Etiqueta: soneto

soneto gongorino.

Velázquez Retrato de Luis de Góngora (1622)

SONETO GONGORINO
A CULTOS Y ADIVINOS
del tiempo ya pasado, no el destino.

distancia más inmensa
de Dios a hombre, que de hombre a muerte.

De historia antigua, traspasado el pecho
-libro de texto, flexo, codos, sienes-,
dar tus neuronas ímpetu, en rehenes,
a viejas glorias, ese fue tu techo.

El precio fue callar que no hay derecho
que para licenciarte en algo tienes
que papagayear el bien de bienes,
antes que criticar lo mal que han hecho

todo. No más hazaña, escuelas mías,
del tiempo de estudiante clara ofensa,
que ser hoy profesor que de eso coma,

antes que averiguar qué será un día
la vida. Que hay distancia más inmensa
de aquí al futuro, que a la antigua Roma.

 


Daniel Lebrato, Lista de espera (2020)

Portada: Velázquez: Retrato de don Luis de Góngora (1622)

carta humana.

carta humana bandeja de entrada
bandeja de entrada

Ayer veíamos el trayecto andado por las cartas interpersonales, desde el recado de escribir, hasta la invención del sello de correos. Si al recado lo venció la estilográfica y luego el bolígrafo (sin hablar de las máquinas de escribir), al sello lo ha vencido el franqueo pagado o concertado (de uso oficial y comercial) y, claro está, la conexión a internet. Hoy, las cartas cartas son prueba de amor a los objetos que se dejan tocar. Puro arcaísmo coleccionista o fetichismo; de ahí, su especie:

carta humana 1

(☜) en verso, pruebe a leer en horizontal (☞)

CARTA HUMANA

En la primera escena, alguien dispone
recado de escribir[1], tal vez un Bic.[2]
Se baja hasta el estanco a por el sello.
Se acaba en la estafeta o el buzón.
Alguien con llave en su buzón de casa,
entre cartas del banco y las ofertas
de propaganda, recibe carta humana.
No debe ser rasgada en la escalera.
Primero habrá que hacerle los honores:
honores de etiqueta o abrecartas,
honores de brindar copa o chupito.
¡Cartas humanas, buzos de buzones,
que tras de su querido y sus dos puntos
irán a conversar con los difuntos! [3]

Daniel Lebrato

/ a Javier Monge Villalobos /

carta humana

[1] Para recado de escribir, eLTeNDeDeRo, día anterior.

[2] Una curiosidad une al bolígrafo Bic, rey de la escritura barata, rápida, infalible, con las siglas BIC, Bien de Interés Cultural. El boli BIC se lo merece.

[3]
3a) conversar con los difuntos. Es de Francisco de Quevedo (1580-1645), Soneto desde la Torre [de Juan de Abad], la idea de que la lectura nos hace hablar con los autores muertos pero vivos en los libros que nos dejaron escritos. Escribe Quevedo, a José González de Salas, quien sería su editor: «Retirado en la paz de estos desiertos,/ con pocos, pero doctos libros juntos,/ vivo en conversación con los difuntos/ y escucho con mis ojos a los muertos./ Si no siempre entendidos, siempre abiertos,/ o enmiendan, o fecundan mis asuntos;/ y en músicos callados contrapuntos/ al sueño de la vida hablan despiertos./ Las grandes almas que la muerte ausenta,/ de injurias de los años, vengadora,/ libra, ¡oh gran don Joseph!, docta la imprenta./ En fuga irrevocable huye la hora;/ pero aquélla el mejor cálculo cuenta,/ que en la lección y estudios nos mejora.»

3b) conversar con los difuntos. Sobre la idea de Quevedo, la carta humana añade otra: las cartas, como las fotos papel foto, pasarán al escrutinio de cosas que, al morir su dueño y resolverse su herencia, aparecerán por archivos, cajas o cajones que un día fueron del difunto. Vista así, la carta humana, y no electrónica, es inmortal.

recado de escribir 6

con caspa y al reproche.

statue church amor cupid
Cupido. Foto Skitterphoto


receta

Se empieza en ¡Lo sabía! o ¡Te lo dije!
Se sigue en ¡Y tú más! o Anda que aquella
vez que estuviste a punto de meter la
pata y como quien dice la metiste
del todo (aquí la fecha). Está en los ¡Ni se
te ocurra!, ¡Yo no he sido!, y ¡No hay manera
contigo!, en que nos oyen o en que vieras
dos tan felices y ahora, ¿ves?, dos tristes.
Se cuece a fuego lento en la retranca.
Se tuesta por un lado y otro y hasta el
se nos quemó el amor de tanto usarlo
o no y, entonces, íbamos con otro
que apenas parecíamos nosotros
cuando éramos nosotros, sin embargo.


Daniel Lebrato

Adrián González da Costa, por Daniel Lebrato.

bodegasanlorenzo2
Prueba de autor, horas antes de la presentación de Blanco en lo blanco, premio Gerardo Diego de poesía, libro de 31 sonetos, 31, de Adrián González da Costa.

Adrián González da Costa 31 por 31 (de octubre), mi casa en Sevilla estaba esa mañana en obras; en parte, por la que lía uno con su venida desde Sanlúcar, donde he pasado el largo horario de verano. Yo sabía que, mi presentación, mejor ensayarla antes, temporizarla, para no pasarme de los 10 minutos. En busca de concentración y silencio, con mis papeles y con mi teléfono cámara y con mi atril (soporte para móvil: 2,75 euros) atril soporte móvilme senté al fondo de la bodega San Lorenzo (vacía por dentro a esa hora ‑eran las dos de la tarde‑ y llena por fuera en los veladores) y el silencio no lo encontré, aunque se me oye bastante bien: tampoco podía yo gritar y dar el espectáculo. En todo caso, puede servir a quien no pudo asistir esa tarde a la biblioteca pública. Va por ellos. Advierto que hay una errata, un lapsus línguae, que me dio tiempo a corregir.  Léanse de muestra este soneto de AGDC:

DESDE EL FONDO DEL FOLIO
|
Desde el fondo del folio blanco, oscuras
emergen las palabras, unas veces
vacías, como cáscaras de nueces,
otras plenas, preñadas de criaturas.
Tú las miras subir de las honduras,
surgir y dispersarse igual que peces.
Y buscando palabras envejeces,
pescando y liberando tus capturas.
En la ciudad de hostiles edificios
donde no hay sol ni luna en las aceras
y hasta al viento le exigen beneficios
escribes en tu cuarto pobre, a solas.
Y en el blanco del folio sin fronteras
escuchas el murmullo de las olas.
|
Adrián González da Costa


–dentro vídeo de Daniel Lebrato (13:27 minutos)


 

Rey de bodas.

soneto multiusos del tipo Your name here,
a disposición de parejas que se quieran casar.


 

◊ REY DE BODAS ◊

El uno juega al dos y el dos, al uno.
La banca siempre gana y tiene un tres.
La clave es ir de mano o ‑al revés‑
plantarse y que haya suerte y que ninguno
después se marque un as inoportuno
que rompa la baraja. Esa es la ley.
Sobre los cuatro reyes, iba el rey
de bodas por las bodas, viejo y tuno:
–[Nombres, pareja, aquí]: Que os hagáis sabios
en iros de farol y que el tapete
sea leve, como está de tantos sietes
que han ido echando los mayores.
Bastos en flor. Espadas como labios.
Las copas, copas. Y que el oro os dore.

♦♦


a disposición de parejas que se quieran casar.

 

arte y artistas.

Cuestiones palpitantes sobre piratería, derechos de autor o el llamado iva cultural nos llevan a una previa o derivada: ¿a quién pertenece el arte, la creación?[1] La invención es del inventor y será este, hombre o mujer, quien se quede con las plusvalías. Pero mientras la obra no artística solo aspira a un valor de uso y un valor de cambio (en términos de la mercancía marxista), la obra artística o cultural aspira a un valor inmaterial universal,[2] lo que choca con la transmisión de derechos a herederos cuyo mérito es ninguno. Desde que concebimos el Patrimonio del Estado como bien común[3], el © de obras grandiosas en poder de un descendiente o de un sello editorial debería preocuparnos. Se expropia y se indemniza por una autopista ¿y no se va a expropiar y a indemnizar por el Corominas, por el Casares o por el María Moliner? Otra forma de verlo. El poeta ‑aunque diga otra cosa‑ escribe gracias a los oficios y personas que fabricaron su casa, su cuarto de estudio, su pluma o su ordenador. ¿No será su poema también un poco propiedad de esos oficios? ¿Hubiera escrito sin albañiles, sin fontaneros, sin electricistas? Si el autor ‑al rebufo de leyes proteccionistas‑ se hace el interesante, qué menos que nosotros (cuerpo lectoral) bajarlo de la pamplina, torre de marfil o pedestal, a donde fue llevado. Dejo a ustedes con una interpretación del niño dios Juan Ramón Jiménez.


CÁLCULO DEL NIÑO DIOS

Yo tengo escondida en mi casa,
por su gusto y el mío, a la Poesía.

Se empieza en mientras haya algún misterio
para el hombre, no para la mujer
que posa por hermosa o fastuosa
de tesoros. No es un misterio a voces
el campo, la vendimia y los jornales,
todo el ajuar que cargan las muchachas.
Se sigue con que siempre habrá poesía,
incluso sin poetas dios existe:
su altar será la sociedad de autores.
Y acaba uno encerrándose en la casa
que fueron levantando por su gusto
y el suyo antepasados y albañiles,
con muy pocas visitas, las precisas,
y viendo, apasionado, cosas raras.
|
*
|
Daniel Lebrato, de Historias de la literatura, 2013

 

[1] Y, en sentido amplio, el saber, la ciencia, la investigación.

[2] Desde el “ande de mano en mano a quienquier lo pidiere”, del Arcipreste a su auditorio, hasta el Manuel Machado de las coplas que no son coplas hasta que las canta el pueblo y “ya nadie sabe el autor”, todo arte aspira ‑como un azucarillo‑ a su disolución.

[3] Con sus museos y bibliotecas nacionales, conjuntos histórico artísticos, parques nacionales, bienes inmateriales, etc. Y desde que las naciones disputan qué patrimonio o cultura es mayor, si la española con Cervantes o la inglesa con Shakespeare, por ejemplo.

63.

con Pilar en León

Soneto quevedesco en que renuncia
a ser felicitado en cumpleaños.

Gente feliz que me avisáis por algo‑
ritmos sociales de que soy más viejo,
tendríais que estar hoy en mi pellejo
a ver si os felicito yo por algo
igual. Corre la edad, podenco y galgo.
Me tira una analítica los tejos.
Me acosa el médico de cerca y lejos
me tiene una monjita a sopa y caldo:
–Lebrato, esté usted quieto. –Faltaría
más. –Pórtese y apague ya las velas.
–¿Yo, que en la vida fui jinete y potro?
Dejadme con la cuenta de mis días
en paz, que el japi berdi huele a esquela
que está puesta a mi nombre, no a vosotros.

Daniel Lebrato, 31 de mayo (1954‑2017)


tapada.

.

Me la encontré después
de algún tiempo sin verla,
tapada la cabeza,
sin pelo. Imaginé
la quimio: ya se sabe
cómo nos deja el cáncer
(de útero, sin hijos;
de mama, con prejuicios
y calvas), pobrecita,
tan joven. 
–Quita, quita,
que, aquí donde me ves,
me ves de musulmana.
¿Salud ni moda? ¡Nada,
como cambiar de fe!

*


 

a una joven guía del Imserso

A UNA JOVEN GUÍA DEL IMSERSO
en viaje sénior Sevilla‑Alta Extremadura

Esta que veis aquí fue luz y guía
de un viaje cultural a Extremadura.
Se presentó con: –¡Hola, mis traviesos!
Se hizo querer con: –¡Bien, mis atrevidos!

‑ante hombres y mujeres que tenían,
quien menos, sus sesenta y su cultura;
nada, frente al currículo y los méritos
de ella en arte, historia y criptoegipcio‑.

Entre la guardería y Wikipedia,
nos contó, de Sevilla, la tocata
y fuga del Cruel y del Tenorio,

de Carmen, pero nada de Plasencia,
del Jerte ni la Ruta de la Plata
que anduvo Carlos Quinto el Siglo de Oro.

Se puso en lo esencial:
–Que sepan además
que ¡tengo novio!

40 años y un día.

40 AÑOS Y UN DÍA

Nel mezzo del cammin della nostra vita
(Dante, Divina Comedia)

El número es redondo y llama a citas,
a tópicos y a inevitables comparaciones;
también, a anuncios célebres.
Conviene disponer sobre la mesa
los naipes de la edad sin hacer trampa
o sin que se note mucho. Caras. Nombres.
Secretos de rodaje. Tomas falsas.
Manías añadidas a las que ya teníamos.
Hay quien pone además sobre el tapete
su juego de llaves y el móvil de la empresa.
Hojas del calendario, sin buscarlas.
Cosas que recordar, porque se olvidan.
Álbum de fotos, a ver, ahí estuvimos.
A mitad del camino de nuestra vida.

A mitad del camino de nuestra vida
es un don la vida cuando la vida es buena.
El hijo se hace el padre. Infancia y juventud,
quién lo diría, diría Quevedo.
Achaques de vejez, quién los espera,
diría don Juan. Es tu hora medieval
entre un pasado ya clásico ‑tú, el niño
de los zapatos nuevos‑ y un mundo nuevo.
Salud, dinero y amor o las tres vías
sublimes a lo San Juan o las terrestres
como un Miguel Hernández con tres heridas.
Tú eliges. El juego es solitario aunque
dependes y depende. Se rueda.
Tendrás que barajar. Suena My way.

(1978‑2018)

Daniel Lebrato [LISTA DE ESPERA] ­


Dios los cría. Un soneto inédito de Jorge Carlos Burgos.

 

VIEJO BAJEL VARADO EN EL BAJÍO

Viejo bajel varado en el bajío
bajo los leves velos de la bruma
entre las tenues cintas de la espuma,
¡qué parecido es tu destino al mío!

Lenta la arena que derrama el río
te sepulta. Lenta el agua te acuna
y pasa. Y pasa alta la fortuna,
ave hacia el sur, dejándote en el frío.

Viejo bajel, acaso la tormenta
piadosamente te desguace un día
y el oleaje esparza tu osamenta.

Tal vez tu tablazón en la ribera
hoy arde ya y algún cuerpo calienta.
¡Quizá mi corazón también ardiera!

*


 

bajel. Del catalán vaixell. Antigua embarcación de considerables dimensiones, generalmente de vela. Bajel pirata, el de Espronceda. Vaixell de Grècia, el de Lluís Llach, canción de I si canto trist (1973) que se anticipa a lo que será su Viatge a Ítaca (1975). La vida como navegación o naufragio es alegoría que viene de Horacio (siglo I, a.C.), quien comparó la república romana con una nave a punto de naufragar. La idea se hizo tópico durante el siglo de oro, Fray Luis entre nosotros. La conquista de América había normalizado la navegación de altura ante la navegación costera usual hasta entonces. Moralistas como Quevedo o Argensola, o crispados como Lope de Vega, asociaron navegar con peligro y ambición y aconsejan al alma cristiana no perder el buen puerto seguro donde estaba la salvación, otro tópico, el beatus ille en su vida retirada. El mar ya era el morir en Manrique y “también se muere el mar” fueron palabras finales de Lorca al tercero de los cuatro llantos por la muerte de Ignacio Sánchez Mejías, Cuerpo presente. De barcos y embarcados célebres trataron Lord Byron, Herman Melville (Moby Dick) o Edgar Allan Poe (La narración de Arthur Gordon Pym), junto al embarcado en tierra que fue el marinero de Rafael Alberti. Bajeles varados hay muchos en la reciente literatura; unos, en la tristeza; otros, en Manhattan. El bajel varado de Jorge Carlos Burgos nos recuerda a la Pobre barquilla mía de Lope de Vega y es un bajel varado en río que podría ser el Guadalquivir. Jorge Carlos Burgos es conocido por su libro de poemas Metamorfosis con pérdida de alas que, dentro de la colección Genil, otro río, publicó la Diputación de Granada en 1985. Viejo bajel, soneto posterior a aquel libro o descartado, llegó a Daniel Lebrato en folio mecanografiado cedido por el propio autor. Fue en el Instituto Martínez Montañés, un día del curso 2006‑7, donde los dos servíamos como profesores. Como curiosidad, Metamorfosis con pérdida de alas, número 26 de Genil, fue detrás de Mitología personal de José Antonio Moreno Jurado. No siempre cuando se dice Dios los cría, se dice por vía de mal o de torpeza, sino por todo lo contrario.


Lope de Vega
POBRE BARQUILLA MÍA

Pobre barquilla mía,
entre peñascos rota,
sin velas desvelada,
y entre las olas sola:

¿Adónde vas perdida?
¿Adónde, di, te engolfas?
Que no hay deseos cuerdos
con esperanzas locas.

Como las altas naves
te apartas animosa
de la vecina tierra,
y al fiero mar te arrojas.

Igual en las fortunas,
mayor en las congojas,
pequeño en las defensas,
incitas a las ondas.

Advierte que te llevan
a dar entre las rocas
de la soberbia envidia,
naufragio de las honras.

Cuando por las riberas
andabas costa a costa,
nunca del mar temiste
las iras procelosas.

Segura navegabas;
que por la tierra propia
nunca el peligro es mucho
adonde el agua es poca.

Verdad es que en la patria
no es la virtud dichosa,
ni se estimó la perla
hasta dejar la concha.

Dirás que muchas barcas
con el favor en popa,
saliendo desdichadas,
volvieron venturosas.

No mires los ejemplos
de las que van y tornan,
que a muchas ha perdido
la dicha de las otras.

Para los altos mares
no llevas cautelosa
ni velas de mentiras,
ni remos de lisonjas.

¿Quién te engañó, barquilla?
Vuelve, vuelve la proa,
que presumir de nave
fortunas ocasiona.

¿Qué jarcias te entretejen?
¿Qué ricas banderolas
azote son del viento
y de las aguas sombra?

¿En qué gabia descubres
del árbol alta copa,
la tierra en perspectiva,
del mar incultas orlas?

¿En qué celajes fundas
que es bien echar la sonda,
cuando, perdido el rumbo,
erraste la derrota?

Si te sepulta arena,
¿qué sirve fama heroica?
Que nunca desdichados
sus pensamientos logran.

¿Qué importa que te ciñan
ramas verdes o rojas,
que en selvas de corales
salado césped brota?

Laureles de la orilla
solamente coronan
navíos de alto borde
que jarcias de oro adornan.

No quieras que yo sea
por tu soberbia pompa
faetonte de barqueros,
que los laureles lloran.

Pasaron ya los tiempos
cuando, lamiendo rosas,
el céfiro bullía
y suspiraba aromas.

Ya fieros huracanes
tan arrogantes soplan,
que, salpicando estrellas,
del sol la frente mojan.

Ya los valientes rayos
de la vulcana forja,
en vez de torres altas,
abrasan pobres chozas.

Contenta con tus redes,
a la playa arenosa
mojado me sacabas;
pero vivo, ¿qué importa?

Cuando de rojo nácar
se afeitaba la aurora,
más peces te llenaban
que ella lloraba aljófar.

Al bello sol que adoro,
enjuta ya la ropa,
nos daba una cabaña
la cama de sus hojas.

Esposo me llamaba,
yo la llamaba esposa,
parándose de envidia
la celestial antorcha.

Sin pleito, sin disgusto,
la muerte nos divorcia:
¡Ay de la pobre barca
que en lágrimas se ahoga!

Quedad sobre el arena,
inútiles escotas;
que no ha menester velas
quien a su bien no torna.

Si con eternas plantas
las fijas luces doras,
¡oh dueño de mi barca!,
y en dulce paz reposas,

merezca que le pidas
al bien que eterno gozas
que adonde estás me lleve
más pura y más hermosa.

Mi honesto amor te obligue;
que no es digna vitoria
para quejas humanas
ser las deidades sordas.

Mas ¡ay, que no me escuchas!
Pero la vida es corta:
viviendo, todo falta;
muriendo, todo sobra.


Quevedo
Muestra en oportuna alegoría la seguridad del estado pobre y el riesgo del poderoso.

¿Ves esa choza pobre que, en la orilla,
con bien unidas pajas, burla al Noto?
¿Ves el horrendo y líquido alboroto,
donde agoniza poderosa quilla?

¿No ves la turba ronca y amarilla
desconfiar de la arte y del piloto,
a quien, si el parasismo acuerda el voto,
la muerte los semblantes amancilla?

Pues eso ves en mí, que, retirado
a la serena paz de mi cabaña,
más quiero verme pobre que anegado.

Y miro, libre, naufragar la saña
del poder cauteloso, que, engañado,
tormenta vive cuando alegre engaña.


Horacio, Odas, I, 14, A la república. ¡Oh nave!, ¿vuelves a lanzarte a los peligros de las olas? ¿Qué haces? Apresúrate a ganar el puerto. ¿No ves tu costado desprovisto de remos, rotas tus antenas y tu mástil quebrantado por la violencia del Ábrego, y que sin cables ningún bajel es capaz de resistir el imperioso oleaje? Tus velas están destrozadas, y los Númenes desoyen las súplicas que en tu angustia les diriges.


Odas de Horacio. Traducidas en verso castellano por Fray Luis de León. Oda 14. Libro I. O navis.

OH NAVE

¿Tornarás por ventura
A ser de nuevas olas, nao, llevada?
¿A probar la ventura
Del mar, que tanto tienes ya probada?
¡Oh!, que es gran desconcierto,
¡Oh!, toma ya seguro estable puerto.

¿No ves desnudo el lado
De remos? ¿Y cuál crujen las antenas?
Y el mástil quebrantado
Del ábrego ligero? ¿Y cómo apenas
Podrás ser poderosa
De contrastar así la mar furiosa?

No tienes vela sana,
Ni dioses a quien llames en tu amparo,
Aunque te precies vana
Mente de tu linaje y nombre claro,
Y seas noble pino,
Hijo de noble selva en el Euxino.

Del navío pintado
Ninguna cosa fía el marinero,
Que está experimentado,
Y teme de la ola el golpe fiero:
Pues guárdate con tiento,
Si no es que quieres ser juego del viento.

Oh tú mi causadora
Antes de congoja y de pesares,
Y de deseo agora
Y no poco cuidado, huye las mares
Que corren peligrosas
Entre las islas Cícladas hermosas.


ENLACES

–Jorge Burgos, Metamorfosis con pérdida de alas, disponible en el servidor Los oficios terrestres

enlace a Quevedo: A una nave nueva al entrar en el agua

enlace a Barcos de leyenda.

enlace a la canción Vaixell de Grècia de Lluís Llach

jorge-carlos-burgos

jorge-carlos-burgos-facsimil-bajel-varado


Obama (tríptico triste trilogía)

barack-obama
No llores por mí, Siria mía.

BARACK OBAMA EN LOS ALTARES

Fue Nobel de la Paz. Ocho años justos
fue justo con los justos. Exportando
misiles, portaviones, drones, miles
y miles de marines que volvían
de Afganistán, de Irak, de la misiones,
zumbados, club del rifle. Que la emprenden
a tiros como un juego en los colegios,
iglesias, puntos de ocio y multitudes.
Que la poli va, mientras, disparando
contra negros que acaso lleven armas.
Que en sus años crecieron extremismos
islámicos. Que estalla Oriente Medio.
La ola de atentados por Europa.
Creyente, como era: –In God we trust!

 


HILLARY CLINTON EN EL MUSEO

 (estatua previa)
Este santo varón Barack Obama
hizo un milagro y fue darle la vida
a quien estaba muerta, como Lázaro,
con levántate y anda, Secretaria
de Estado. Y esta fue Hillary Clinton,
(estatua)
¡Con ustedes después de la batalla
demócrata de razas contra sexos,
para, al final, ganarla un rico hortera
con lenguaje de chulo, de ir de putas,
que ni querían los republicanos!
(termina el coro)
Nunca a la Casa Blanca tan derecha
fue una mujer tan lista tan torcida
‑verán, se dice pronto‑
por un blanco y un negro y un sexista.


BARACK OBAMA HACE BALANCE

Mandé en la Onu. Más mandé en la Otan.
En realidad, mandamos los de siempre
y no me obedecieron más naciones
por culpa de los rusos. Veis que bien
que me aprendí el papel del hombre blanco.
Mi lema Yes, we can! cundió en mi gente,
y en Podemos y en Primaveras Árabes.
Me deben haber sido, que no es poco.
Me vienen con la paz y con Guantánamo.
El nóbel ahí lo tienen, si lo quieren.
Un poco Luther King, Sidney Poitier
y el Michael Jackson fui de la política.
Nadie más convencido que un converso.
Obama bwana fui del mundo entero.


Obama y su desastroso legado. Origen: ¡Aquí se juega!


 

claves de los Sonetos del amor oscuro.

manuscrito-lorca

La invención de la homosexualidad en
LOS SONETOS DEL AMOR OSCURO
de Federico García Lorca.
Análisis y comentario. Conclusiones: Ctrl+F+**

  1. LOS TÍTULOS.

(por orden de aparición en ABC Cultural, 1984)

  1. Soneto de la guirnalda de rosas
  2. Soneto de la dulce queja
  3. Llagas de amor
  4. Soneto de la carta (El poeta pide a su amor que le escriba)
  5. El poeta dice la verdad
  6. El poeta habla por teléfono con el amor
  7. El poeta pregunta a su amor por la Ciudad Encantada de Cuenca
  8. Soneto gongorino en que el poeta manda a su amor una paloma
  9. ¡Ay voz secreta del amor oscuro!
  10. El amor duerme en el pecho del poeta
  11. Noche del amor insomne.

(reconstrucción por orden alfabético, salen 13 títulos)

Ay voz secreta del amor oscuro

El amor duerme en el pecho del poeta

El poeta dice la verdad

El poeta habla por teléfono con el amor

El poeta manda a su amor una paloma

El poeta pide a su amor que le escriba

El poeta pregunta a su amor por la ciudad encantada de Cuenca

Llagas de amor

Noche del amor insomne

Soneto de la carta

Soneto de la dulce queja

Soneto de la guirnalda de rosas

Soneto gongorino

Todos son títulos de función referencial y modalidad enunciativa afirmativa (de titular), menos Ay voz secreta del amor oscuro, de modalidad exhortativa, que repite el primer verso y servirá de título al conjunto. Seis títulos son oracionales (de sujeto, verbo y predicado) con valor narrativo; cuatro de ellos: sujeto el poeta (El poeta dice, El poeta habla, El poeta manda, El poeta pide, El poeta pregunta) y uno: sujeto el amor (El amor duerme); el resto, va en estilo nominal (sin predicado): cuatro empiezan con Soneto, uno con Llagas y otro con Noche. amor (siete apariciones), poeta (cinco) y soneto (tres) son las palabras recurrentes.

De los verbos, cuatro son de dicción, contacto o comunicación: dice, habla, pide, pregunta; uno, de acción acción: manda, y, otro, de acción estado: duerme. Todo en nominal o en tercera persona. De los adjetivos, uno es obligado (Cuenca, ciudad encantada), otro especificativo (soneto gongorino) y el resto calificativos poéticos de la melancolía: dulce queja, amor insomne, amor oscuro, voz secreta; adyacentes acordes con núcleos sustantivos también poéticos guirnalda, llagas, noche, pecho, queja, rosas, voz. Solo el adjetivo dulce va antepuesto (epíteto). El sustantivo amor tres veces es su amor (persona) y podría serlo en los demás salvo en la Noche del amor insomne, donde amor es sexo (la aurora nos unió sobre la cama, dirá un verso). De todos los amores, el que más podría representar el Amor concepto (no persona ni sexo: Cupido o el Amor alegórico de Dante o de Juan Ruiz) es ¡Ay voz secreta del amor oscuro!, aunque tampoco inequívocamente, ya que el amor termina identificado con el poeta: que soy amor, que soy naturaleza. Neologismo poético: teléfono; locativo: Cuenca.

**Conclusiones a los títulos

El estilo de los títulos cursa por la antigua epigrafía, o manera de titular, vigente desde la Edad Media hasta los tiempos didácticos, cuando era normal que el autor o su editor anticipara la materia, el asunto de un texto que venía a continuación, didactismo que prevalecía sobre la intriga (hoy se diría que autores y editores hacían ellos mismos el spoiler), de donde viene redactar los títulos en tercera persona. De esta manera, se desvía el lirismo (distanciamiento) y se condiciona la lectura; el caso más claro, como después se verá, el del soneto de El amor duerme en el pecho del poeta, único en que coinciden dos adjetivos masculinos que podrían entenderse: amor de hombre con hombre.

  1. LOS SONETOS

La leyenda tejida en torno a los sonetos consistió y consiste en hacer de los sonetos un reconocimiento de homosexualidad por parte del autor. Sin embargo, no hay nada en los sonetos que, literalmente y en comentario de texto, demuestre declaración autobiográfica o confesión personal.

El 22 de mayo de 2015 escribe en ABC Isabel M. Reverte, experta en Lorca: «En los sonetos aparece por primera vez y de forma explícita su reivindicación de la homosexualidad. [hay que demostrarlo, señora Reverte] »La familia no quería publicarlos porque no podía soportar que alguien dijera que Lorca era homosexual. [hay que demostrarlo, familia Lorca] »El entonces subdirector de colaboraciones culturales de ABC, Santiago Castelo, añade que el calificativo de oscuro era un juego que hablaba del amor prohibido entre estos amigos.» [hay que demostrarlo, señor Castelo]

Que alguien demuestre no el nombre y apellidos del hombre amado de carne y hueso (que eso sería pedir biografía, no ciencia literaria), sino algo más simple: dónde, en qué momento y con qué palabras, emisor masculino varón se dirige a o habla de masculino varón. Lorca hizo como otros poetas homos o héteros: dirigirse al amor, que no tiene sexo o los tiene todos.

Estamos hablando de una conmoción editorial que sucedió en 1984. En 1935, cuando Lorca empezó a escribir sus sonetos (a sus 37 años, no era un chaval), como poeta tenía tras sí (por delante, a la hora de escribir) todas estas tradiciones que eran otras tantas maneras de escritura:

–el surrealismo y el propio Lorca de Poeta en Nueva York (desde la Oda a Walt Whitman al Pequeño vals vienés), más la poesía de poetas homo de su generación (Rafael de León, Cernuda, Aleixandre)

–San Juan de la Cruz, con sus canciones entre el alma y el esposo, al fondo el Cantar de los Cantares

–las canciones de amigo

–la copla española

–Góngora y el soneto clásico y, con lo clásico,

–los tópicos del amor platónico (homo erótico), del amor pasión y del amor posesión, con el carpe diem y el tempus fugit.

Con esos mimbres, Lorca deja en sus sonetos estas marcas de género. Y ni una más:

–Son guirnalda de amor, cama de herido,

–Que unidos, enlazados, el tiempo nos encuentre destrozados.

–Pero yo te sufrí, rasgué mis venas, tigre y paloma, sobre tu cintura

–si soy el perro de tu señorío

–estás dormido. Yo te oculto llorando, perseguido.
Pero sigue durmiendo, vida mía.

La única secuencia que no deja dudas de [masculino ama a masculino], lo único que no se podría decir a una mujer, que estaría dormida, va el poeta y lo titula El amor duerme en el pecho del poeta. Entonces, sí. Con ayuda del título (hay sonetos de 15 versos) el neutro amor, o el epiceno amor, sigue siendo sujeto y objeto protagonista. Lorca estaba en la madurez de su oficio muy por encima de sus amantes, de su familia y de España. Y no solo de la España de la República y de Franco. El revuelo estalló en plena democracia: ¡extra!, ¡extra!, ¡Lorca reconoce su homosexualidad! Y ahí destacó el grupo culto mariquita, que por entonces (eran los Novísimos y brillaba Gil de Biedma) extendía la etiqueta de este entiende (queriendo decir: es de los nuestros) a todo lo que se movía en el mundo del famoseo, del arte, de la historia y de la cultura. Y Lorca concitaba todos los conjuros. Pero, en su afán por salir a la luz y normalizar lo normal, el grupo homo olvidó que hay algo mejor que reconocerse. Y es no conocer, que nadie se inmiscuya ni interprete (lo que es o deja de ser). Lorca fue señor administrando su privacidad (que el antifranquismo entendió como represión) mientras que la homosexualidad de salón ya ven en qué ha acabado: en tacones y uñas pintadas para el día del orgullo gai, misa de gallos y de plumas, y ninguna es de Lorca.

**Conclusiones
Al cierre de esta edición hay un par de ideas, que no son nuevas ni son mías, en las que me parece importante insistir. Por un lado, vindicar el pie de la letra del texto, que esa es la materia de la literatura, y dejar para la biografía, que es ciencia bien distinta, los cotilleíllos y entresijos del personaje, que tienen su público y su interés, claro que sí, pero un buen comentarista ha de imaginar que su texto es anónimo, que los sonetos me los encontré, como hojas sueltas en la parada del autobús o en el banco del parque, y que al leerlos ‑estupefacto y absorto- dije: ¡Joder, vaya par de mariquitas! y, encima y además, ¡Joder, por su estilo tienen que ser de Lorca! ¡Eureka, eureka! ¡Encontré el eslabón perdido!

Otra conclusión es que, para hablar de amor, nada mejor, más potente y más místico, que hablar de amor y al amor; mística, palabra bien escogida. Si para expresar lo divino, San Juan de la Cruz acudió al amor humano, al sexo, así la concreta cama que tengo con una persona adquiere una dimensión divina, universal, con solo llamarla amor.

Por último, mi aportación personal: la astucia de los títulos. En particular, del título El amor duerme en el pecho del poeta porque sin título, yo perseguido y tú dormido dejaría manifiesto que tú y yo, vida mía (receptor explícito), somos varones y ¡peligro! Y viene entonces el título a dar el quite, a despejar dudas, y el lector se dejará llevar. Es derecho de Lorca como San Juan de la Cruz pidió ser leído a lo divino donde estudiantes morbosos veíamos sexo y puro sexo, y el profesor: ¡No, no! Ella es la Iglesia y Él, Dios, que esta es la mística, zoquetes míos.

Y un reparo ‑leve‑ entre tanta hermosura (si el alma pudiera decir lo bonitos que son los sonetos). En el Soneto gongorino usa Lorca un do por donde; do que leímos en la rima 4 de Gustavo Adolfo Bécquer: Mientras la humanidad, siempre avanzando, no sepa a camina. En el Soneto gongorino, verso 4, escribe Lorca: llama lenta de amor do estoy parando. Una prueba de que las cárceles no son solo de amor, también de métrica para quien se impone el endecasílabo. Ese do es ajeno al estilo de Lorca[1] (ya era solo de uso literario en tiempos de Bécquer). Lo cual se dice a mayor gloria del resto del léxico empleado, donde no leerán ustedes ni un tal por como ni un *Lejana cual oscura corza herida ni un *Dulce cual sollozo en la nevada, algo que otros hicieron, y ahí está Cernuda. La virtud de la gran poesía hay quien cree que está en la retórica, en la acumulación de artificios; y no: desde Manrique hasta hoy, pasando por estos sonetos del amor oscuro, la virtud de la gran poesía es que se lea y se disfrute con naturalidad.

APÉNDICES para el comentario de textos.

EL LÉXICO de los Sonetos del amor oscuro

LA MÉTRICA de los Sonetos del amor oscuro.

Daniel Lebrato, eLTeNDeDeRo, 11/01/2017

[1] Escrutadas sus Poesías Completas, solo hemos visto do en los Seis Poemas Galegos; gallego do, español de él, naturalmente.