Sobre Clarín y su personaje, Ana Ozores, la Regenta, comenta Ángeles Caso: «Quiero creer que la amó y que detestó a la sociedad que obligaba a todas las Regentas del mundo a padecer. Pero recuerdo al mismo tiempo sus patriarcales y duras palabras contra la educación igualitaria de las mujeres, que “pugna tanto con las costumbres, con las preocupaciones y acaso con el temperamento nacional”. Recuerdo sus críticas a Emilia Pardo Bazán por querer ser académica. Y recuerdo sobre todo, como un bofetón, que la llamó “puta” en una carta a Pérez Galdós por atreverse a tener opiniones propias.» (Ángeles Caso, Las regentas, Mercurio, febrero 2018, pág. 13.)
La tentación es legítima y común: salirse del texto para interpretar (no el texto) otro texto. Imagínese usted que el texto es anónimo o de autor desconocido, que le falta la última o la primera página y la biografía de quien lo escribió. Lo que Leopoldo García‑Alas y Ureña (1852‑1901) hizo o pensó en su vida no tiene por qué coincidir con Clarín, ni Clarín con La Regenta. Para saberlo, no hacía falta inventar el psicoanálisis ni el marxismo ni haber leído a Heidegger.
–enlace al artículo de Alfonso Vázquez, Emilia Pardo Bazán, una mujer que se atreve.