paisaje de una batalla

La especie Gútenberg como especie a extinguir (próxima a especie protegida) que un día será objeto de culto. Muy parque jurásico. Mucho Leónidas con sus Trescientos el día de las Termópilas. Los digitalis son los persas, claro.

comentario de una guerra de libro

1) Un cruce de viejas y legítimas (o al menos entendibles) interferencias gremiales que habría que proteger como sector a extinguir, con fantasías del joven escritor novel que sueña un día ver su libro coronado.

2) La reducción del universo libro al libro literatura, como si no fuesen libros el libro sagrado, el libro de texto, el libro código o el código penal.

3) La historia de la cultura (a cuyo fondo irían a parar los gútenbergs) concebida como victoria o derrota honrosa de perdedores. Que hablen, si no, copistas del manuscrito, monjes del pergamino, escribas del papiro, picaletras en tablas, alfarerías o piedras.

4) Aunque la guerra parece de un mundo digital contra un mundo analógico, la humanidad se juega mucho más que eso: por primera vez en la historia la revolución digital podría abolir las divisiones sociales que traen libros y cultura. La obstrucción a lo digital, al universo que cabe en nuestro teléfono móvil, Irene Vallejo, adquiere relieves reaccionarios (o carcas), solo disimulados por la amplia cofradía que sigue sacando a Gutenberg en procesión.

Afecta al escribiente que, en vez de publicar por Blogger o WordPress para un público que se mueve en redes sociales, sigue aburriéndonos con el circuito editorial libro en papel, acto de presentación, pase por caja y firma de ejemplares.

Afecta a redes demonizadas por el mester de librería para que el vulgo no vea cómo es de gratis “lo digital es gratis” y cómo es de necios confundir valor y precio.

Y afecta a todos, porque perdemos todos.