El texto pertenece a un colaborador de la revista Mercurio que anima a un curso de escritura creativa donde él podría actuar de profesor: maestro ciruela, que no sabe leer y pone escuela. Texto: El método del rotulador rojo (618 palabras, y se ve que el artículo se lo pagan por palabras). Entre [corchetes], la mejora. En *asterisco y →flecha, envío a mejor sitio. En notas al pie, repeticiones evitables. Descargue el pdf
John Barth, que dio clases durante 22 años en los talleres de escritura de la Universidad Johns Hopkins, decía que la escritura se podía enseñar; lo que no se podía enseñar era cómo llegar a ser un genio de las letras. Que conste que también hay opiniones que lo ponen en duda. La novelista Kay Boyle decía que todos los programas de escritura creativa deberían ser prohibidos por la ley (bajo la acusación, suponemos, de fraude y de engaño al consumidor). Pero convendría decir que Kay Boyle dio clases de escritura creativa durante 16 años. Y el mismo David Foster Wallace, que se burló de los talleres de escritura, había asistido al de la Universidad de Arizona y fue hasta su muerte profesor de Escritura Creativa en Pomona College.
[A mí, por ejemplo, me] [Nos] convence oír que Flannery O’Connor estudió dos años en el famoso Taller de Escritura Creativa de la Universidad de Iowa y allí se licenció en 1947. O que John Cheever diera clases en ese mismo taller, en el otoño de 1973, y a pesar de que solía estar casi todo el tiempo borracho ‑su compañero de [claustro y] borracheras era Raymond Carver [, nada menos, que también daba clases[1] en el taller‑, sus alumnos] [su alumnado] lo recuerda[n] como un profesor entregado que corregía minuciosamente los textos [de los estudiantes] con un rotulador rojo. Uno de los ejercicios que [pedía a sus alumnos] [exigía] era describir un incendio en la última planta de un rascacielos.
Como [es evidente –lo] decía[2] Gonzalo Torné en un artículo publicado en Ctxt– [,] se puede enseñar la técnica narrativa, pero no la imaginación que debe guiar esa técnica, [y] [que es] lo que valoramos en [cualquier] [un] texto de creación [es la imaginación, no la técnica]. Una buena historia resiste incluso una pésima técnica [. En cambio], [aunque] una buena técnica ‑una aceptable pericia narrativa [, podríamos decir]‑ jamás podrá salvar una historia que carezca de interés. [En eso estamos todos de acuerdo. Se puede enseñar la técnica, pero nadie puede enseñar imaginación, ni mucho menos a ser un genio de las letras.]
Digo esto porque este curso iniciamos en] [de] la Universidad Internacional de Valencia [( un] programa [de escritura creativa] online[3] [)]. → * En España no abundan los programas universitarios de Escritura Creativa. [En este sentido,] vamos muy atrasados con respecto a Estados Unidos, donde la Escritura Creativa es una carrera universitaria [por sí misma]. Aquí, en cambio, estamos obligados a estudiar Filología o Historia de la Literatura o Periodismo [, que son cosas muy distintas. Por eso mismo,] [y] es frecuente que un filólogo o un historiador de la literatura salga de la Facultad sin haber aprendido a redactar un texto con un mínimo de elegancia narrativa, [o al menos con una cierta capacidad [capaz] de suscitar placer estético [en el lector]. Por desgracia, la plúmbea prosa académica sigue guiando muchas disciplinas. Y todo se debe a que nadie [no se] suele enseñar la técnica[4] que permite contar bien una historia.
[Y eso] es lo que vamos a hacer en el Curso [en línea] de [Experto en] Escritura, Estilo y Creatividad ←* [de la Universidad Internacional de Valencia].[:] [Repito que no podemos enseñar a nadie a tener imaginación[5] ni el don especial de ver las cosas como nadie más las ha visto nunca. Pero sí podemos] enseñar[6] [otras cosas mucho más humildes e igual de necesarias:] a construir bien una historia[7], a seleccionar bien los elementos que la componen o a desarrollar la creatividad que ni siquiera sabíamos que poseíamos. No vamos a pedirle a nadie[8] que describa un incendio en un rascacielos, pero vamos[9] a conseguir que cualquiera [se plantee que puede] [pueda] [llegar a] hacerlo. Nuestro método [es] [,] el [método][10] de John Cheever: un texto repleto de correcciones con rotulador rojo. Anímense a probarlo.
[1] clase[s] : 4 veces
[2] decía : 3 veces
[3] en línea, mejor que online
[4] técnica : 7 veces
[5] imaginación : 4 veces
[6] enseñar : 8 veces (podía enseñar : 2 veces)
[7] historia : 6 veces
[8] nadie : 5 veces
[9] vamos : 4 veces
[10] método : 3 veces
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