Texto uno
«Abrió una vez sus labios y bebieron de ellos las espumas del mar despacio y en silencio […] Vamos. Es tarde. Están cerrando ya las luces y las puertas del Museo.» (José Antonio Moreno Jurado, Veinte momentos de lucidez, poesía.)
Texto dos
«Suelo bajar al baño sobre las diez. Situado en la entreplanta, pequeño pero muy apacible, es el más cercano a mi despacho. […] Ni vivimos en el mejor de los mundos posibles ni todo está escrito. ¿O era al revés?» (J.J. Díaz Trillo, Cándido en la Asamblea, novela.)
Texto tres, Daniel Lebrato
Así empiezan y así acaban dos libros que, antes que nadie, tengo en mis manos de lector empedernido. Los une Point de lunettes y, a mí con ellos, líneas paralelas de poesía y amistad a las que ahora se une Manuel García, el de Poemas para perros, a quien conocí una tarde en la misma sede donde hace años hacíamos los libritos de El Sobre Hilado. Algunos días los círculos se cierran.
Texto cuatro
El poema de Antonio Machado (Cancionero apócrifo Doce poetas que pudieron existir) de donde Point de lunettes toma el título como editorial. Machado lo atribuye a Andrés Santayana, nacido en Madrid en 1899 y se llama, faltaría más, El milagro:
El milagro
En Segovia, una tarde, de paseo
por la alameda que el Eresma baña,
para leer mi Biblia
eché mano al estuche de las gafas
en busca de ese andamio de mis ojos,
mi volado balcón de la mirada.
Abrí el estuche con el gesto firme
y doctoral de quien se dice: Aguarda,
y ahora verás si veo.
Abrí el estuche pero, dentro, nada:
point de lunettes. ¿Huyeron? Juraría
que algo brilló cuando la negra tapa
abrí del diminuto
ataúd de bolsillo, y que volaban
huyendo de su encierro,
cual mariposa de cristal, mis gafas.
El libro bajo el brazo,
la orfandad de mis ojos paseaba
pensando: hasta las cosas que dejamos
muertas de risa en casa
tienen su doble donde estar debieran
o es un acto de fe toda mirada.
.