Etiqueta: [De quien mata a un gigante]

Penelopea con Antonio Jiménez Casero.

No vuelvas, Odiseo

Del griego -rea, los finales diarrea, gonorrea o piorrea tienen en común ‘flujo’ o ‘abundancia’. No viene de ese fluir, sino de ‘peer’, la palabra pea, por ‘embriaguez’ o ‘borrachera’. Compuesto de Penélope y pea resulta el neologismo penelopea, algo así como “exceso o hartazgo de Penélope”.

A la muerte de Antonio Jiménez Casero (1952-2020) me suenan tambores de Penélope. No he leído aún No vuelvas, Odiseo, última novela que él publicó en vida, aunque doy por sabido qué voz es esa.

Yo, sin ser de clásicas, empecé en la escritura reescribiendo mis mitologías personales, y lo hice en dos tiempos. Al mito griego di De quien mata a un gigante (1987) y al mito bíblico, ¿Quién como yo? (1996). Pero antes, mucho antes, yo había escrito una estampa de Penélope con evidente guasa: Penelopea, prosa que publicó Buly en Costa Oriental, suplemento literario del diario Sur de Málaga, y que a día de hoy forma en A sus pies chapín de seda. Se explica sola:


PENELOPEA

Texto siglo ocho a.n.e., debe actualizarse con musiquilla de fondo tipo Señora Francis años cincuenta. La altura de esa melodía será mayor en las pausas y sostenida en el resto sin que ahogue la lectura.

Consulta 523 (pausa). Respuesta a Desquiciada, Itacante (gran pausa). Mi querida amiga (pausa). El caso de su esposo, aunque preocupante, no es insólito, créame. Ocurre con frecuencia en maridos que han pasado largas temporadas fuera del hogar. Comprendo que una señora de su clase se resista a cambiar camisones de seda por vellocinos de carnero, pero consuélese pensando que precios más altos se han pagado para conformar a los varones (pausa). Transija si él le impone monóculo o lentillas verdes como condición a su cariño. Y, si le pide que cante, hágalo lo mejor que pueda y no se ofenda si como me dice él se tapona entonces con cera los oídos o se hace acompañar de un mástil hasta el lecho. Seguro que usted, con sus habilidades femeninas (ya me entiende), sabrá disipar de la persona que ama esas manías adquiridas en una mili en exceso prolongada (pausa). ¡Ah! Y estoy convencida que lo de Vaca del Sol solo se lo dice por congraciarse. Esté tranquila y acuda a mí si ve que con el tiempo no hay mejora. (Pausa enorme y consulta 524).


La segunda estampa de Penélope ya formó parte en De quien mata a un gigante, y dice así:


EL BRILLO RECUPERA TU COPA DE PLATA
su pasado deleite tu ropa y tus pañuelos.

Bajo tu pie se ablanda un perro dócil,
un escabel inútil estos años. Tiendes
hacia atrás el puente de otros días
cartas y teléfonos, agendas de trabajo.

Puntual el servicio levantará la mesa
y seguiremos durmiendo en habitaciones separadas.


/ a Antonio Jiménez Casero /

Antonio Jiménez Casero, algo se muere en el alma.

Antonio Jiménez Casero

Conocí a Antonio Jiménez Casero el curso 87-88 cuando él vino en comisión de servicio a mi instituto número 20 de Sevilla. AJC venía formando equipo con lo que dimos en llamar Cinco Magníficos: Antonio, como director, y cuatro con él: vice, secretario y vices respectivos. Total: 5 que llegaban con la misión explícita de poner un poco de orden en aquel instituto que por entonces daba guerra, guerra, guerra contra los consejos escolares y por la autonomía o soberanía de los claustros.

Frente a los Cinco Magníficos se posicionó como férrea oposición, y en señal de malavenida, la Banda de los Cinco, cuatro profesores y una profesora que nos sentábamos al otro extremo de la reunión de claustro (como gol sur o últimos de la clase), los cinco con unas gafas oscuras que daban pánico y que decían claramente que no queríamos saber nada de ellos. En los anales del ies 20, aquel grupo opositor se entrenaba semanalmente en la llamada Guardia de Cruzcampo, que hacíamos cada lunes tarde noche a la salida de clases (éramos desdoble vespertino del ies Luis Cernuda), y con Guardia de Cruzcampo llamábamos a ir de bares y de tapas por Sevilla, a ver dónde las tapas eran más buenas y la cerveza más Cruzcampo y más fría.

Pese a nuestras hostilidades, Antonio no tardó en hacerse querer. Primero, por su gestión y, después, porque él tenía venas al margen del cargo y de su condición de profesor de clásicas: una era la vena literaria –el hombre escribía, y ahí había materia para compartir. Se lee en el currículo de Daniel Lebrato, hoy reubicado en Tinta de calamar: «En marzo del 90, Daniel Lebrato presentó en La Carbonería El morador insomne, de Antonio Jiménez Casero, premio Felipe Trigo de Novela, devolución de la presentación que antes le había hecho Antonio en mayo del 88, con música y diapositivas al gigante protagonista de De quien mata a un gigante.» Y es verdad que un episodio de ¿Quién como yo? lo usó AJC para la obertura de su último libro, No vuelvas, Odiseo (vídeo de 55 minutos pinchando aquí). Lo que Antonio ignora es que Pilar y yo estuvimos a punto de hacer una adaptación al teatro de su recreación de Penélope (Editorial eLSoBReHiLaDo).

También me unió a él su amor por lo extraescolar, que él llamaba juegos paléstricos, por la pareja como constitución de uno (la suya trabajó un tiempo en el ambulatorio de las Palmeritas en Nervión), y por su lucha contra el cáncer: los dos fuimos de colon; a mí, me dio tiempo a salir con vida y a hacer cine y literatura con lo que me había pasado.

Si no asistí a su último libro fue porque los dos sabíamos que era un libro auto editado y a su costa bajo el sello Extravertida Editorial, que no me cae especialmente bien. Les cuento por qué. Contraportada de novela publicada bajo el sello Extravertida Editorial en 2019:

«Si deseas el ebook o libro electrónico de este libro, envía una foto con tu nombre escrito o con tu sello ex-libris en la página 5, donde se sitúa el título, y envíanos esa foto a editorial@extravertida.es. Recibirás el ebook en varios formatos gratuitamente por correo electrónico.» Sin palabras, ¿verdad?

De todas formas, si llego a saber que Antonio estaba tan malito, hubiera asistido, solo por darle un abrazo.

¡Adiós, morador!

«Si fueras tú el jardín donde los días/ ajenos a su nombre no cuentan/ ni son siete, donde nada/ ni la Creación pudiera distraerme,/ yo sería/ párpado leve o azúcar de cristal/ del agua de tu sueño morador/ insomne» Daniel Lebrato, ¿Quién como yo?


la peste.

Naturaleza muerta, de Pepe Ortega

El monstruo Vicod XIX domina conversaciones y estados de ánimo. Entremeter comunicaciones de circunstancias personales puede resultar frívolo o perjudicial. Propongo a ustedes dejar libre la red para atender mejor al tema de los temas. Veremos cómo una farmacéutica se forra con la vacuna antivirus y puede que se descubra la demencia criminal que está jugando a la guerra biológica con la salud del mundo. Tal vez, tal vez, hasta tomemos conciencia de en qué manos estamos.

Queden ustedes con unos episodios de De quien mata a un gigante (1988) que acaso tienen que ver con situaciones de asedio.


He aquí la herencia de los bárbaros
No vinieron por avenidas ni por pasos de frontera
ni observaron las leyes del Plenilunio y la Vendimia
Invadieron el templo con su lenguaje inentendible
Todo lo llenaron de invierno y de un olor
semejante al de sus cabalgaduras
No hicieron ascos a ciudades en cuarentena
ni –que se sepa– respetaron el lecho donde duerme
Ares con Afrodita
Por toda herencia nos dejaron
un camino hacia el Norte
y un Occidente interminable


Que la ciudad es contagiosa dicen
que la ciudad os cura y no ama nece
sin ira más un número de forme
de criaturas  Mi paso en la ciudad
ajeno, incompasivo
con tanto para lítico, lisiados
que nos a bendecirme lo que quiero


Menos frío que el frío de mi espada
deja dolor que el viaje continúe
y no hagas burla en mí ni me persigas
por este mar de olvidos y azucenas
Que los hombres no lloran es sabido
y es duro el sacrificio que la ciudad impone



Daniel Lebrato, De quien mata a un gigante

Ilustración de portada: Pepe Ortega, Naturaleza muerta

teoría del diosmonio.

¿QUIÉN COMO YO?

Hermosa es la condena, libre,
ser el rebelde primero de la Historia.
(Juan Cobos Wilkins)
Espejo de príncipes rebeldes

Terrible la caída si es
nostalgia de otros tiempos
mejores: Tú.
(Daniel Lebrato)
¿Quién como yo?

ABSTRACT (TESIS)

No solo el opio del pueblo. Desde la Europa que habitamos, y a partir de las Cruzadas, la religión ha sido una curiosidad de turista occidental que alucina con la alianza de las tres pamplinas: hoy, con la pamplina hebrea o turismo base; mañana –tras Alejandro y Marco Polo– con la pamplina oriente y, al otro, con las barbaridades afroamericanas o precolombinas. Cuando termine el mito hasta alcanzar el logos, ese día seremos más infelices pero con el entendimiento libre. Ocurre que el milagro griego se quedó en algo ingeniosillo para que vivan del cuento la clerecía, la filosofía, la imprenta y la democracia; la universidad, el arte o la literatura.

ANTÍTESIS

El estructuralismo no lo inventó Saussure. Como en lingüística, podríamos discutir cuál es el término marcado, el no marcado y el neutro, pero que dios y su contrario se entienden de maravilla, no hay quien lo dude; en trío con la diosa madre. Lucifer es antónimo de Dios, no su antídoto, y el delito de ambos fue la soberbia, primero de los siete pecados capitales. En el desafío por el trono, el ángel del Señor preguntó a Luzbel, el Portador de la luz: ¿Quién como yo? o ¿Quién como Dios?, pregunta retórica pues el ángel sabía la respuesta. Si el de la Luz daba un paso al frente y respondía “yo”, se auto inculpaba por altanería. Y si respondía “yo no [he sido]”, quedaba como un cobarde o un desertor ante los suyos. El caso es –desde la Vulgata de San Jerónimo (siglo 4) hasta el Espejo de príncipes rebeldes (1989), de Juan Cobos Wilkins– que a Lucifer se atribuye el “non serviam” (no serviré) que lo convertiría en el primer rebelde de la historia. La fábula poética es hermosa y tiene antecedentes desde El Paraíso perdido (1667), de Milton (mejor reinar en el infierno que servir en el cielo), hasta el Retrato del artista adolescente (1916), de Joyce, pasando por El cuervo (The Raven), de Poe (1845), y toda literatura donde manda, de una forma u otra, el pacto con el mal, tipo Dorian Gray, de Oscar Wilde (1890). Como principio activo, lo demoníaco contrapesa los Milagros de Berceo, la didáctica de El conde Lucanor, el Buen Amor del Arcipreste, las buenas intenciones de Chaucer y Boccaccio y Pasolini, quien los llevó al cine a los tres; está en los ultramundos de Shakespeare y Don Juan; de Frankestein (1818) a Nosferatu (Murnau, 1922); del capitán Ahab a Moby-Dick (1851); de Jekyll a Hyde (1886); de Aguirre, el de la cólera de Dios (1972), al Coronel Kurtz, de Apocalipse Now (1979).

SÍNTESIS
DOS MANERAS DE HABLAR DE LUCIFER

Fausto de Goethe (1832). El diablo Mefistófeles tiene unas caídas dignas del caído que fue, y el alma del doctor Fausto se le fue de las manos por haber cedido a “un placer vulgar, un deseo absurdo”. Conectamos con Fausto. Mefistófeles a los ángeles:

«Vosotros sois los auténticos brujos, pues seducís al hombre y la mujer. Bajad, moved vuestros nobles miembros de un modo más mundano. Sin duda, la seriedad os sienta muy bien, pero me gustaría veros sonreír, sería para mí un placer eterno. Me gustaría una sonrisa como la de un enamorado, con un ligero pliegue en la boca. Tú, el más crecido, eres el que más me gusta, esas maneras clericales no te van nada bien, mírame de un modo algo más lascivo. También podríais ir distinguidamente desnudos. Ese largo manto es excesivamente casto. (aparte) Ahora se vuelven para dejarse ver por detrás. Esos pícaros son muy apetitosos.»

□ Daniel Lebrato. De ¿Quién como yo? a De quien mata a un gigante. Era el tiempo del amor como disparos y yo escogí un sitio y un personaje para mi mal de amores. «No elige el desterrado otro destino / que aguije o anestesie su rebeldía / como la luz espejo que le ofrece / esta tarde desde el puente 25 / de Abril, Luzbel, Lisboa.» Era, como se lee, aplicación laica y gozosa de la sabiduría hermética que sostiene que “lo de arriba es igual que lo de abajo”, máxima que las religiones monoteístas deberían aplicarse (el politeísmo no ha sembrado guerras, salvo las de Troya). Quien vende Dios o salvación, nos está vendiendo la burra, está haciendo una proyección de un imposible afán para luego convencernos de que el afán viene de arriba y le ha sido revelado, mira qué bien: ya teníamos al sacerdote de los sacrificios y ahora tenemos al profeta de los libros sagrados. El último en desfilar fue Satán, antes Luzbel o Lucifer cuando era el más bello. La irrupción de un demonio no sujeto a viejos ni a nuevos testamentos, tuvo que darse en el paso del racionalismo al romanticismo y a la teoría del genio –y ahí está Goethe– cuando el demonio encarnó ese mal que nos cae bien, esa maldad que al malo hace víctima y no verdugo, casi inocente más que culpable y, en todo caso, del mismo rango que el bondadoso Dios que andaba en horas bajas. Pasa que la engreída literatura sublimó también a Satanás: fue el malditismo de élite de los dandis y, más tarde, con ayuda del cine y del psicoanálisis, el expresionismo popular de las películas de vampiros y Frankestein. La penúltima manifestación del satanismo es, quizá, Lucifer como símbolo de la revolución (antagonista de la Iglesia, que bendice a la banca y a la patronal) o como tópico orgullo de emancipación de minorías, contraculturas o sexualidades. Al final, lo que sobrevive del demonio como fuerza actuante es una oposición: belleza / fealdad (tema de la bella y la bestia y de la bella durmiente), y una secuencia: combate y derrota; a la derrota hay que llegar. Acudid, héroes, a la derrota, de Carmelo Guillén Acosta, Descrédito del héroe, de José Manuel Caballero Bonald, Héroe de su herida, de J.J. Díaz Trillo, Daimon de la niebla o Para un dios de invierno, de José Antonio Moreno Jurado, fueron libros de poesía por los años 80. Dejo a ustedes mi aportación personal a la estética de la caída que, como esplendor en la hierba, ojalá permanezca en el recuerdo. Son once episodios dedicados al dios demonio (diosmonio) que llevamos dentro. El último, ahora lo sé, podría leerse como una estampa del descreído doctor Fausto antes del pacto con el diablo.

Acierta edad y a ciertas horas uno sabe
cuando la paz
después de un beso es ya imposible
Su nombre no es Luzbel ni Vladimir Ílich
Desconoce a ese tal Borges  Puede
pensar diluvios, y está solo

            * * *

Si fuéramos el verbo, qué tontería
hacernos carne, separar
las tierras de las aguas y éstas
a su vez en ríos y en océanos
los días de las noches, las cosas
en tres reinos, quitarle a nadie
una costilla, en fin
Nos bastaría con la luz

            * * *

Nos bastaría con la luz, pero si el verbo
a pesar de todo insiste y se hace carne
ojalá distinga los distritos, las tarjetas
de visita en los buzones, toque el timbre
y habite entre nosotros

            * * *

Alguien es tu proporción del mal
guarda la parte
de Infierno que te ha sido otorgada
y espada o labios habrán de ser entonces
fatal resignación ceremonial entrega

            * * *

Yo recibí las manos de las gaviotas ariscas
pasión por el cristal de criaturas muy tiernas
frágiles y enamoradas, y ningún vaso
ninguna tierra firme o continente
Ariscas y gaviotas las sílabas que faltan
de seda o de cristal corona fragilísima
para mi frente es tarde para la paz
esa media palabra que pudiera salvarme

            * * *

Imagínate ahora, para olvidar tu oficio
que te diviertes dándole la patria más lejana
las naves más audaces y el rostro más hermoso
a tu enemigo
Imagina la luz más cegadora
de un segundo de arena
de una bala de plata
de un descuido

            * * *

Condenado por los dioses y los juglares
desconozco las proporciones, la fatiga, el desengaño
Inmune a la mordedura
de los días, de la noche y sus inviernos
te ofrezco un horizonte sin límites
Bésame de una vez  No seas
matándome un rutinario

            * * *

Hextermi, hextermi
nado termina
terminad min adoro
doro hextermín
Minado doró
ohexter minador
Oh Hexterminador

            * * *

Dirás metales agudos vértices
mi espada geminada
                                    afiladísima
en la piedra dulce de los sacrificios
            y en el lúpulo
ritual del sacrilegio
Dirás dobles aceros o dobles labios, nunca
el milímetro y preciso filo con que he llegado a herirte
nunca la exactitud del óxido
que tu herida en mi espada provoca

            * * *

Crueldad mayor la de la carne seca
la lengua torpe y la mirada blanca
como el sexo de nieve  Oh seductor
morir morir tan lejos de tus nietos
y de los hospitales

            * * *

He hurgado, ya se sabe, como un ladrón los viejos libros
y las páginas que faltan buscado codicioso
pues piensa el descreído que todo libro es sagrado
y toda obra, incompleta
Si no me interesó la conversación de los hombres
sí en cambio su escritura
                                               Perdí mi luz
por entre líneas de polvo de luminosa fábrica
Memoria confusa guardo de larga arqueología
a veces sólo un versículo, cuatro palabras, ruido
Nunca descifré los renglones del que Todo lo escribe
y hace tiempo aprendí
la dulcísima piedad de la mentira

/ al doctor Fausto, tanto después /

            * * *

Origen: Daniel Lebrato, De quien mata a un gigante (1988) y ¿Quién como yo? (1996)


Enlaces relacionados:

–[eLSoBReHiLaDo] Antología de Mefistófeles

Francisco Izquierdo, De los nombres del bicho o enemigo malo


 

¿Quién como yo | ensayo sobre el demonio (1)

¿QUIÉN COMO YO?

¿Quién como yo?
Hermosa es la condena, libre,
ser el rebelde primero de la Historia.

Juan Cobos Wilkins

ABSTRACT (TESIS). El estructuralismo no lo inventó Saussure. Como en lingüística, podríamos discutir cuál es el término marcado, el no marcado y el neutro, pero que dios y su contrario se entienden de maravilla, no hay quien lo dude; en trío con la diosa madre. Lucifer es antónimo de Dios, no su antídoto, y el delito de ambos fue la soberbia, primero de los siete pecados capitales. En el desafío por el trono, el ángel del Señor preguntó a Luzbel, el Portador de la luz: ¿Quién como yo? o ¿Quién como Dios?, pregunta retórica pues el ángel sabía la respuesta. Si el de la Luz daba un paso al frente y respondía “yo”, se auto inculpaba por altanería. Y si respondía “yo no [he sido]”, quedaba como un cobarde o un desertor ante los suyos. El caso es –desde la Vulgata de San Jerónimo (siglo 4) hasta el Espejo de príncipes rebeldes (1989), de Juan Cobos Wilkins– que a Lucifer se atribuye el “non serviam” (no serviré) que lo convertiría en el primer rebelde de la historia. La fábula poética es hermosa y tiene antecedentes desde El Paraíso perdido (1667), de Milton (mejor reinar en el infierno que servir en el cielo), hasta el Retrato del artista adolescente (1916), de Joyce, pasando por El cuervo (The Raven), de Poe (1845), y toda literatura donde manda, de una forma u otra, el pacto con el mal, tipo Dorian Gray, de Oscar Wilde (1890). Como principio activo, lo demoníaco contrapesa los Milagros de Berceo, la didáctica de El conde Lucanor, el Buen Amor del Arcipreste, las buenas intenciones de Chaucer y Boccaccio y Pasolini, quien los llevó al cine a los tres; está en los ultramundos de Shakespeare y Don Juan; de Frankestein (1818) a Nosferatu (Murnau, 1922); del capitán Ahab a Moby-Dick (1851); de Jekyll a Hyde (1886); de Aguirre, el de la cólera de Dios (1972), al Coronel Kurtz, de Apocalipse Now (1979). Hasta aquí lo que viene en wikipedias.

ANTÍTESIS. Lo que no viene es la crítica a la invención del invento. Lo soberbio es la fe. Lo creyente es soberbio en tanto se atreve a decirnos, con su libro sagrado y con sus signos externos, no solo que Dios existe sino cuál es, de entre los aspirantes, el Dios verdadero. O sea, como el detergente Colón y El Corte Inglés: busque, compare y, si encuentra algo mejor, le devolvemos su vida eterna y, por las mismas letras, la vida entera. De la soberbia de creyentes contra no creyentes deriva la imposibilidad de hablar en serio del Diosmonio salvo si, como en Dante o en la Vida de Brian, todo acaba en comedia. Riamos pues.

SÍNTESIS | 6 MANERAS DE HABLAR DE LUCIFER

1 / Comienzo en literatura: Deje esto y váyase al Fausto de Goethe (1832). El diablo Mefistófeles tiene unas caídas dignas del caído que fue, y el alma del doctor Fausto se le fue de las manos por haberse distraído por “un placer vulgar, un deseo absurdo”, algo que tampoco figura en las enciclopedias. Conectamos con Fausto. MEFISTÓFELES a LOS ÁNGELES: «Vosotros sois los auténticos brujos, pues seducís al hombre y la mujer. Bajad, moved vuestros nobles miembros de un modo más mundano. Sin duda, la seriedad os sienta muy bien, pero me gustaría veros sonreír, sería para mí un placer eterno. Me gustaría una sonrisa como la de un enamorado, con un ligero pliegue en la boca. Tú, el más crecido, eres el que más me gusta, esas maneras clericales no te van nada bien, mírame de un modo algo más lascivo. También podríais ir distinguidamente desnudos. Ese largo manto es excesivamente casto. (aparte) Ahora se vuelven para dejarse ver por detrás. Esos pícaros son muy apetitosos.»

2 / Comienzo en Marx: No solo el opio del pueblo.

3 / Comienzo abrupto: Nada que objetar a la invención de Dios Satán si detrás no estuviesen las religiones y, con las religiones, panda de vividores del miedo y de la sepultura.

4 / Comienzo más fino: Desde la Europa que habitamos, y a partir de las Cruzadas, la religión ha sido una curiosidad de turista occidental que alucina con la alianza de las tres pamplinas: hoy, con la pamplina hebrea o turismo base; mañana –tras Alejandro y Marco Polo– con la pamplina oriente y, al otro, con las barbaridades afroamericanas o precolombinas.

5 / Cuando termine el mito hasta alcanzar el logos, ese día seremos más infelices pero con el entendimiento libre. Ocurre que el milagro griego se quedó en algo ingeniosillo para que vivan del cuento la clerecía, la filosofía, la imprenta y la democracia; la cultura y la contracultura; la civilización, la clase política, el estado, el estado del bienestar, la policía, el ejército, el arte o la literatura.

6 / De ¿Quién como yo? a De quien mata a un gigante, de Daniel Lebrato.

–enlaces:

¿Quién como yo?

De quien mata a un gigante


 

solsticio 63.

LXIII (63)

 

Así pues nosotros

príncipes de sal y de caricias

                                           contemplamos

la imprescindible cópula del Sol

             sticio de San Juan

Luz contra luZ

                       SILENCIO

Sabemos que Occidente dulcifica sus pasiones

y no se llevan ya las metáforas atlánticas


 

De quien mata a un gigante (1988)

ética para amantes.

GENTE
(ética para amantes)

El tiempo que me quieras,
la vez que yo te eche
de menos, que no sea
porque nos falte gente.

La vez que no me quieras
y el tiempo que te eche
de más, que no parezca
porque, detrás, hay gente.

*
para Mi amor no sabe decirme que me quiere (desde 2013)

GENTE es continuación ruinosa
de
SEGUNDO MOVIMIENTO
(Gardel, Cabrujas, por ejemplo)
/ a Pedro Domínguez /
en De quien mata a un gigante

SEGUNDO MOVIMIENTO

I.

El día que te vayas, amor, pon dulzura y apresura tu abandono

mientras tu paso es ingrávido y mi sueño aún tan creíble

aléjate como quien se aleja de quien al alba habrá de enamorarle

II.

La noche que me quieras, amor, pon dulzura y apresura tu retorno

mientras tu paso es ingrávido y mi sueño ya tan creíble

acércate como quien se acerca a quien al alba habrá de abandonarle

*

De quien mata a un gigante (1988)

♦♦


giganticidio

giganticidio

*

Condenado por los dioses y los juglares
desconozco las proporciones, la fatiga, el
desengaño. Inmune a la mordedura
de los días, de la noche y sus inviernos
te ofrezco un horizonte sin límites
Bésame de una vez, no seas
matándome un rutinario
*

El episodio tiene 30 años, los mismos que yo cuando lo escribí. Habla el ogro en su cueva. Se supone que el monstruoso, cumpliendo con el guion, tiene raptada a la princesa y se supone que le habla al príncipe caza recompensas que viene a matarlo a él para merecer del rey la mano de su hija y la mitad de su reino. Cualquier lector de Borges ve ahí La casa de Asterión. Adoptar el punto de vista del malo, del Minotauro. Treinta años después, y al cabo de tanto lance, descubro que yo era aquel gigante del Gigante, el que, harto de su papel en el cuadro de actantes, cambiaría con gusto su casilla de oponente por la de objeto del deseo. Lo que sigue, en el Gigante, es previsible:

*

Hextermi, Hextermi
nado termina
terminad min adoro
doro hextermín
Minado doró
ohexter minador
Oh Hexterminador

*

O sea, el matador no se entera y, como el rutinario que es, mata, extermina. El jueguecito ya me cansa. Les puedo asegurar que ‑como usted, como todos‑ solo aspiro a que me quieran. Le temo al día que yo deje de querer.


*


relacionado con EL SECRETO MEJOR GUARDADO DE TINTA DE CALAMAR

el convidado

el-convidado
Eladio Ortiz, Luis Martín (el convidado) y Pedro Domínguez en EL CONVIDADO, de Martínez Mediero, por Teatro La Paz de Valverde del Camino (1986).

.

EL CONVIDADO

El hombre convidó al banquete al número contado de los suyos. Uno habló de fondo y forma y formuló una teoría del alma y de la salvación a la medida del maestro del maestro, aquel que dijo conócete a ti mismo, chaval, que yo solo sé que no sé nada. Otro, contento con distinguir el agua del vino, elevó nada en sus manos, lo partió en dos y lo dio a sus discípulos diciendo: diréis antes de y después de. Y entraron los conquistadores. Ya tuvimos precolombinos que unir a los títulos que ya teníamos: precristianos, presocráticos. Desde entonces, el hombre es posterior a la historia, a la filosofía y a la religión. Quizá también a la literatura. Posdata de 1988. Su nombre no es Luzbel ni Vladimir Ilich. Desconoce a ese tal Borges. Puede pensar diluvios. Y está solo.

 ♦


TERMÓPILAS

TERMÓPILAS

Hay noticias que nos congelan y hay noticias que nos dan la vida. De todas las mitologías que anidaron en nuestra juventud, la más vital fue siempre la de Leónidas y los Trescientos. Sacrificarse unos pocos por el triunfo de todos, no está mal. A imagen de aquella tropa, Grecia hoy tiene un Parlamento de 300 diputados y los 300 han vuelto a echarle valor, con el referéndum del próximo domingo. Mira que nos han aburrido en clase con Grecia, la cuna de la democracia, y mira que es democrático un referéndum, pues nada: ilustres intérpretes de las esencias de la democracia nos vienen con el cuento del lobo porque Alexis Tsipras no solo ha convocado referéndum, como primer ministro que es, sino que, como particular jefe de Syriza, va el hombre y pide a la ciudadanía votar no. Hasta el presente, la máxima era que no se convoca un referéndum para perderlo. Es decir que, perdiéndolo, lo van a ganar, ya lo han ganado, sea cual sea el resultado, porque la victoria es convocarlo. Cómo se le va preguntar al pueblo ¿aprueba usted trabajar más, jubilarse más tarde, que le suban impuestos y le bajen la paga y las pensiones? Tsipras, hijo, haces cada pregunta. Democracia, la precisa, pensarán los demócratas. Pero en euros o en dracmas, y en dólares o en yenes o en rublos, Grecia vale su precio en el mercado y, si la Troika ahoga con la Deuda (que todos reconocen, y es sabido, que Grecia no puede pagar), preferible que la aprieten inversiones o préstamos de Rusia, China o Emiratos Árabes. Grecia se vende. ¿Quién la compra? Hablamos de turismo, navieras, productos agrícolas y manufacturados, industriales, de alimentación, tabaco, textiles, química, minería y petróleo, que Grecia exporta, y hablamos de un PIB de 300 millones de euros (otra vez 300): el 12,4 por ciento en el sector primario, el 22,4 en el secundario y el 65,1 en servicios; y de una fuerza laboral o mano de obra de cinco millones de personas. Grecia no se va a suicidar, como dice la voz de su amo: va a salir al mercado a elegir, antes que el suicidio, su propia eutanasia o a esperar ganar el partido. Y a la Troika le habrá pasado lo que al torturador con su víctima: muerto el detenido, se acabó el sadismo con los soplillos, los electrodos, las tenacitas y las inundaciones en las bañeras de mierda. Lo cuenta Vargas Llosa, a propósito de Exercices de survie (Ejercicios para sobrevivir), de Jorge Semprún, sobre la tortura, que Semprún vivió dos veces en propia carne: «Un ser humano, sometido al dolor, puede ceder y hablar. Pero puede también resistir, aceptando que la única salida de aquel sufrimiento salvaje sea la muerte. Es el momento decisivo, en el que el guiñapo sangrante derrota al torturador y lo aniquila moralmente». Cantemos por Grecia el Resistiré del Dúo Dinámico o el Sobreviré de Paco Ortega, con Estrella Morente o Manzanita. De saludo, el de Kavafis: «Honor a quienes en su vida custodian y defienden sus Termópilas y más honor aún sabiendo que pasarán los persas». La que se retrata es la clase periodística sustento de la política, con que nadie cayera en la cuenta de lo que ahora les espanta: que en el enlace o separación Grecia Unión Europea (Tsipras Merkel) algo tenía que decir (y es natural que se le escuche) el hijo de la pareja, el pueblo griego. Hay noticias que nos dan la vida. «Flechura de tus ojos, nube persa, si muero con el sol que ahora me prohíbes, acuérdate de mí mañana cuando estés llegando a Salamina». Feliz Grecia a todos.

Daniel Lebrato, el de De quien mata a un gigante en Ni tontos ni marxistas, 29‑06‑15

Jesús Cotta para el libro De quien mata a un gigante, de Daniel Lebrato

Jesús Cotta. Junio de 2008.

Para Daniel Lebrato sobre De quien mata a un gigante.

Los poemas de la primera parte me han gustado mucho más que los de la segunda, especialmente aquellos que hablan del amor erótico. Me recuerdan a Kavafis, con un toque de Píndaro y de poetas helenísticos. Lo mejor del poemario es la unidad del tono, la voz que adopta el poeta. Es elegante, brillante, vehemente. Es una mezcla curiosa y feliz de tradición griega, arábiga y española. Mirto y arrayán, dos nombres de la misma planta, el primero de origen griego y el segundo de origen árabe. Hay hallazgos felices al romper palabras (aunque en algunos poemas creo que se abusa de este recurso). Me encanta lo de Oh exterminador y el poema dedicado a Jesús. Ha sido un gozo leerte. Tu compañero Jesús Cotta. Sevilla, junio de 2008.