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SALTO al vacío.

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EL SALTO

¿Quién genera la cultura gratuita?, Brigitte Vasallo, EL SALTO, 27 abril 2020.

*cursivas, negritas y [corchetes] de eLTeNDeDeRo. En rojo, nivel de 1º de primaria.

Con el confinamiento se ha abierto de nuevo a lo grande el melón nunca cerrado de la gratuidad de la cultura. Cultura gratis para que todas tengamos acceso a la cultura. El argumento, sin embargo, tiene trampa, que se visualiza de manera mucho más clara pensándola desde cualquier otra industria[1]. Cuando una cadena de supermercados revienta el precio de un producto[2], no lo está haciendo más accesible. En su consumo directo sí, ahí está el gancho.

Pero sabemos que la trampa es que, para hacerlo, revienta la producción, expulsando de ella a las pequeñas productoras locales que no tienen medios para el cultivo extensivo y el monopolio. Y favorece, en la práctica, solo a las grandes productoras que usan métodos para el desastre. Eso mismo sucede con la industria cultural. Otra trampa, sin embargo, en el debate, es la confusión entre cultura e industria cultural.[3]

La cultura es un bien de primera necesidad, es un alimento necesario para hacernos comunidad. Creamos cultura cada vez que nos expresamos, de manera individual o estando juntas, incluso en esa forma de estar juntas tan dura como está siendo el confinamiento. Creamos cultura cada vez que posteamos cosas en las redes, cada vez que creamos o recreamos palabras, cada vez que inventamos canciones o le damos vuelta a otras para hacerlas más nuestras, cada vez que bailamos, aunque sea en una fiesta.

Es, además, un bien de primera necesidad para hacer resistencia política, para articular pensamiento que nos acompañe en la resistencia al desastre [parece que la firmante cree en el capitalismo del desastre : 459.000 usos en Google] en el que vivimos. Pero eso que denominamos productos culturales, que es una de las formas en que se concreta la cultura, no salen de la nada, como no salen de la nada los alimentos concretos con los que cocinamos. Salen del trabajo y necesitan de tiempo sostenible para realizarse. Es una mierda que el capitalismo lo cruce todo. Pero que las personas no cobren por su trabajo no es romper el capitalismo, es reforzarlo. Es, de hecho, el sueño húmedo [líquido, líquida, en sociología: 11.8 millones de usos] de cualquier magnate: hacernos trabajar gratis[4].

Igual que en el consumo de alimentos, no se nos ocurre pedirles a esas agricultoras locales que nos regalen las patatas, sino que entendemos, incluso, que su producto sea más caro que esos productos con los precios reventados en las grandes superficies.

Sin embargo, cuando hablamos de productos culturales, de libros, de películas, de discos, nos parece incluso ofensivo que las productoras híper precarizadas por la industria quieran cobrar por su trabajo. Se supone que ese trabajo es de todo el mundo, pero no lo es. Lo pueden ser las ideas que contienen, pero la forma concreta en que esas ideas han sido articuladas y plasmadas han necesitado de un tiempo y de un esfuerzo que es trabajo como cualquier otro trabajo.

No conozco a ningún grupo de música con mirada política [¿?] que se niegue a que sus canciones se canten libremente, ni conozco a ninguna escritora con mirada política que se niegue a que sus libros se presten, se comenten, se hagan clubs de lectura con ellos o que sus ideas sean difundidas y explicadas. Y, sin embargo, se pide, se exige incluso, que no quieran cobrar (la miseria que se cobra, todo sea dicho) por la ingente cantidad de horas dedicadas a realizar el producto concreto. El problema no es solo a corto plazo: ese mecanismo impide la sostenibilidad de la creación independiente de productos culturales.

La gratuidad tiene consecuencias en el acceso a la cultura. No en su consumo, pero sí en su producción. Lejos de liberar los productos culturales, los discursos, deja su creación en manos de quien se la puede permitir. Libera el consumo, pero secuestra la producción, se la entrega de manera descarnada al capital, convirtiéndola en un lujo que solo algunas se pueden permitir.

“De los libros no se vive”, es lo que nos dicen. Y, sin embargo, hay imperios económicos organizados alrededor de los libros. ¿Dónde va todo ese capital? Pues al mismo sitio que va todo el capital de las grandes cadenas de supermercados: a cualquier sitio menos a la agricultora. Si quieres escribir, si quieres poder hacerlo materialmente, tienes que buscarte otro trabajo para poder vivir.

Pero volvamos al mundo real: las dobles jornadas sumadas a las múltiples jornadas que se van sumando para sostener la vida son inviables. Se podrá escribir un libro, dos como máximo, y luego el capitalismo se impone. Por si fuera poco, cuanto más disidente es la escritura, el pensamiento, y cuanto peor te sabes relacionar con el poder, hacer contactos, alianzas, ir a saraos y todas estas cosas, más difícil es que alguien apoye ese trabajo, por muy necesario que sea. Mucho peor aún si hablamos de producción cultural en lenguas sin apoyos oficiales, otro abismo.

Es la cultura del fast food: ¿cómo puede ser que tengan tanto éxitos los McDonalds y similares, si sus hamburguesas saben a nada con salsa? Porque producen muy barato, cosa que les da mucho margen de beneficio, que invierten en dos cosas: hacerse omnipresentes y hacerse una publicidad de impacto que nos convence de que aquello que comemos mola mucho. Y por eso lo consumimos, aunque sepa a mierda y arrase con todo a su paso.

La industria del libro funciona así, e imagino que el resto de industrias culturales no deben de ser muy distintas. Y lo hace no solo en referencia a las productoras: las grandes superficies también arrasan con el pequeño comercio de librerías con unos métodos muy serios de lobby y de reducción de precios a las autoras y a las pequeñas editoriales con técnicas cercanas al chantaje denominadas negociación de porcentajes. Cada vez que veáis un libro más barato en una gran superficie, recordad que la banca siempre gana, y las grandes superficies nunca pierden. Esa es la realidad de la cultura si la cruzamos con la mirada de clase.

Hay compañeras que optan por asegurarse un lugar en la academia que debería garantizarles tiempo para escribir. Esa garantía de tiempo ya no funciona así y la precarización en la academia está a niveles que dan miedo (e invoco aquí, y a partir de aquí, a la maravillosa Remedios Zafra). Y aun así, no olvidemos que el acceso a la academia no está al alcance de todo el mundo. Es necesario un capital económico que sostenga los largos años hasta alcanzar el puesto de trabajo y es necesario un capital cultural que contemple esa posibilidad con el que no todas crecemos. Y aunque esos capitales no existiesen, es dramático para la cultura que su producción tenga que pagar semejante servitud [catalán, por servidumbre] a la institución que ha convertido el conocimiento, precisamente, en una cuestión de clase. Así que la gratuidad de los productos culturales repercute directamente en una exclusión de clase para la creación de esos productos culturales y en el monopolio de las grandes cadenas de producción, cuyos intereses tienen mucho más que ver con el capitalismo que con la cultura.

Así que tenemos un debate de fondo: ¿queremos que todos los productos culturales que nos alimentan provengan de la burguesía? ¿Queremos un arte cuya única experiencia de opresión de clase sea inventada, o un arte que solo responda a los intereses del amo y se vea obligada a silenciar las cuestiones que realmente apuntan al amo? Porque si queremos un ecosistema un poco más variado tendremos que apoyar económicamente a las pequeñas productoras de alimento y asegurarnos de que puedan seguir trabajando con un mínimo de independencia.

[1] La cultura no es comparable con cualquier otra industria. En la comparación se escamotea la especificidad de la cultura. Ver nota 2.

[2] La trampa es la comparación industria cultural : supermercado. Tomen por caso el agua. El agua es gratis en el manantial que fluye, de pago corriente en mi grifo en casa, y a precio venta al público el agua embotellada. Donde ‘agua’ pongan libro o poema.

[3] confusión a la que artículo se presta y no desenreda.

[4] El artículo invierte los papeles. Al magnate le importa poco o nada la cultura. Al artista sí interesa vivir del arte por huir del trabajo manual.


vida y obra.

el hundimiento

La muerte de Julio Anguita levanta espontáneas reacciones de elogio a su persona. Sin embargo, no recuerdo ni una sola idea que el político Julio Anguita haya aportado al mundo de las ideas; no digamos de izquierda; entre otras cosas, porque Anguita fue parte a liquidar la vieja izquierda (marxista y crítica con el Estado del Bienestar).

Anguita como texto y comentario de texto.

Quien tuvo en clase al profesor Lebrato, sabe que el profesor huía de biografismos y auto biografías:

–Imaginad que todo texto es anónimo, y así salimos de tentaciones de vida y obra: obra, nada más.

De ejemplo, les ponía la poesía de San Juan de la Cruz [1]

Otras veces, en cambio, el gusto por una obra no impedía que el profesor hiciera ver a su alumnado la catadura moral del personaje autor.

–Ese don Juan Manuel tan señorito que ni siquiera escribía: ¡mandaba escribir! (como declara al final de cada cuento de El conde Lucanor).

–Ese Mío Cid que –antes de Pérez-Reverte– respondía al tipo mercenario al servicio del botín y la rapiña.

Eso no quitaba, tampoco, que pese a la cochambre biográfica de Manuel Machado, frente a la heroica de su hermano Antonio, la poesía de Manuel fuese tan buena o mejor y, para mí, más exquisita y seductora.

Recuerdo la película El hundimiento (Der Untergang, 2004, de Oliver Hirschbiegel). La cinta cuenta los últimos días de Hitler. En 1942, varias mujeres se presentan a secretaria personal del Führer. Traudl Humps (o Junge) es la escogida. Su diario alimenta el guion de El hundimiento y, como es lógico, lo hace desde un punto de vista interno en el que un sector de público creyó ver una justificación del nazismo. ¿Desmentía la película la obra pública, la Historia escrita, con renglones de sangre y de exterminio? Nada de eso. Al hombre lo que es del hombre, y al nombre lo que es Historia.

Películas se puede hacer de cualquier cosa. La Historia, con mayúsculas, Julio Anguita sabía, pocas veces se altera o se equivoca.

[1] Donde ‘amado’, Dios, y donde ‘amada’, Iglesia. Diga lo que diga San Juan, amado es amado y, si quiere ‘Dios’, que lo ponga en el texto, no en declaraciones al margen. En clase no usé nunca la interpretación por las tres vías místicas; sí precedentes puestos en boca de mujer, como la lírica tradicional o El cantar de los cantares.

el discurso del Pedrey.

pedro sánchez como el rey
Ojo a banderas y fondo de escudo y gestos.

Abusando un poco del sufijo léxico -emia (de epidemia, pandemia o alcoholemia: presencia anormal de algo en sangre) podíamos hablar de una verdadera borbonemia en el habla de personajes públicos como Pedro Sánchez y algún otro gerifalte en los partes diarios del comité especialista. Nos hablan como si estuviésemos en Navidad y el suyo fuese el discurso de la Corona.

El idioma distingue entre tono y tonema. tono, latín tonus, y este del griego, tónos, ‘tensión’: 1. Cualidad de los sonidos, dependiente de su frecuencia, que permite ordenarlos de graves a agudos. 2. Inflexión de la voz y modo particular de decir algo, según la intención o el estado de ánimo de quien habla. tonema es en fonética y fonología aquella inflexión pertinente para la modalidad oracional, básicamente tres: interrogativas, exclamativas o enunciativas. Por ejemplo, tras mucho tiempo de sequía, la secuencia sería: ¿llueve? (pregunta de incredulidad inicial) ¡llueve! (sorpresa gozosa) y llueve, enunciativa afirmativa. Tonos y tonemas dan lo que llamamos musiquilla.

Franco tuvo su musiquilla. El Nodo tuvo su musiquilla. Casi cada cadena de radio tiene su propia musiquilla, muchas veces dependiendo del color del partido político que gobierne o mande en la emisora. Y, naturalmente existe el tonillo o la musiquilla del discurso Borbón: ese que nos recuerda al rey Juan Carlos.

Abusando un poco del sufijo léxico –emia (de epidemia, pandemia o alcoholemia: presencia anormal de algo en sangre) podíamos hablar de una verdadera borbonemia en el habla de personajes públicos como Pedro Sánchez y algún otro gerifalte en los partes diarios del comité especialista. Nos hablan como si estuviésemos en Navidad y el suyo fuese el discurso de la Corona.

 

desmontando la filosofía.

emilio lledó

Intelectuales o filósofos se dividen entre aficionados (pensar, pensamos todos) y profesionales, y éstos, a su vez, en con o sin el favor del partido o gobierno dominante.

Todos tenemos derecho a pensar, sin diferencias, y, quienes somos profesores, obligación añadida de enseñar a pensar. Creerse uno ‘pensador’ o ‘filósofo’, es un robo y una soberbia, puesto que un auténtico filósofo (objetivo: Diógenes) estaría contra el culto a la personalidad, empezando por la suya. Si, encima, cobra y se lucra, esa persona, hombre o mujer, merece la respuesta de Juan Ramón Jiménez a los dioses: los filósofos no tuvieron más sustancia que la que tengo yo. Y tú y tú y el otro y el de la moto. Filósofos: curas laicos a hombros de una iglesia vacía.

En Desmontando a Lledó, eLTeNDeDeRo descompone una a una, con palabras textuales, los supuestos hallazgos de Emilio Lledó, buena persona por lo demás, y sus contribuciones a la historia del pensamiento universal: lo que no vale para el universo mundo, don Emilio, tampoco vale para España ni para mí, el lector. Nothing de nothing.

–enlace a Desmontando a Lledó


La España del “todos y todas”.

Una nueva estulticia, “la dictadura del desdoblado”, ha venido a instalarse en ciertas mentalidades de esta hora: el español del “todos y todas”, frecuente en la lengua hablada y máxima en mítines de partidos de izquierda. (Otra estupidez menor, y por fortuna solo escrita, es la España de la equis: “queridxs niñxs”, equis que a ver quién lee en voz alta.)

Vean ustedes en APÉNDICE el preocupante artículo de opinión que hemos leído en Diario 16. (En ese apéndice, pueden ver los desdobles subrayados así como la mejor redacción alternativa.)

(disponible en pdf a dos columnas, muy fácil de cotejar original y corregido)

Y queden con los artículos de [eLTeNDeDeRo] tocantes a EL ESPAÑOL DE LA E, lenguaje cien por cien académico y sin ponernos a prueba ni a nosotros ni a nuestras ideas. Ojalá les sirva y aproveche.

El español de la e (sept. 2015)

Del lenguaje de géneros al lenguaje sin género: el español de la e (nov. 2016)

Cinco aportaciones al español de la e (nov. 2016)

lxs amigxs (a vueltas con el español de géneros) (sept. 2017)

El español de querides (jul. 2018)

 


APÉNDICE 1. EL TEXTO ORIGINAL
(subrayados, los desdobles)

Manuel Domínguez Moreno, Diario16, 18/05/2019

Podemos pudiera estar creando, desde su comportamiento intelectual, una nueva «casta».

En 2014 entró Podemos en la actualidad política con una serie de propuestas que hicieron que muchos españoles se ilusionaran con la llegada de estos jóvenes cultos, casi todos profesores y profesoras universitarias o procedentes del activismo social, que parecía que iban a sanear el aire viciado de la vieja política. Sin embargo, esos mismos ciudadanos y ciudadanas han visto cómo sus esperanzas se rompieron porque Podemos, a pesar de que ha influido en algunas de las medidas sociales adoptadas por el gobierno de Pedro Sánchez, no ha conseguido asaltar los cielos, ni siquiera ha dado un brinco para agarrarse a una nube. Más aún, dentro de Podemos ha habido una cierta relajación de responsabilidades en la relación con los y las ciudadanas y con los medios de comunicación. Se ha pasado del afecto a la falta de empatía y a la irritabilidad, en algunos casos a la soberbia, algo que confirman algunos de los periodistas de este medio en referencia a personas, líderes y lideresas de Podemos con responsabilidad y representación electoral en las próximas elecciones del día 26 de mayo. Es una pena que un partido político, heredero del 15M, con unas propuestas y un programa dirigido a las necesidades reales del pueblo, esté perdiendo el apoyo de los y las ciudadanas por una falta de comunicación y empatía con las ciudadanas y ciudadanos, incluidos los y las profesionales de medios de comunicación progresistas, independientes y libres desde una línea editorial basada en la conciencia social y la igualdad real. Nunca conseguirán un liderazgo efectivo si no lleva consigo una fuerte carga de empatía con la que puedan trasmitir respeto e igualdad a sus votantes y a quienes trabajan de manera directa o indirecta con ellos y ellas. En muchos casos han llegado a rozar la prepotencia en los comportamientos de algunos líderes, de algunas lideresas o de sus equipos de trabajo. La incapacidad que demuestran algunos y algunas líderes y lideresas progresistas para transmitir la igualdad, vía sus comportamientos con el pueblo, se está convirtiendo en un grave problema, se está transformando en uno de los aspectos más importantes de la política y están mermando la capacidad de transmitir a la ciudadanía sus proyectos políticos para conseguir que los ciudadanos y ciudadanas, lo entiendan con tal claridad hasta el punto que lo hagan suyo. Muchos ciudadanos y ciudadanas esperaban ver a unos políticos y políticas que tuvieran el gesto de abrazar a las personas, de estar con ellas, de hablar de tú a tú, de escucharlas, de llorar y reír con ellas y de tener el valor de mirarlas a los ojos para hacer un pacto tácito por el cual iban a luchar por todos, que iban a ser los diputados y diputadas de todos y todas, de cada uno de los hombres y mujeres de este país. Eso es empatía e igualdad y, por desgracia, algunos y algunas de quienes abanderaron un proyecto de ilusión y esperanza han elegido el camino que les aleja del corazón del pueblo creando un nuevo peligro social irreversible, una nueva casta: la de los y las intelectuales


APÉNDICE 2. EL TEXTO CORREGIDO

En 2014 entró Podemos en la actualidad política con una serie de propuestas que hicieron que muchos españoles se ilusionaran con la llegada de estos jóvenes cultos, casi todos PROFESORADO DE UNIVERSIDAD o procedentes del activismo social, que parecía que iban a sanear el aire viciado de la vieja política. Sin embargo, SIMPATIZANTES Y VOTANTES han visto cómo sus esperanzas se rompieron porque Podemos, a pesar de que ha influido en algunas de las medidas sociales adoptadas por el gobierno de Sánchez, no ha conseguido asaltar los cielos, ni siquiera ha dado un brinco para agarrarse a una nube. Dentro de Podemos ha habido una cierta relajación de responsabilidades con LA CIUDADANÍA y con los medios de comunicación. Se ha pasado del afecto a la falta de empatía y a la irritabilidad, en algunos casos a la soberbia, algo que confirman algunos de los periodistas de este medio en referencia a DIRIGENTES de Podemos con responsabilidad y representación electoral en las próximas elecciones del día 26 de mayo. Es una pena que un partido político, heredero del 15M, con unas propuestas y un programa dirigido a las necesidades reales del pueblo, esté perdiendo el apoyo de LA CIUDADANÍA por una falta de comunicación y empatía con ELLA, incluidos PROFESIONALES de medios de comunicación progresistas, independientes y libres desde una línea editorial basada en la conciencia social y la igualdad real. Nunca conseguirán un liderazgo efectivo si no lleva consigo una fuerte carga de empatía con la que puedan trasmitir respeto e igualdad a sus votantes y a quienes trabajan directa o indirecta con PODEMOS. En muchos casos han llegado a rozar la prepotencia en los comportamientos de DIRIGENTES o de sus equipos de trabajo. La incapacidad que demuestra LA DIRECCIÓN DEL PARTIDO progresista para transmitir la igualdad, vía sus comportamientos con el pueblo, se está convirtiendo en un grave problema, se está transformando en uno de los aspectos más importantes de la política y están mermando la capacidad de transmitir a la ciudadanía sus proyectos políticos para conseguir que EL ELECTORADO lo entienda con tal claridad hasta el punto que lo hagan suyo. Mucha GENTE esperaba ver a UNA DIRECCIÓN que tuviera el gesto de abrazar a las personas, de estar con ellas, de hablar de tú a tú, de escucharlas, de llorar y reír con ellas y de tener el valor de mirarlas a los ojos para hacer un pacto tácito por el cual iban a luchar por todos, que iban a ser los diputados y diputadas de cada uno de los hombres y mujeres de este país. Eso es empatía e igualdad y, por desgracia, QUIENES abanderaron un proyecto de ilusión y esperanza han elegido el camino que les aleja del corazón del pueblo creando un nuevo peligro social irreversible, una nueva casta: la INTELECTUAL.

(disponible en pdf a dos columnas, muy fácil de cotejar original y corregido)


El español de la e (sept. 2015)

Del lenguaje de géneros al lenguaje sin género: el español de la e (nov. 2016)

Cinco aportaciones al español de la e (nov. 2016)

lxs amigxs (a vueltas con el español de géneros) (sept. 2017)

El español de querides (jul. 2018)

 



 

palabros.

PLANTA 0ª

palabro viene en el diccionario con la acepción de palabra rara o mal dicha, también palabrota. Fíjense en la foto. Como no hagamos la lectura “planta cero cerera”, aún nos cabe suponer (aparte la rutina de la empresa rotuladora) que el superíndice ª no abrevia el numeral, sino el sustantivo, planta: ¿“planta cero planta”? Pero es que la cifra cero (que ya es abreviatura del cero en letras) se basta como grafismo (icono) más que como signo lingüístico. Menos la cifra 0, ahí todo sobra. Se han pasado de gramática, pues, y mejor no hacernos un lío en caso de salida de emergencia.

Queden ustedes con otro palabro que nos deja el doblaje de Juego de Tronos: Pinchen *sicansíos y no apuesten, que pierden. Pueden ver también cómo la errata más curiosa del mundo vino a instalarse al callejero de Sanlúcar de Barrameda, Cádiz.

/ Gracias: Juan Andivia /


correcciones a rotulador rojo.

El texto pertenece a un colaborador de la revista Mercurio que anima a un curso de escritura creativa donde él podría actuar de profesor: maestro ciruela, que no sabe leer y pone escuela. Texto: El método del rotulador rojo (618 palabras, y se ve que el artículo se lo pagan por palabras). Entre [corchetes], la mejora. En *asterisco y →flecha, envío a mejor sitio. En notas al pie, repeticiones evitables. Descargue el pdf

John Barth, que dio clases durante 22 años en los talleres de escritura de la Universidad Johns Hopkins, decía que la escritura se podía enseñar; lo que no se podía enseñar era cómo llegar a ser un genio de las letras. Que conste que también hay opiniones que lo ponen en duda. La novelista Kay Boyle decía que todos los programas de escritura creativa deberían ser prohibidos por la ley (bajo la acusación, suponemos, de fraude y de engaño al consumidor). Pero convendría decir que Kay Boyle dio clases de escritura creativa durante 16 años. Y el mismo David Foster Wallace, que se burló de los talleres de escritura, había asistido al de la Universidad de Arizona y fue hasta su muerte profesor de Escritura Creativa en Pomona College.

[A mí, por ejemplo, me] [Nos] convence oír que Flannery O’Connor estudió dos años en el famoso Taller de Escritura Creativa de la Universidad de Iowa y allí se licenció en 1947. O que John Cheever diera clases en ese mismo taller, en el otoño de 1973, y a pesar de que solía estar casi todo el tiempo borracho ‑su compañero de [claustro y] borracheras era Raymond Carver [, nada menos, que también daba clases[1] en el taller‑, sus alumnos] [su alumnado] lo recuerda[n] como un profesor entregado que corregía minuciosamente los textos [de los estudiantes] con un rotulador rojo. Uno de los ejercicios que [pedía a sus alumnos] [exigía] era describir un incendio en la última planta de un rascacielos.

Como [es evidente –lo] decía[2] Gonzalo Torné en un artículo publicado en Ctxt– [,] se puede enseñar la técnica narrativa, pero no la imaginación que debe guiar esa técnica, [y] [que es] lo que valoramos en [cualquier] [un] texto de creación [es la imaginación, no la técnica]. Una buena historia resiste incluso una pésima técnica [. En cambio], [aunque] una buena técnica ‑una aceptable pericia narrativa [, podríamos decir]‑ jamás podrá salvar una historia que carezca de interés. [En eso estamos todos de acuerdo. Se puede enseñar la técnica, pero nadie puede enseñar imaginación, ni mucho menos a ser un genio de las letras.]

Digo esto porque este curso iniciamos en] [de] la Universidad Internacional de Valencia [( un] programa [de escritura creativa] online[3] [)]. → * En España no abundan los programas universitarios de Escritura Creativa. [En este sentido,] vamos muy atrasados con respecto a Estados Unidos, donde la Escritura Creativa es una carrera universitaria [por sí misma]. Aquí, en cambio, estamos obligados a estudiar Filología o Historia de la Literatura o Periodismo [, que son cosas muy distintas. Por eso mismo,] [y] es frecuente que un filólogo o un historiador de la literatura salga de la Facultad sin haber aprendido a redactar un texto con un mínimo de elegancia narrativa, [o al menos con una cierta capacidad [capaz] de suscitar placer estético [en el lector]. Por desgracia, la plúmbea prosa académica sigue guiando muchas disciplinas. Y todo se debe a que nadie [no se] suele enseñar la técnica[4] que permite contar bien una historia.

[Y eso] es lo que vamos a hacer en el Curso [en línea] de [Experto en] Escritura, Estilo y Creatividad ←* [de la Universidad Internacional de Valencia].[:] [Repito que no podemos enseñar a nadie a tener imaginación[5] ni el don especial de ver las cosas como nadie más las ha visto nunca. Pero sí podemos] enseñar[6] [otras cosas mucho más humildes e igual de necesarias:] a construir bien una historia[7], a seleccionar bien los elementos que la componen o a desarrollar la creatividad que ni siquiera sabíamos que poseíamos. No vamos a pedirle a nadie[8] que describa un incendio en un rascacielos, pero vamos[9] a conseguir que cualquiera [se plantee que puede] [pueda] [llegar a] hacerlo. Nuestro método [es] [,] el [método][10] de John Cheever: un texto repleto de correcciones con rotulador rojo. Anímense a probarlo.

[1] clase[s] : 4 veces

[2] decía : 3 veces

[3] en línea, mejor que online

[4] técnica : 7 veces

[5] imaginación : 4 veces

[6] enseñar : 8 veces (podía enseñar : 2 veces)

[7] historia : 6 veces

[8] nadie : 5 veces

[9] vamos : 4 veces

[10] método : 3 veces


Procesador de texto (c) Microsoft Word

Sófocles y el jinete pálido.

El jinete pálido

lo intenso, lo extenso y lo transversal en cine y literatura

intenso es, o son, el teatro y la poesía; extenso, el argumento, en novelas y películas de ficción; transversal es el aquí y ahora (el realismo) que la actualidad proyecta (y la literatura refleja) en una obra.

Un argumento en cine es el siguiente: Una pareja de hombre y mujer, madurita interesante, tiene una hija de 23 años, quien se define a sí misma como lesbiana. Sobre ese cuadro familiar se cruza un visitante inesperado, un joven seductor del que se cuelgan o enredan madre e hija. La nota que añaden los dos varones protagonistas es de antecedentes por violentos sexistas, nota que viene a sumarse al drama masculino que nos da a los varones la vida, seamos o no violentos, seamos o no sexistas. Pues cualquier varón honrado, buena persona y bueno en la cama sabe que la vida le puede enviar un rival que no podrá vencer. Pura depredación sexual. Y en el maltrato hay tema, como quien dice: telediario, actualidad.

Viendo aquella película, me acordé de Querelle (de Genet y de Fassbinder, 1947 y 1982), para la lucha entre los machos alfa, y de Teorema (de Pasolini, 1968), para el extraño que llega y con su llegada todo lo modifica. Es también el esquema del jinete clásico en películas del Oeste, películas que, resuelto el conflicto por el misterioso solitario, inevitablemente terminan en silueta a caballo perdiéndose hacia el horizonte. Que Querelle fuese un mafioso, que el de Pasolini fuese un mesías o que el jinete pálido fuese un proscrito, tanto da: son actuantes de una casilla que funciona por el lugar que ocupan, no por las circunstancias que los atraviesan.

El marido y padre de nuestra película no solo ve en peligro su matrimonio y las bases de su relación de pareja sino que con su hija de 23 años tendrá que despejar el viejo abismo del incesto (tema tabú y del que poco se habla) y, por su parte, el joven intruso tendrá que averiguar si no es más que un buen semental hasta que otro semental a él también se lo folle. Esos son los malos tratos que nos da la vida a los machos, temazo con perfiles de tragedia que la tragedia griega no supo tratar, perdida en jerarquías de guerreros, en lucubraciones del destino y en supersticiones por los dioses del Olimpo, todo muy extenso y muy transversal. Es el caso de Edipo, cuyo dramón hubiera sido mucho más dramón y más humano si Edipo hubiera sido consciente de que a quien mataba era su padre y que su madre era la hembra con quien se estaba acostando. Mal guionista ese Sófocles.


 

vigencia y análisis de la lengua de géneros.

el-principitoBarroco ama a gótico y no culmina es hallazgo, feliz, de Juan Cobos Wilkins. A imagen suya, podríamos decir que la lengua de géneros ama la lengua y no culmina. Ni se ha impuesto en la norma entendida como lo normal que se habla en la calle (norma 1) ni como lo normativo preceptivo que está mandado, autorizado o bien visto (norma 2). El bando novador pudo haber impuesto, hace ya quince años, leyes para el español de género y haber acordado unas pautas fáciles y atractivas que millones de hablantes hubiésemos agradecido y seguido sin pestañear. En vez de eso, el género se dispersó en neologismos peregrinos y en mil mini normas de poca utilidad para el lenguaje coloquial y, encima, con la marca de un artificio que a mucho hablante le daría corte, apuro o vergüenza usar. Coincidió, además, el auge de la mensajería en redes. La arroba (compañer@s), la equis (compañerXs), la e (compañerEs) pasaron a ser, más que soluciones, declaraciones de ideología para tranquilidad de hablantes que, escribiendo así, parecen cumplir con un rito obligado, como una pertenencia a una secta, mientras el bando reaccionario tenía todas las de ganar (y de reír) a costa de un lenguaje que vino al mundo de las palabras para visibilizar lo que estaba invisible, y no para poner a prueba una militancia. En vísperas del 8 de marzo, qué menos que pedirle al bando coeducado que explore y multiplique las posibilidades reales de una lengua no sexista que no mutile el español, dichas sean: el español de la ‑e, el español impersonal, el español neutro o colectivo y otras fórmulas que en la norma estaban y solo había -hay- que aprovecharlas. Y que con el resultado se puedan construir, más que discursos programáticos, poesías con su estética aceptada por toda una comunidad.

parte 2: lengua poética y lengua de géneros

comentario de un texto que comenta otro texto.

La_Regenta_portada (1884-1885)

Sobre Clarín y su personaje, Ana Ozores, la Regenta, comenta Ángeles Caso: «Quiero creer que la amó y que detestó a la sociedad que obligaba a todas las Regentas del mundo a padecer. Pero recuerdo al mismo tiempo sus patriarcales y duras palabras contra la educación igualitaria de las mujeres, que “pugna tanto con las costumbres, con las preocupaciones y acaso con el temperamento nacional”. Recuerdo sus críticas a Emilia Pardo Bazán por querer ser académica. Y recuerdo sobre todo, como un bofetón, que la llamó “puta” en una carta a Pérez Galdós por atreverse a tener opiniones propias.» (Ángeles Caso, Las regentas, Mercurio, febrero 2018, pág. 13.)

La tentación es legítima y común: salirse del texto para interpretar (no el texto) otro texto. Imagínese usted que el texto es anónimo o de autor desconocido, que le falta la última o la primera página y la biografía de quien lo escribió. Lo que Leopoldo García‑Alas y Ureña (1852‑1901) hizo o pensó en su vida no tiene por qué coincidir con Clarín, ni Clarín con La Regenta. Para saberlo, no hacía falta inventar el psicoanálisis ni el marxismo ni haber leído a Heidegger.

–enlace al artículo de Alfonso Vázquez, Emilia Pardo Bazán, una mujer que se atreve.

 

ética para hoy.

La noticia saltó hace una semana. El copyright “Cómeme to er higo” (comemetoerhigo.com) hizo campaña de cartelería urbana en Torre del Mar, Vélez Málaga
cómeme to er higo(en la foto Cadena Ser, anuncio cerca de un aparcamiento), campaña que al poco fue retirada. La alcaldía de Vélez Torre del Mar la lleva el Psoe en coalición y el partido más votado fue el PP. Rafa Iglesias nos pasa el vínculo a axarquiaplus.es donde Cómeme avisa de que es solo el principio. Apostilla Rafa: Según mi criterio, no lesa a las mujeres, pues la actitud de la modelo no es sumisa ni se sitúa en contexto de vejación. La pose es dominante, arrogante incluso. Tampoco se entiende que lesione a las féminas como una expresión machista destinada al género masculino. También podría ser para el femenino o para quien guste de una plural, libre y saludable vida sexual. O alimentación. Menos ingenuidades, menos rasgarse las vestiduras y, sobre todo, menos chorradas de lo políticamente correcto por parte del consistorio malagueño, de diestra o de siniestra. Y acaba Rafa Iglesias con una ilustración a propósito.
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Como profesor de lengua, no comentaré por qué er por el, y no jigo por higo, ¿andalucismo o registro vulgar?, confusión frecuente en los doblajes de negritas lo‑que‑el‑viento‑se‑llevó, donde no sabemos si el “¡Sí, señorita Escarlata!” se pronuncia por negra, por criada o por sureña. Tampoco entraré, en si ‑en vez de unos labios mayores bastante mayores‑ la foto hubiera mostrado una polla tiesa. Cómeme es página de contactos y, por eso, pide nombre, correo y teléfono. El tema es: prostitución o sexo de pago, como se quiera llamar, campaña explícita en busca de un público en demanda de sexo.

Dicho lo cual, qué hilos más finos para la parte frívola de nuestra vida (hoy higos y sanfermines, ayer orgullo elegetebeí) y qué poco hilamos el “todo vale” y el “si les gusta” a donde el liberalismo (en principio, económico) nos ha traído. Evidencia: hace falta una moral. Claro que una moral haría del alegre corral hispano otro mundo. La conclusión es: si el humanismo crítico no toma el mando de lo que debemos enseñar y transmitir a quienes vienen detrás, los límites los seguirá poniendo ‑ayer, la Inquisición‑ la Conferencia Episcopal o el PP de turno -el mismo que se escandaliza- al servicio de la patronal (o del emprendimiento, como gustan decir) tipo cómeme el jigo. Gente lúcida: ¿no os dais cuenta de que, a la puerta de la ética, llamamos y llamamos y o no responde nadie o, el contestador automático: a usted qué más le da, no se ponga usted así, le va a dar un infarto o ¡qué aburrido!?


Daniel Lebrato, eLTeNDeDeRo.

–enlace a Ética para Amador