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el otro nombre de la rosa

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En octubre del 84 entré en contacto con José Juan Díaz Trillo, quien vino al mismo instituto de Valverde del Camino destinado, entonces como profesor de filosofía. Jota Jota sabía de qué pie (literario) cojeaba su nuevo colega: aquel era el autor de Bitácora y final, un libro que, bajo plica y seudónimo, conocía como prejurado del premio Juan Ramón Jiménez de poesía de aquel año. Algo de la Bitácora le debió llamar la atención porque no tardó en pedirle a Daniel algo para El Fantasma de la Glorieta, suplemento literario de la Noticia de Huelva que coordinaba Félix Morales Prado. Por alguna razón, Lebrato no dio a J.J. verso sino prosa, dos cortos relatos que se publicarían los sábados 24 de noviembre y 22 de diciembre de 1984: A vosotros que sois y El otro nombre de la rosa, firmados por un desconocido DL. Con J.J. y Félix vinieron o volvieron al currículo de Lebrato Buly, Sonia Tena y los Tena, Maribel Quiñones Martirio, Salvador Mora y Juan Cobos Wilkins, también José Antonio Moreno Jurado, justo ganador del Juan Ramón Jiménez de poesía. Narrador o poeta, o todo lo contrario, Daniel Lebrato más parecía del círculo de Huelva que de Sevilla. A Huelva y a mis viejas amistades, gracias, gracias a la vida que me dieron entonces. Y a Pedro Domínguez, que me hace el honor de llevar la rosa a escena como monólogo que es.

El nombre de la rosa

Bajo el poderoso influjo de Umberto Eco y de El nombre de la rosa, con el mecenazgo de José Juan Díaz Trillo y de Félix Morales Prado, quien en 2004 lo publicaría con hermosura en El Fantasma de la Glorieta digital, donde aún se puede leer, con ustedes: El otro nombre de la rosa, primera de las Vidas fastidiadas en Tinta de calamar (2014), ahora con fotos del facsímil original:

EL OTRO NOMBRE DE LA ROSA (1984)

Quería más a la amistad que a los amigos mismos
(André Gide)

La costumbre es otra naturaleza, y el mudarla se siente como la muerte
(Miguel de Cervantes)

De repente, aquella firma. Todo bien hasta llegar a aquella firma. Todo en orden. Los estoy bien. Los mi madre no para de alimentarme. Los cuando me veas no me reconoces, de morena que estoy. Todo, hasta lo de abrazos, tan previsible en su postal. Pero aquella firma. Algo fallaba en aquella firma. ¿Qué pintaba aquel María añadido a su nombre? Manuel mirando la foto una y otra vez. Pueblito costero con playa y barcos de pesca. El matasellos. La fecha. Viñamar, veintitrés de agosto. La forma de la letra. Todo en orden, pero ¿por qué firmaba Rosa María y no Rosa? Él sabía el nombre completo de ella. Cómo no lo iba a saber. En este país todas las mujeres llevan antes o después el María. Pero Rosa jamás se identificaba con él de esa forma, con su María y todo. Manuel se preguntaba bajo qué influencia Rosa se había saltado un código que venía funcionando entre los dos desde hacía mucho. Él nunca había firmado Manuel José. Y eso que a él su mamá, de chico, lo llamaba así. Qué cosas tenía su madre. Rosa María. Rosa María. Allí estaba letra a letra. Sin lugar a dudas. Un güisqui. Luego pensó que el asunto carecía de importancia. Que no era ni siquiera un incidente. No seas celoso, seguro que los de su casa la llaman así, Rosa María. Otro cigarro. Familia, padres, marido o ex marido. Ahí te jodiste, hermano. Error en una carta. Error. Manuel se acordó de Cartas de mamá de Cortázar. Fue a la estantería. Conan Doyle, Conrad, Cortázar, Queremos tanto a Glenda, no, aquí está. Lo de Nico por Víctor. Error en una carta. El error en la carta de mamá. Manuel, libro en mano, regresando a su estudio: No creo que lo de María sirviera como argumento a ningún escritor, ni siquiera a Cortázar, que con poco que le den te monta una historia. La importancia de los nombres. ¿Ernesto? El Nominalismo. Occam. De los nombres de Cristo. ¿Se puede escribir un libro sobre los nombres de Cristo? Reflexión. Se puede. Idea productiva. Preparar clases. Erasmismo y Contrarreforma. Preparar. Olvidar el nombre de Rosa. ¿El nombre de Rosa? ¡Claro! Vuelta al cuarto de los libros. Espronceda, Engels (todavía Engels), Apo­calípticos e integrados. Desanduvo el pasillo con El nombre de la rosa bajo el brazo. Al final, hombre, las últimas palabras. Stat rosa pristina nomine, nomine nuda tenemus. ¡Este Eco! A saber quién era el padre del latinajo. Resistencia a dar el episodio por concluido. Dónde está el mechero. Allá cada uno con su nombre. Mejor preparar clases para el año que viene. Septiembre o setiembre. Erasmismamente, calor, agobio. Devolvió las novelas a su estante y se trajo el Bataillon. En serio, esta vez. Un güisquisito. 750, 754, 762: El Enchiridion había lanzado a través de España hacia la época en que Luis de León venía al mundo. Erasmo había invitado a buscar los misterios escondidos bajo la letra de la Escritura, y apoyarse en. ¿Misterios escondidos? Rosa María. ¿Qué misterio se escondía bajo el lapsus de Rosa? Seguro que Rosa (un trago) no se había dado cuenta de su error. Se le habría escapado a fuerza de oírselo a su familia y a su ex, que pueden mucho los ex maridos cuando hay por medio paguita y niños. Y a la hora de firmar la postal se te va sin querer, tía. ¿Sin querer? Pero entonces era que ella se había olvidado de él, su amante de corazón, su Manuel del alma desde hacía. Repasó con ojos suspicaces el resto de la carta. Abrazos en vez de te quiero. Todo encaja. Rosa nunca se mostraba muy efusiva y él lo sabía, aunque (digo yo) podía haber escrito cosas más cariñosas, después de los días puta madre que pasamos juntos antes de irse a la playa, y no esta postal tan fría, me cago en la. Quizá Rosa la escribió delante de su ex y Rosa María será como la llame su ex marido. Sus viejos no van a ser, Rosi, Nena o Niña (a fin de cuentas, hija única). Los hijos tampoco, Mamá o Rosa, que hay muchachos que nos llaman por el de pila, como a mí el mío, te jodes como Herodes. Otro cigarro. Bataillon muerto de risa encima de la mesa. 762, 763. Más güisqui. Coñazo cubitos. No eran celos, qué tontería. Pero ella debería cuidar ciertos detalles. Ellos dos eran Rosa y Manuel. Lo demás, pamplina. ¿Eran los celos una pamplina? Peripatético total, Manuel reflexionaba, pasillo va, pasillo viene, sobre los nombres. Títulos y maneras de llamarse. La forma en que los tíos hablan de su pareja. Mi señora: feudal ya casi. Mi esposa: policial se quiera o no. Mi compañera: de progre de museo, ¡ay Víctor Jara! Mi compañera sentimental: para páginas de sucesos. Mi costilla: qué pasada. Mi rollo: autocrítico. Por no hablar de Mi parienta: de talleres de almanaque con tías en pelota. Mi mujer: posesivo cuan­do menos y el posesivo siempre por delante. Mi lo que sea, pero mi. Mi, tu, su. Mi. Y ellas ¿por qué no dirán mi señor o mi hombre? Es verdad que tampoco nosotros usamos mi marida. Tengo que consultarlo con algún colega de lengua. Alguna razón habrá, digo yo. Luego venimos los que no damos título ni damos posesivo. Los que decimos Ana, Pedro, Andrés (le debo carta, pobrecillo). El nombre y punto. Lo menos comprometido. Jodidos los chuchi, piluchi, ani, petri, pepote, pedrín, gatita, cielo. Como apropiaciones ilegales. Más güisqui. Y el más hortera todavía: tíos tan mayores diciéndoles a sus mujeres: Mamá. ¿Edipo?. Y ellas, con más arrugas que un plato de callos, llamándoles a ellos: Papá. De puta pena. Será que quieren volver a la infancia o que se lo oyen decir a los niños: Papá, Luisito me ha pegado. Dice Mamá que me limpies el culo. Jo. Manuel pensó que podría escribir un libro. ¿Cómo lo titularía? ¿Función escatológica del cariño? No. ¿Hipocorística en la sociedad de consumo? Psssseeeée. ¿De los nombres del cónyuge?, ¿de la pareja?, ¿del otro?, ¿del más allá?, ¿de Rosa? No, de Rosa no. No hay más Rosa que Rosa y aquí uno es su profeta. Nunca Rosi ni Rosona ni Rosita ni Rosa Rosae ni Mari Rosi ni Rosa Mari ni Rosaofú. Siempre Rosa (nomina nuda). ¿A dónde va con lo de Rosa María? Pedazo cigarro. El había respetado escrupulosamente la pureza de los nombres (pristina nomine). Manuel, no Manolo, Lolo, Inmanuelo, Lolillo, Lolete, Lete, Lele, Le. Pero ahora, con su María, algo había fallado y no por exceso sino por defecto. Mujeres casadas. Amantes y maridos, lo que va. Tomar partido. Ella tomaba partido, se distanciaba. Rosa María sólo existía en la playa, en la familia. Tribu, los maridos, los ex que no caducan nunca. Rosa se había olvidado de a quién enviaba la postal. Eso era. Mundo legal y mundo clandestino. Manuel lo sabía. Era otra. El nombre de otra. El nombre de la casada. Ex madre y exposa. De buena reputa. En vacación respetable, ja. En playa horteramente respetable, ja, ja. Domingueros al fin y al cabo, ja, ja, ja. Güisqui. No tiene gracia. Patada a la pared. Mierda. No es para tanto. No seas injusto, Manuel. Un trago. Tú también vas de respetable, por mucho que te las pegues de. Manuel, Manuel José. Rosa, Rosa María. Lo que va. Padres. Facturas por medio. Recibos. Colegios. Dentistas. Fin de mes. ¿No será que ahí te jodiste? ¿Se fastidió para siempre? ¿Fue ahí? Manuel Micasa. Rosa Mihijito. Manuel Susvacaciones. Rosa Mimujer. Manuel Miex. Mi. Mi. Mi. Leche. Moderneces. Otro trago. Nuestro cuerpo es siempre monárquico. El nuevo desorden amoroso, ¿nuevo? Manuel volvió al cuarto a por otro cigarrillo. Allí, sobre la mesa, el cuerpo del delito. Playa y barcas. Viñamar. Veintitrés. Agosto. Rosa María. Coñomaría. Rosacoño. Fumar. Fumar. Mechero. Le prendió fuego a la postal. El ducados le supo a gloria.

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Rosa. Dibujo de Chema Lumbreras Kramel

 

la tristeza de los días laborables

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laborables se opone a festivos; laborales, a ociosos, que es lo mismo pero no es igual. La tristeza de los días laborables es el libro de poesías que acaba de sacar Juan Antonio Gallardo Gallardoski (1968) en Ediciones en Huida, en cuyas https se lee “días abandonados”, como si ese hubiera sido alguna vez su título. El hombre ha cumplido 46 años y a esa edad o sabes quién eres o no digas nada. Parada en la mitad del camino, gustará a quien no le guste la poesía y guste de la frescura de un maduro en su plena inmadurez. Pídanle a Gallardoski que cuelgue o suba a la red algún poema para abrirles el apetito. No se lo digo a Juan Antonio pero a veces la mejor forma de que nadie te lea es publicar en libro a precio de salida. No es paradoja, es la cultura. eLTeNDeDeRo ofrece en primicia la primera y la última líneas del libro: [Un día comprendes que todo era prestado. ……… Pero nunca pasa nada.] Lo demás, dentro de La tristeza de los días laborables. Yo he disfrutado. Que ustedes lo lean bien. En Sanlúcar lo vende librería Fórum Libros.

 

Historias para no volver Manual de escaqueadores para profesorado de secundaria

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HISTORIAS PARA NO VOLVER

—Manual de escaqueadores—

Dice el Ausente:

«No hagas nada sin el médico de cabecera

ni salgas a la calle sin tu parte de baja.

Y ponte a pensar:

Hay una falta para cada justificación

y una justificación para cada falta.»

(Mandamientos del Ausente, anónimo, siglo 16)

«No me lo creo:

que te gusten las clases

más que el recreo.»

(Sevillanas de María Luisa Cuello)

anónimo, siglo 20

PLAN DE PREVENCIÓN DE ACCIDENTES LABORALES
para profesores de secundaria
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primera fase
PLAN DE DIARIO

  1. Sin llegar puniblemente tarde a clase ‑eso no: que pudiera haber algún gerifalte apostado en los pasillos y pondríamos la paguita en peligro‑, hay que entrar en el aula con los alumnos ya sentados y puestos a callar por el profesor de guardia… se ganapierden[1] siete minutos.
  2. Por reorganizar la clase y sentar a los alumnos por órdenes distintos e imprevisibles: un día alfabético, otro por estaturas, otro más por comportamiento o notas de clase… se pierdeganan tres minutos, me llevo diez.
  3. Por pasar lista incluso cuando el grupo es reducido y me los conozco a todos de sobra… dos minutos, me llevo doce.
  4. Por mandar a alguno a por tiza o, si hay tiza, a por algo que me dejé olvidado en la taquilla… tres minutos, y ya llevo un cuarto de hora.
  5. Por subir o bajar las persianas y apagar o encender la luz hasta lograr una visión sin brillos de la pizarra… un minuto, o dos si las persianas tienen alguna balda estropeada.
  6. Por comentar lo mal que está el material… medio minuto, un minuto entero si criticamos la obra del “dichoso arquitecto”.
  7. Por darles a los muchachos tiempo a que saquen libro y deberes… medio minuto.
  8. Por expulsar al que no me ha traído el libro o los deberes hechos… un minuto cada uno. En el caso improbable de que a ninguno falte nada, aún podemos ganaperder ese minuto elogiando “qué bien marcha este año el grupo”.
  9. Entre unas y otras, llevo veinte minutos en clase, casi treinta desde que tocó el timbre. Dando por sabido que a menos cinco el alumnado empezará a agitarse en su banca y a querer guardar sus cosas, me quedan veinte minutos. Estos veinte minutos de tiempo real los puedo distribuir de la siguiente manera:
  10. a. Días de avance de materia: siete minutos de explicación, siete de ejercicios y otros siete de autocorrección en la pizarra.
  11. (10.b) Días de práctica: diez minutos de ejercicios y otros diez de corrección cruzada: cada alumno corrige lo que ha hecho su compañero.

↑ Calculando un reparto equitativo entre horas teóricas y prácticas, de una semana de 18 horas lectivas me sale poco más de una hora lo que se dice impartiendo, avanzando materia. Esa materia se supone preparada siquiera por experiencia de años anteriores. Si aún así se me hace cuesta arriba y noto que me fatigo en exceso debo pasar a la Segunda Fase de la Primera Fase →

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PLAN DE PREVENCIÓN DE ACCIDENTES LABORALES
para profesores de secundaria
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segunda fase de la primera fase
PLAN SEMANAL

  1. Me pongo de “baja leve por enfermedad”… tres días, lo que quiere decir que cada cuatro semanas ¡hago puente!… me llevo tres días, quince horas al mes.
  2. Horas de guardia que me turno con otros también de guardia… hora y media a la semana, seis al mes.
  3. Horas que me piden para exámenes otros profesores… dos al mes.
  4. Horas tutoriales que cedo a regañadientes al camarada orientador o similar… dos al mes.
  5. Horas extraescolares que se me van los alumnos… una al mes.
  6. Veces que salgo de clase por llamadas de teléfono o “un momento, que ahora vengo”… una hora al mes.
  7. Plus de tiempo perdido por cada primera o última hora del día… a la semana 15 minutos, otra hora al mes.
  8. Veces que rectifico el parte de guardia y donde me han apuntado ‘falta’ por una clase que no he dado, enmiendo y raspaduro: ‘llegué tarde’… tres al mes y tiro porque me toca.
  9. Veces que llevo al niño o similar al médico… una hora al mes.

↑ Total de horas ganaperdidas por este procedimiento: 36 al mes, ocho a la semana. Si esta rebaja no fuera suficiente y notamos agotamiento, anemia o ansiedad podemos pasar a la Segunda Fase →

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PLAN DE PREVENCIÓN DE ACCIDENTES LABORALES
para profesores de secundaria
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segunda fase
DE ACTIVO A INACTIVO

√ En esta parte se recomiendan las bajas de larga duración renovables. Contra la opinión más común, este tipo de baja crea empleo, da trabajo a sustitutos y no repercute en la preparación de los alumnos. Las mejores bajas de larga duración son las del tipo profesional.

  1. Muy buenas son las alergias profesionales diagnosticadas como graves, por ejemplo al polvo de tiza, serrín de cuando llueve, lacas de pelo, caucho de botines, fibra de borradores o polen de pizarra.
  2. Con tal de que sea contagioso, pille lo que sea: le dan la baja sin rechistar. Si son piojos, échele la culpa a sus hijos, que los niños ya se sabe.
  3. No pasan nunca de moda las bajas que tienen que ver con el uso de la voz, afonías en cualesquiera de sus manifestaciones: congénita, crónica, de temporada, secas o húmedas según vengan asociadas a procesos más o menos mucorreicos.
  4. En días previos debe uno carraspear en abundancia y alternar el carraspeo de garganta con alguna tos más marcada, en especial al pasar cerca de algún jerarca. Acompaña mucho la estética del clínex: ojos llorosos, moquillo, bufanda y preguntar “¿no tenéis frío?”, de modo que cuando al fin faltemos a clase se diga: —Si ya ayer estaba fatal…
  5. Otras bajas recomendables son las de tipo psiquiátrico asociadas a la práctica docente: ya por defecto, ya por exceso. Llamamos por defecto a procesos depresivos, en especial la aulafobia (rechazo a los alumnos) y claustrofobia (pánico a los compañeros profesores). Como síntomas: el saludo huidizo, el gesto adusto y la mirada perdida.
  6. En el otro extremo, el de la euforia, son profesores psicoides aquellos que van como quien dice cantando a clase, trinos alegres por esos pasillos que aparentan un optimismo injustificado. Vale empezar hablando solo, saludar en tonos excesivos, nunca sentarse en la camilla ni usar el sillón de profesor y estar siempre moviéndose como alma que lleva el diablo.
  7. Sin pasarse, algunos traumatismos dan también comodísimas bajas: parálisis menores y recuperables de brazo o mano hábil (diestra o zurda según los casos), operaciones de menisco oportunas, escayolas o similares que impidan total o parcialmente la movilidad.
  8. A la última están los trastornos de columna, ya en su rama ascendente cervical o ya en la otra descendente lumbar. Unas vértebras sin operar justifican su par de bajas al año (otoño y primavera) y todo el mundo nos despedirá de urgencia del instituto sabiendo que vamos “en un grito” y a acostarnos enseguida.
  9. Si opta por la operación, pille si puede una buena complicación postquirúrgica y podrá tirarse en la cama medio curso y el otro medio, a base de su poquito de natación, otro poquito de gimnasia, algo de pesas y bicicleta, en fin: de oro. Ensayo de lo que ha de venir.
  10. Las enfermedades cardíacas tienen su punto. Un noventa por cien de profesores infartados logra antes o después irse a su casa. Hay que dosificar bien el infarto y no pasarse (véase capítulo de viudedades).
  11. Seguro que una nariz, una oreja, algo en su físico es imperdonable. Alegue estragos psíquicos y hágase la estética con cargo al presupuesto. Eso sí: nunca en verano, que el sol es malo para las cicatrices.
  12. No desdeñe tampoco, si es mujer, sacarle partido a sus fechas: la oportuna preñez, los duelos menstruales.
  13. Con paciencia, cualquier patología de las descritas anteriormente andando el tiempo se hace crónica y más tarde irreversible. Déjese llevar. Añada nicotina en los pulmones, alcohol en el hígado, azúcar en sangre, colesterol en venas, soplo en corazón: garantizan bajas que pueden llegar a definitivas. No se deje abatir por la torva mirada de la mala conciencia. Por las mañanas es bueno escuchar en ayunas la canción de Martirio Estoy mala, y no desanimarse: estás malo, tío, tía: estás pa acostarte.

Si ha llegado hasta aquí y sigue dando clase,
¡feliz cumpleaños!: 

ya queda menos para llegar al encuentro de la 

tercera fase:

EXPROFESORES DE SECUNDARIA
donde se enseña con casos famosos
cómo sacarle brillo a la paguita

y

CÓMO LAS MEJORES CLASES SON LAS PASIVAS

[1] Ganaperder y pierdeganar, verbos regulares, siguen los modelos de sus conjugaciones respectivas.

My way

Mapa Mundi recortada

MY WAY

 

Estuve en muchas.

Salí de algunas.

Mi lema fue
no te emociones.

 

En 1969 Francis Albert Sinatra (1915-98), Frank Sinatra, popularizó My way, versión en inglés de Paul Anka de Comme d’habitude, canción de Claude François, quien hizo la música con Jacques Revaux y la letra con Gilles Thibaut. Comme d’habitude es la canción doméstica de una pareja distante que hace las cosas por rutina, sexo incluido. My way, en cambio, es de esas canciones que decimos en el medio del camino, Nel mezzo del cammin di nostra vita. Hice lo que pude y lo hice a mi manera. No está mal. La identificación madurito interesante con Sinatra y Sinatra con My way viene a ser como Estados Unidos igual a CocaCola, pero es inevitable y así lo han visto, desde Nina Simone a Gipsy Kings, quienes han versionado My way como si Comme d’habitude y Paul Anka no hubieran existido jamás. Puentear, le dicen, suplantación o canibalismo. También fama. El caso es el pleito por los derechos de autor de My way y cómo segundas partes muchas veces fueron muy buenas. Comme d’habitude (porque es algo que pasa siempre: Je ne regrette rien, La vie en rose), una canción gana cuando le quitas el amor. [Tinta de calamar, 309]

   ♦♦

Letras con las esperanzas danzan

Albert Morante

LETRAS CON LAS ESPERANZAS DANZAN

Gracias, belleza poética

Enamoraron y les enamoraron.
Las palabras. Un lápiz por entrañas.
Tinta bañada en aroma de vida.
O unas mágicas teclas enlazadas
en una máquina de escribir.
Diluir todo el infinito en un lenguaje suicida.

Respiran nostalgia. Respiran melancolía.
Un suspiro de belleza por cada poesía escrita.
Poetas de galaxias: vuestro poder traspasa
el espacio sideral, se clava una aguja al odio que debilita.

Quisiera fundir en un papel las lágrimas de los árboles,
ellos ven cómo su sangre merece la pena;
sus ramas movidas por el aire son una metáfora de vosotros,
poetas, que jugáis con la rima removiendo interiores, y a su vez,
sois ladrones, pues: ¿quién os dio permiso para en cada verso alumbrar
la felicidad que el humano hizo que perdiera?

Gracias, hijos del impresionismo lingüístico,
porque mientras no dejéis de parir amor en los corazones y nazcan,
yo pensaré que a la tristeza se la puede enterrar de un grito
y que unas voces llenas de letras con las esperanzas danzan.

Alberto Morante[1], Un paseo por la vida.
Dedicado a profesores que inspiran.

[1] El lema de Albert Morante, Imagination is more important than knowledge (La imaginación es más importante que el conocimiento) es de otro Albert: Einstein.

PÁGINA DEDICADA A ESTUDIANTES QUE INSPIRAN

La leyenda del invisible

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EL INVISIBLE

.

No es lo mismo dar la vuelta al mundo que darle la vuelta al mundo, pensó el  hombre mirando el mapa de arriba abajo y de norte a sur.

El Norte, disciplina de ganancia y sacrificio y, el   Sur, a aprender o a mamar del sí, boana.

El hombre miró de lado a lado.

Y   vio el Este, de culturas de colores, de  dioses diferentes.

Y vio a su madre ‑tan guapa‑ tan tapada y a su padre ‑tan  galán de ojos azules‑ haciendo de Lawrence de Arabia.

Miró al Oeste.

Se imaginó en la enésima fiebre del oro o    de misionero en las misiones y, francamente, le dio pereza.

Metió las  manos en los bolsillos.

Sus abuelos, el  campo y el ganado.

Miró hacia afuera.

El hijo.

Unas crónicas dicen que se quedó donde estaba y, otras, en el centro, señor.

Hay quien, por eso, le atribuye la   invención del sismógrafo y quien, contra toda lógica, sostiene (versión que nos parece la más fantasiosa y la menos creíble, famélico el Estado del Bienestar) que el hombre se hizo de pronto funcionario.

/ a Alejandro Elías Villalobos /

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las nubes y la Nube.

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[Vivir en] LAS NUBES O LA NUBE
–apostillas a Luz de agosto

Sabido es que, de las voces de la novela, la última en aparecer fue la primera persona, el yo narrador de quien no tenía donde narrarse muerto. Hablamos de cuando el único con derecho a narrador era el héroe, el militar o el santo. No siendo yo ni el Cid ni San Millán de la Cogolla, no he tenido más remedio que contar en primera persona mis aventuras y desventuras, lo que me ha servido ‑como a todos‑ para espantar fantasmas, ajustar cuentas, satisfacer mi vanidad y, de paso, anticiparme al alzhéimer y al horror vacui que traerá el vacío. Tanto fue mi currículo a la fuente, que al final se hizo novela en tinta de calamar, ese libro ikea que hay que montar como dice mi querido Andrés Tudela. Tinta de calamar (En Huida, 2014) fue un perfecto fracaso comercial pero como TeNDeDeRo en la nube, en la web (telaraña) o en la red (de tirarse con o sin), no me puedo quejar. No padezco la soledad del escritor de fondo, más bien me precio de la mucha y buena gente que conmigo va. Pasa que las populares redes sociales (dicho en putre[1], el túiter o el feisbu) no gozan del prestigio de Planeta o Alfaguara, en papel o en Kindle o Amazon. Digo esto porque un amigo me ha cuestionado la divulgación por Facebook de datos personales que podría uno callarse o que afectan a la intimidad de segundas y terceras personas. Ese riesgo es cierto y ya lo corrí con Una historia de familia, página que sigue recibiendo visitas dos años después. Por la boca morimos. Pero no por culpa del medio sino por lo que contamos, sea en Twitter o en Seix‑Barral. Luz de agosto, publicado ayer, debe leerse como un relato autobiográfico que suma una experiencia vital, la de ser padre, con una experiencia literaria y ésta, en sus dos caras, la visible y la oculta, yo a solas ante mis viejas Kappel y Olivetti, mis máquinas de escribir entonces. Pasados 28 años, la edad de mi hijo Juan, mi vida puede parecer irreconocible y aquel escritor que vivía en las nubes (de la lechera de me presento al premio, lo gano, me lo publican, salgo en Babelia) se ha pasado a la Nube. Créanme que prefiero mi WordPress a firmar ejemplares en El Corte Inglés. Y prefiero Sevilla Web Radio y TeVeo, con mi Álvaro y con mi Rafa, a andar detrás de qué editorial me va a publicar mis ocurrencias. Dicho lo cual, mi hijo Juan, su madre Teresa, Luz de agosto, lo que yo publicara o escribiera entre el 86 y el 88 puede no importarle a nadie, pero eso es lo de menos. Lo de más, ya que para eso se escribe y se publica, es que a ustedes les distraiga, les mejore, les inquiete o simplemente les interese un poco. O sea, lo que le piden al libro libro que se están zampando este verano. Ojalá la nube llueva café.

[1] putrescible. Que se pudre fácilmente (DAE)

Agosto

agosto

DanielLebratº

AGOSTO

TEORÍA DEL SISMÓGRAFO

AGOSTO. Mes octavo del calendario gregoriano, antes sexto y llamado Sextilis cuando el año comenzaba en marzo, penúltimo del calendario francés republicano. Se puso agosto por Cayo Octavio Augusto, que fue proclamado emperador tras vencer esta vez a Marco Antonio. Para no ser menos que Julio César, que ya tenía su largo mes, agosto creció con cargo al desposeído febrero. En Irlanda se llama Lúnasa, por el dios Lugh, y el primer lunes es fiesta nacional. Signo Leo y Virgo, mes dual porque todo se agosta o no, si a tiempo se recoge, de ahí que el primer trigo del año se convirtiera en pan eucarístico, fiesta de la cosecha los días uno, y que se diga hacer su agosto o el agosto por significar negocio o gran lucro en la ocasión más oportuna. Entre los santos que han dado su onomástica a este mes, el Misalito Regina destaca: el día 10: San Lorenzo de Osca o Huesca, †258; el 12: Santa Clara de Asís, †1253; el 20: San Bernardo de Claraval, †1153; el 23: Santa Rosa de Lima, † el 24 de agosto de 1617, desplazada al 23 para no coincidir con Bartolomé apóstol; el 25: San Luis IX de Francia, †1270; el 28: San Agustín de Hipona, †430, y el día 31: San Ramón Nonato, †1240. Tienen su fecha en agosto Antonio Machín, Baudelaire, Bertolt Brecht, Caetano Veloso, Colette, Eduardo Chillida, Elvis Presley, Emiliano Zapata, Fidel Castro, Goethe, Hermann Hesse, Hernando Colón, Honoré de Balzac, Jorge Luis Borges, José San Martín, Lope de Vega, Napoleón, Nietzsche, Sacco y Vanzetti, Trotsky, Truman Capote, Van Morrison, Velázquez, William Blake o Zurbarán. A García Lorca lo mataron un amanecer de agosto. Este mes murieron por cogida los toreros Sánchez Mejías (11.08.34), Manolete (28.08.47) y José Cubero, Yiyo (30.08.85). La primera Cruzada y la bomba atómica sucedieron en agosto. El calendario cristiano guarda en agosto y sus alrededores, julio y septiembre, devociones marianas de agua y altura: vírgenes del carmen, de las nieves, blanca, de la fuensanta, del mar, de la paloma, de los ángeles. El nombre más raro de este mundo se cristiana de pila bautismal para una mujer, a condición del María o Mari puesto delante, o el 15 de agosto (que es la asunción, dormición o muerte de la Virgen) o el 12 de septiembre (que es el dulce nombre de María, el día de la mari desconocida). Por si a alguna le interesa, del 15 de agosto al 8 de septiembre el puesto de Virgen está vacío (en adviento). Un 3 de agosto mandó partir Colón su primer y gran viaje y un 15 de agosto Simón Bolívar juró en el Monte Sacro de Roma hacerse Libertador de sus patrias. El 17 de agosto de 1930 se firmó el Pacto de San Sebastián que trajo la Segunda República Española. El calendario republicano vigente en Francia de 1793 a 1805 repartió el viejo agosto entre los recién creados meses llamados termidor, de calor (hasta el 17 o 18 día), y fructidor, de frutos. El autor de aquella hermosura viene en las enciclopedias y merece ser recordado aquí: Fabre d’Églantine (Philippe François Nazarie Fabre, 1750-1794), secretario de Danton, con quien compartió guillotina. Por Fabre tuvimos la ilusión de llamar a los meses, según las estaciones, de otoño a verano: vendimiario, brumario y frimario; nivoso, pluvioso y ventoso; germinal, floreal y pradial; y mesidor, termidor y fructidor. Y evidentemente este libro no se llamaría AGOSTO.

enlace al libro AGOSTO.

Dios es bueno | Tormenta de verano

DIOS ES BUENO | TORMENTA DE VERANO

basado en un hecho real

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( Octavio )

DIOS ES BUENO | TORMENTA DE VERANO
basado en un hecho real

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Dios es bueno, pero ayer fue buenisímo, que visto que el pino ha entrado en celo y está largando estos días una resina que no veas y visto que los gorriones nos tienen perdido el respeto, gorriones y no gorriones, que también vino una paloma tórtola a cagarse en nuestra terraza, temiendo estaba yo que la otra, que estas, de dos en dos, ya se sabe, como la guardia civil, imagínate sobre el pastelito la miel que le da el pino con más y más resina, que lo que hace es la caca plastificarla, bueno, que descargó una tormenta de mil pares, de esas de gota fría, aunque no, la gota fría es en septiembre, como si lo fuera, tú, que yo me quedé frío, no, helado, que cayó un diluvión con rayos y truenos que de día se hizo noche y de miedo los pajaritos antes de irse se ve que se cagaron más todavía y todo tan rápido que ni me dio tiempo, te lo juro, a recoger el toldo, a meter en casa las sombrillas, los manteles, los almohadillados de las sillas y de las hamacas, que eso chupa más agua que un dodotis, lo sé, pero qué le iba a hacer, tampoco iba yo a mojarme, que las personas, lo primero, el caso es, esta mañana, toda la noche que estuve leyendo Los últimos percances de Hipólito, tendría que venir él a contarte la mierda que tenía la terraza, desde la baranda hasta la última loseta, agujas de pino, resina, piñones, piedritas, insectos pegados, hojas del árbol del vecino, cagadas de gorrión, cagadas de tórtolas, porque al final vino a cagarse la otra, lo sabía, de todo había ahí, con conservantes y edulcorantes, este amanecer, porque llovió granizo, agua de nube sucia y barro sobre la arena, esa finísima arena que no sabes cómo demonios sube hasta un primero, si no hay viento, joder, pues nada, te entra, te entra con mosquitos, con bichitos voladores que les gusta la lectura porque todas las noches vienen a las lámparas los mamones, total, que estaba la terraza que ya pisabas y se te quedaban pegadas las chanclas, ya te digo, Dios es bueno, y ahí la tienes,

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la prueba de que la tormenta fue para decirme Danielito, que va a volver tu chica y va a ver que no has limpiado un carajo todos estos días, y mira que le dijiste y que ella te dijo, pues nada, que con quita grasa y amoniaco y gel de baño y un poquito de agua, casi todo era química, hice un cubo de fregar y ha quedao la terrasa de luho, me he dicho a mí mismo, anda, habla normal, no como la muchacha que viene a ayudaros con la limpieza, ¿cómo iba ella a venir tan temprano?, he fregado yo, te lo juro, que lo que uno hace por amor no lo hace por nada, bueno, sí, por Dios, que a ver si hoy no le da por tronar y dura todo limpito hasta que vuelvas, que menos mal que Gallo y Jirafa ya estaban dentro, de otro día que hubo levante y me los encontré a los dos muñecos por los suelos y ya los metí en la esquinita del salón donde les gusta mirar el mar y Octavio fue el que se empapuchó todo pero ya esta mañana está el hombre seco y parece que hasta más limpito y con buen brillo de cara y él y todos te mandamos deseos de que cuando acabes de pasártelo putamadre veas lo bien que nos estamos portando, que hasta la fregona está que da gusto verla de lo escurrida y relavada, un día de estos le doy nombre y la incluyo en nómina, como hicimos con Marisa la pelusa, que la joía también te manda recuerdos, por ahí andará, besos, muchos besos, que a ver si escribo algo esta mañana para eLTeNDeDeRo, con tanta limpieza, la madre que la parió a la limpieza, la hora que es y no he escrito ni una puta línea, Pilarita.

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Caso Kelly

(Newscom TagID: wennphotos096665)
David Christopher Kelly (1944-2003)

CASO KELLY

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DISCURSO CONTRA LAS ARMAS

 

El mismo día que se hace noticia de algo que viene de lejos y es sabido por todos ‑que policías blancos armados matan a negros indefensos y que la Guerra de Irak contra Sadam Husein fue una farsa inventada‑, hay que pensar que, aunque alguna vez veamos algún soldadito o soldadita ayudando a apagar un incendio, salvando náufragos o rescatando vidas y aunque los Airbus Military, que dan trabajo a los nuestros, los nuestros digan que son de transporte, no de guerra, y las guerras no guerras, sino misiones de paz, toma ya, y diga lo que diga el profesorado en sus clases, donde se desgañitan por explicar las causas de las guerras, de todas las guerras, las mundiales, las civiles, las antiguas y las modernas, desde la de Sumer hace cuatro mil años entre Lagash y Umma, hasta la Guerra de Siria de ahora mismo, hay que pensar que la primera, primerísima, causa de las guerras son las armas y, antes que las armas, quienes las fabrican, quienes las transportan hasta ponerlas en manos de ejércitos que por fuerza hemos de llamar, si no asesinos, homicidas, puesto que contra el hombre se usan y al hombre matan, algo, por cierto, de lo que no podemos culpar exclusivamente a generales, reyes, emperadores, presidentes o primeros ministros sino también a la tropa que como borregos obedecen órdenes que sacrifican hombres, mujeres y niños, ahora que está de moda entre el primer mundo preocuparse hondamente por la infancia, tropa que tampoco es la primera culpable, ya que el soldado matando cobra y cobrando vive si no alcanza otro oficio, siendo peor la catadura moral de quienes asisten al desfile, aplauden y luego se van a su casa a ver la guerra por la tele, culpa de naciones, países o culturas que consienten que haya armas, que haya ejércitos y, encima dan su voto y eligen políticos que admiten, contemplan, presiden y mandan ejércitos, algo que es de recordar a muchachos y muchachas de buen corazón que por buscarse la vida harán que otros la pierdan y hay que acordarse de objetores, pacifistas o, cuando menos, arrepentidos de haber sido cómplices del montaje que tienen abominables dirigentes como Obama, que infecta de marines todo cuanto toca, arrepentidos como David Christopher Kelly (1944‑2003), experto en armas que fue el primero en denunciar la patraña de Irak y lo pagó con su vida, lo cual es una forma, esta del arrepentimiento, semejante a aquella de Longinos al pie de la Cruz, donde por algo aparece arrodillado y contrito como en el paso de la Sagrada Lanzada, lo cual se dice porque lo hemos visto y, en el caso de Kelly, escrito y publicado como una más de las vidas fastidiadas que salpican Tinta de calamar, donde se ve a Kelly como la primera víctima del bajón patriótico y emocional que supuso para el Reino Unido reconocer que el Gobierno laborista de Tony Blair (en España, el de José María Aznar) mintió como bellaco y se inventó las pruebas que le salieron de los misiles con tal de usar lo que los ejércitos usan para matar, matar y matar, patraña que Kelly, que fue malo de la historia, tuvo la decencia de destapar y la entereza de quitarse de en medio, tal como se contó en su día en Tinta de calamar (2014).

enlace al breve Caso Kelly


Modo amor

Modo avión

 

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MODO AMOR

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Como hay el modo avión,

ya que el amor nos deja

por esos aeropuertos

y lo hace cada vez

con más frecuencia y despar‑

pajo y siempre, según

las normas de la Iata,

sin dar interferencias,

sin que peligre el cielo

ni parecer tampoco

el último atentado,

ya podrían las grandes

fábricas de teléfonos

y grandes compañías

de alto y bajo coste

atender la demanda

creciente en las cabinas

y que el amor pudiese

comunicar en ciertos

cambios de estado de ánimo,

darle al amor en tierra

noticia de las nubes

o simplemente recor‑

darle regar las plantas,

cerrar el gas, las llaves,

sin distraer lo mínimo

el pulso a los pilotos

ni el radar ni las torres

ni la taquigrafía

de las cajitas negras,

que hubiera un modo amor.

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para Mi amor no sabe decirme que me quiere

«Alimañas»

Buly
Buly, Rey en Viena

   ­  ALIMAÑAS (6 óleos de Buly, 6 décimas de Daniel Lebrato)

La primera edición de Alimañas se realizó en 1999 y, la segunda, como número 13 de la serie 12 por 12 de El Sobre Hilado, 12 libros de 12 páginas cada uno, que se iban a presentar en La Carbonería de Sevilla el miércoles 7 de marzo de 2001. Con ustedes, Alimañas, ahora en la red.

enlace a la exposición

ALIMAÑAS

Alimañas libro

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Bécquer por Daniel Lebrato

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Cuando yo maté, o eso quise, al gigante de la tradición con la originalidad que puse, o eso intenté, en De quien mata a un gigante (1987), el gigante eran cuatro grandes preguntas en respuesta a Bécquer y los poetas que habían ido por delante de mí. Eran, y son, las relaciones que se dan entre:

1.

POESÍA / PERSONAS POETAS

2.

LENGUAJE POÉTICO / LENGUAJE ORDINARIO

3.

HOMBRES / MUJERES (igualdad y coeducación)

4

SINCERIDAD / FICCIÓN DE LA POESÍA

 

La respuesta a esas interrogantes fue la mini lectura y conferencia que podéis leer, escuchar y ver por imágenes que aquí quedan para la posteridad:

Bécquer por Daniel Lebrato (textos para leer)

Bécquer por Daniel Lebrato (audio texto de 14 minutos)

Bécquer por Daniel Lebrato (galería de fotos)


Como siempre, se admiten opiniones.


CÓMO ME HICE INTELECTUAL

Woody Allen

CÓMO ME HICE INTELECTUAL

No me refiero aquí al intelectual filósofo, al culpable, al melancólico ni al orgánico o comprometido. Me refiero al intelectual patoso y ligón, reprimido y frustrado a la manera de un seductor Woody Allen paseando por Manhhatan. Sombrero, pajarita, zapatos de salón. Por parecer más alto, encorvé los andares, cargué la chepa y, por dármelas de sabio despistado, adopté el tic de tocarme las gafas para ajustármelas continuamente como quien necesita fijar la vista a dos palmos de sus narices. Imposté la ecolalia en eso de adivinar y anticiparme a las obviedades. Y rematé con la oratoria de interesantes que discurren entre silencios calculados, ruidos guturales ‑¡hum!-, muletillas ‑¿no? o ¿verdad?- o fórmulas como he dicho antes, vuelvo a repetir o si me dejaras acabar. El manual de trato con las mujeres, lo reforcé con un capítulo de Tinta de calamar:

En Sevilla se llama sanjuán o donjuán al varón que acompaña y guía a una señorita (si fuera señora, podría haber problemas con el marido) a imitación del San Juan del paso de virgen de la Amargura. El aspirante debe situarse a la izquierda de la dama y ahuecarse ligeramente de modo que su mano izquierda, con índice o sin índice señalador, vaya marcando el camino, dejando el brazo derecho para darlo como percha o posamano o, si hiciera al caso, echarlo con delicadeza, no como un pulpo, por encima de los hombros de la dama, a la que de esta manera cubrirá y protegerá de peligros cualesquiera o del relente, razón práctica por la cual las mujeres eligen acompañantes de cinco a diez centímetros más altos que ellas. Caso de mediar pipas de girasol, patatas fritas o similares chucherías, las manos izquierdas de ambos paseantes deben servir, la de ella para sostener el cartuchito y la de él para picar de vez en cuando y sin glotonería, mientras se va dando la natural conversación. Efecto secundario de la postura sanjuán es que, con el tiempo, al caballero le queda el hombro derecho como retranqueado y más elevado que el hombro izquierdo, escoliosis característica de varones bien educados. Otro efecto secundario son los ojos abesugados y saltoncillos, de mirar tanto como hay que ver, incluyendo la canal de la dama, o de tanto apostillar lo que ella vaya diciendo con expresiones asombradas de ¡Oh sí!, ¿Qué me estás contando? o No me digas. Se trata de marcar la superioridad intelectual de uno sin que la muchacha se dé por ofendida. Lo escribió Gustavo Adolfo Bécquer: –¿A qué me lo decís? Es tonta de remate, pero ¡es tan hermosa!

Como se ve, y conforme al tópico, no hay coeducación en todo esto. El intelectual es absolutamente macho. O mariquita, entonces, en el sufrido papel del amiguito gay. Las intelectualas, femeninas o marimachas, pedantes y peliagudas, bachilleras o sabias, individuales o por equipos, desde el Corbacho a Molière, desde Sevilla a Nueva York, haberlas, haylas, y mejor dejarlas para otro día. Baste saber que a mi novia le hice ayer tarde el intelectual y que también ella ha decidido mejor dejarme para otro día.


 

CÁSTING

daniel  lebrato

CÁSTING

Dicho lo cual
(que no hay más libertad que la que llaman
libertad, cultura, civilización o costumbre),
si yo contara a ustedes mis destrezas
en chupar pollas o en cambiar pañales,
ustedes, los machos y las hembras,
me saldrían con que han sido siempre mis labores.
Y a freír croquetas.

Daniel Lebrato


 

PAPELES DE PANAMÁ

Papeles de Panamá LaVanguardia-Web
La Vanguardia Web

PAPELES DE PANAMÁ


PAPELES DE PANAMÁ
encuesta–

¿Cree usted en la paz y en la guerra
justa ‑eso sí‑, humanitaria?
¿Cree usted en el voto, en la patria?
¿Cree usted en la Onu, en la Otan,
en Unicef, la Cruz Roja?
¿Piensa ‑de acuerdo con Cáritas‑
que la pobreza se hereda?
(Marque usted lo que proceda.)

¿Cree que hay arriba y abajo?
¿Cree que hay dinero y trabajo
de sobra? ¿Cree en el esfuerzo
y piensa de todos modos
que tiene que haber de todo
y que alguien tiene que hacerlo
mientras que a usted no le cuesta
nada? (Terminó la encuesta.)

 


Nota editorial.

El texto respira por la modalidad andaluza.
usted debe leerse [usté], para que sea
octosílabo el octosílabo
tal como fue dictado.


 

pobre berta creía que el sol iba a ser siempre amarillo amarillo

J_J_Espinosa


pobre berta creía que el sol iba a ser siempre amarillo amarillo amarillo tanto que sólo con él podría iluminar las pupilas de todas las muñe cas de trapo y amanecer cien mil veces en un mis mo instante pobre berta creía que el sol iba a ser siempre amarillo amarillo amarillo


Juan José Espinosa Vargas, Marzo o la traducción del aire (1984)


 

JUEVES SANTO (LA TENTACIÓN)

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foto: Entre ciriosyvolantes.com

JUEVES SANTO (LA TENTACIÓN)
la invención de la mantilla española–

Viudas de Dios mismo, esa es la cosa
de aquí a que resucite. Pueblo y párroco
dictaban la sentencia: moza, esposa,
o puta, sufragista o marimacho.

De arriba abajo había que ir de negro
con tocas, con tocados y toquillas,
caderas con su lazo y su almohadilla
y velo y largas faldas hasta el suelo.

Y una, viendo al espejo su cadena
de oro, el crucifijo en la canal,
se dijo: –Ahí quedó. Más no me visto.

Si no nos dejan ir de nazarenas,
iremos de tías buenas, no está mal,
verás qué pronto resucita el Cristo.

*