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histrión, histriónico, histrionismo.

Daniel Camaleón en grande (2)

Me pregunta Álvaro Martín si soy algo exhibicionista. Le respondo que no. Que exhibicionista (macho) es quien se abre la gabardina (no lleva más ropa debajo) y enseña a las adolescentes de instituto lo que él llama su muelle de las delicias, su cosita. El episodio está en Hacia (1999) y recrea a un tipo real, entre voyeur y exhibicionista, que por los años 70 se descubría desde el Parque de María Luisa ante las niñas del Instituto Murillo (femenino) cuando éste radicaba enfrente, en el Pabellón de Argentina al final del Paseo de las Delicias, comienzo de la Avenida de la Palmera. A aquel tipo, enfermo de soledad, yo le hacía decir: «Rechaza imitaciones, que es calidad, chiquilla. Bajo mi gabardina, el auténtico, el único muelle de las delicias.» Soy tímido -sigo diciéndole Álvaro- y nada exhibicionista. Lo que sí soy: histriónico.

Daniel Lebrato firmando ejemplares ajenos en la feria del libro foto Pepe Morán 19 05 2017

histriónico [334.000 gugles] de histrión (1613), latín histrio, comediante, actor, mimo. Sustantivo y adjetivo. 1. Actor teatral. 2. Persona que se expresa con afectación o exageración propia de un actor teatral o que resulta falso o efectista. Me molesta su comportamiento histriónico. Sinónimos: exagerado, fingido.

histrionismo. Trastorno de la personalidad no tan grave ni tan raro de encontrar, que consiste en ver el mundo como un escenario donde el sujeto actúa. El exhibicionista presume de una mercancía que le gusta enseñar; el histrión ejerce con más profesionalidad y quizás con menos ego, su defecto es la sobreactuación, extremo que el verdadero actor profesional repudia y teme. El exhibicionista es parecido a Narciso; el histrión sería como el bufón, un enano entre gigantes que es enano todas las horas del día y por eso interpreta le toque o no actuar: de todas formas, se van a reír de él; digamos que su naturalidad es su artificio, que en lo falso consiste o encuentra su verdadera autenticidad.

Daniel Lebrato en la foto de la Generación del 27 (1)
El impostor, en la foto de la Generación del 27.

En su libro Hacia, publicado en Sevilla por Qüasyeditorial en 1999, y desde entonces disponible en Internet, tres episodios autobiográficos dan cuenta del histrionismo según Daniel Lebrato. Arranca con cinco citas de autoridad que conviene recordar aquí:

A veces me tropiezo sin querer con el que fui y apenas me saluda.
(José Antonio Moreno Jurado)

¿Soy yo o soy el mendigo que rondaba mi jardín?
(Juan Ramón Jiménez)

Con la barba afligida, sin afeitar y feo.
(Miguel Florián)

Lo más profundo que de ti conoces: la piel.
(Juan Cobos Wilkins)

A la larga, la máscara se convierte en rostro.
(Marguerite Yourcenar)

[AFTER SHAVE]

Lo has leído en autores más sabios y respetables:
el aire de extrañeza de quien se mira al espejo
y no se reconoce, como dudando si es él
quien tose, quien asoma tras las ojeras. La idea
no está mal. Sin embargo, tú cultivas sin escrúpulos
la impostura que alguna vez -Manolito y el lobo-
será más cierta, y haces del espejo un camerino.
Negándote, te afirmas: no se visten los actores,
se disfrazan. Quien no te conoce piensa: «de otro»,
y no: no hay más papel que al que das vida, el que detrás
del vaho te devuelve y te sostiene la mirada.
Celebras los chalecos y el sombrero y el bastón
que presumido eliges antes de que todo sea
verdad, verdad el lobo.

[SEGUNDO AUTORRETRATO]

Afeitado. Duchadito.
Con el pelo y las uñas
impecables, a prueba
de fotógrafos.
El traje, ni más ni menos
que la etiqueta exige.
Saber llegar.
Que los tuyos te reciban
como suyo.
No pudo César
morir de otra forma.

[DE LA SINCERIDAD DE LA INFANCIA
retratada según se entra en la Poesía]

Se nace o se pace, pero a casi
todos da tiempo a manipular el
borrador y a falsear las pruebas
del alma, sus recuerdos. Son cromos
de un álbum de otra vida, no nuestra
vida, y son también una coartada.
Hagan juego o poesía, los dados
-manda el crupier- van a su imán, van a
su ayer y a los ayeres supedi-
tados a condición de la bío-
grafía que, como un crimen, preme-
dito. Podéis dudar del que fui,
no del que soy: maté a los testigos,
borré las huellas, me di a la fuga.

Daniel Lebrato, Hacia (1999)

O sea que, al final, mi puesta en escena es buscada, rebuscada, un miedo a la vejez y a la muerte como otro cualquiera y una manera, acaso digna, de no contribuir a la fealdad de este mundo.

/ a Fernando Mansilla,
 autor y actor y nada histriónico /


histriónico en Wikipedia

Así habló Zaratustra. En el desarrollo de la obra, la segunda y tercera parte se centran tanto en las conductas del personaje como el matiz histriónico de la doctrina.

Cesário Verde. Une a ambos autores la temática urbana y el interés por la vida bohemia; les separa, en cambio, el tono, frecuentemente exaltado y casi histriónico en Baudelaire, reposado e irónico en Verde.

Charles Laughton. Durante este tiempo, el trabajo en el cine de Laughton pasó a un plano secundario, y a veces, como en The Strange Door actuó de modo deliberadamente histriónico.

Debra Paget. Quedó encasillada en papeles de mujer exótica, delicada, debido a su gran belleza muy particular y su carácter histriónico.

Dmitri Shostakóvich. En la n.º 9 adopta en máximo grado la actitud de bufón o, dicho menos claramente, el uso histriónico, humorístico y sarcástico de la música. La Novena de Shostakóvich parece ser interpretable en clave de burla, no sabemos si de la muerte, de los políticos del Kremlin, de la comunidad mundial de compositores o quizá de todos ellos.

Entre bobos anda el juego. Don Lucas del Cigarral es un personaje histriónico y estrafalario, al que adornan todos los rasgos negativos que puedan imaginarse: retraso mental, fealdad, avaricia, necedad y masoquismo.

Fausto (película). De igual importancia, la técnica fotográfica y de imagen, la utilización necesaria del blanco y negro y del contraste fuerte entre las zonas ensombrecidas y las iluminadas, para destacar el dramatismo histriónico e incluso los cambios climáticos.

Francisco Franco. Personaje histriónico que fundó la Legión a imagen de la Legión Extranjera francesa, reclutando a proscritos sin importar su nacionalidad, a los que les redimiría su permanencia en la Legión: «Os habéis levantado de entre los muertos, porque no olvidéis que vosotros ya estabais muertos, que vuestras vidas estaban terminadas.

Hay que nombrar el histriónico Mundo Idiota (Neat Stuff. Fantagraphics, 1985-89) de Peter Bagge, donde se critican despiadadamente los modelos sociales.

Hermanos Marx. Chico fue un excelente e histriónico pianista, y Groucho tocaba la guitarra.

Ian Keith. También tuvo facilidad para la comedia, y su rico retrato del histriónico actor Vitamin Flintheart en Dick Tracy.

John Travolta. Ha desarrollado papeles muy diversos en multitud de géneros, lo que le ha dado la reputación de actor extremadamente histriónico y versátil.

José López Portillo. Lloró frente a millones de mexicanos y golpeó impotente con su puño el atril de la tribuna principal del Palacio Legislativo aceptando su responsabilidad personal al fallarles; un despliegue histriónico que conmovió a muy pocos, enfureció a los más y fue motivo de parodias y burlas.

Mala Rodríguez. Un álbum que empieza con el desparpajo histriónico y existencialista de Esclavos y llega la infecciosa melodía de Hazme eso.

Narcisismo. Así se incluyen también en este grupo el trastorno límite de la personalidad, el trastorno histriónico de la personalidad y el trastorno antisocial de la personalidad.

Necrorama. Juego de rol independiente (Javier Arce, 2007). Sus pilares son el pulp, el cine negro y el humor ácido e histriónico.

Peter O’Toole. Aportó un elemento histriónico que constituye a la vez su principal virtud y su mayor defecto.

Trastorno histriónico de la personalidad. Trastorno de la personalidad del grupo B (desórdenes dramáticos, emocionales, o erráticos).

Un tranvía llamado Deseo (teatro). Por primera vez en la historia del arte histriónico norteamericano se abordan temas antes considerados tabúes.

XDComics. Monroe ha ido volviéndose más histriónico con el tiempo, este hecho sumado al de creerse por encima de todo tipo de convención social y mejor que cualquier humano, le han convertido en un tipo que no necesita al resto de la sociedad, con cierta reciprocidad por parte de ésta.

Daniel Lebrato por la Avenida de Sevilla 22 05 2017 (Foto Antonio Mateu) (2)

casting y castigo.

Rosalía Las uñas como arma del feminismo

Mecano en los 80, con letra de Nacho Cano: No me mires, no me mires, déjalo ya, que hoy no me he puesto maquillaje y mi aspecto es demasiado vulgar para que te pueda gustar. Sombra aquí, sombra allá, maquíllate, maquíllate. Y de aquellos polvos, estos lodos: Sostiene la cantante Rosalía que las uñas simbolizan la feminidad y son un arma. Oído lo cual y sin entrar en el origen y evolución de (pues no es propio de [eLTeNDeDeRo] justificar lo presente por que haya sido historia), parece indudable que todo lo que llamamos maquillaje (del francés maquiller, jerga teatral del 19 cuando actores y actrices se aderezaban en el camerino) o cosmética (del griego ‘adorno’) ha llegado a la España del hombre y el oso (cuanto más feo, más hermoso) en soporte femenino y sería estupidez o demagogia sostener otros antecedentes, como causas médico sanitarias o como distintivos de tribu urbana. Hablamos de una idea de la belleza (sea o no saludable) y Rosalía tiene razón: las uñas simbolizan la feminidad, no el feminismo (tampoco ha dicho del arma: ¿para atacar o defenderse de quién?).

El caso es que alguien podría hacer –la ha hecho ya– una lectura feminista más allá de Rosalía. Pintarse la cara, las uñas, calzar tacones o lucir escote son marcas de mujer y lo siguen siendo aun cuando varones por orgullo gay o culturizados por la igualdad de sexos hayan adoptado esos usos, también la coleta a imitación del largo pelo de las mujeres. Todo, todo, es resultado de siglos de hegemonía masculina sobre una población femenina que o quedaba al margen (mujeres de clases populares) o acentuó sus rasgos para triunfar sobre, o medirse con, el macho dominante (caso de las mujeres sabias o de alta nobleza). Solo dos modas recientes se han trasvasado del macho a la hembra: el tatuaje y el pirsin, pero ese trasvase, signo de una homogenización característica, no anula lo esencial: los roles son roles y están hechos a la medida de quien mandaba en el resto: el machismo como precipitado histórico que fue haciendo una doble construcción a partir de la división primordial entre la falda y el pantalón, entre el rosa y el azul, entre la muñeca y el balón. Y dentro de esa gran división, como en dos poderosos bandos o ejércitos, el detalle de un toque personal, de un adorno o pintado más o menos, pierde relevancia: lo que importa es el conjunto, quién manda aquí y cómo deberíamos emprender la descorporeización[1] del personaje hacia una sociedad más seria e igualitaria; no, que, después de las campañas y mareas Me too, No es no y 8-M, el feminismo sigue teniendo en la moda su más peligroso aliado. Cuando una cantante se señala por sus uñas, mal le irá y nos va. Y cuando un colectivo, de pronto feminista, quiere seguir siendo feminista sin bajarse de sus tacones, sin que le miren el escote o sin que el largo de su falda signifique nada, es que tacones, escotes y faldas significan, ¡vaya si significan!

Sepan más sobre labios maquillaje ojos pirsin tatuaje uñas tacones y quédense con el corto Rabo de toro (0:46), rodado en los estudios Palacios Malaver de Cenarte en Sevilla; con la actuación de Eli Finberg bajo la dirección de Pablo Ruiz Sánchez, quien realizó The Fog (La Niebla), con música de iAmDive y con nuestra participación y contra la pesadilla de los medios que tienen machacadas a las criaturas que dan su vida ante la cámara por un buen casting.


[1] desomatización no valdría por cuanto significa transformar problemas psíquicos en síntomas orgánicos.

canotier.

Daniel Lebrato en Plaza de Armas años 60viajero con canotier, bastón de paseo y maletín

Daniel Lebrato en Plaza de Armas años 60 (2).jpg

canotier o canotié, plural canotiés [1.270.000 o 17 mil gugles]. Del francés canotier, antes canoa. Sombrero de paja con el ala estrecha y plana, y la copa baja, cilíndrica y normalmente rodeada por una cinta. Según el Etimológico de Chile, canoa aparece en el Diario de Colón el 4 de diciembre de 1492 y es voz taína, lengua hablada en las islas caribeñas, canot en francés, primero los remeros y luego el sombrero, por el empleo de esta prenda en el deporte náutico. Para Corominas es voz araucana, al sur de Chile. Canotier obligado, el de los gondoleros de Venecia.

El canotier fue el sombrero de moda en la pintura impresionista plenairista (de plein air: al aire libre) durante la Belle Époque (1871-1914). Caído en desuso entre nosotros bajo el imperio del sombrero mascota (de pellizco) tipo italiano o inglés, el canotier sobrevive, en femenino, en las bodas y, en masculino, en los sombreros de ala ancha y rígida que se ve en las ferias y en el Rocío. Famosos con canotier: Fred Astair, Maurice Chevalier, Audrey Hepburn o Coco Chanel.

Daniel Lebrato en Plaza de Armas años 60 (3).jpg

En las fotografías de portada, tomadas, calculo, por los años 60, se ve a un viajero subiendo al tren en la que fue estación Plaza de Armas de Sevilla, hoy centro comercial y de ocio. Juro a ustedes que al ver esas fotos me di cuenta de que yo, Daniel Lebrato (1954) que casi no había nacido, ya estuve allí de mayor con mi canotier y mi bastón y mi maleta. Y me acordé de las fotitos y del juego del tiempo en El resplandor, de Stanley Kubrick y Stephen King (1980 y 1977). ¡Qué horror! o ¡Genio y figura!

2015.08.13. Daniel Lebrato por Ricardo López
Foto: Ricardo López

canotier en el Etimológico de Chile

en la página Malonsilla

la moda.

1.
No hay que leer El sistema de la moda, de Roland Barthes en 1967, para reconocer que la moda (cualquier moda, toda la moda y lo que está de moda) es una convención, un acuerdo social donde lo de menos es la ropa (vestirnos conforme a pudor, salud y clima) y donde lo de más es la imitación; por un lado, para pertenecer al grupo al que queremos pertenecer y, por otro, para diferenciarnos de él. De ahí, el afán por ser quien eres, tú mismo o misma frente al todo. Somos como la ovejita que yendo en rebaño se empeña en que el pastor la reconozca y la llame por su nombre.

2.
El único antídoto frente a la dictadura de la moda es salirse de la moda pero, claro, mercados y escaparates mandan, sastres y modistas cuestan un dinero y por qué no ponernos lo primero que nos venga en gana o que tengamos al alcance en el cajón o en el armario. Nuestra indumentaria puede responder, además, a la imitación de un líder o de una causa (jipis, roqueros, barbas por el Che Guevara, pañuelos palestinos, viseras hacia atrás por el hip hop o el rap).

3.
El problema surge cuando alguien utiliza la moda con perspectiva de género. Caso del amiguito, gay o no gay, que se pinta las uñas o se pone tacones como señas de identidad con lo femenino. Ese amigo no se da cuenta de que uñas pintadas, tacones y escotes son imposiciones del macho occidental igual que el macho islámico impone el tapado a la mujer islámica o el japonés que a la geisha le oprime el zapato porque le da más morbo el pie pequeño.

4.
No ver en el desvío o en la anti moda (de vestir a la contra) las mismas pegas que se ven a la moda es ignorancia o ingenuidad. Otro día hablamos de cómo los varones, al adoptar rompedores hábitos y conductas femeninas (el pelo largo con coleta, los zarcillos), no han roto con nada en realidad: no han hecho más que repartir por su sexo la supeditación a un modelo. Más machismo, o sea.


 

cañas y cañas.

bastón de caña

corto de 4:46
CAÑAS & CAÑAS

El latín canna, del griego kánna, caña, junco, flauta pastoril, barca de cañas o de juncos y utensilio no bien conocido, es palabra madre de familia numerosa en español, origen de caña, cañada, cañaílla, cañar, cañavera, cañaveral, cañizar o cañizal, caño y sus derivados de fontanería, cañón y los suyos de artillería. Con sonido de ene simple, [cana] (nada que ver con cano,a que es color blanco), da canal, canela, canuto y, lo más divertido, canon, por asociación de la vara de caña con la vara de medir, con los significados de regla o precepto, catálogo o lista, modelo perfecto, regla de las proporciones, cantidad periódica que hay que pagar, cuerpo de letra de 24 puntos o, en música, composición que va añadiendo voces, repitiendo o imitando cada una el canto de la precedente. Derivadas de canon son canónico, canónigo, canonjía y canonizar. O sea, partiendo de la humilde caña del campo hemos llegado a los altares de las bellas artes y de la religión tenida por verdadera, pasando por la caña de vidrio o vaso cilíndrico y ligeramente cónico que se usa para beber vino o cerveza, continente y contenido, de manera que en los bares se pueden contar las rondas por tres, cuatro o hasta la media docena de cañas de manzanilla, como las que se echaba, por no negar su tierra de Sevilla, don Manuel Machado. De tan amplia descendencia como deja caña, la peor es encañonar y, la más sonora y literaria, cañavera o cañaveral.

 

Visto lo que tiene caña con vara de medir, no es de extrañar que una caña se presente como la caña vera, la medida de verdad, la fiable en los tratos. Quizá por eso, los príncipes gitanos, gente metida en ferias y en jerarquías, adoran las varas de caña (las que se me han extraviado en un descuido, estoy seguro que han ido a parar a sus manos, sé que harán buen uso de ellas). Pero he aquí que el Etimológico de Corominas y Pascual da cañavera por variación de caña avena a través del portugués canavea, canavé, siendo avena mala hierba o mala caña en comparación con la caña de trigo, el cereal del pan. Final. Las cañas que no sirven para la comida, la bebida o la medida, sirven como bambú rígido y resistente como bastón de paseo o como bastón de andar, además del orgulloso bastón de mando y de la humillante vara de castigo. En poesía, nos quedamos con esta soleá de tres versos recogida por Fernández Bañuls y Pérez Orozco en La poesía flamenca, lírica en andaluz (1983):

En las cañitas verales
los pájaros son clarines
al divino sol que sale.

A mí, lo del divino sol me suena algo cursi tratándose de una imagen taurina donde valiente sol, o similares, daría más llana idea (y más laica) de la bravura del toro. Ya se sabe que todo en esta vida, también la poesía popular y este artículo, es discutible o mejorable.

La caña de paseo (medidas: del suelo a la palma de la mano) se vende en tiendas de sombrerería y complementos por menos de 10 euros. Hay que hacer que en la misma tienda la caña la corten a medida y, si en la tienda no, en una zapatería, hay que ponerle un fino taco de goma o cuero para apoyarla sin ruido. Es aconsejable un cinto o lazo de mano para llevarla en bandolera cuando vamos andando y para que no se nos caiga continuamente. Con ese invento, mis cañas montan conmigo en bici que da gusto.

Daniel Lebrato en bicicleta
la caña (negra) va ajustada a la barra de la bici, detrás el bolso serón

Otro día hablamos de la España cañí que no tendrá nada que ver pero se parece un taco.


–venta de cañas bambú: Sombreros Antonio García, Alcaicería, 25, La Alfalfa, Sevilla

–enlace al Retrato de Manuel Machado

–enlace a Copas y cañas (sobre los vasos)

–enlace a Autorretratos con bastón de caña

bastón de caña 2

/ a Antonio Narbona /

el hilo invisible (Phantom Thread, 2017)

el-hilo-invisible-etiqueta-muestra
Alpinistas sobre sus tacones,
de escote para submarinistas,
las ganadoras del Óscar, o nominadas,
desfilaban por la alfombra roja,
unas de otras envidiosillas del premio,
del peinado o del vestido o de la cola
que traería cola de público y cadenas
de todo el mundo.
Prada o Giorgio Armani o Valentino
o Reynolds Woodcock en su película
tenían las llaves del costurero de las reinas.
Pero ellas, dignas y unánimes, juraban todas
cuatro días antes de aquel 8 de marzo
que estaban contra los estereotipos femeninos.


[LA CORTE DEL REY BOBO]


vestirse.

daniel-lebrato-ante-el-escaparate-de-primera-comunion-2016-10-31

La moda es la degradación gregaria y comercial del individuo, su aplastamiento como persona y su sometimiento en masa a la masa, aunque luego, si les preguntas, él o ella se visten “a su manera”. Mentira.

En carnavales llaman tipo al disfraz (papel y rol) que una agrupación adopta de año en año. En nuestro vestir diario también podemos adoptar un tipo y, de hecho, las tribus urbanas se caracterizan por arquetipos comunes: el cuero, el color negro, las barbas, las rastas, los tatuajes van por tipos y el problema es que no signifiquen nada o, al contrario, signifiquen tanto que desborden el mensaje que queríamos transmitir.

Daniel Lebrato decidió hace tiempo vestir el tipo de los clásicos galanes del cine del siglo 20. Y tan cierto es que me visto para parecerme a alguien, que se parece a mí, como que me visto para no parecer de un mundo que no me gusta y rechazo su imagen y semejanza.

Lo último es que mi tipo lo daría encantado y renunciaría a él con tal de que nadie pasara frío ni vergüenza por falta de ropa que ponerse.

Cortos explicativos:

Corbatas

Pajaritas

Sombreros

Zapatos

corbatas.

Corbata 1ºZ el Terrible (3)-ANIMATION
corbata obsequio del Terrible 1ºZ

Hay quien se viste para tapar el cuerpo y hay quien se viste para comunicar algo: una ideología, un color, una tribu urbana, una época, unos valores. En la ropa de varón es decisiva la corbata.

Yo decidí vestirme a la manera de la generación del 27, que fue la de mi abuelo y de los galanes del cine mudo y clásico. Y, siempre, vestirme igual. A mi manera. Lo mismo un lunes para ir al trabajo que un dominguito de paseo. El día de la resurrección, que me vaya bonito.

Dejo a ustedes la película CORBATAS

en Google Fotos (2:47 pantalla media)

en Youtube (2:48 pantalla grande)


pajarito y pajarita.

Pajarito y Pajarita

Yo quise hacer de él un pájaro de los que tengo en la cabeza. No el avecilla de matómela un ballestero, dele Dios mal galardón, que no quiero estar preso, no. Digo el halcón de Calisto, para ir en busca de Melibea. O digo el halcón maltés, ese Humphrey Bogart desconfiando de Mary Astor mientras no sea más buena. Digo, por decir pájaro, el pájaro de fuego de Ígor Stravinski, que brilla en la oscuridad. Todos esos pájaros he querido que sea mi pajarito. Todos, uno a uno o a la vez. Pero él se enreda en mi pajarita. No pudo ser.


–enlace a la animación en Google Fotos.

Hágase el lazo.

pajarita-hecha

No para ahorcarse. Otro día hablábamos de la pajarita de Lorca. Hoy mostramos a ustedes cómo es, de fácil, hacerse una pajarita (vídeo de un minuto). Manolo Carrasco ilustra, sin malicia, cómo su pajarita es goma elástica y nudo hecho de fábrica. Un verdadero horror. La pajarita nace y se hace. Si no quiere resultar infantil, torpe o prefabricado, hágase caso, hágase galán, hágase el lazo. (Cómo se hace, en este vídeo de un minuto.)

*


El sistema de la ropa y del vestido (a propósito del burquini)

burquini

EL SISTEMA DE LA ROPA Y DEL VESTIDO
–a propósito del burca y del burquini–

Culturas o sociedades del taparrabo aparte (de tribus que han permanecido al margen de la historia), todos los pueblos prehistóricos e históricos (tanto los machos como las hembras) han combinado el tapado integral con el desnudo integral sin morbo, sin malicia y sin menoscabo: cuando hacía frío, porque hacía frío, y, cuando calor, por defenderse de los rayos del sol y preservar la humedad del sudor.

Como cuenta el del Génesis, lo primero que hicieron el hombre y la mujer metidos en culpabilidad fue taparse con pudor y con malicia, cortapisas morales que pusieron fin a los tiempos ingenuos; pérdida de la inocencia y ciclo que hoy reproduce el crío o la cría que cambia de una relación inconsciente con su ‘cosita’ y la ‘cosita’ de los demás, a una relación consciente y picardeada.

La doble sexualización del cuerpo y del vestido (sexo: en tanto distinción machos y hembras y sexualidad: en tanto incitación activa o pasiva) se dio en las tres sociedades patriarcales de las religiones de libro: judíos, cristianos y musulmanes. Las tres conocen la poligamia, la prostitución, la violación de mujeres y niños, el matrimonio por interés, el apellido, la familia y la herencia, y las tres distinguen entre homos y héteros y entre un erotismo oficial y otro por donde discurren los bailes del vientre o de los siete velos.

Por razones que tienen que ver con la sublimación de la mujer como mujer objeto[1], el judeocristianismo aceptó la liberalización del cuerpo femenino, de pronto expuesto al sol casi desnudo y con muy poco peligro. Para eso hizo falta que los machos se educaran en la represión de sus instintos básicos, que aprendieran a ver un culo o una teta sin echarse encima de su dueña; tuvo que cambiar el modo de ver y de ser vista. O visto, cuando los machos, homos o héteros, empezaron a marcar paquete, a lucir músculo y ombligo, a ser hombres objeto como las mujeres eran.

Esta culturización del exhibicionismo se razonó en la indumentaria útil en tiempos de maquinismo y de incorporación a trabajos que arrinconaron túnicas y chilabas como arrinconaron gorgueras y gregüescos, capas y sombreros de copa, revolución del vestir que no se dio en el islam donde tampoco se dio lo que en Occidente fueron Renacimiento, Ilustración, Revolución Francesa o Revolución Industrial.

Cuando al final del siglo 20 y por motivos cortitos EEUU y la Otan dieron alas al islamismo sin más intención que combatir a la Unión Soviética, dieron alas también, como efecto colateral, al tapadismo sexista y sistemático y no voluntario ni por moda ni por gusto, aunque algunas tapadas digan que les gusta, y han creado un conflicto entre tapadismo y exhibicionismo de imposible solución si no es, con criterio global, prohibiendo todos los signos externos de religión en público vengan de donde vengan: la vuelta a una religión cero cero y a una sociedad sin culpa (sin necesidad de redención, también) como la que había antes del pecado de Adán y Eva en el Paraíso.

Lo cual, que, al aferrarse a sus medallitas y crucifijos, cristianas y cristianos, practicantes o culturalmente portadores del cristianismo, son corresponsables de la gestión que hicieron sus gobiernos apoyados y sostenidos con su voto, gestión que ha hecho de indumentarias folclóricas, regionales o a extinguir lo que ahora musulmanes y musulmanas dicen que es su moda: burcas, velitos, barbas y la madre que los parió. De todo ese armario ropero, el burquini expresa y resume la máxima confusión, lo peor de cada casa. El burquini de la islamista sexi en playas de la Costa Azul suma lo vano y superficial del concepto moda de Occidente con el integrismo de beduinos y pastores de ganado que no han salido todavía de donde los habíamos dejado, en el portal de Belén.

[1] Vaya usted a ver si en la nueva configuración de la mujer tuvo algo que ver el peso simbólico de la mujer madre y de la mujer virgen representadas por la Virgen María.

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tatú

Tatú

TATUAJE

Criticar nos hace viejos, pero, sin crítica, qué sería del mundo sin nosotros, profesores, pensadores, cultos en nuestras dos versiones, señora y caballero. Decía Salinas, don Pedro: la luz, lo malo que tiene es que no viene de ti. El tatuaje, lo malo que tiene es que no viene de quien se tatúa. Tampoco el velo de la mujer islámica ni la corbata del comercial con pretensión. Lo que llamamos moda son víctimas a pie de tienda. O de tatú.

mascotas

ANIMATION Cómo se hace un sombrero 2.gif


MASCOTAS

APOSTILLAS A CÓMO HACER UN SOMBRERO

El sombrero de paseo recuerda a la bicicleta. Bicicletas y sombreros, los dos tuvieron su época dorada. Pero así como las bicis se han actualizado (con una legislación tan propia como discutible: la política del carril‑bici), los sombreros, no; y continúan como si siguieran válidos los códigos decimonónicos de rancia galantería tales como destocarse en las iglesias, ante la autoridad o ante las señoras.

La sociedad ha cambiado. Antes, el sombrero era prenda del señorito frente a obreros y gañanes, que llevaban la gorra con visera como señuelo proletario. Ni el concepto de autoridad ni los tratos hombre mujer son lo que eran. Se trataría de democratizar y actualizar una prenda ajustándola a las condiciones de cada uno y a las circunstancias de aire o viento, sol o lluvia, frío o calor, dentro o fuera. Lo demás son curiosidades y antiguallas que no está de más conocer.

Desmitificar el sombrero supone también sacarlo del cine en blanco y negro, del engaño Humphrey Bogart a donde fue llevado. Hagamos nuestra propia película. El secreto de un sombrero es llevarlo con naturalidad sin que el sombrero parezca una chincheta o un tiesto de maceta a punto de caer.

Cómo hacer un sombrero es una respuesta entre muchas. Escribe Lourdes Pérez, La sombrerera de Lady Marlo: Haré el experimento [de almidonar el ala]. Mi duda es si el resto del sombrero no chupa el almidón, y al final queda la copa un poco tiesa.

En absoluto, Lady Marlo. De muestra, ahí van unas pruebas de autor. Como se ve, la copa no puede quedar más flexible y más tierna. El sombrero guarda todavía restos de pegamento de fábrica con el que fue maltratado. No importa. Mil cintas, las que yo quiera ponerle, le están esperando. Resulta clásica la cinta marrón rojiza. Con otra cinta, se puede conseguir un sombrero veneciano. Así de fácil. El éxito se verá si resiste en circunstancias difíciles, por ejemplo, contra el viento montado en bicicleta. Entonces será una verdadera mascota. mascota. Del francés mascotte, animal de compañía y sombrero flexible. El uso y la Academia unen sabiamente en la misma palabra perro y sombrero en la común fidelidad de nunca abandonar a su dueño.

Daniel Lebrato en bicicleta.jpg


cómo hacer un sombrero y triunfar con él.

SOMBREROS animación.gif


CÓMO HACER UN SOMBRERO CABALLERO DE VERANO

cuando el calor y los colores claros ponen a examen las tres pruebas

de utilidad, resistencia y limpieza

como elegante protector solar resistente al sudor y al viento

y en perfecto estado de revista.

–Por Daniel Lebrato, maestro sombrerero–

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Hace viento en Florencia. El sombrero, de fabricación propia, resiste.

El sombrero de paseo es una nostalgia. De ahí, que entre la gente joven se confunda sombrero con gorro o gorra. Señor. Es gorro la copa redonda de tela o punto para cubrir la cabeza: el de lana que se pone en invierno, por ejemplo. Es gorra el gorro con visera: esa Nike que lucen, la visera hacia atrás, los raperos. Y es sombrero, de sombra, la copa con ala redonda. En tiendas, el sombrero caballero casi se reduce al tipo mascota italiano (impresentable: el inglés o portugués, de ala muy corta), que viene pellizcado de fábrica (copa triangular), de ala curvada por detrás hacia arriba y con una banda o cinta negra, gris o marrón. Ese sombrero engaña, bajo el efecto Bogart, el aplastamiento del pelo. Por eso hay hombres que jamás se lo quitan en público ni aun en los interiores más caldeados. Antes sufrir la gota gorda que descubrir el oneroso cerco. Añadan la falta de perchas en bares y lugares de alterne y la pérdida de protocolo en cuanto a cuándo, dónde y por qué el sombrero nos cubre o se descubre.


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Sombrero en percha de mujer.

CÓMO HACER UN SOMBRERO A MEDIDA, LAVABLE Y ANTI VIENTO
por menos de 10 euros y en menos de una hora

Requisitos: sombrero papel tela (de venta en los chinos y tiendas de turismo de verano), cinta de mercería, apresto concentrado de almidón, papel vegetal (o de horno, en los supermercados), plancha y tabla de planchar, barreño, palangana o espuerta.

1º) No compre en caras sombrererías un producto más barato en chinos y en comercios como Zara, H&M, Mango, Blanco o El Corte Inglés (secciones hombre y mujer).

2º) Si la calidad o el color de la cinta no le convencen, compruebe si esa cinta, que vendrá pegada o cosida, se dejará quitar o tapar por otra cinta, la que usted decida para ir a juego con la ropa de cada día.

3º) Con viento, el aleteo del sombrero da la impresión de una pamela ridícula y, más ridículo aún, el hombre corriendo detrás de lo que el viento se llevó, su sombrero.

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Un sombrero ayuda a mirar.

Instrucciones para endurecer el ala y hacer un sombrero anti viento a su medida. Solo para sombreros de papel tela o material que absorba el almidón (teniendo en cuenta que todos los sombreros, hasta los que no lo anuncian, lo mismo de invierno que de verano, si son flexibles, se dejan plegar, lavar y planchar).

1. Se tiene un sombrero de papel tela. Mejor dos, para ir mudando. El papel tela se reconoce por su textura en espirales hasta el remate cosido al borde.

2. En un recipiente redondo de suelo plano y ancho suficiente, sumerja y empape el ala del sombrero (nunca la copa) en almidón líquido concentrado. Deje el sombrero en ese almidón de 15 a 30 minutos cuidando el mojado uniforme y que no se pegue al fondo (el almidón es muy adherente).

3. Planche el sombrero a temperatura máxima. Imprescindible: papel vegetal por las dos caras (plancha y tabla de planchar). Cuando el sombrero evapore y esté semiseco, encasquéteselo y deje que se acabe de ahormar al dibujo de su cabeza. El sombrero queda tierno de copa y rígido de ala y no abandonará la cabeza de su dueño ni un día de levante por Tarifa en bicicleta.

4. Para lavar, cepille con agua con mistol o similar la badana y el techo o bóveda. Si está muy sucio, el sombrero resiste el agua y el jabón de un lavado a mano. Saldrá encogido pero recupera su horma con ayuda de plancha y uso.

5. De modelo, se recomienda vencer a la mascota redondeándole la copa y dándole forma cilíndrica baja y ala recta (tipo canotier). La cinta, en mercerías. Pueden servir cintillas como sudaderas de cabeza o diademas elásticas de venta en complementos para mujer. Si hay lazo, se anuda o se cose del lado izquierdo.

6. Mantenimiento. Repose el sombrero sobre superficie plana, mejor que en percha, para que no se deforme. Si almacena más de uno, tenga cuidado al apilarlos. Feliz sombrero de verano, caballero.

Daniel Lebrato en Roma, como un árbol 20160530.gif
Me lo pongo y me lo quito.

7. Documentación:

*tipos de sombrero

*panamá

*fedora *¿fedora o borsalino?


Ideas, consultas y sugerencias: daniellebrato@gmail.com

Daniel Lebrato como eLTeNDeDeRo (7)
eLTeNDeDeRo


 

JUEVES SANTO (LA TENTACIÓN)

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foto: Entre ciriosyvolantes.com

JUEVES SANTO (LA TENTACIÓN)
la invención de la mantilla española–

Viudas de Dios mismo, esa es la cosa
de aquí a que resucite. Pueblo y párroco
dictaban la sentencia: moza, esposa,
o puta, sufragista o marimacho.

De arriba abajo había que ir de negro
con tocas, con tocados y toquillas,
caderas con su lazo y su almohadilla
y velo y largas faldas hasta el suelo.

Y una, viendo al espejo su cadena
de oro, el crucifijo en la canal,
se dijo: –Ahí quedó. Más no me visto.

Si no nos dejan ir de nazarenas,
iremos de tías buenas, no está mal,
verás qué pronto resucita el Cristo.

*