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A LOS HOMBRES FUTUROS, Bertolt Brecht (1898-1956)

1 Verdaderamente, vivo en tiempos sombríos.Es insensata la palabra ingenua. Una frente lisarevela insensibilidad. El que ríees que no ha oído aún la noticia terrible,aún no le ha llegado. ¡Qué tiempos estos en quehablar sobre árboles es casi un crimenporque supone callar sobre tantas alevosías!Ese … Continúa leyendo A LOS HOMBRES FUTUROS, Bertolt Brecht (1898-1956)

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rima rimando.

factura 24 con 50

Es muy común la confusión entre lírica, poesía y verso. Por si hay menores escuchando, lírica significa primera persona o eso que no es ni épica ni dramática, ni narración ni teatro. poesía es también belleza y, su contrario, sería lo prosaico. prosa es una de las dos maneras de fluir el discurso: o a lo que salga (prosa) o por sílabas contadas: verso. Anoche, la noche del 27, pude vivir por juntas lírica, poesía y verso. Fue al lado de un chiringuito de playa, diez y media de la noche. Mi amigo Rafael Gálvez, buen conocedor del cielo y las estrellas, y mi amiga Alicia Domínguez Albarrán, sirena entre las sirenas de Sanlúcar, me habían invitado a la noche del planeta [2.430.000 usos en Google].

Rafael Gálvez, averiguador seguro
Rafael Gálvez, averiguador seguro.

Peliculero que es uno, allí que estuve. Rafael Gálvez llevaba sus buenos prismáticos. Fallo: yo me los había dejado en casa. Alicia era, sin ayudas binoculares, con mucho, la primera en ver aparecer cada estrella. Ahí está el Carro. Cerca debe pasar el cometa. Fallo: ¿planeta o cometa? ¡Cualquiera preguntaba nada! Yo, gracias a mi bastón de caña, ideal para las paradas, levantaba mis ojos y mis gafas de miope al firmamento doblemente estrellado, porque la visión no aparecía. A todo esto, el sitio de avistamiento estaba al margen del alumbrado nocturno y urbano, al final de una de esas rampas de madera que dan acceso a la playa. (rampa, francés rampe, remoto ramper ‘trepar’ : 1. Plano inclinado dispuesto para subir y bajar por él. 2. Terreno en pendiente. Ni 1 ni 2 corresponden exactamente a lo que es rampa de playa.) Quiero decir que entre estar en el chiringuito mirando algún langostino o manzanilla en rama, y estar sobre la playa, a su oscuro natural, ustedes mismos.

Alicia Domínguez Albarrán acuareleando siempre
Alicia Domínguez Albarrán, acuareleando siempre.

La media hora pasada, las pupilas las teníamos que nada se nos escapaba. Lo que sí avistaron mis ojos sin luna: las tetas de una muchacha en tetas que todavía a esa hora se bañaba con la marea alta y con su chico. La rima en -eta estaba servida. El resto de versos, ya en el chiringuito y con comanda por delante, lo trajo la conversa.

Yo, a Rafael: ¿Cómo te va lo que lees?

Rafael, a mí: ¿Cómo te va lo que escribes?

Rafael Gálvez iba por un tratado entre aztecas y castellanos, quién hubiera descubierto a quien.

2015.08.18. Daniel Lebrato por Alicia Domínguez Albarrán acuarela 18 08 2015
Daniel Lebrato, acuarela Alicia Domínguez Albarrán.

Daniel Lebrato iba proponiendo impresiones y paisajes, por ejemplo, un ocaso, o las coplas que me salieran una noche de verano que incluyó al final el susto por un cachorrillo de perro de esos de raza gigante a los que dígale usted ‘cachorrillo’ y escúchele usted a su dueña que “solo estaba jugando”, cagoenlá.

LA NOCHE DEL PLANETA
no llegó ni a pacotilla,
haciendo, en cambio, ruleta
con el perro de Sevilla.
Menos mal que los aztecas
no cruzaron las Antillas:
nos faltaba, a lo que vamos,
ser, encima, mexicanos.

NOSOTROS, TRAS EL PLANETA,
prismáticos mirando al cielo,
y aquella niña, en sus tetas,
y aquel perrazo en el suelo.
Estuvo buena la cena:
Gambas fritas con adobo,
manzanilla hincando el codo:
24 con 50.
Gálvez, pagando: ¡Es mi cuenta!



SIGUE LA POLÉMICA EN LA COLA DEL COMETA


como ustedes saben: sin ánimo de lucro.

Daniel Camaleón en grande (2)

Como ustedes saben, la locución (circunstancial de modo) sin ánimo de lucro es como un conjuro anticapitalista. Señor, señora: lo mío es ‘sin ánimo de lucro’, dice el vendedor de save the children, aunque todos sepan que las ONGs son empresas subsidiarias al Estado: Cáritas, de acción social; Cruz Roja, de sanidad pública; Acnur o Unicef de la misma Onu que a la infancia destroza en origen (con sus ‘misiones de paz’, supongamos Siria), para después venirnos con el cuento de la infancia que sufre y la acogida a refugiados. Hay que haber ido muy poco al cine para no haber visto esa película.

En respuesta a un TeNDeDeRo que apostaba por un futuro de poesía sin poetas con ánimo de lucro, responde un amigo: «no creo que haya ningún poeta con ánimo de lucro. Con ansias de gloria, sí, eso sí; o, en última instancia, que me publiquen y que me lean uno o dos, por favor». Lo cual, ya me dirán si “que me publiquen” no implica ánimo de lucro, habiendo una internet gratis (esta misma, que nos une) y por la que te pueden leer al menos dos, y sin ‘por favor’. Se llama www o http, y una terminal es la pantallita que usted lleva en su bolsillo. Suficiente para leer. Pero lo que usted quiere, pillín, es que yo pase por caja o librería sin ánimo de lucro, o sea, si ver lo que me cuesta.

Como ustedes saben, ánimo es voluntad o designio de algo o para algo, y existe el ánimo aunque no se cumpla. Y lucro significa beneficio o provecho, pago en especie también, empezando por el tiempo libre que el gremio arte y cultura reclama para sí en un mundo feo donde la mayoría se embrutece con el trabajo y con la ideología periférica al trabajo. Si eso no es ánimo de lucro, que venga Marx y lo vea, Carlos o Groucho.

Otro día hablábamos del extremo a que ha llegado un autor de estos de papel, sin ánimo de lucro: Penúltimos percances, de lectura imprescindible. Y, otro día, del libro como ‘tonto el que lo lea’, pues si usted no lo compra o no accede a muestra gratuita, ¿cómo sabe si el libro le va a gustar? Tonto el que lo lea, porque ahora, que ya lo compró, qué hace usted con el dichoso libro que no le gusta; única mercancía, el libro, que burla la regla de oro del consumo: si no queda satisfecho, le devolvemos su dinero.

Por aquí, que te vi.

Queden ustedes con la Canción del que escribía (entrando por Adelfos, Manuel Machado), de uno que fue Gutenberg antes que enlace (a Ediciones eLSoBReHiLaDo):

CANCIÓN DEL QUE ESCRIBÍA. Un vago afán de derechos de autor tuve. Ya lo he perdido. Me ha costado mis siete de imprenta, gracias -he de decir- a mis amigos donde tanto funciona el amiguismo. Podéis buscarme en la Nube, soy ese libro de bolsillo expuesto a los megusta o me disgusta de gente sin escrúpulos: ya es un éxito si alguien me apunta a favoritos o a icono en mi perfil en su pantalla de inicio. Cambié mi ce de copyright con isbn por ué ué ués y hache tetepés. Como un Juan Ruiz, Daniel Lebrato ande de mano en mano a quinquier lo pidiere. También, por defenderme, cuando yo ya no esté.

[Ediciones eLSoBReHiLaDo]


 

la palabra más tuya.

logo-El Cultural

El pasado 20 de marzo, Día Mundial de la Poesía, Álvaro Valverde y Abelardo Linares revisaron en El Cultural (El Mundo) el actual estado de la poesía.

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El poeta y crítico Álvaro Valverde (Plasencia, 1959) no dice especialmente nada. Su artículo, Una minoría inconmensurable, parece reflexión de un podemos o de un sesentón que se quita años: «La lírica patria goza de buena salud. Óptima, si tenemos en cuenta, además de la cantidad, la calidad. No proceden de las colecciones que han impulsado parapoesía o poesía pop tardoadolescente. Si nos refiriéramos a ese fenómeno juvenil, las cifras nos nublarían el entendimiento [Las apariciones en Google de parapoesía (3.280) + poesía pop tardoadolescente (301), no dan para tanto: 3.581 resultados]. Que en este país se lee cada vez más y mejor lo reflejan las encuestas. La poesía resiste. Su necesidad soporta la prueba de los siglos. Un adolescente toma ahora un papel y escribe. La verdadera poesía exige del lector paciencia, lentitud, concentración, silencio y alguna cosa más que casa mal con esta época de la prisa y la insustancialidad y de las redes sociales e internet; esto es, del postureo. Los libros que llegan, estilizados y portátiles, hermosos y muy cuidados casi siempre, proceden de editoriales veteranas, dignas de elogio, y de otras nuevas y hasta incipientes, que merecen la atención y el respeto debidos. Baso mi optimismo en la excelencia, que no cesa, y en otros detalles. Por ejemplo, la presencia incuestionable de la mujer en el proceso, tanto de la escritura como de la lectura y aun de la edición y la crítica, no sólo en bibliotecas, también en librerías.»

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Mucha más enjundia aporta Abelardo Linares (Sevilla, 1952), poeta, librero y editor de Renacimiento, en su artículo El éxito hoy tiene un éxito excesivo.

«Cuando, hacia 1978, empecé a editar Calle del Aire con mi amigo Fernando Ortiz, el primer libro de un poeta joven no vendía menos de 300 ejemplares y a menudo más de 500. Gracias a eso pude seguir editando casi exclusivamente poesía durante mucho tiempo. Hoy mismo es complicado el que un buen libro de un poeta con cierta obra y reconocimiento llegue a los 200, incluso a los 100 ejemplares. 56, exactamente, han sido las ventas, en los dos últimos años, tras descontar devoluciones, de un libro de un poeta relativamente conocido que además recibió una decena de críticas muy favorables.

»El sistema literario ha ido mutando en el último medio siglo y ahora nos encontramos con tres circuitos que, aunque a veces se relacionan, resultan bastante autosuficientes: el estrictamente literario, el comercial, al servicio de Random House y de Planeta, y el aún nebuloso de las redes. En este contexto, hablar de prestigio, nuevos lectores, renacido interés o nuevo esplendor en relación con la poesía, me parece un supuesto en el que hay demasiado que suponer y no siempre para bien. Me atreveré a opinar que mientras que en cuestiones de cocina todos sabemos que si nos comemos una hamburguesa en un carrito no estamos en un restaurante con estrellas michelín, muchos de los lectores del poeta xxx se sienten convencidos de estar leyendo gran literatura.

»Ahora, que la adolescencia bien puede durar hasta pasados los cuarenta, hay docenas de miles de adolescentes que escriben y leen poesía más o menos sentimental, pero no porque sean o vayan a ser un Rimbaud o un Neruda, sino porque son adolescentes; de la misma manera que todos los niños de cinco años pintan en colores, no porque vayan a ser un Picasso o un Van Gogh, sino porque son niños. Como, además, el prospecto que acompaña la dormidina o el redoxon me parece mucho más poético y entretenido que la inmensa mayor parte de los versos de juglares, tuiteros, blogueros y cantautores de todos los sexos que pueblan las redes, mi credulidad en la bondad e interés literarios de la nueva poesía que llena internet y los teatros es muy limitada. Habrá muchísima gente que la siga, pero, en mi opinión, el éxito hoy en día tiene un éxito excesivo.»


la opinión de eLTeNDeDeRo:

En términos estamentales (de sociedad organizada sobre la división en oratores, bellatores y laboratores), la poesía (y la literatura como parte de la cultura y del arte en general) es privilegio de oratores que consienten que haya bellatores y laboratores. La antítesis entre oratores y laboratores, ahí está, en flagrante contradicción como escandaloso estupro que a la poesía debiera ruborizar.

En base a eso, y previo a todo debate sobre el actual estado de la poesía, eLTeNDeDeRo propone, antes que nada, la restitución -siquiera conceptual- de la poesía (que es ocio o tiempo libre) a quienes les fue robada: laboratores que, desposeídos de tiempo libre y condenados al ocio como descanso para volver a trabajar, todo su tiempo viven (ocio y negocio) como tiempo laboral, y que carecen, además, de la atenuante ‘vocación artística’ para hacer más llevadera su propia, y hasta voluntaria y asumida, explotación.

A partir de ahí, conceptos como poeta, autor, derecho de autor o sociedad de autores o librerías (copyright, isbn, pay per view) serían reformulados. No podríamos discutir el pedestal o torre de marfil a donde fueron a dar poetas del libro de texto, pero sí podríamos dejar a generaciones futuras un hermoso legado, ya sin poetas con ánimo de lucro: poesía para todos, poesía innecesaria pero qué rica la poesía, qué buena la poesía, ya sin el gremio pedante y mercantilista que hoy la usurpa y quiere vivir de ella.

La palabra más tuya es un título de un poema de José Manuel Caballero Bonald, música Luis Eduardo Aute, que cantaron Aute y Rosa León.

Fotos: El Cultural