1022-2022, mil años han transcurrido desde la aparición de El collar de la paloma, título que pudo ser para todo un instituto de secundaria, el de Valverde del Camino, que andaba el pobre sin bautizar.
Daniel Lebrato, Currículum.
1982. A la vuelta de aquel verano, lo está esperando el instituto mixto de Valverde del Camino. 1982-86. Cuatro cursos en el que sin llamarse todavía como el historiador de arte Diego Angulo Íñiguez, que aún vivía, se iba librando de llamarse instituto Gurumelo o El collar de la paloma, por Ibn Hazm, que por el Andévalo anduvo. Daniel también anduvo y acabará quedándose en Valverde en una casa de tango luminoso, Barrio Viejo, 1. Aquella luz de los jazmines amarillos. Conocéis mi nombre y domicilio, sabéis dónde encontrarme, sabéis lo que es peor, mi precio en vino.
Daniel Lebrato, Tinta de calamar, 746.
Los hombres son superiores a las mujeres, a causa de las cualidades por medio de las cuales Dios ha elevado a estos por encima de aquéllas, y porque los hombres emplean sus bienes en dotar a las mujeres. Las mujeres virtuosas son obedientes y sumisas. Conservan cuidadosamente, durante la ausencia de sus maridos, lo que Dios ha ordenado que se conserve intacto. Reprenderéis a aquellas cuya desobediencia temáis; las relegaréis en lechos aparte, las azotaréis; pero, tan pronto como ellas os obedezcan, no les busquéis camorra. Dios es elevado y grande. Di a las creyentes que bajen sus ojos, oculten sus partes y no muestren sus adornos más que en lo que se ve. ¡Cubran su seno con el velo! Luego está el matiz de que, frente al burka, el pañuelito tapa pero menos, mi marido me pega pero no mucho, o como el personaje de Tres sombreros de copa que iba a casarse pero poco. La última palabra la tienen mujeres particulares que saben hablar. «Mi Guardián, él sabe lo que me conviene.» Con tres o varios, que es calambur. Corán, §§ 4, 38 y 24, 30/31.
Daniel Lebrato, Tinta de calamar, 762.
Se empieza queriendo a quien no nos ama y se acaba amando a quien no nos quiere. Solo al principio vamos directos al más simple de los afectos, que es el amor de madre. Pero a partir de ahí, ya metidos en lo que se llama amor por elección (el amor por destino es pura literatura), suele ocurrir lo que a mí, que empecé queriendo (eligiendo) a quien no me amaba (satélite del amor es el conocimiento) y terminé amando (conociendo) a quien no quiero (satélite del querer es elegir). No discuto si es mejor amar que ser amado, algo que aprendí a mirar con ojos de El collar de la paloma. Ahí se dice que es superior amar, porque es activo, y, pasivo, ser amado, a lo que, como razonaría Marcela la pastora, no hay por qué corresponder. Cuando las distintas luces de la pasión se alinean, a ese eclipse total lo llamamos enamoramiento: amor pasión que puede dar en amor amistad o amor amigo. El amor pasión, de suyo arisco, se deja domar por el socio deseado. Te amo. Te amo pero no te quiero vivir contigo la resaca de los buenos tiempos ni la indelicadeza del tiempo que vendrá. [tachados, en el original]
Pedro Luis Ibáñez Lérida, El collar de la paloma, un milenio de literatura, pdf, noviembre 2022
Mil años han transcurrido desde la aparición de esta obra universal. Su autor, Abu Muhammad Alî Ibn Hazm, con apenas veintiocho años, concibió este bellísimo canto de amor en el año 1022.
LA BELLEZA ERIGIDA EN REFLEXIÓN. La primera traducción al español fue realizada en 1952 por Emilio García Gómez, reputado arabista y traductor, con prólogo de José Ortega y Gasset, bajo el título El collar de la paloma. Tratado del amor y los amantes. La última corresponde al profesor Jaime Sánchez Ratia, en el año 2008. La aproximación del lector contrae la percepción inicial de encontrarse ante la visión del amor como declaración de principios, asidos a la esencial expresión del amante y los diversos vericuetos por los que encamina el gozo placentero, la tristeza melancólica o la ruptura, sino de su quehacer laborioso y anímico. Para este fin recrea con finura estética la caligrafía de las emociones y las situaciones vivenciales que arrastra su sentir. Finalmente la belleza se edifica sobre la meditación contemplativa y se convierte en faro bautismal y orientador en la felicidad y la zozobra.
UN MILENIO DE LITERATURA. Si bien la perspectiva histórica es necesaria en la lectura, lo debe ser en su justa medida. Pues la dimensión del asunto al que se entrega lo hace intemporal. De ahí la virtud que concierne y sustrae a esta obra de todo matiz vetusto. La prodigiosa fortaleza y vitalidad radica en la introspección mágica que la nutre con reminiscencias helénicas, persas, árabes y andaluzas. Se trata de una crónica apegada al trasunto amoroso de la época. Las historias se suceden hasta crear una trama luciente de relaciones con las que se describen los estados del amor. Ibn Hazm el Andalusí se expresa de esta manera como intención y fundamento de la obra, «Me has pedido, Dios te honre, que componga para ti una risâla en la que pinte el amor, sus aspectos, causas y accidentes y cuanto en él o por él acaece; y que esto lo haga con veracidad, sin desmesura ni minucia, sino declarando lo que se me ocurra tocante a cómo es y a cómo se presenta, hasta donde llegue mi memoria y mi capacidad de recordar».
EL AMOR, ETERNIDAD PLEGADA EN EL CORAZÓN. La ascendencia de la literatura arabigoandaluza confiere su expresión mayor en el testamento que profesa para la literatura en lengua española y, posteriormente, en su despliegue en América. Atendamos a la referencia investigadora del profesor Antonio Carrillo Alonso definida en las obras Fernando de Herrera, Góngora y Soto de Rojas: su relación con la lírica arabigoandaluza y La poesía tradicional en el cante andaluz. De las jarchas al cantar. De las trescientas hojas de las que estaba compuesto el manuscrito original, en la única copia conservada en la universidad de Leiden y fechada en 1338, el copista señala que ha resumido la obra. Convengamos que este desenlace caprichoso pueda tener en el futuro la réplica en el hallazgo del manuscrito con la obra completa. Aún amputada esta, la idea del amor como núcleo existencial pervive en este vestigio. Metáfora de su trascender en el tiempo que llega a hasta nosotros entre sístole y diástole de “el más célebre de todos los sabios de al-Ándalus”, como así manifiesta el historiador al-Marrākušī ciento cincuenta años después de su muerte, en Historia de los almohades.
—El collar de la paloma en Mano de luna en blogspot (selección lírica amorosa)
—El collar de la paloma, introducción universitaria por Natividad Nebot Calpe