Etiqueta: oenegés

como ustedes saben: sin ánimo de lucro.

Daniel Camaleón en grande (2)

Como ustedes saben, la locución (circunstancial de modo) sin ánimo de lucro es como un conjuro anticapitalista. Señor, señora: lo mío es ‘sin ánimo de lucro’, dice el vendedor de save the children, aunque todos sepan que las ONGs son empresas subsidiarias al Estado: Cáritas, de acción social; Cruz Roja, de sanidad pública; Acnur o Unicef de la misma Onu que a la infancia destroza en origen (con sus ‘misiones de paz’, supongamos Siria), para después venirnos con el cuento de la infancia que sufre y la acogida a refugiados. Hay que haber ido muy poco al cine para no haber visto esa película.

En respuesta a un TeNDeDeRo que apostaba por un futuro de poesía sin poetas con ánimo de lucro, responde un amigo: «no creo que haya ningún poeta con ánimo de lucro. Con ansias de gloria, sí, eso sí; o, en última instancia, que me publiquen y que me lean uno o dos, por favor». Lo cual, ya me dirán si “que me publiquen” no implica ánimo de lucro, habiendo una internet gratis (esta misma, que nos une) y por la que te pueden leer al menos dos, y sin ‘por favor’. Se llama www o http, y una terminal es la pantallita que usted lleva en su bolsillo. Suficiente para leer. Pero lo que usted quiere, pillín, es que yo pase por caja o librería sin ánimo de lucro, o sea, si ver lo que me cuesta.

Como ustedes saben, ánimo es voluntad o designio de algo o para algo, y existe el ánimo aunque no se cumpla. Y lucro significa beneficio o provecho, pago en especie también, empezando por el tiempo libre que el gremio arte y cultura reclama para sí en un mundo feo donde la mayoría se embrutece con el trabajo y con la ideología periférica al trabajo. Si eso no es ánimo de lucro, que venga Marx y lo vea, Carlos o Groucho.

Otro día hablábamos del extremo a que ha llegado un autor de estos de papel, sin ánimo de lucro: Penúltimos percances, de lectura imprescindible. Y, otro día, del libro como ‘tonto el que lo lea’, pues si usted no lo compra o no accede a muestra gratuita, ¿cómo sabe si el libro le va a gustar? Tonto el que lo lea, porque ahora, que ya lo compró, qué hace usted con el dichoso libro que no le gusta; única mercancía, el libro, que burla la regla de oro del consumo: si no queda satisfecho, le devolvemos su dinero.

Por aquí, que te vi.

Queden ustedes con la Canción del que escribía (entrando por Adelfos, Manuel Machado), de uno que fue Gutenberg antes que enlace (a Ediciones eLSoBReHiLaDo):

CANCIÓN DEL QUE ESCRIBÍA. Un vago afán de derechos de autor tuve. Ya lo he perdido. Me ha costado mis siete de imprenta, gracias -he de decir- a mis amigos donde tanto funciona el amiguismo. Podéis buscarme en la Nube, soy ese libro de bolsillo expuesto a los megusta o me disgusta de gente sin escrúpulos: ya es un éxito si alguien me apunta a favoritos o a icono en mi perfil en su pantalla de inicio. Cambié mi ce de copyright con isbn por ué ué ués y hache tetepés. Como un Juan Ruiz, Daniel Lebrato ande de mano en mano a quinquier lo pidiere. También, por defenderme, cuando yo ya no esté.

[Ediciones eLSoBReHiLaDo]


 

las cosas y las personas: notas de economía afectiva.

Corre por ahí un frasazo que dice: «Las personas fueron creadas para ser amadas y las cosas fueron hechas para ser usadas. La razón por la que el mundo está en caos es porque estamos amando las cosas y usando a las personas.»

Sin entrar en ese plural pleonástico de “estamos amando” (¿Quién, usted y yo?, ¿iguales que un paria o que un Donald Trump?, ¿igual quien enciende la luz que la Géneral Electric?), la mayoría de personas nacen, nacimos, por actos de difícil explicación amorosa. La confusión amor sexualidad, el descontrol de la natalidad (precauciones cero o preservativos rotos) junto a la transmisión del ego o del patrimonio ligada al apellido, prácticamente excluyen toda preñez consciente como acto absoluto de creación amorosa. Que, una vez nacidas, a las criaturas se las quiera y se les coja cariño, no convalida la premisa de que “fueron creadas para ser amadas”.

En cambio, es verdad que “las cosas fueron hechas para ser usadas” y –salvo las mediatizadas por el fanatismo o la superstición (desde las pirámides de Egipto)– responden a valores de uso que está bien se consideren en lo que valen y les confiere su valor de cambio, vamos a suponer: su precio justo. Otra historia es que todo necio confunda, como decía don Antonio, valor y precio, o que el amo y el mercado se apropien y distorsionen el sudor de la gente.

Lo que no existe es el *valor de amor que religión y oenegés quieren ponernos en el telediario de nuestras vidas y en sus cuentas corrientes. Lo cantaba Atahualpa: Las penas y las vaquitas se van por la misma senda. Las penas son de nosotros. Las vaquitas son ajenas.


causas humanitarias.

CAUSAS HUMANITARIAS

Desde el Banco de alimentos a Ningún niño sin juguete,
a Save the Children, Médicos sin Fronteras, Cruz Roja
y hasta Amnistía Internacional contra los niños soldados,
las armas químicas o las minas antipersona,
desconfiad de quienes abordan por partes, parciales,
las grandes asignaturas pendientes de este mundo
porque al final apuntalan y hacen suyo
el actual reparto de la riqueza y de la miseria,
la confusión, la guerra, el hambre y el dolor,
un mundo injusto comme il faut.

*

resumen del pensamiento occidental.

mendiga

El Pensamiento Democrático o primermundista occidental (sigla PD) es un sistema, y como tal, jerárquico, cerrado y organizado. Su base es la Historia. El PD hace indiscutible lo que primero habría que discutir: esa sucesión de los horrores que es el pasado de la humanidad. La persona cree que vive en el mejor de los mundos y que la democracia es lo menos malo que se conoce o lo menos malo de lo posible: lo cual pone límites al conocimiento y, sobre todo, a la utopía. Sin darse cuenta, la persona se ha vuelto conservadora: ya es un rol, un papel, y el personaje no quiere bajarse del escenario. No quiere ver las grandes mistificaciones que son democracia, cultura, civilización, Grecia o Roma o, más cercanas a nosotros, las revoluciones burguesas a partir de la Francesa o el reparto de buenos y malos durante y después de dos Guerras Mundiales y su secuela: la creación del Estado de Israel y las Naciones Unidas bajo el Imperio Capitalista que hoy sustituye al Imperio Romano, rol de la libertad o del liberalismo que en Europa adopta la fórmula correctiva del Estado del Bienestar: rol del buenismo cara a la acción social.

Ocurre que el Tercer Mundo ve a través del ojo electrónico cómo vive el Primero y llama a las puertas del Imperio: –Oiga, demócrata, que sabemos cuál es la fuente de su riqueza (materias primas y mano de obra que eran nuestras) y cuál es el secreto de su bienestar: que sigamos siendo siervos esclavos o súbditos; todo, menos iguales que ustedes. Lo primermundista se saca entonces de la manga conceptos como solidaridad, cooperación, mucha oenegé para paliar esto o aquello; pongamos Siria, inmigración, presiones en el Mediterráneo; y mucho reconocer la otra parte de la barbarie (pongamos el Islam) como también cultura y parte de la Historia, que hay que igualar para que sea cierto el pluriculturalismo de que tanto les gusta hablar. Todo, menos la revolución que sería volver la Historia del revés; todo, menos cuestionar el colonialismo que ha sido y es base de la desigualdad. Usted, privilegiada o privilegiado a este lado de la metrópolis, que me invita a sumarme a su campaña o a su oenegé de colonias sin fronteras, no se ha enterado de nada o, lo que es peor, me hace esas llamadas para usted seguir conservando su estatus. No saldrán jamás de la estrategia del Gatopardo.

objeción de conciencia

◊◊

El otro día, hablando en un programa de radio sobre el plan bici y lo que ha dado de sí en la ciudad de Sevilla, propuse que seamos nosotros, ciclistas, quienes vaciemos de bicicletas aceras e itinerarios peatonales compartidos, y se los devolvamos a las personas andando, al Ayuntamiento, a Sevilla.

Y pienso ahora que la implicación de oenegés, asociaciones y grupos de opinión con el estado de cosas y con el Estado del Bienestar, hace que al final esas entidades, que supuestamente luchan por nosotros o nuestros intereses, son ya el Estado y que lo mismo que en la vieja objeción el individuo se plantaba contra el servicio militar obligatorio asociado a la patria, así tendríamos que extender la objeción a todo lo asociado a conceptos como democracia, solidaridad, defensa de supuestos valores, que en realidad son valores precocinados. Y hacernos objetores de conciencia de todo lo que transmite, sostiene o apoya esa visión del mundo que es Occidente, lo que incluye objetar no solo del Estado y de la clase política, sino de toda institución, oenegé o grupo que se haya hecho cómplice y parte del mismo: por ejemplo, el plan bici que me tienen prometido. No lo quiero. Yo, ciclista por la calzada, doy mi parte en el presupuesto para causas que más lo necesiten. Sé que a esta hora un padre duda si coger la bici con su hijo entre el tráfico general y sé que un niño sufre en Alepo, otro se ahoga en el Estrecho y niñas son violadas sistemáticamente. Pónganme al habla con el padre y con sus padres y madres y, estos, con el clérigo que los guía, con el dios al que rezan o con el presidente de la metrópoli que dejó su país hecho una mierda; su ciudad, un paraíso para los coches. Pero de causas parciales supuestamente humanitarias que utilizan menores como escudos humanos, déjenme en paz, que no me quiero salvar. [Letra y canción de Víctor Manuel]

♦♦

Siria Canción del Pirata

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*

SIRIA CANCIÓN DEL PIRATA[1]

.

Con diez misiones por banda,

viento en Otan, Sexta Flota,

no va a matar, va a dar notas

de libertad un marine.[2]

Misión de paz que la llaman,

por su bravura, los sirios,

en todos partes exilio

o emigración fuera así.

.

–Emigra, siriaco mío,[3]

sin temor,

que ni un misil ni un navío

ni un dron te aplaste el turbante;[4]

huyámonos cuanto antes[5]

a un mundo nuevo y mejor.

.

–Si me tapo

con mi velo,

sin mi pelo

ya me vi

cuando al hombre

de las barbas

que se encarga

dije sí.

.

Que es la Onu mi tesoro,

que es Acnur mi libertad;

mi Dios, mi niño y mi esposo,

mi única patria, el Islam.

.

La luna en el mar. Pateras.

En la zona soplan vientos

de oenegés y movimientos

solidarios, gente afín.

Y va un capitán pirata

pensando alegre en la popa,

Asia a un lado, al otro Europa:

–¿De ésta? ¡Menudo botín!

.

A la voz de ¿cuántos vienen?,

¿cuántos van?,

en Bruselas se previenen

y hay quien vota xenofobia

y hay quien ve mano, que es obvia‑

mente de obra en alemán.

.

–Hemos dado

veinte saltos

de fronteras

por la UÉ,

y aquí estamos,

de este lado,

¿sin papeles?,

bueno, ¿y qué?

.

–Que es la Onu mi tesoro,

que es Acnur mi libertad;

mi Dios, mi niño y mi esposo,

mi única patria, el Islam.

.



[1] Hay Canción del ciclata contra los fanáticos del carril‑bici.

[2] Benedetti: Oh marine, oh boy, en Ser y estar.

[3] siriaco, siríaco. Variedad del arameo que se habló en Siria.

[4] Sílaba fuerte [ ¡plas! ], onomatopeya.

[5] huir es intransitivo; huyámonos será por caracterizar el español de inmigrantes que lo hablan a su manera.

*

Los de arriba y los de abajo

ANIMATION Carril Caballo

LOS DE ARRIBA Y LOS DE ABAJO
O en qué se parecen negros, tapadas, prostitutas, mariquitas y bicicletas–

Los de arriba y los de abajo, artículo de Paco Huelva, es (antes que Borges, Mariano Azuela y su novela Los de abajo, 1916, y antes que fábula en eLTeNDeDeRo) una categorización poética de Bertolt Brecht (1898‑1956): Para los de arriba hablar de comida es bajo, y se comprende porque ya han comido. Cuando los de arriba hablan de paz, los de abajo debemos prepararnos tiempos de guerra. (Trianarts y Google Sites).

Siendo los de abajo quienes viven perjudicados por un sistema (hombres y mujeres que vivirían mejor si el sistema cambiara) y siendo los de arriba quienes viven bien o magníficamente, los conflictos se han expresado a través de partidos o sindicatos de clase, luchas que se cruzaron con las tensiones y disputas de unos Estados con otros, guerras como las Mundiales con sus rebotes, las Revoluciones Rusa y China, efectos secundarios de conflictos vividos por la tropa ‑la que pasaba hambre y moría en las trincheras‑ como guerras patrióticas nacionales. Después de la Segunda Guerra Mundial y, visto que con la bomba atómica el negocio de la venta de armas se podía venir abajo, fue la época de guerras de inteligencia, estados de ánimo dirigidos por servicios secretos que han demostrado ser bien poco inteligentes: qué mala era Soviética, qué buena la Guerra Fría y qué catarsis la caída del Muro de Berlín. Los adivinos no adivinaron Al Qaeda, Torres Gemelas, Irak, Afganistán.

Las luchas de clase (batallas parciales dentro de un proceso natural que es la lucha de clases, en singular) se movían por un motivo sindical concreto, fueron pulsos, pugnas sectoriales por una reivindicación determinada: menos jornada, mayor salario o defensa del puesto de trabajo, lo que vimos en películas como Full Monty (1997) o Billy Elliot (2000). Ocurrió que a base de algunos logros sectoriales, los de abajo dejaron de sentirse los de abajo (proletariado o clase obrera). Ejemplo son los sindicatos de controladores, pilotos o conductores de trenes, asociaciones de élite cuya fuerza es la insolidaridad y el chantaje para paralizar un país. Succionados los sindicatos por la socialdemocracia (en España, Comisiones Obreras; por parte del Psoe a través de la Ugt), se vaciaron los partidos y se llenaron las oenegés y fue la hora de las causas humanitarias más o menos ‘perdidas’. Y dijo una: yo apostaba por el feminismo, y otro, por la ecología, el animalismo, la homosexualidad, los refugiados o las bicicletas. Parafraseando a Bertolt Brecht, cuando los de abajo piensan cada uno en lo suyo (contra los coches, contra las corridas de toros o contra el cambio climático), los de arriba piensan en todo y se frotan las manos (ITTP).

Viene esto a cuento de la reivindicación del Carril bici, ¡ya!, que no podía traer nada bueno. Porque antes de pensar o reivindicar el carril, había que pensar la ciudad y la ciudad dentro de un sistema (el Estado del Bienestar con sus etcéteras, como la crisis) que no se cuestionaba. Y lo que fue la bici, un vehículo en vías de redefinición (marginado, no, habiendo Tour, mountains bikes y bicicletas para el verano), pasó a orgullo‑bici, orgullo comparable al black power o al orgullo gay: lo negro se retitula afroamericano, lo homosexual se confunde con tacones y uñas pintadas y el feminismo, con tapadas islámicas o sindicación de las putas. Lo que en su siglo se criticó como la degradante y degradada mujer objeto (vista por ojos críticos con el sistema capitalista) se mira hoy por un caleidoscopio de múltiples imágenes de cuerpos objeto, ya sin crítica al capitalismo. Y lo que fue la prevalencia de automovilistas depredadores de la ciudad ha pasado a ser lo mismo pero en usuarios y asociaciones ciclistas que, en nombre de la visibilidad, han hecho de las modestas bicicletas de los de abajo vehículos objeto (su fetichismo: esa gente que no aparca jamás su bici y como mascota la lleva donde quiera que vaya dando el coñazo en todas partes) con los mismos defectos de arrogancia, prepotencia y ánimo de exclusividad que conductores de coches. Lo malo es que carril‑carril se construyó bien poco, y el carril de las pegatinas quedó en aceras bici o itinerarios recomendados. Les pasa por mirar el espejismo de Ámsterdam o Berlín sin pensar lo que de verdad se merecían las personas y necesitaban las ciudades, el mundo. Dios les conserve la vista. Los de arriba se frotan las manos.

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PREJUICIOS

Justicia o Caridad

PREJUICIOS

A propósito del artículo Compro, no compro (28‑11‑2015) escribe mi amigo: Que condenaras que menores de edad pidieran en la puerta de un híper para el Banco de Alimentos sin permiso de los padres, cuando nunca habías condenado que, también sin conocimiento de los padres, las menores pudieran abortar, me pareció una contradicción dictada por un prejuicio ideológico. Sobre el mismo tema no contestaste a mi comentario sobre la vuelta a la tortilla que las grandes superficies (y los propios bancos de alimento también) habían dado a la idea primitiva de aprovechar excedentes o productos con presentación defectuosa, convirtiendo la idea en que, no las tiendas, sino los clientes, entregaran los alimentos a los bancos, haciendo más negocio para las grandes superficies. [Nota de eLTeNDeDeRo. La respuesta se intentó en Justicia o caridad, artículo publicado dos días después.]

Leído lo cual, si por prejuicio entiendo juicio previo, y no opinión previa desfavorable acerca de algo que se conoce mal, qué sería de nosotros sin juicios que se anticipen a lo que la vida nos va poniendo por delante. Estaríamos continuamente naciendo a los conceptos, tomando lo viejo por nuevo y lo conocido, por desconocido. Como nuestro juicio intuitivo puede inducirnos a error, a tomar senda por carrera, como diría el Arcipreste, lo mejor es no mezclar en el debate elementos de segundo o de tercer orden (casos humanos de colegiales o maternidades no deseadas) y que batallen, no los peones, sino los reyes del tablero o de la baraja, pues ¿quién, en su sano juicio, defiende abortar por gusto, maltratar a un niño o enajenarse de las tragedias que salpican el mundo? Que hablen los reyes. Un rey es el capitalismo y dos prejuicios creer o no en él. Otro rey es el cambio social y dos prejuicios justicia o caridad, remedio o enfermedad, reforma o revolución. Solidaridad, infancia, aborto son conceptos de una sociedad y no la hemos inventado ni mi amigo ni yo.


LA CONCIENICA

Naturaleza muerta, de Pepe Ortega
Artefoto: Pepe Ortega

LA CONCIENICA
–receta–

Se cuece una analítica de las de pedir a las puertas del bienestar y de la cultura, no molestar a los ricos. Y que quienes vengan vengan con una lengua, una religión y una declaración de derechos bien aprendidas. Con su cartel en inglés y con sus mujeres bien tapadas, se bate una oenegé. Y se sirve con guarnición de lo que sufre su infancia.


 

fábula de los de arriba, los de abajo y los que están en medio

Refugiados 20 03

SILOGISMO

fábula de los de arriba, los de abajo y los que están en medio


 

PREMISAS

1º) Los de arriba hacen sufrir a los de abajo
(supongamos a los refugiados sirios).

2º) Los de abajo no se rebelan contra los de arriba
(antes, al contrario, quieren ser como los de arriba).


 

POR TANTO

3º) Quien ayuda a los de abajo ayuda a los de arriba.

¿Solidaridad, preocupación, pretexto humanitario?
¡No, gracias!


La piedad es la justicia de la impotencia.


 

REFUGIADOS

Refugiados (AI)
Foto: Amnistía Internacional

REFUGIADOS
–mito, verdad y análisis de clase–

Éramos chicos. Leíamos la biografía de los exiliados de la Guerra de España y nos quedábamos con la duda de por qué unos del bando republicano se quedaron y acabaron fusilados y otros cogieron el avión o el barco y pudieron librarse.

Veíamos películas de nazis o de campos de concentración y la pregunta era la misma. Unas familias judías se salvaron y, otras, no. Después de La lista de Schindler, vimos Titanic. Barco, uno, pero clases, tantas como para que de tu clase dependiera tu vida.

Ahora el tema es refugiados. En refugiados se juntan y confunden refugiados políticos e inmigrantes económicos. Son inmigrantes económicos quienes dejan su país por conveniencia personal y como resultado de una decisión, vamos a suponer, tomada libremente. Se dividen en ricos y pobres, documentados e indocumentados, con o sin expectativa o contrato de trabajo o de futuro en el país destino.

Lo cual, que ¿refugiados? Si dices sí a la acogida, ¿a qué dices que sí?, ¿con qué te muestras solidario? Si dices no, te pueden acusar de xenófobo. Propongo que ni una cosa ni otra. Este es un drama que nosotros no hemos escrito y habría que devolverlo a sus autores. Inténtelo leyendo la Guía para disfrutar del telediario.

Refugiados (AI)

Inténtelo leyendo la Guía para disfrutar del telediario.


Guía para disfrutar del TELEDIARIO

# Bolsa de basura
artículo calificado basura
bolsas-de-basura
antes de leer, coja su bolsa en caso de vómito

 

GUÍA PARA DISFRUTAR DEL TELEDIARIO
–el imperio y los bárbaros

Me encanta el espectáculo. Soy de quienes piensan que Occidente es basura y obsceno, el capitalismo. Sé que la resistencia interior al sistema no existe o está impostada por hipócritas partidos que se llaman de izquierdas y oenegés que administran nuestra mala conciencia. Ahora quieren que nos conduelan pateras y alambradas, sirios y refugiados y, sobre todo, su infancia, pobrecita. Y vienen reclamando una política de acogida con cargo a un bienestar cuyo Estado tampoco existe o a gente asediada por el paro y la miseria; nunca con cargo a las pudientes clases de una Europa privilegiada. Me divierte oírles, cómo claman contra el acuerdo que han suscrito sus gobernantes con Turquía. No es nueva la lucha por la vida. Lo nuevo ‑y lo maravilloso para que este mundo se hunda y amanezca otro distinto‑ es lo cerca que está pasando. Tenían razón quienes compararon el Mediterráneo con el moderno limes y tiene razón quien vio en la inmigración la penúltima invasión de los bárbaros. No sufráis por niños muertos ni firméis ni recojáis firmas por medidas de acogida. No vayáis a manifestaciones de repulsa. Coged el sueño y esperad. Con suerte, pasarán los bárbaros la frontera y aún veremos desfilar al cadáver del Imperio por la puerta de nuestro telediario.

música para escuchar:
Erasmo de Rotterdam contra la guerra, por Pavana La Batagglia, con Sílvia Bel
dirigida por Jordi Savall Recitado XXIII (15)


 


cálculo de la solidaridad

CÁLCULO DE LA SOLIDARIDAD
La cigarra y la hormiga o El pollo de Pitigrilli (2)

Quien lamenta y recrimina las muertes infantiles en playas fronteras a Europa y anima o colabora en oenegés y recogida de firmas por internet, responda sinceramente a estas PREGUNTAS.

1º) ¿A cuántos niños estaría dispuesto a recoger y a mantener a su cargo?

2º) La recogida, ¿sería con madre, padre y resto de hermanos del niño recogido o solo recogería niños huérfanos?

3º) Si es con cargo al Estado (al Presupuesto, a Hacienda, y Hacienda somos todos), ¿tiene usted un plan de financiación, y en todo caso, ese plan quién lo pagaría, qué impuesto o qué clase de impuestos y sobre qué actividades económicas?

EL BIENESTAR, ¿QUIÉN LO PAGA?

¿Usted, yo, los otros? Porque esto es crónico: pedir y pedir derechos como si estuvieran ya financiados o como si nadie los tuviera que pagar. Guardería, colegio, sanidad, transporte, vivienda, cultura, espectáculos, todo lo metemos ahí, pongamos también la ayuda a los refugiados, y que el Estado nos las dé todas. Y eso, sin molestar al Estado del Bienestar, donde bienestar incluye democracia, primer mundo, Occidente, la muletilla de que vivimos en un país libre, etecé, etecé, es decir, sin molestar la estructura de clases ni el sistema económico.

Se pide que pague más (impuestos) quien más tiene, lo que llevado a fábula significaría que las cigarras vivan a costa de las hormigas o yo, el pobre, gracias a un Estado que se lo quita al rico y me lo da a mí. Pero la fiscalidad puede ser más progresiva; nunca, cien por cien progresiva y, aunque lo fuera, no serviría de mucho mientras no haya una fiscalidad igual para todos los países y naciones del mundo.

El Presupuesto del Estado sale de los tributos y los tributos se clasifican en impuestos, tasas y contribuciones especiales. [Sálteselo si ya se lo sabe. Los impuestos se fundamentan en la capacidad económica de los ciudadanos (IRPF, IVA). Las tasas son consecuencia de una actuación administrativa (tasas por recogida de basuras, expedición del dni). Las contribuciones especiales se pagan cuando una actuación pública produce un beneficio privado (el valor de una finca a consecuencia de una obra pública).]

Del 1 al 9 tenemos:

  1. IVA (Impuesto sobre el valor añadido).
  2. IRPF (Impuesto sobre la renta de las personas físicas).
  3. Impuestos especiales: bebidas alcohólicas, hidrocarburos, tabaco, matriculación de vehículos.
  4. Impuesto sobre el patrimonio.
  5. Impuesto sobre sociedades.
  6. Impuesto sobre sucesiones y donaciones: herencias.
  7. Impuesto sobre transmisiones patrimoniales y actos jurídicos documentados.
  8. Tasas
  9. Contribuciones especiales.

Antes de lamentarse por niños sirios muertos, marque del 1 al 9 de dónde sacaría usted el maldito dinero que vale poner en práctica la solidaridad con los refugiados. Hágase caso y no sea hipócrita (o siriócrita): en el fondo usted quiere que la solidaridad la paguen otros y también es cierto que niño muerto más o menos usted sigue cogiendo el sueño, y hasta roncado, todas las noches.

Ética de la infancia, 10 02 2016

ÉTICA DE LA INFANCIA

ICONOGRAFÍA DE LA INFANCIA

1) La protección de la infancia de una ética superior, por encima de la voluntad de los padres. (Y ahí están las familias que quieren hacerles a sus hijas la ablación.) 2) Cuando hablamos de infancia hablamos de dos infancias: la de colegios públicos y la de colegios privados o concertados. 3) La Iglesia empieza por un niño (que nació en Belén) y tiene un imaginario poblado de angelitos, catequesis, monaguillos, institución que deja a los menores peligrosamente en manos de los mayores y del varón que los curas y monitores llevan dentro. Correspondería a la Iglesia hacer su autocrítica y ser la propia Iglesia la que estableciera una edad de ingreso o una mayoría de edad religiosa, supongamos los 16 años. 4) Como es improbable que la Iglesia cambie su plan de bautizos y comuniones, Ley del menor para los menores y Ley de asociaciones para el registro de las religiones. Algunos casos de

INFANCIA FELIZ

MANTILLAS Y COSTALEROS. En vísperas de Semana Santa, colegios y guarderías disfrazan y sacan a la calle, disfrazadas, las criaturas. 1) Semana Santa no es carnaval. Una y otra tienen un señorío distinto y un kitsch diferente. 2) Si de algo los disfrazamos, que sea un disfraz ajustado a su edad y el único disfraz sería vestir a niños y niñas de monaguillo. (Único papel que las cofradías guardan para los peques.) 3) La mantilla está llena de malicia. (Por eso algún reverendo quiere poner límites a escotes y canales de picardía.) 4) La faja y el costal es ropa interior y está llamada al secreto bajo los pasos. (Que el orgullo costalero exhiba el costal, no borra que no es prenda de lucimiento sino de esfuerzo callado.)

INFANCIA DESGRACIADA

REFUGIADOS. Quien lamenta y recrimina las muertes infantiles en playas fronteras a Europa y anima o colabora en oenegés y recogida de firmas por internet, ¿tiene un plan de financiación para costear la acogida?, y, en todo caso, ese plan, ¿quién lo pagaría?

NIÑOS SOLDADO. Ningún niño, soldado. ¿Y adultos, sí? Nadie merece morir ni sufrir pero entre un niño soldado y su padre soldado, el padre soldado es que el que hay que evitar, pues es evidente que, si no hubiera armas, guerras y adultos armados, tampoco habría niños soldado.

Cálculo de la solidaridad, 10 02 2016

hipóSiria de la hipocriSiria

HIPÓSIRIA

hipósiria (antiguo hipócrita). Dícese de occidental que lamenta y recrimina a otros la muerte de niños en las playas fronteras a Europa. Frecuente en oenegés y recogida de firmas por internet. PRUEBA: la prueba de la hipocrisiria consiste en responder sinceramente a estas tres preguntas. PREGUNTAS: si el Estado somos todos, usted, que es el Estado, 1º) ¿a cuántos niños o niñas recogería? 2º) ¿los recogería con o sin su madre y su padre o solo recogería huérfanos? 3º) ¿el plan de recogida incluye a sus hermanos y darles carrera a todos?

LOS OFICIOS DEL NO

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LOS OFICIOS DEL NO

Los llamamos oficios del NO. Los llamamos oficios aunque ignoramos qué nombre les pondrían sus protagonistas. Son esas actividades callejeras que reclaman nuestra moneda. Y van desde la mendicidad de tiempos medievales hasta la bohemia bien vestida en música de cámara y a la última. Incluye deformes que te enseñan su muñón o su enanismo. Son los involuntarios voluntarios de Cruz Roja, Acnur o Médicos sin Fronteras. Caballero, ¿me puede atender? Para una encuesta. Son los mimos estáticos que se activan al oído de la moneda. Pueden venderte el boleto o la lotería. Eran las putas del barrio chino. Guapo, ¿echamos un ratito? Son niños y niñas de uniforme de colegio de pago con su hucha contra el cáncer. Son los negritos que te venden gafas de sol y relojes en la plaza. Es el camarón que se arranca por bulerías o era el gorrilla que te pidió por ese sitio donde aparcaste el coche. Es el mariachi, el acordeonista o el flamenquito con su guitarra. Son la performance a puerta fría de la ciudad. Nos pidan o no nos pidan, como transeúntes sabemos que dependen de nosotros, que podemos mirar para otro lado, acelerar el paso, cambiar de acera, pero no podemos. Son los oficios del NO, aunque alguien a veces les responda que sí. Supongamos que algún día nuestra sociedad tendrá una Ley de Trabajo Digno y dejará esos lemas consoladores de que a ellos les gusta o de que ellas lo quieren, lemas venidos de un Bienestar que estos oficios no han conocido jamás. Mujeres y hombres que pasan el bochorno de necesitarnos, y nosotros, como el césar, que pasamos el bochorno de darles, que nos hace cómplices, o de no darles, que nos hace soberbios. Algunos idiotas dirán que no llevan cambio. Desde las tías buenas del Barrio Rojo de Ámsterdam hasta los marca paquetes del Central Park, esos son los oficios que no querríamos para nuestras hijas ni para nuestros hijos. Son los oficios del NO.

Daniel Lebrato, Ni cultos ni demócratas. 16 del 5 de 2015