porque yo nací.

He vuelto a ver Cafarnaúm, la película. Un chaval sirio de doce años, en familia pobre y numerosa (que, a falta de documento, ni siquiera sabe qué edad tiene), acusa a sus padres, padre y madre, de haberlo hecho nacer y traído al mundo. Y aunque la película parece testimonio sobre infancia, refugiados o migrantes en Oriente Medio, aborda un tema universal: ¿por qué estamos y qué hacemos aquí?

Mientras a este lado del [primer] mundo las nuevas madres fingen que el feto las ha elegido a ellas, y no al revés (lo que es un curioso anticipo de, a mí, que me registren), y le hablan al nacituro (miño o miña) como si fuese ya nacido y practican el selfi orgullo madre y nos lo enseñan desde la curva de su barriga creciente;

al otro lado, Zain, el niño de la película (y de todas las películas que Occidente y oenegés nos están vendiendo) se pregunta qué hago yo aquí y da, sin dudar, con lo más responsable que al alcance tenía, y decide acusar a sus progenitores. Cuando el juez le pregunta por qué, Zain responde: –Porque yo nací.

Y pienso, con la aldea que siempre va conmigo, que la globalidad consiste en que, lo que me pase a mí, le pase a todo el mundo y en que, lo que yo piense y exprese, todo el mundo lo pueda pensar y expresar.

Cuando me hablan de Malthus o maltusianismo, cuando me señalan a un perverso Bill Gates por su teoría (o su práctica, no lo sé) contra la superpoblación, cuando me señalan con el dedo a tal o cual terminéitor o calculéitor de los que somos en el mundo, y de los que en el mundo cabemos; cuando llaman a mi puerta Acnur o Save the childred, pienso en un paisaje de calentones prontos y de preservativos rotos, pienso en la mucha hormona y en la poca cabeza, pienso en las campañas pro vida de la santa Iglesia, pienso en el Estado que fomenta natalidad y familia numerosa.

¿Orgullo madre? Quién se lo podrá negar a quien, sola o con capitulaciones, consciente y económica mente, puede permitirse traer un nuevo pasajero al mundo que ha de viajar con billete vip o de primera clase. Si no es así, para qué.

Un comentario en “porque yo nací.

  1. La complejidad corresponde al proceso evolutivo por el cual el hombre puede decidir la paternidad (que la decide el varón).
    Yo (en Filius) explico con una base poética, simbólica, mítica y religiosa, desde un punto de vista científico evolutivo bilogicista el dolor del hijo que viene a morir.

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