acepciones: Irene Vallejo, en su mundo de colores. Foto: Javier Albiñana.
Muchas personas mínimamente cultas ignoran o pasan por alto que Miguel de Cervantes, titular del premio que lleva su nombre, prefirió las armas a las letras; letras que pueden llevar a error, pues a las que se refiere don Quijote (cap 38) no son letras de filosofía y letras o letras frente a ciencias, sino letras de letrado, jurista o abogado o magistrado, también notario, como notario era el escriba del arte egipcio junto al faraón sentado. ¿Qué pasa? Que el significante [letras] será el mismo pero ha cambiado el significado o el objeto significado, en lo que llamamos acepción (aceptación, aprobación) de la palabra por diacronía y situación: contexto, en suma. Es lo que ocurre con la palabra Dios, que, siendo inamovible la que más -en juego con dios, dioses-, ha ido cambiando conforme religiosidad y creencias, del mismo modo que el mono (del Anís del Mono) cambió después de Darwin o proletario, después de Marx.
En el texto de Irene Vallejo que vamos a comentar, aparecen palabras inamovibles que no lo son, y es gran error (si es intencionado) o grave negligencia (si ha sido sin querer).
Me refiero a conceptos hoy santificados por la cultura como son cultura, saber, arte, actividades artísticas, literarias, letras, conocimientos, intelectual, sabiduría, aprender, enseñar, enseñanza, docencia, maestros, escuela, carrera, creativo, escritores, dramaturgos, músicos o actores.
Me refiero a palabras que son conceptos relativos como trabajo, ciudadanos, pleno derecho, ánimo de lucro, ganarse la vida, oficio, oficio serio, oficio plebeyo, clases bajas, esclavos, orígenes oscuros, advenedizo, aristócrata, noble/no noble o innoble, comer o gratuito.
Me refiero a etiquetas políticas o morales como decoro, gente de bien, humildad, prestigio/desprestigio o menosprecio, honorable, revolución, pasatiempo, aficionado o ratos libres.
Atodo eso me refiero, como se refiere Irene Vallejo, tomando por base de comparación dos épocas aplanadas para la ocasión: la plana sociedad romana del siglo uno y la plana sociedad del siglo 21 despachada por Irene Vallejo como marco neoliberal y mundo en red. ¿Lo hablamos?
https://daniellebrato.com/2020/11/27/comentario-de-este-texto/
foto portada: © Javier Albiñana