. Los aficionados no ganaderos que así razonan, queriendo ser más toristas que el toro, o nos toman por idiotas o los idiotas son ellos. Y suponiendo que los toreros planifiquen como los demás planificamos nuestra salida profesional (algo que desmienten las biografías de los muletillas que han llegado a maestros), lo que piense el torero no es más que un factor con olvido de otros: lo que piense la sociedad toda, incluyendo la sociedad no taurina, y la crítica que se merece la geografía e historia de las ganaderías.

LA JERARQUÍA DE LA AFICIÓN es inferior a la sociedad entera representada por el Estado, y los Estados tienen razones que un público concreto tiene que obedecer, como sucede en otros espectáculos o actividades que rozan el espectáculo: prostitución en la vía pública, peleas de gallos y de otros animales que se han prohibido, excesos penitenciales en los nazarenos por Semana Santa y más ejemplos que podrían ponerse. Y eso, sin hacerle el psicoanálisis al público aficionado a los toros, sean Joaquín Sabina o artistas del 27. Que el toro sufre es evidente; que el torero puede sufrir, también. Y que hay quien aplaude cuanto más se arrima el diestro y cuanto más peligra la vida del también llamado pelele: alguien que se deja manejar por los demás muy fácilmente.

PUNTO APARTE MERECEN LAS GANADERÍAS, que lo mismo vienen de ganado que de ganar: del inmenso negocio que mueve el toro en familias de terratenientes, latifundistas o ricos herederos de grandes fortunas cuyo origen, no tan remoto, está en la guerra y en el botín, en la escrituración de la rapiña y en la explotación del trabajo jornalero. La valentía de ese grupo señorito de antiguos nobles se demostraba en las maestranzas de caballería (nombre que sobrevive en la plaza de toros de Sevilla, pero las había en Ronda, en Granada, en Zaragoza). Las maestranzas ubicaron cosos para el arte del rejoneo, donde el noble usaba el toro para adiestrarse en pelear a caballo, justar, partir lanzas, aquellas habilidades (como, de mesa, el ajedrez) que tenían que adornar al perfecto caballero. A quienes esgrimen la valentía de los toreros, no está de más recordarles que esa valentía fue antes cobardía de los toreros a caballo, quienes cedieron el protagonismo a sus picadores y a sus mozos de cuadra. Fue cuando los maestrantes, que no querían ir a la guerra dentro del cuerpo de caballería, se negaron a dar espectáculo de sangre (de su propia sangre y de sus jacas jerezanas) por los ruedos de España, para ellos ver los toros desde la barrera (quedó como refrán) y los segundos de familia reservarse para sí el elitista y finolis mundo del rejoneo. El cambiazo tiene fecha y lo dio un rey francés y antitaurino, el primer Borbón, Felipe V, quien al prohibir en 1723 el toreo a caballo, de nobles y caballeros, propició el toreo a pie y le dio ruedo a los Pepe-Hillo que vendrían después.

PEPE-HILLO (1754-1801), creador de la escuela sevillana de toreros, publicó en 1796 un Tratado de Tauromaquia, redactado por José de la Tixera, su amigo. Esto de darle voz a un torero es precedente del autobiografismo impostado por Chaves Nogales en Juan Belmonte, matador de toros (1935) y por Antonio Burgos, en Curro Romero, la esencia (2000). El lunes 11 de mayo de 1801 un toro de nombre Barbudo mató en la plaza de Madrid a José Delgado Guerra, Pepe-Hillo. Si le hubieran hecho caso al maestro, no habría pasado. Barbudo era el séptimo y Pepe-Hillo fijaba en su Tauromaquia que con seis toros, seis, ya estaba bien y sería suficiente para la duración de las corridas. Del toreo a pie y con criatura en brazos, Pepe‑Hillo, el gran teórico, no dejó dicho, ni como suerte ni como excentricidad, absolutamente nada.