¿QUIÉN COMO YO?
¿Quién como yo?
Hermosa es la condena, libre,
ser el rebelde primero de la Historia.
Juan Cobos Wilkins
ABSTRACT (TESIS). El estructuralismo no lo inventó Saussure. Como en lingüística, podríamos discutir cuál es el término marcado, el no marcado y el neutro, pero que dios y su contrario se entienden de maravilla, no hay quien lo dude; en trío con la diosa madre. Lucifer es antónimo de Dios, no su antídoto, y el delito de ambos fue la soberbia, primero de los siete pecados capitales. En el desafío por el trono, el ángel del Señor preguntó a Luzbel, el Portador de la luz: ¿Quién como yo? o ¿Quién como Dios?, pregunta retórica pues el ángel sabía la respuesta. Si el de la Luz daba un paso al frente y respondía “yo”, se auto inculpaba por altanería. Y si respondía “yo no [he sido]”, quedaba como un cobarde o un desertor ante los suyos. El caso es –desde la Vulgata de San Jerónimo (siglo 4) hasta el Espejo de príncipes rebeldes (1989), de Juan Cobos Wilkins– que a Lucifer se atribuye el “non serviam” (no serviré) que lo convertiría en el primer rebelde de la historia. La fábula poética es hermosa y tiene antecedentes desde El Paraíso perdido (1667), de Milton (mejor reinar en el infierno que servir en el cielo), hasta el Retrato del artista adolescente (1916), de Joyce, pasando por El cuervo (The Raven), de Poe (1845), y toda literatura donde manda, de una forma u otra, el pacto con el mal, tipo Dorian Gray, de Oscar Wilde (1890). Como principio activo, lo demoníaco contrapesa los Milagros de Berceo, la didáctica de El conde Lucanor, el Buen Amor del Arcipreste, las buenas intenciones de Chaucer y Boccaccio y Pasolini, quien los llevó al cine a los tres; está en los ultramundos de Shakespeare y Don Juan; de Frankestein (1818) a Nosferatu (Murnau, 1922); del capitán Ahab a Moby-Dick (1851); de Jekyll a Hyde (1886); de Aguirre, el de la cólera de Dios (1972), al Coronel Kurtz, de Apocalipse Now (1979). Hasta aquí lo que viene en wikipedias.
ANTÍTESIS. Lo que no viene es la crítica a la invención del invento. Lo soberbio es la fe. Lo creyente es soberbio en tanto se atreve a decirnos, con su libro sagrado y con sus signos externos, no solo que Dios existe sino cuál es, de entre los aspirantes, el Dios verdadero. O sea, como el detergente Colón y El Corte Inglés: busque, compare y, si encuentra algo mejor, le devolvemos su vida eterna y, por las mismas letras, la vida entera. De la soberbia de creyentes contra no creyentes deriva la imposibilidad de hablar en serio del Diosmonio salvo si, como en Dante o en la Vida de Brian, todo acaba en comedia. Riamos pues.
SÍNTESIS | 6 MANERAS DE HABLAR DE LUCIFER
1 / Comienzo en literatura: Deje esto y váyase al Fausto de Goethe (1832). El diablo Mefistófeles tiene unas caídas dignas del caído que fue, y el alma del doctor Fausto se le fue de las manos por haberse distraído por “un placer vulgar, un deseo absurdo”, algo que tampoco figura en las enciclopedias. Conectamos con Fausto. MEFISTÓFELES a LOS ÁNGELES: «Vosotros sois los auténticos brujos, pues seducís al hombre y la mujer. Bajad, moved vuestros nobles miembros de un modo más mundano. Sin duda, la seriedad os sienta muy bien, pero me gustaría veros sonreír, sería para mí un placer eterno. Me gustaría una sonrisa como la de un enamorado, con un ligero pliegue en la boca. Tú, el más crecido, eres el que más me gusta, esas maneras clericales no te van nada bien, mírame de un modo algo más lascivo. También podríais ir distinguidamente desnudos. Ese largo manto es excesivamente casto. (aparte) Ahora se vuelven para dejarse ver por detrás. Esos pícaros son muy apetitosos.»
2 / Comienzo en Marx: No solo el opio del pueblo.
3 / Comienzo abrupto: Nada que objetar a la invención de Dios Satán si detrás no estuviesen las religiones y, con las religiones, panda de vividores del miedo y de la sepultura.
4 / Comienzo más fino: Desde la Europa que habitamos, y a partir de las Cruzadas, la religión ha sido una curiosidad de turista occidental que alucina con la alianza de las tres pamplinas: hoy, con la pamplina hebrea o turismo base; mañana –tras Alejandro y Marco Polo– con la pamplina oriente y, al otro, con las barbaridades afroamericanas o precolombinas.
5 / Cuando termine el mito hasta alcanzar el logos, ese día seremos más infelices pero con el entendimiento libre. Ocurre que el milagro griego se quedó en algo ingeniosillo para que vivan del cuento la clerecía, la filosofía, la imprenta y la democracia; la cultura y la contracultura; la civilización, la clase política, el estado, el estado del bienestar, la policía, el ejército, el arte o la literatura.
6 / De ¿Quién como yo? a De quien mata a un gigante, de Daniel Lebrato.
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