la guerra de los mundos: pantalla contra papel.

En respuesta a un lanzamiento del SoBReHiLado en digital (que reedita en html lo que fue en papel de imprenta), mi amigo el bibliófilo, puesto en sus libros de estantería, nos pregunta si los hombres futuros (lenguaje Bertolt Brecht) «entenderán [o no] la adoración al chivo de Gutenberg cuando existen otros chivos más portátiles que adorar. Dirán que los Gutenberg estamos locos. O verán en estas adoraciones desfasadas el origen de nuestra decadencia, seremos los nuevos dinosaurios…»

Y la verdad es que su respuesta me incomoda. Primero, por venir de quien viene, amigo bien fundado, y, después, por la superioridad que encierra (tal vez, soberbia) esa exaltación romántica de la locura, de las adoraciones desfasadas o de la decadencia. Conociendo por donde cojean nuestros contactos, mi amigo propone:

—De acuerdo, lleva razón lo digital, pero los Gutenberg quedaremos como especies a extinguir o que se extinguieron y que un día serán objetos de culto. (Muy parque jurásico todo, con toques de Salamina contra el persa.)

Y no, mire usted.

Para empezar, porque por mucho que pese la estética del perdedor con su romanticismo de la nostalgia, más pesa el predicado de “la cultura salva” o “la verdad os hará libres”.

Para seguir, porque aparte los predicados menores tipo “la filosofía salva”, como asignatura, “el griego salva” o “los libros salvan”, sospechosos de interferencias gremiales, como los que convocó Irene Vallejo para consagrar su infinito en un junco que junta en una y la misma las fantasías del joven escritor con los intereses de oficios y mercaderes del libro que habría que proteger como sector, ese sí, profesional a extinguir…; aparte la reducción del libro al libro literatura, como si no fuesen libros el libro sagrado, el libro ley…; aparte el inexistente brillo de perdedores que fueron los frailes del manuscrito, los curtidores del pergamino o los escribas del papiro, por no hablar de los picapiedra de tablillas, alfarerías, pizarras o mármoles…; aparte toda esa conjetura que da en poner atrás lo que iría delante, desde interpretaciones que pone el tiempo, desde Manrique a Antonio Machado, del cualquier tiempo pasado fue mejor, al amo mucho más la edad que se avecina

la humanidad se encuentra por primera vez en la Historia con un invento capaz de abolir, tres en uno y en bloque, cultura, capitalismo y clases creadas por el acceso a medios de publicación, que son mercado y mercancía.

La primera paradoja afecta al escribiente que, en vez de publicar por Blogger o WordPress para un público que se mueve en redes sociales, sigue insistiéndonos (y aburriéndonos quizás) con el circuito editorial libro en papel, acto de presentación, pase por caja y firma de ejemplares. La segunda y gran paradoja ya afecta a las redes que siguen demonizadas, perseguidas, despreciadas.

Se pongan como se pongan, lo digital es gratis.

Por fin, volviendo al Machado, don Antonio, de “todo necio confunde valor y precio”, valor y precio arrojan en su balance: más necios de necedades cultas y en imprenta que nunca.  

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