(de apocalípticos e integrados, a analógicos y digitales).
Las artes liberales o bellas artes siempre han nadado entre el realismo y la magia, siempre buscando el lado interesado del ocio y del negocio por ser o tener o aparentar los dos en uno: mi ocio que es trabajo como un nec ocio que no me obligue a trabajar. En Diego Vaya eso se traduce cuando desliza *la falta de trabajo en poesía… ¿es trabajo la poesía? ¿quién la empresa y quién la parte asalariada? Cambiemos a Robert Hughes por Carlos Marx.
Al fetichismo, o alienación, del ocio y del negocio (que ha sido un robo histórico y social), hay que añadir los dos escenarios en que ahora se juega la poesía, el digital y el analógico, siendo analógico el poema o libro a imprenta contra el poema o el libro web (html, desde 1993); como la foto Kodak frente a la foto en píxeles (desde 1965) o el tocadiscos contra Spotify (desde 2006). Tras los Apocalípticos e integrados, de Umberto Eco (1964), sesenta años nos contemplan, veinte en redes sociales (Facebook, 2004).
“Ser altamente activos en las redes sociales” puede ser una forma, inocente o interesada, de escurrir el bulto y no tomar partido. ¿Hasta cuándo serán nuevas las nuevas tecnologías? ¿O es que a la torre de marfil del mester de librería no le conviene bajar hasta la plebe de las redes sociales, de ahí el cinismo que consiste en despreciarlas de boquilla y en acudir a ellas como fuentes necesarias?
Un vago afán de derechos de autor tuve. Ya lo he perdido. Me ha costado mis siete libros de imprenta —gracias, he de decir, a mis amigos, donde tanto funciona el amiguismo. Podéis buscarme en la red que es la nube. Soy ese libro de bolsillo expuesto a los megusta o nomegusta de gente sin escrúpulos. Ya es un éxito, si alguien me apunta a favoritos o a icono en mi perfil en su pantalla de inicio. Cambié la ce de copyright con isbn por ue ue ués y haches tetepés. Como un Juan Ruiz con su buen amor cumplido, Daniel Lebrato ande de mano en mano a quinquier lo pidiere. También, por defenderme cuando yo ya no esté.
Un comentario en “el mester de librería ”