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el espíritu nacional en arte y cultura de la Generación Podemos.

La Formación del Espíritu Nacional (FEN) fue asignatura en bachillerato entre 1945 y 1970; de ahí, derivó a Educación Ciudadana o Para la Ciudadanía. El espíritu nacional se ha seguido inculcando por poderosos medios -educación, prensa y radio, televisión y cine y bellas artes- que … Continúa leyendo el espíritu nacional en arte y cultura de la Generación Podemos.

Tu voto:

flaca.

Si me necesitas silba foto Belfast Boy

Yo llamaba flaca a mi novia pero cedí el epíteto a un hijo mío que se religó (de religare, religión) a otra flaca más flaca que la mía. Para mi generación la flaca por derecho fue Lauren Bacall («Si me necesitas, silba», en la foto), a ojos de Hollywood y de Humphrey Bogart desde Tener y no tener (To have and have not, 1944), de Howard Hawks, Faulkner y Hemingway.

Lauren Bacall & Humphey Bogart

Después del cine, vinieron las canciones. [Por un beso de] La Flaca, de Jarabe de Palo, 1996, 2 millones de copias vendidas, y poco después Flaca [no me claves tus puñales], de Andrés Calamaro, 140 millones de ventas.

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Igual que ocurre con otros adjetivos, como zorro/zorra, no es lo mismo ser o estar flaco que flaca. En andaluz, se prefiere canijo/canija, resueltos en el más breve y multiuso cani (de barrio), antónimo de pijos de Nervión, Los Remedios y Centro de Sevilla.

Desde el siglo 13 en nuestro idioma, flaco viene del latín flaccus, ‘flojo’, ‘flácido’, y se ha incrustado en frases hechas o casi como “a perro flaco, todo son pulgas”, flaco favor, flaco servicio, vacas flacas, flaca naturaleza humana. Un refrán ya en desuso decía La flaca baila en la boda, que no la gorda [por la delgadez asociada a la agilidad de movimientos]. En los repartos del español, donde más se usa flaco,a es en España (33,78%), México (12,78) y Argentina (12,55); y más en ficción (71,46) y sociedad (23,27) que en salud (2,28) o ciencia (1,14), lo cual es buena señal.

En varón, el flaco más famoso fue el poeta romano Horacio, Quinto Horacio Flaco (años -65 / +8). Ya es curiosidad que un verso del Horacio español, Fray Luis de León (1527-91), en su Oda a la vida retirada, estrofa 13, el verso que dice “los que de un falso leño se confían”, aparece en WordReference: “los que de un flaco leño se confían”.

En literatura, tenemos flaca desde Garcilaso (h.1500-36), flaca parte, flaca tristeza, Teresa de Jesús (quien se veía a sí misma “flaca y pobre de obras”), Quevedo (Canción a una mujer flaca), Góngora o Baltasar de Alcázar. En Lope de Vega (1562-1635): “Cuatro efes que tendrás: fría, fea y flaca serás”. Y el mismo en La Dorotea: “Ante el sepulcro de una dama muy alta y muy flaca dixo el maestro Burguillos: Doña Madame Roanza tan alta y flaca vivía, que mandó su señoría enterrarse en una lanza”. Un endecasílabo de autor menor dice: “Dama y ansiosa, fea, flaca y fría”. Y en el 19 hubo una revista satírica que se llamó La Flaca (entre 1869 y 76).

Ahora que ha muerto Pau Donés y hay quien enflaquece su obra y su figura por no haber cantado en catalán, no está de más recordar que un idioma es más grande cuanto más grandes son sus rivales o alternativas. El mérito de Pau Donés es haber sonado andaluz de Jerez de la Frontera y dado a la flaca un valor añadido.

Otro día hablamos de la expresión jarabe de palo, que para nosotros es una didáctica del tipo quien bien te quiere te hará llorar o la letra con sangre entra, es decir, algo que nos avisa o corrige por nuestro bien, y no una simple amenaza.

enlaces:

La flaca, por Natalia Souto

–por Astrid Meseguer

créditos fotos: 1. Belfast Boy, 2. Colección Bacall & Bogart. 3. Lagartija por Benito Moreno

nuevas profesiones o los lunes al sol.

los lunes al sol

La noticia decía: El youtuber Jaime Altozano crea una sala de estudio y trabajo online seguida por miles de personas. Me atreví a comentar: «Solo la palabra youtuber ya pone escalofrío. En materia de neologismos es inútil meterse. Lo neologado se siente importante con su neologismo y lo neologante también como cómplice a la altura. Influéncer o yutúber, ¿qué significan? ¿Un oficio perito en qué? Nuestras abuelas estaban enganchadas a las radionovelas y nunca fueron radionóvelers. A la primera gente volcada al teclado de ordenadores (donde escribías como antes en la Olivetti) nos dijeron ‘informáticos’ ¡Si nos salía el pantallazo en MS-DOS y no sabíamos dónde meternos! ¿Puestos en informática?, cuando siempre se ha distinguido entre el pianista y el afinador, entre el electricista y quien enciende la luz. Así que supongo que influencer o youtuber se quedarán entre nosotros. Lástima, habiendo influentes o influyentes, yutómanos o yutómanas o yutucistas, palabras que no defiendo pero al menos, en castellano.»

Mi primer contacto con las nuevas profesiones vino a través de Álvaro Martín, experto en radio web (para y por ordenador) y maestro en el manejo del podcast. Álvaro, hijo, si el iPod [aipod], del pod, es algo que aquí en España ya ni se usa. Qué menos que poscast, con pos de ‘posterior’ y cast de ‘elenco’ o ‘reparto’, como nos tiene acostumbrados el cine, o de hacer un cásting, ‘proceso de selección’, como sería seleccionar, dentro de una emisora a la carta, el audio o el vídeo que queremos recuperar, en diferido, si nos perdimos lo emitido en directo… Pues nada. No hubo manera. podcast vino y podcast se quedó. Y no porque Álvaro no quisiera hacerme caso: él estaba metido en un mundo de nuevas profesiones donde yo no estaba. Mundo, como el del youtuber, donde el neologismo se hace tecnicismo y responde a algo que ya hizo el del oído, médico, antes de llamarse otorrinolaringólogo, y aún, mucho antes, el cura que acababa la misa, entre quiries o paternósteres, con ite, missa est, a lo que había que contestar, mejor que amén, amen.

Una de las lecturas de las actividades económicas que ha puesto de relieve esta crisis es que hay oficios más prioritarios que otros, y esa prioridad se mide por su inserción en los sectores troncales de la economía: primario, de apropiación; secundario, de transformación; y terciario, de servicios. Al terciario corresponden actividades de preparación, formación y mantenimiento del sistema y las personas (educación, sanidad, ingeniería y ciencia) más ocio y tiempo libre donde el abanico de salidas profesionales se ha disparado hasta lo más insólito.

Ese será el caso del Jaime Altozano de la noticia. Y ¿quién es este profesor para discutir con él o dejarlo en paro?

Sé que vivo en una sociedad de tal bienestar que hasta se diagnostica y se receta el síndrome posvacacional, cuando tener vacaciones ya presupone que se tiene trabajo, donde tanta gente, por no tener, no tiene ni trabajo. Compárese con la sabiduría de aquel título Los lunes al sol, donde languidecían nuevos recién parados procedentes de la vieja industria y de los viejos oficios. Hablábamos de Nissan, o sea.


Lorca: Fábula y rueda de tres amigos.

Lorca
historia de un hilo.

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FÁBULA Y RUEDA DE TRES AMIGOS

Cuando se hundieron las formas puras
bajo el cri cri de las margaritas,
comprendí que me habían asesinado.
Recorrieron los cafés y los cementerios y las iglesias,
abrieron los toneles y los armarios,
destrozaron tres esqueletos para arrancar sus dientes de oro.
Ya no me encontraron.
¿No me encontraron?
No. No me encontraron.
Pero se supo que la sexta luna huyó torrente arriba,
y que el mar recordó ¡de pronto!
los nombres de todos sus ahogados.


□ enlaces:

Fábula y rueda de tres amigos (Enrique, Emilio, Lorenzo)

en Universo Lorca (versión corta)

en Trianarts (versión larga documentada)

en la zamarra de Gustavo [Sierra Fernández] (versión larga y explicación previa sobre los tres amigos)

en fragmentos para olvidar (versión larga)

Comentario de texto por Ángela Bernardo (en Hipertextual)

No me encontraron (fragmento), cantado por Miguel Poveda (3:52)


historia de un hilo
hilo de tuits

Del vario glosario que nos deja internet, el más duro y desviado a mis oídos me ha parecido siempre muro de Facebook (en lugar de mural o tablón), y el más acertado y próximo, hilo, hilo de Twitter, con su amplio campo semántico, seguir el hilo, perder el hilo, hilvanar (una conversación) o (armonizar discursos o palabras) deshilachadas. En sentido amplio, hilo puede ser también la secuencia o el hipertexto que como en salto de rana nos lleva de un texto a otro, de un vínculo a otro vínculo.

Cuento esto, tan obvio para quien anda en redes, por contarles la historia de un hilo que empieza en Julio Anguita y va saltando de clic en clic hasta acabar en si García Lorca –como el aviador de Justo Navarroalcanzó a prever su propia muerte en Fábula y rueda de tres amigos, Poeta en Nueva York, 1929. En el hilo intervienen Luis Pizarro (Luispiz), Pive Amador, Félix Molina y David Fernández-Viagas, contactos de @daniellebrato o de eLTeNDeDeRo. El artículo se llama Luces de pandemia y en él se hilvana un hilo donde desfilan Benito Moreno, Pura de Ucelay, Valle-Inclán, Alberto Garzón, Juventud y madurez del 98, Antonio Machado, Alejandro Amenábar, Unamuno, los Premios Goya, la película Campeones, los programas El Ministerio del tiempo y Cuéntame cómo pasó, de TVE, Federico García Lorca, José Monje Cruz Camarón, PCE, Izquierda Unida, Podemos, y, como secundarios de lujo, Goethe, Picasso, Fellini, Beethoven, Kundera, Vila-Matas, Giles Deleuze, Gil de Biedma, Carlos Blanco Aguinaga, Guillermo González Arenas y Pedro Pubill Calaf Peret.

Todo era por comentar los pasos del tiempo (físico, ideológico, histórico)  desde la juventud hasta la madurez, la vejez y la muerte, y si conviene a la edad asentarse en ideas conservadoras o si, por el contrario, se debe aprovechar la edad que dicen la tercera para dar salida y palabras a lo que, cuando éramos más jóvenes, no pudimos o no supimos expresar; percepción que [eLTeNDeDeRo] pilló prestada en Envejecer con lucidez, Calle del Orco, de Kim Nguyen Baraldi (nacido en Bruselas, 1985).

Mis conclusiones provisionales son:

Que Anguita el político es un ejemplo de edad perdida.

Que prever la propia muerte es tópico literario y nada más. Todos nos moriremos en París con aguacero. Eso valía también para Lorca el año 29.

Que la inteligencia española representada en TVE o en los Premios Goya, contando con la complicidad de las Academias de Cine y de Televisión y de los guionistas, lleva años maquillando la Historia contra la memoria histórica y a mayor gloria de la Constitución del 78 y de la monarquía.

Que, aparte de renovar vínculos y amistades, los blocs o páginas digitales sirven para, entre otras cosas, recuperar la memoria de la Fábula y rueda de tres amigos de Poeta en Nueva York a donde fue llevada.


 

FÁBULA Y RUEDA DE TRES AMIGOS

Cuando se hundieron las formas puras
bajo el cri cri de las margaritas,
comprendí que me habían asesinado.
Recorrieron los cafés y los cementerios y las iglesias,
abrieron los toneles y los armarios,
destrozaron tres esqueletos para arrancar sus dientes de oro.
Ya no me encontraron.
¿No me encontraron?
No. No me encontraron.
Pero se supo que la sexta luna huyó torrente arriba,
y que el mar recordó ¡de pronto!
los nombres de todos sus ahogados.


Fábula y rueda de tres amigos (Enrique, Emilio, Lorenzo)

en Universo Lorca (versión corta)

en Trianarts (versión larga documentada)

en la zamarra de Gustavo [Sierra Fernández] (versión larga y explicación previa sobre los tres amigos)

en fragmentos para olvidar (versión larga)

Comentario de texto por Ángela Bernardo en Hipertextual

No me encontraron (fragmento), cantado por Miguel Poveda (3:52)


artículo base
LUCES DE PANDEMIA


hilo de tuits

luces de pandemia.

 

Camarón, por Benito Moreno, Lorca, Pura de Ucelay y Valle-Inclán (la foto en Madrid, 1934, preestreno de Yerma)


 

Julio Anguita fue conductor del viaje a ninguna parte que va desde el PCE de 1975, al actual ministro Garzón, en el Gobierno, cero a la izquierda de la izquierda. La reflexión no va sobre política sino sobre las formas de envejecer las ideas o las personas. Estaremos de acuerdo: la realidad no envejece. [1]

Estudiante yo en la facultad y opositor después a profesor de lengua y literatura, recuerdo un tema: «Juventud y madurez del 98».[2] El enfoque era perverso por cuanto daba por sentado que los del 98 maduraron y porque la madurez parecía que tenía que ir siempre hacia una renuncia a los primeros radicalismos de juventud, a sentar la cabeza, o sea[3]. Excepciones fueron Antonio Machado y Valle-Inclán, cada uno a su deriva.

Ahora que la película de Amenábar Mientras dure la guerra ha vuelto al Unamuno de madurez, ya me dirán qué madurez demostró el rector de Salamanca aquellos días terribles que se le vinieron encima. Solo una cultura política pordiosera de aquella que refleja, pudo ver en don Miguel ejemplo de algo y altura de miras y, sin embargo, ahí lo tienen: 17 nominaciones, 5 goyas y ¡mejor película! Se ve que España 2020 premia la ambigüedad, el titubeo, la agonía; y se disculpa el golpismo en nombre de un hombre bueno con fe en la extrema unción. La España de los Goya se retrata en los Goya, como en Campeones, un año antes, se retrató la España Down y Provida y sin preservativo ni anticonceptivos.

Lo cual, que no nos vengan con la película de los últimos días de Julio Anguita. Ya ven lo que nos quiere decir El Ministerio del tiempo, según TVE:

–España, ¡no pasó nada! Nosotros le juntamos a Federico García Lorca (que no estaba muerto, que no) con José Monje Cruz Camarón (que estaba tomando vinos). [4]

Antonio Machado y Valle-Inclán supieron defender sus Termópilas. Unamuno, un poseído de sí (un energúmeno), no supo qué defender. Y Anguita no alcanzó a ver que el viejo PCE envejecería mejor, como un buen vino, que echándole seven-up al rebujito de Izquierda Unida, como Anguita le echó, y no digamos su yayoflauta y pagafantas admiración por la gaseosa que fue Podemos.

Que ustedes se rodeen de luces de madurez y que ustedes lo envejezcan bien.

[1] El motivo para este artículo viene de la lectura de Envejecer con lucidez, por donde desfilan, con sus casos, Goethe, Picasso, Fellini, Beethoven, Kundera, Vila-Matas, Giles Deleuze; y cada quien que aporte lo que sabe del envejecer, morir, como único argumento, Gil de Biedma.

[2] Carlos Blanco Aguinaga, Juventud del 98 (1970).

[3] Quizás la madurez del 98 se nos proponía como modelo a estudiantes en edad de dar problemas. ¡Y cuántas personas no maduran jamás!

[4] Recreo la canción El muerto vivo, del colombiano Guillermo González Arenas, 1965. En España fue repertorio de Peret, por rumba catalana.

el Túnel y el Coyote y el Correcaminos.

Ignacio de Loyola foto en Zenit

Ayer hemos ido a ver una película que se nos escapó de cartelera: Ad Astra (Hacia las estrellas, 2019), película usa de ciencia ficción que, según la crítica, iba a ser una versión espacial de Apocalypse Now (1979), versión a su vez del Joseph Conrad de El corazón de las tinieblas (Heart of Darkness, 1899)[1]. No pudo ser. Hasta llegar al corazón de la película, había que tragar un belicismo insoportable.

Conrad y Coppola utilizaron guerras que en la Historia han sido. Del equipo de Ad Astra, a falta de referencias en las guerras del Congo o de Vietnam, cabía esperar un realismo imaginable o un futuro tipo El planeta de los simios o 2001, Odisea del espacio (ambas, de 1968).

En la lealtad hacia la guerra y los ejércitos (lealtad y fijación visible en videojuegos) actúan, por arriba, el grupo de presión o lobby militar para la realización de productos, digamos, ‘culturales’[2] y, por abajo (como techo de cristal y pegajoso asfalto), la escasez del pensamiento utópico[3], puesto a los pies del factor humano que nos atrapa: un trabajo (fijo), una familia (fija), el Virgencita, que me quede como estoy.


La actual crisis hay quien se la toma como la travesía de un túnel. “El cielo abierto nos espera”, dice el optimismo[4] cuando lo que abundará, diga el Gobierno lo que diga, será el derrumbe de iniciativas, esquemas, empresas y puestos de trabajo. Es el Síndrome del Túnel (patología como otra cualquiera) frente a lo que será más cierto, el Síndrome del Coyote. Ya saben. Por ir detrás del Correcaminos (el nivel de vida que teníamos, el bienestar que trae el Estado del Bienestar), el Coyote no ve que se ha pasado de carrera, que el pico del precipicio se ha desprendido y que, en la siguiente viñeta, el pobre idiota caerá al vacío.

Túneles y Coyotes se pierden la oportunidad de hacer tiempo muerto o flashback como en Amanece, que no es poco. También serviría Ignacio de Loyola con sus ejercicios espirituales leídos del revés: donde Loyola aconsejaba a los suyos “no hacer mudanza en tiempo de mudanza”, nosotros podríamos hacer mudanza en nuestras cabezas y nuestras imaginaciones ahora que la vida parece detenida.


Enlace al breve El pensamiento único que llevamos dentro.


[1] O sea, Brad Pitt como el capitán Willard, Martin Sheen, y Tommy Lee Jones como el coronel Kurtz, Marlon Brando.

[2] Ocurre con el cine de nazis contra judíos: tapadera de la actual Israel contra Palestina. Antes, en Hollywood, fue el cine de indios ‘buenos’ lavado de conciencia por el genocidio durante la Conquista del Oeste. En Ad Astra (mucho latín para tanta Nasa) el caramelo o la guinda ‘cultural’ se basa en expediciones salvíficas en busca de vida por el sistema solar.

[3] Vergüenza del castellano español es que utopía lo mismo significa ‘sociedad ideal’ que ‘pensamiento fuera de lugar y de lógica’. ¿Se puede concebir asociación más conservadora y más ruin? En ciencia ficción, cambiar armas convencionales por ultrasónicas, o aviones caza por naves Guerra de las Galaxias, dan idea de ninguna imaginación; mérito tendría un mundo sin violencias o sin trabajo tal como el trabajo se entiende y se distribuye de momento en el mundo.

[4] Literatura pos coronavirus, en redes sociales, a puñaítos. El túnel es también la propuesta oficial del Gobierno: de esta se sale, salimos.


foto portada tomada de página ZENIT

Si esto es el hombre.

La Luna de Méliès

El año 19 vino muy bien a la España borbónica, pelota como ella sola, la celebración de la llamada Llegada del hombre a la Luna como si hubiera sido perla de la Corona de Castilla, gesta de Colón o Sebastián Elcano.

Hay que recordar que el Gobierno llevaba meses en funciones. Por miedo a remover monarquía o república y por miedo a la cuestión federal, no se habían atrevido a lo más fácil: reformar Constitución con ley electoral. Y la nota que daba la clase política era particularmente baja, casi la misma que daban sus votantes.

–A los 50 años del viaje a la Luna, pues -se frotaron las manos en el Consejo de Rtve-, cumpleaños feliz que ameniza el verano y distrae de otras efemérides. (Entre todas, los cincuenta años del Proceso de Burgos, reactivo de luchas obreras y estudiantiles que dieron a España su particular Mayo francés.)

–¡A los 50 del Apolo! y ¡a toda tele!

La llegada del hombre a la Luna (1969) fue una película de La Nasa, con Neil Armstrong, Edwin Aldrin y Michael Collins. La película cuenta cómo estos tres, en los papeles de astronauta, salieron de Cabo Cañaveral, Florida, Tierra, el 16 de julio de 1969 (el 16 quizá por ser el día de la Virgen del Carmen) para llegar a la Luna el 20, y el 21 darse un ingrávido garbeo transmitido en directo por todas las cadenas del Imperio. Armstrong y su previsible frase; Armstrong y Aldrin como parejas míticas del cine; Armstrong, Aldrin y Collins como los Tres Mosqueteros del espacio, todo, todo, contribuyó a un éxito (sobra decir:) sin precedentes.

Cincuenta años después, la revista eLTeNDeDeRo demostró científicamente algo con lo que se había estado especulando en círculos de actividades anti americanas: la película no fue un documental basado en hechos reales, sino montaje o ciencia ficción dentro de los clásicos del género fantástico.

–Llegar, llegaron, claro que sí. Lo que se discute es que los tres del Apolo 11 fueran humanos. Militares, sí. Espías, sí. Al servicio de una única bandera, sí, y no de la Onu. Y en alta misión secreta y de guerra de bloques.

Si, a la salida de un campo de exterminio nazi, Primo Levi se preguntaba si esto es un hombre (Se questo è un uomo), mismo derecho tenemos los supervivientes del exterminio Usa (desde Hiroshima y Nagasaki: Corea, Vietnam, de Israel y tanta Guerra del Golfo) a no mezclar nuestra humanidad con la suya, nuestra paz con su guerra, nuestra carrera por la vida con su carrera de armamentos, por no hablar de sus guerras comerciales. Donde Estados Unidos pisa –supongamos la Luna– no vuelve a crecer el hombre.

–¿Armstrong, el Hombre?, ¿Armstrong, la Humanidad?

–¡Venga ya!

[ Manuscrito hallado en La corte del Rey Bobo ]

Foto portada: La Luna, de Méliès, fotograma cartel de la película (1902)

lo que la fama esconde.

Profesor Lebrato con Rafa Iglesias, Manu Sánchez y Álvaro Martín

Escrito en Tinta de calamar: En 2008 una hija de Emilio Silva, luchador por la Memoria Histórica, estudiaba cuarto de primaria. En su libro de sociales o ciudadanía la chiquilla lee que las primeras elecciones democráticas con voto masculino y femenino se habían celebrado hacía más o menos 75 años. El padre echó la cuenta. A 2008 le quitas 75 y, lo sabía, ¡1933! ¡Cierra la muralla! Fecha invisibilizada.

Igual que hay conquistas de la República de las que no se habla, hay currículos maquillados. Quien ocupó un cargo o prosperó en la inmediata posguerra lleva un vencido invisible a su lado. El Fernán Gómez, maestro represaliado, de La lengua de las mariposas, dejó una plaza vacante en su colegio que alguien vino a ocupar. Lorca y el 27 dejaron hueco en los libros de texto que está por ver si los Panero y los garcilasistas hubieran merecido. Sirve también el celebrado autor de El por qué de los dichos, José María Iribarren. En 1936 el general Mola lo nombró su secretario. Iribarren tenía un vencido invisible que le sirvió de asistente, le llevó fichas y carpetas para El por qué de los dichos (1955).

Mas vengamos a lo de hoy, con un actor y un realizador recientemente desaparecidos a los que la muerte, esa inmortalidad, no hace, por muertos, ni mejores ni peores: [1]

Junto al actor Arturo Fernández otros florecieron en parecidas fechas y sobre parecidos muertos, exiliados o represaliados, pero qué distintos sus inútiles combates. [2] Narciso Ibáñez Serrador, esa máquina de hacer tele, no admite comparaciones porque el medio no existía en República y primer franquismo. Para dejar al hombre del Un, dos, tres en su lugar, hay que ver y evaluar su escuela secuela: concursos donde pobres luchan entre sí ante pobre audiencia por el millón o el coche. La gente o necesita la suerte en la España del Cupón y de la Lotería o necesita Saber y ganar demostrando unos conocimientos que manifiesten que merecen mayor reconocimiento (que parece venir de ‘reconozco’ que ‘miento’).

Recordarán ustedes las películas El show de Truman (cuyo anticipo en Chicho fue el mediometraje La cabina, 1972) o Slumdog Millionaire, donde se extreman el Un, dos, tres y el Saber y ganar y el Responda otra vez hasta la extenuación. La vida no puede pender de un cástin.

Vean el clip I am Dive, The Fog (La niebla), intensa pieza visual de apenas cuatro minutos dirigida por Pablo Ruiz para el repudio de la mirada del otro. Y escuchen a Manu Sánchez, como Íntimo Vilima que es, a nada que Álvaro Martín le ponga el íntimo micro por delante. Otro Manu Sánchez es posible. Sin amiguito invisible cuya plaza ocupe, sin renunciar a sus dotes de creactor, Manu Sánchez demuestra que se puede hacer reír con humanismo, y no alienación, sin eludir el qué hacemos aquí en el mundo de la artistía. Pónganse los cascos, este es el enlace, y escuchen, mientras hacen sus labores, Íntimo Vilima Manu Sánchez.

En la foto de portada, tres con sentido del humor y un serio: Rafa Iglesias, Manu Sánchez, Álvaro Vilima y, de pie, Daniel Lebrato.


[1] Dicho en Jorge Manrique: «No curemos de saber / lo de aquel siglo pasado / qué fue de ello; / vengamos a lo de ayer, / que también es olvidado / como aquello.»

[2] Ahora, por Yourcenar y su Alexis o el inútil combate.


el extraño caso de Félix Molina y Ofelia.

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Sin contar los casos, no tan raros, de obra poética publicada por quienes no saben ni escribir, podemos decir que la actual poesía se divide en dos: la de quienes pisan con prudencia un campo de palabras donde casi todo está escrito y probablemente no haya nada nuevo que decir (si bien siempre cabe explorar nuevas formas), y la de quienes, escritores de fondo, repiten lo ya dicho como quien descubre la pólvora. A esa poesía, redicha, no le pongan megusta, que se lo creen cuando es igual que la halitosis: quien la padece lo ignora y nos da apuro decirle al poeta, poeto, poetiso o poetisú:

–¡Déjelo ya, no nos fatigue, y lea a los clásicos!

Hagan excepción con algunos, pocos, nombres felices. Félix Molina, Arte y Literatura, por ejemplo. Sus tres colores (azul, blanco, rojo) siguiendo el hilo de la trilogía de películas (1993-94) de Krzysztof Kieślowki, dedicada a la bandera francesa, les gustarán aunque no les gusten las películas.[1] Tampoco pongan megusta a esto que escribo. Félix Molina y [eLTeNDeDeRo] somos buenos amigos en WordPress y podría tratarse de tráfico de influencias. El curioso caso, entre la Galaxia Gutenberg y la Galaxia Internet, adivinarán pronto cuál es. Les dejo más pistas enlaces: a Círculo Rojo, a Félix Molina en Túiter y a Ofelia.

Daniel Lebrato

[1] Tal fue mi caso, que del Azul no pasé. El cine primermundista solo me atrapa a condición del cine denuncia o que sepa reírse del propio primer mundo, tipo Woody Allen. No suele interesarme la narrativa de minorías cultas que viven muy bien al margen de un mundo donde la mayoría malvive. Reivindico las etiquetas burgués y pequeño burgués y las atribuyo para decir: no me interesa.


cómo hacer un Gandhi.

01 Mahatma Gandhi

En esta vida me han llamado de todo: diseñador, modisto, rociero, flamenco o ese tío de qué va; sucesivamente he sido o se me ha comparado con Dani el Rojo (en mi época de barba y melena), Míster Proper (Don Limpio), Daniel Nosferato (por ir con capa) y hasta el profesor Franz de Copenhague del TBO. Pero nunca me confundieron con ser budista. Y como un día hice un corto sobre cómo hacer un Gandhi (0:58) con sus gafitas redondas, su sabanita blanca y su paraguas, comparto con ustedes tan dudosa payasada. Debo advertir que está rodado en un sótano de ubicación desconocida, una especie de búnker o refugio, en fechas cuando te caía encima el 155 o la Ley Mordaza a las primeras de cambio. Todavía no hemos salido de semejante pesadilla.

04 Mahatma Gandhi sábana paraguas gafas

cómo hacer un Gandhi (0:58)

canotier.

Daniel Lebrato en Plaza de Armas años 60viajero con canotier, bastón de paseo y maletín

Daniel Lebrato en Plaza de Armas años 60 (2).jpg

canotier o canotié, plural canotiés [1.270.000 o 17 mil gugles]. Del francés canotier, antes canoa. Sombrero de paja con el ala estrecha y plana, y la copa baja, cilíndrica y normalmente rodeada por una cinta. Según el Etimológico de Chile, canoa aparece en el Diario de Colón el 4 de diciembre de 1492 y es voz taína, lengua hablada en las islas caribeñas, canot en francés, primero los remeros y luego el sombrero, por el empleo de esta prenda en el deporte náutico. Para Corominas es voz araucana, al sur de Chile. Canotier obligado, el de los gondoleros de Venecia.

El canotier fue el sombrero de moda en la pintura impresionista plenairista (de plein air: al aire libre) durante la Belle Époque (1871-1914). Caído en desuso entre nosotros bajo el imperio del sombrero mascota (de pellizco) tipo italiano o inglés, el canotier sobrevive, en femenino, en las bodas y, en masculino, en los sombreros de ala ancha y rígida que se ve en las ferias y en el Rocío. Famosos con canotier: Fred Astair, Maurice Chevalier, Audrey Hepburn o Coco Chanel.

Daniel Lebrato en Plaza de Armas años 60 (3).jpg

En las fotografías de portada, tomadas, calculo, por los años 60, se ve a un viajero subiendo al tren en la que fue estación Plaza de Armas de Sevilla, hoy centro comercial y de ocio. Juro a ustedes que al ver esas fotos me di cuenta de que yo, Daniel Lebrato (1954) que casi no había nacido, ya estuve allí de mayor con mi canotier y mi bastón y mi maleta. Y me acordé de las fotitos y del juego del tiempo en El resplandor, de Stanley Kubrick y Stephen King (1980 y 1977). ¡Qué horror! o ¡Genio y figura!

2015.08.13. Daniel Lebrato por Ricardo López
Foto: Ricardo López

canotier en el Etimológico de Chile

en la página Malonsilla