Etiqueta: tecnologías

bloc de notas.

Horizonte con pareja
foto bloc [eLTeNDeDeRo]
Desde una lengua romance, anglicismos hay dos: palabras procedentes del anglo o del sajón o de lenguas germánicas, y palabras procedentes del latín a través del francés de los francos vecinos. A este grupo de palabras raramente podemos llamarlas anglicismos, puesto que siguen siendo de raíz romance o metabolizadas por lenguas romances. Y es la evolución particular de cada raíz y término la que decide. Es el caso de bloc, del francés ‘bloc’, bloc de notas o de apuntes. En castellano blog debe parecernos inaceptable.

No coincide el diccionario en si por bloc de notas (del francés bloc, taco de hojas de papel) se entiende un taco de hojas sujetas de modo que NO puedan desprenderse con facilidad, o, al revés, si están pensadas las hojas para volanderas que se dejen arrancar con facilidad, próximas entonces a lo que sería pósit o postit, también en el Dile: de Post-it®, marca registrada, hoja pequeña de papel empleada para notas, con una leve franja autoadhesiva en el reverso.

Lo que está claro: el inglés blog (anglicismo aceptado) no pinta nada aquí, teniendo, como tenemos, bloc, bloque, bloqueo, bloquear, blocar o blocaje, de uso en grupos o en jerga deportiva. Fue el inglés quien tomó de lengua romance la raíz blok (neerlandés, ‘tronco cortado’), que el castellano español ya tenía incorporada a través del francés, un siglo antes de sitios red o webs.

blog o bloc. El hablante se retrata. Quien use blog querrá dárselas de tecnicismo y puesta al día, pero al final ignora que es víctima de un defecto búmeran (o bumerán), esto es: de anglicismo de ida y vuelta que ha sido antes vocabulario nuestro.

boomerang en Kendama Spain

Ir por lana y salir trasquilado.

Yo -que me eduqué en el Otan, no, Bases, fuera- no he podido nunca con las invasiones inglis (por Gibraltar, Morón y Rota) y no entiendo que gente de amarilla y roja condición se baje los calzones del idioma ante tanta invasión, aprovechando que las tic o las nuevas profesiones pasaban por allí.

Y, hablando de pasar, queden ustedes con un bloc que iba de paso:


BLOC DE NOTAS
a la puesta de sol

La puesta de sol motiva. Cuatro motivaciones de ayer que pueden ser pósit o pie de foto de la foto que usted tenga en la cabeza:

nota 1. pareja en racha

Código del abstinente. A la contemplación de un muchacho que cortejaba a una muchacha con aire de ofrecerse a ella para lo que ella mandara o mandase:

–¡Anda que no te queda nada por follar…!

Horizonte con pareja

nota 2. pareja en foto

Ella le pidió la foto en vertical. Pues vertical era el recorte de su figura contra la puesta de sol. Tal vez desconocía que horizontal viene de horizonte, como el horizonte aquel donde el noviete intentaba inmortalizarla para Instagram.

nota 3. bañista negro bajo toalla blanca

Los angelitos negros de Machín eran negros, no de color y, mucho menos, afroamericanos de origen o, en su caso, afrocubanos.

Antonio_Machín frente a los negritos
Estatua a Antonio Machín, Sevilla, frente a Hermandad de Los Negritos.

wc señora y disca

nota 4. para salir de apuros

El caballero, viendo el de caballeros ocupado, entró al servicio mixto de señoras y minusválidos. Al salir, una señora se lo reprocha con mirada asesina. Él comprende y, apoyándose en su bastón de caña y de paseo, dramatiza una cojera de patizambo que a la señora le explica todo.

/ por Rafael Pérez Estrada /

Rafael Pérez Estrada para El Cultural
Rafael Pérez Estrada, foto El Cultural.

Día de las librerías.

Padilla por Fausto Martín fotógrafo 06 03 2003 (2)José Manuel Padilla Libros

Con motivo del Día de las librerías que hoy se celebra, nos informan de que el libro de papel resiste y sólo el cinco por ciento de las ventas son en formato electrónico. Lo que se reporta es un catálogo de obviedades: el libro de papel se toca, se manosea, se huele, etc. Nada que objetar, si no estuviera detrás del libro un negocio capitalista imposible de obviar, y éste en dos formas: ediciones a petición de la empresa editorial, distintas de las ediciones de autor o a costa del autor.

Para no pelear ni confundir, propongo distinguir

–primero, entre oferta y demanda: comunidad de autores y lectores: su divisoria sería el precio final y también en árboles para fabricar el papel, materia prima;

–segundo, entre libros nuevos y los que ya tenemos y los de viejo, objetos de coleccionismo, bibliomanía o bibliofilia.

Así filtrada la estadística, sabríamos de qué estamos hablando. Excuso decir el choque entre el altruismo de que hacen gala cultura, literatura y arte, y la industria a la que toda esa hermosura, supuestamente humanista, se acoge y se somete.

A mí, por mi bola de cristal me sale un único futuro para el libro, que no será de papel. De aquí a entonces, ¿la actitud personal ante la literatura en red o en pantalla? Entre apocalípticos o integrados, ustedes elijan.

enlace a Nacho Encabo, desde El Independiente

enlace a Padilla, el último Gutenberg


Profesor Haberkorn contra Profesor Lebrato (a cuenta de las nuevas tecnologías).

carta-despedida-profesor-kvkG-U601538527050tWB-624x385@Las Provincias

El periodista y académico y profesor universitario uruguayo Leonardo Haberkorn, al preguntar en clase a su alumnado por Venezuela, por liberales, demócratas o republicanos, o por Almagro [nota: yo tampoco sé quién es Almagro], olvidó que los mismos dispositivos que él condena (en su lengua, celulares; en quien nos pasa la anécdota, teléfonos móviles) son los mismos instrumentos que pueden darle a su alumnado la información que no tiene, y doblemente aprenderían: a usar los dispositivos y cada concepto averiguado; también su ortografía. Internet es el diccionario, la enciclopedia y el libro de texto. Mal profesor ese Haberkorn y, encima, de comunicación.

Lo digo porque, quienes desde su cátedra o su tarima se desesperan con las no tan nuevas tecnologías, piensen que podría ser peor: lo más probable es que universidad e institutos los pongan directamente de patitas en la calle, por no estar a la última o por no haber cumplido requisitos de contratación o de oposición que sin duda alguna pondrán en programa los sistemas educativos que quieran ser competitivos.

Vayan tomando nota del giro que está dando la formación profesional: vuelve la figura del ¡aprendiz! con planes de inserción laboral en empresas y fábricas, tecnología más en punta que en la empresa, ¿dónde se podría encontrar? Los planes de estudio bien que han tardado en darse cuenta y bien que han querido (mal, muy mal) reproducir en los institutos costosísimos talleres, laboratorios o cadenas de montaje que al curso siguiente quedaban obsoletos.

A mí, el profesor Haberkorn me hubiera echado de clase. De todos los Almagros que se conocen, ¿quién demonios es ese Almagro por el que él pregunta? Si no me deja consultarlo en Google, ¿cómo podría yo saberlo?

–enlace al artículo Me cansé…me rindo…, de Leonardo Haberkorn.


de infancia y confesiones y libertad de expresión.

Chaplin_The_Kid con poli
Charlie Chaplin, The Kid (El Niño) (1921)

Grabando yo mi corto La entrevista (3:33), se me acercó un chiquillo en bicicleta, que resultó ser, por el nombre y por el parecido, hijo de un amigo que trabaja en los bares. Inmediatamente pasé yo a ser el entrevistador y, el niño, el entrevistado. Lo cuento porque grabar con menores y divulgarlo es asunto delicado por los derechos de imagen. Esta fue la carta que, otorgado el permiso y lanzado el estreno, envié yo a su padre, con el cartel de la peli: El cuarto de estudio del niño tendrá muy pocas cosas del gremio del papel y por eso yo quiero que él guarde, como el póster de su ídolo o como la camiseta de su equipo, ese recuerdo de la película que hicimos juntos. No es que nos vayan a dar el Óscar de Hollywood, pero hice y mandé imprimir el cartel antes que el papel se extinga como se está extinguiendo el plástico. Consideradlo una foto de los bisabuelos o la tarjeta recuerdo de la primera comunión. Fin de la carta.

Sobre los móviles o celulares, y aunque todavía los colegios anden prohibiendo el dispositivo móvil del alumnado, en las futuras mochilas escolares no habrá libros de texto (que pesan un taco y arrasan los árboles) y habrá, en cambio, una pantalla digital donde harán sus deberes y consultarán sus dudas y seguirán sus clases. En colegios de países muy avanzados ya no imparten tanto la caligrafía (cuyo sitio es el papel), sino dactilografía (mecanografía moderna) y dictadografía, dictado por voz. Por eso, además de su español natural, hay que enseñarles a pronunciar el español estándar o internacional (el que se decía se hablaba por la gente muy fina).

Sobre imágenes de menores, yo añadiría: Publicad solo lo imprescindible pero tampoco os preocupéis en demasía. Un desaprensivo puede estar ahora copiando y pegando cualquier foto de nuestro perfil y foto tratarnos como protagonistas de un porno o miembros de una célula yihadista. Lo mejor es no alucinar demasiado y, al final, si es la Infanta de España, bien que nos la ponen en primera en todos los telediarios sin tirita ni pixelado en los ojos.

Y en cuanto a peligros que asedian la educación de la infancia, tanto como lo que ven o enseñan por pantalla en móviles o celulares, maleduca la programación de la tele, el fútbol, los toros o las fiestas populares, o la música zumba o reguetona que ilustra los tímpanos de padres y madres en gimnasios y sitios de alterne.

Dejo a ustedes con Carta a una guardería, estado de la cuestión a fecha febrero de 2016. Lo que ahí pasó y se dice, puede seguir pasando y diciéndose. Hay mucha hipocresía entre familia, mucho por despejar y combatir el miedo que nos quieren meter en el cuerpo en la España de Valtònic y Willy Toledo, antes fueron las del Coño Insumiso o la revista TeVeo, Títeres desde abajo o Alfredo Krahe. La lista de Víctimas de la libertad de expresión en el país de los demócratas, la España constitucional, es de risa si no fuese de pena.

Infancia y confesiones, de Jaime Gil de Biedma, por Isidre Martínez Marzo

–Enlace a La entrevista (3:33)

de intrusos e intrusismos | el profesorado y las tic.

*Intrusismos 1(vídeo 3:36)

Con la polémica de los másteres y doctorados, todo el mundo sabe, desde el telediario, que internet sirve de policía y juez para combatir el copia y pega y más destaca la obsolescencia del profesorado en tecnologías que son bastante viejas.

Aunque en colegios e institutos se fueron implantando aulas informatizadas y pizarras electrónicas bajo control profesor, al alumnado se le prohibió usar su tecnología personal, pc portátil o teléfono inteligente. Caso real, curso 2005. El día que el profesor Lebrato llegó al instituto de bachillerato Talicual, aquel Departamento de Lengua prohibía a su alumnado ¡presentar trabajos a máquina!, cuando ya las Olivetti habían desaparecido de las casas y no había más máquina de escribir que pc de sobremesa más impresora; más internet también, de donde el profesorado (que empezaba a preparar sus clases con ayuda de Wikipedia) temía que su alumnado copiara o copiase sus trabajos.

Para que se hagan una idea, El Rincón del Vago, estaba desde 1998. En 2007 empezó a extenderse el uso del teléfono inteligente o smartphone. Y al curso en curso, 2018, estudiantes que ingresan en secundaria (con 12 años) no han conocido más inteligencia artificial que la del móvil y quienes acceden al bachiller llevan desde primaria (con 6 años), bajo el dominio y la querencia de su ordenador de bolsillo.

El Profesor Lebrato les propone, como clase piloto, una que llama Intrusismos 1, que une lo que estamos hablando con lo que tendríamos que hablar. Es intrusismo esa palabra que más allá del neologismo y del tecnicismo, sumando barbarismo, se ha colado de polizón en la lengua de don Quijote, que ve pajaritos. Y Sancho Panza, en plan castizo, corrige a su señor. Empezamos por las palabras *blog, *muro (de Facebook), *post y *podcast.

blog debería ser bloc (bloc de notas, bloc del cole).

muro (de Facebook) debería ser mural o tablón.

post debería ser nota, apunte, comentario o artículo (entrada, en todo caso).

podcast debería desaparecer para que siguieran audio y vídeo (en diferido o a la demanda) o, aprovechando que *post quedaría libre, llamar al *podcast post, de ‘puesto’ y de ‘después’ (hasta poscast, sería preferible).

Si quieren, Intrusismos 1, la clase, está grabada como para un curso de bachillerato a distancia de apenas 3 minutos y medio y se puede simplemente escuchar mientras se hace otra cosa. Si están de acuerdo, pásenlo por ahí. A ver si, aunque tarde, hacemos algo.

□ enlace a vídeo intrusismos 1 (3:36)

□enlace a etiqueta ‘tecnología’ en [eLTeNDeDeRo]Neologismos y tecnicismos por un tuboNeologismos y nuevas tecnologías

La clase obrera va al paraíso (Navantia y El Correo de Andalucía).

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La moral del trabajo consiste en que la empresa cree empleo y que no haya despidos. Con Navantia, ya hemos visto. Sin rozar la demencia de los navantios ni la del ministro que justificaba la exactitud benéfica de las bombas láser de fabricación española, la clase obrera no puede apalancarse en su condición de obrera. Olvidan que el interés empresario es ganar dinero y que, una vez ganado el suficiente, puede cerrar la empresa o irse con la fábrica a otra parte. El ministro de turno dirá que eso es, al fin, libertad de empresa. Este absurdo país que es España no fomenta para nada el cooperativismo ni el trabajador autonómo (el que, ante Hacienda y Seguridad Social, cotiza por sí mismo) que a la vez trabaja por cuenta ajena y tampoco obliga a las empresas a pagar en acciones una parte del salario: tres maneras, sin salir del capitalismo, de atenuar la distancia patrón obrero. La clase obrera, que hace tiempo renunció a la Internacional y que tiene en los sindicatos al enemigo en casa, irá haciendo el ridículo de ridículo en ridículo. El último, el de trabajadores de El Correo de Andalucía. ¿Gente con estudios no vio venir que el quiosco de papel tiene los días contados? ¿Hasta cuándo la panoplia de dónde se ponga el papel y la cultura del papel? La irreversible digitalización también dirán que es culpa de la patronal. Mañana cerrarán las librerías.

ElCorreoAndalucia

–enlace a Juan Andivia La agonía de El Correo de Andalucía.

la bola de cristal y los dispositivos móviles dentro de la escuela y para estudiar.

retrete como bola de cristal

maneras de ver el mundo hay dos, hacia atrás y hacia alante. esto ha sido siempre así. hacia atrás es la mirada de la cultura, de lo cultivado y que se cultiva. la cultura es siempre conservadora (aun la que se considere a sí misma como muy rompedora, revolucionaria o desobediente) porque, por la cultura, optan personas que al presente (en un presente determinado) viven de un cuento y quieren seguir viviendo de él.

la mirada de futuro, en cambio, incluso la que proceda de la persona más reaccionaria, es siempre revolucionaria o de cambio porque por muy facha o conservadora que sea esa persona, su mirada es, cuando menos, un aviso o un anticipo de lo que nos vamos a encontrar. yo la llamo la bola de cristal (por esa como pecera iluminada donde la pitonisa de barraca o de tugurio leía el porvenir). hace tiempo soy no culto (inculto no lo puedo ser) y, sin ser pitonisa, eso no, consulto la bola de cristal continuamente.

esa mirada al futuro me ha dicho cosas que ustedes pueden saber. no habrá corridas de toros porque no se consentirá el maltrato animal. habrá derecho a decidir por pueblos o comunidades porque en la aldea global lo que no habrá serán fronteras ni onus ni estados como hay ahora. tampoco habrá oenegés, hijas de un tiempo que cambió la cáritas por caridades semejantes.

hoy, al preguntarle a mi bolita de cristal, que es la de ustedes, me sale un futuro escolar sin libros de texto y sin mochilas donde todo se hará por lo que hoy llamamos terminales o dispositivos móviles. francia y macron prohibiendo los móviles en la enseñanza son el pasado, están muertos de muerte natural.

un profesorado al frente de lo que usan y está en los hábitos de su alumnado, sería un profesorado punta y de vanguardia y, en todo caso, corrigiendo fallos y riesgos que indudablemente trae consigo todo lo novedoso.

ya les pasó a los clérigos que vieron la invención de la imprenta como un invento del demonio. ¿para qué estamos el mester de clerecía?, se preguntaban los muy espabilados frailes guardianes de la cultura.


 

(crítica de los) neologismos y tecnicismos por un tubo.

Cuando en septiembre de 2014 empecé a colaborar en Sevilla Web Radio, entré en contacto con un lenguaje. Álvaro Martín y su gente (de más, menos, 35 años) me daban información de cómo se hablaba el español de entonces, vale decir: de ahora mismo. Tres usos me llamaron la atención: community manager, viral y trending topics. Dos años y medio después, lo veo así:

Dijo Roland Barthes (1915‑80) que las palabras son más poderosas que lo que significan. Así ocurre con las palabras libertad, igualdad y fraternidad, cuando se sabe que libres no somos; iguales, según en qué; y fraternales o solidarios, solo hasta cierto punto y porque nos ayude a tapar nuestra mala conciencia. Otro poder deriva de la apropiación de un lenguaje por un grupo experto, lenguaje que el grupo usa para lo contrario de la función primera del lenguaje, que es comunicar. Hoy incomunican la política, las finanzas, las tecnologías y casi todos los lenguajes profesionales, incluidos los de la lengua y la literatura. Estas actividades se dotan de una jerga, de un habla propia y casi exclusiva que justifica al grupo entendido y deja fuera a los demás.

Hablad para que se os entienda. No habléis para que se vea lo muchísimo que sabéis de inglés o de vuestro oficio. Cuando os llegue un fenómeno o un invento que hay que nombrar, ved primero cómo lo llaman en su lengua original, ved después si la palabra está en español y, en todo caso, procurad un resultado fonético y escrito a favor de vuestra propia lengua.

community manager es gestor, a o mánager web; viral, viral; trending topics, número uno; blog es bloc (de notas) o página; site, sitio; web y net (de internet) son red o redes; pen[drive] puede ser pen, mail, mail o correo, whatsapp, mensaje, podcast, audio (se sobreentiende: a la carta o a disposición); youtube, vídeo o película o documental digital. Y crowdfunding podría ser cooperación. Si les parece bien, digan vale, mejor que okéy.

–enlace a neologismos y nuevas tecnologías.

*


bibliofilias.

Ya lo decía Félix Morales Prado en la introducción del primer número de El Fantasma de la Glorieta en internet (año 2000): «La costumbre, perfectamente (y hasta comprensiblemente) arraigada en los lectores habituales de textos literarios, a consumar y consumir su vicio sobre soporte de celulosa, conlleva en ellos una reticencia, incluso un absoluto rechazo, ante las manifestaciones literarias que flotan en la red. A veces, se trata de una actitud romántica que yo comparto plenamente. Una defensa de los libros impresos, con su olor, su tacto, con su valor como fetiches, esos objetos que nos acompañan sin protesta ni queja, a la cama o al retrete… ¡Sí! ¡Llevan toda la razón! Pero mucho me temo que, en un plazo más o menos largo de tiempo, van a tener que agachar la cabeza ante la evidencia como lo hicieron los contemporáneos de Gutenberg. O tempora, o mores. Pero, en fin, eso es lo que hay. Para duelo y quebranto de las editoriales y de todos aquellos que basan su beneficio pecuniario en ese proceso que comienza con la tala de bosques y culmina en los escaparates de las grandes superficies y, cada vez menos, de las librerías tradicionales.» Y apostilla: Hoy, erre que erre, siguen en sus trece mientras la realidad, poco a poco, avanza y se impone. Lo digital le echa la pata a lo impreso y eso es tan inevitable, con sus ventajas e inconvenientes, como que lo impreso, en su día, desbancara a los viejos y preciosos manuscritos, lecturas de sólo unos cuantos privilegiados.

Acudid, héroes, a la derrota
(Carmelo Guillén Acosta)

Bibliofilia ha sido siempre la pasión por el libro y, especialmente, por ediciones antiguas o raras. Desde la competencia de internet y del libro electrónico, bibliofilia es también aferrarse al libro encuadernado, modo superior de la literatura de pago de la que se gozan editoriales al reclamo de un tipo de lector, de la vanidad del autor, del isbn y del copyright. Un amigo mío historiador me invitó a la presentación de su libro; invitación, entre la buena sociedad, a que yo comprara su libro. Publicado por la Editorial Cualquiera, y con ayuda de la Junta de Andalucía, las 205 páginas del cuerpo del trabajo, con su guarnición de prólogo y de ilustraciones, cuestan 15,90 euros; 15,11, en Amazón; 9,49, en electrónico (este último precio me pareció especialmente elevado)[1]: mi amigo ponía a prueba mi bibliofilia. Otra cara del nuevo coleccionismo consiste en lo que se llama en inglés crowdfunding (corofinanciación)[2], microfinanciación, micromecenazgo, cooperación colectiva o suscripción previa. Por ofrecer un producto competitivo, estas ediciones suelen incluir detalles tipo edición en rama (pliegos sin encuadernar), libro intonso (sin guillotinar ni refilar) o lámina de artista gráfico más o menos conocido. Se trata de tiradas limitadas, numeradas, firmadas y no vendibles (no venales) y hasta pueden obligar al suscriptor a adquirir dos ejemplares, dos: uno de lujo y otro en rústica (se supone, para regalar). Lujo o normal, las cuentas son que el libro se venda cuanto más. Entonces el editor ganará un dinero que, en rigor, tendría que repartir como dividendos entre los socios suscriptores, algo que nunca se hace. Como siempre, quien paga es el público, el público micromecenas o el público de librerías. Yo, el de mi amigo el historiador, por no comprarlo, ni aparecí por su presentación: me pareció injusto, teniendo él mis publicaciones gratis por internet. Días antes, otro amigo poeta y otro amigo novelista me invitaron a suscribir sus publicaciones corales. A los dos dije que no y, salvando nuestra amistad, les aconsejé no prestarse al juego. Bajo el menosprecio de la lectura en pantalla y bajo la alabanza de la lectura que huele a imprenta, de la página que se subraya a lápiz y exquisiteces parecidas, el negocio editorial está cual entre flor sierpe escondida. El tiempo que sobreviva la literatura de libro convencional, no lo sabemos; sí, que el futuro es digital con tendencia a la literatura cero cero: emisores y receptores que intercambien sus productos sin más ánimo que universalizar sus ocurrencias estéticas o sus ideas. Lo cual no quita que cuidemos y veneremos nuestra biblioteca de papel, nuestra bibliofilia y nuestra bibliografía.

[1] P.V.P. por página: 0,07 euros en papel y 0,46 como libro electrónico.

[2] En español podríamos hablar de coroedición, corolibro, coroautor, etcétera.

apostillas a bibliofilias o bibliomanías

Antonio Narbona publicó hace casi 40 años (y en papel, naturalmente) un comentario de La mosca sabia (1881), cuento de Clarín en que se critica la bibliomanía, que a veces se confunde con la bibliofilia. Apostilla Antonio: El futuro digital del libro va a obligar a redefinir la frontera entre ambos términos o, quizás, a acuñar otros nuevos.

Ángel Manuel Rodríguez Castillo recuerda un artículo que hace 117 años publicó José Nogales en La Vanguardia de Barcelona. Se titulaba La fiebre gárrula (1900), y allí el autor serrano onubense denunciaba la abundancia de ediciones: “Un diluvio de tinta nos ahoga; el papel impreso nos sepulta: la imprenta es un monstruo al revés: no devora, ¡vomita!”. Entonces la disyuntiva no era, por supuesto, edición en papel o edición electrónica, sino algo que merece la pena o algo que no. “Hay que pensar; hay que madurar; hay que sazonar el fruto antes de arrancarlo y entregarlo como pasto a la especie. Lo demás es garrulería, ruido de sonajas, esquilmo inútil de la masa cerebral, desequilibrio de esa máquina moral tan admirablemente dispuesta para fabricar el poco saber humano”. Termina Ángel Manuel: Lo importante no es el canal, sino el mensaje.

–enlace a La mosca sabia, de Clarín, en Ensayistas.org, página de © José Luis Gómez‑Martínez.

–enlace a Ángel Manuel Rodríguez Castillo, José Nogales. Biografía crítica y problemática literaria. (Universidad de Sevilla, 1998).

Fígaro frente a Marx | apocalípticos e integrados ante las nuevas tecnologías.

«Más miedo que las cabezas nucleares dan las cabezas de personas e instituciones aferradas a culturas, civilizaciones, tradiciones o ejércitos convencionales.»

Nos depare lo que nos depare el porvenir, el futuro será tecnológico, pacífico y social. Aunque se nos siga fomentado la vida entendida como una carrera individual y de obstáculos, en competición (o en competencia) con otras vidas, vamos hacia un mundo colaborativo donde nociones como dinero, poder, nacionalidad, sexo, moda, religión o familia pasaran a otra dimensión. El armamento atómico, con todo su espanto encima, ha traído la paz. Porque jamás será utilizado. Y más miedo que las cabezas nucleares dan las cabezas de personas e instituciones incapaces de imaginar y todavía aferradas a culturas, civilizaciones, tradiciones o ejércitos convencionales.

Piénselo la buena gente que ve amenazada su integridad o su privacidad a cada paso que dan las nuevas tecnologías, que harán verdad que dios existe, omnisciente y omnipresente. Lo que hoy son Whatsapp, Google o Facebook, será una única sigla o nomenclatura que la humanidad habrá tomado como antes se tomaban Bastillas y Palacios de Invierno. Y nos dará igual que dios nos vea qué hacemos, cómo follamos o cómo cagamos. Porque la idea de pudor, una vez que todos nos hayamos visto haciendo de todo, cambiará la idea de privacidad. Cuando el ojo que nos ve nos mire con nuestro permiso y por nuestro propio bien.

En el siglo 19, otro tiempo de cambios, un observador de las costumbres empezó a criticar el mundo en pequeño formato. Ese fue Larra, Mariano José, Fígaro (1809‑37). Otro observador, nueve años más joven, hizo la crítica del sistema económico, histórico y filosófico que había heredado y propuso una solución internacional. Ese fue Carlos Marx (1818‑83). Ante las nuevas tecnologías, no se queden en Larras costumbristas. Imaginen el porvenir y, mientras tanto, vayan a ver Manchester frente al mar, película que este Fígaro frente a Marx quería recomendarles y no sabía cómo decírselo.

*


Modo amor

Modo avión

 

  ­

MODO AMOR

  ­

Como hay el modo avión,

ya que el amor nos deja

por esos aeropuertos

y lo hace cada vez

con más frecuencia y despar‑

pajo y siempre, según

las normas de la Iata,

sin dar interferencias,

sin que peligre el cielo

ni parecer tampoco

el último atentado,

ya podrían las grandes

fábricas de teléfonos

y grandes compañías

de alto y bajo coste

atender la demanda

creciente en las cabinas

y que el amor pudiese

comunicar en ciertos

cambios de estado de ánimo,

darle al amor en tierra

noticia de las nubes

o simplemente recor‑

darle regar las plantas,

cerrar el gas, las llaves,

sin distraer lo mínimo

el pulso a los pilotos

ni el radar ni las torres

ni la taquigrafía

de las cajitas negras,

que hubiera un modo amor.

  ­

  ­

para Mi amor no sabe decirme que me quiere