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el joven Marx.

El joven Marx

Buscando al joven Marx en su película
el Día de Andalucía (de hasta el moño
de, andaluces, levantaos y pedid tierra
‑al señorito, se supone‑ y libertad),
entre palomitas y una cero cero infame,
me encontré a mí como quien dice tal como éramos.
Y éramos pedantes, sectarios, dogmáticos,
igual, igual, igual que el joven Marx.
No había 28‑F. No éramos parias.
Estábamos de vuelta de la guerra fría.
Al salir del cine, mientras pedíamos
asilo político en un bar y una cerveza
de grifo en condiciones para olvidar agravios,
de arriba abajo me escaneó mi novia:
–Con esa pinta y con tu oído, Danielito,
demasiado, el Manifiesto Comunista y,
no digamos, la Internacional.


[LA CORTE DEL REY BOBO]


 

nacionalismos.

bandera andalucía

Otros pueblos ‑quizás envidiosillos
del ser universal de aquella gente‑
tenían una lengua común en las escuelas
y una moneda internacional para cerrar los tratos.
Cancillerías de todo el mundo darían el pláceme
al himno, a la bandera. Pues no se conoce
en los anales un rey sin súbditos
ni súbditos sin patria.


[LA CORTE DEL REY BOBO]


 

pasando del 4‑D.

El 4 de diciembre de 1977 el nacionalismo andaluz fue un anticipo del café para todos que serviría al régimen del 78 para descafeinar los nacionalismos históricos de Galicia, País Vasco y Cataluña, regiones que (lejos de recuperar sus estatutos de la República hurtados por la Dictadura) se vieron equiparadas con Murcia o Santander, Cantabria.

En aquella operación fue clave la sublimación de un hombre que nunca ganó un escaño (Blas Infante, un tipo honrado, un notario) de pronto elevado (por su fusilamiento) a la altura de Lluís Companys, presidente de una Generalitat de pleno derecho, como en derecho republicano hubo un Gobierno Vasco o un Estatuto de Galicia.

La otra equiparación fue aquel esfuerzo por cambiar de dialecto a lengua la modalidad de habla(s) andaluza(s). Juzguen ustedes. Hace dos años se disolvió el Partido Andalucista sin haber logrado nada del ideario andaluz, aparte el himno y la bandera y un vago orgullo que, al margen del folclore cultural, no se refleja políticamente en nada.

40 años después, con Canal Sur de Susana Díaz a la cabeza, el 4 de diciembre de 1977 (fecha reconvertida en memoria democrática y de izquierdas) se ha seguido usando para difuminar lo que está pasando en España con Cataluña.

Parece mentira que mentes lúcidas y gentes bien intencionadas no se den cuenta de la jugada. Pasando del 4‑D.

¿referéndum o guerra de independencia?

sé_parte_sé_demócrata
Ilustración de Rafa Iglesias. La respuesta de eLTeNDeDeRo es: SE PARTE (de partir el voto o negarse a votar quienes no figuran en el censo electoral de Cataluña).

 Todo está preparado para que la opinión pública andaluza o española mire con buenos ojos una intervención de fuerza (armada, incluso) contra la díscola Catalunya.


1º     El sentimiento nacionalista (cualquiera que se da y se ha dado a lo largo de la historia) pone en relieve una marca distintiva, la patria (el lugar de nacimiento o de adopción) que siempre fue ‑con la religión‑ causa de guerras y conflictos.


2º     Nuestras marcas personales, o señas de identidad, se dividen en dos: las naturales inevitables (físicas, exteriores) y las adquiridas. Son naturales sexo y raza. Patria, religión, clase social, sexualidad (no el sexo), son elegidas, aprendidas, heredadas o transmitidas: cultivadas; y está en nuestra mano hacerlas desaparecer de la vida pública por y para un mundo más justo e igualitario. Vista así, toda cultura es, socialmente, retrógrada y, políticamente, reaccionaria pues aunque se predica la alianza de culturas y el multiculturalismo (o, su pariente, la multinacionalidad que se postula como tercera vía), mejor sería que no hubiera nada que aliar: señal de que nada nos había dividido antes.


3º     El nacionalismo colonial (ligado al esclavismo y al feudalismo) consistió en la máxima tenencia de la tierra. En respuesta: las guerras de independencia. El nacionalismo en tiempos del bitcoin pondrá el acento en balanza de pagos, mercado interior, exterior, patentes, rentabilidad financiera, acuerdos bilaterales y organismos de gestión. El nacionalismo de mi bandera frente a la tuya queda como un arcaísmo aburrido.


4º     La clave está en que, lógicamente (con lógica económica y de la pela es la pela), el nacionalismo de banderas esconde un nacionalismo financiero, de última generación, mediante el cual un grupo dominante se enfrenta o plantea sus relaciones de poder con otro grupo de poder. En este cuadro, las masas trabajadoras, de clase media para abajo, el afán nacionalista que tienen es igual al de un soldado raso francés contra un soldado raso alemán o el que un obrero alemán en paro pueda tener contra un inmigrante turco. Fobia inducida.


5º     Hasta aquí el pensamiento crítico. Bajemos al pensamiento democrático (donde aún brillan instituciones tan arcaicas como monarquía, religión, mis fiestas, mis costumbres, mi mi mí) y reconozcamos que la cuestión catalana es una cuestión cultural, de opinión pública, que incumbe, se quiera o no, al censo electoral de Cataluña. No es una cuestión de España, como tampoco Portugal o las colonias americanas consultaron a España su independencia de España y como Estados Unidos, tampoco, a Reino Unido. De otra forma: si un pueblo (esa construcción cultural) se empeña, ese pueblo se independiza, antes o después, y el referendo es lo más moderno y pacífico: no querrán que Cataluña se levante en armas como en armas se levantaron Cuba o Filipinas.


6º     La máxima estulticia la pone el andaluz gracioso en chistes contra catalanes. Soldadito o peón de ajedrez donde mandan los reyes del tablero, solo por no aguantarlo merece Cataluña verse libre de semejantes socios incapaces de rebelarse contra sus propias clases dominantes. A un andaluz andante, los partidos soberanistas que mueven la cuestión catalana no le han hecho absolutamente nada pero el andaluz enterado y graciosillo cree que sí. Todo está preparado para que la opinión pública andaluza o española mire con buenos ojos una intervención de fuerza (armada, incluso) contra la díscola Catalunya. Constitución del 78, Rajoy: no en nuestro nombre; no en el mío, por lo menos.



 

funcionario de la Junta, fun, fun, fun (villancico).

Que la Junta de Andalucía rebaje a 35 las horas semanales de su personal asegura el voto no solo al Psoe y a Susana Díaz: hasta Podemos y la Izquierda Unida cantan todos el con flores a María. ¡35!, ¡35! Como si en Andalucía no hubiera quien echa 45 horas, 50 o ninguna, con tanto paro.

Este centrarse en las horas de un grupo comparativamente privilegiado (trabajo estable y pago de pensiones asegurados) recuerda al fenómeno mileurismo, cuando había seiscientismo, quinientismo y menos.

Prevaricación o pijerío político preparando la navidad [y se os dará].

Otro día hablamos de cómo la Junta aconseja medidas contra las olas de calor y, sin embargo, no dicta órdenes que regulen los trabajos más duros y expuestos al sol o al calor en días de fuego. Queda más resultón el broncéate, broncéate, hidrátate, hidrátate, cantado con música de veraneo y de Mecano.


 

ALEA iacta non est.

En Medio siglo del Atlas lingüístico y etnográfico de Andalucía (ALEA), se pregunta Antonio Narbona cuántos andaluces podrían reconocer hoy los diversos tipos de arado (romano), a los que el ALEA dedica una decena de mapas y docenas de dibujos ilustrativos. La pregunta es retórica. El profesor Narbona, nuestro amigo Antonio, sabe que nadie sabe y que, quien sabe, no responde porque no lee Diario de Cádiz, de Sevilla y del Grupo Joly, donde él ha publicado su artículo. En la semana del Corominas (hoy, todavía, a disposición para vuestra descarga), sigue llamando la atención que Estado o Junta de Andalucía no tengan puestas a nuestro alcance digital obras de consulta como el ALEA.[1] Se movilizan animalistas por el lince ibérico, ecologistas por Doñana, se expropian tierras para que pase el Ave o una autopista, La Carbonería es ya bien cultural, ¿y la comunidad filológica no va a exigir la declaración del ALEA como bien cultural y patrimonio de la humanidad hispanohablante?[2]


A la recherche del ALEA perdu, hemos encontrado estos enlaces contrastados que puedan servirnos de consuelo:

Vocabulario agrícola andaluz según el Atlas lingüístico y etnográfico de Andalucía (ALEA).

Refranes incluidos en el ALEA.

–página ParemioRom de paremiología romance, refranes meteorológicos y territorios, de la Secció de Filologia Romànica, Universitat de Barcelona.

Mapas lingüísticos, Proyecto fin de curso de La Magnifique en Sevilla, dedicado al ALEA.

–el ALEA de la Junta de Andalucía en Arco Libros.

otros enlaces de interés

ZEA Sociedad para el estudio del andaluz.

Diccionarios del andaluz.

Diccionario colaborativo de usos del andaluz.

(Algunas de estas páginas chirrían por el casticismo supuestamente andaluz pero, aun así, merecen la pena.)


[1] Los seis tomos del Atlas lingüístico y etnográfico de Andalucía fueron publicados por la Universidad de Granada y el CSIC entre 1961 y 73, y en 1991 republicados en edición facsímil en tres tomos por la Junta de Andalucía; a día de hoy, a 401,5 euros sin iva ni gastos de envío.

[2] Declaración previa al expediente de expropiación para su definitiva nacionalización y exposición pública.

una epopeya de Andalucía, por Rafael Raya Rasero

Si el género literario de la antigua Grecia, con el que se explicaba el mundo, era la epopeya, a Andalucía le faltaba una que explicase su particular carácter. Y ya la tiene. Rafael Raya Rasero, nacido en Montilla aunque establecido en Sevilla desde joven, lo ha intentado y conseguido en La Andalucíada, el texto épico en que narra la historia de esta tierra en términos míticos.

 

Origen: Andalucía también tiene una epopeya que cuente su mito

Gracias y desgracias del toro de lidia.

SEIS TOROS, 6.
Tauromaquia en espirales a la manera de Luis Martín‑Santos


1º. Matar toros es ‑mucho más que animalista‑ conservacionista. Y de una especie que, sin la Fiesta Nacional (pongámosle las mayúsculas cuanto antes), estaría en peligro de extinción. El toro bravo es un ser para la muerte. Podemos decir ‑sin temor a equivocarnos‑ que ha leído a Heidegger.


2º. La especie toro bravo o toro de lidia incluye su hábitat, finca donde se cría y grey humana que lo cuida hasta llevarlo con mimo a su destino: desde el ganadero o empresario terrateniente y latifundista, hasta el veterinario, el mayoral, el picador, el mulillero, el mozo de cuadra, peones o gañanes de los de Los santos inocentes, o la criada de ahora mismo los recibe don Eduardo. Todo esto, en la España piel de toro y toro de Osborne, mejor sitio del mundo que eligen los toros de lidia para realizarse como mito, lo que determina el paisaje económico y social de la baja Andalucía y de vastas comarcas de la Ruta de la Plata, esa luna enamorada de los toros y de los caballos de raza que se las verán con ellos en el señorito arte del rejoneo.


3º. A ese paisaje agrario con toda su geografía humana se añaden ciudades y grandes y medianos pueblos (los pequeños soltarán vaquillas), con sus concejalías de cultura o fiestas mayores, que tienen dispuestas sus ferias con sus plazas de toros, sus taquillas, su venta anticipada por internet, sus guiris y forasteros, sus verdaderos aficionados o entendidos, sus bares y restaurantes, sus hoteles y comercios del entorno, más  vendedores ambulantes ‑reventa de entradas incluida‑ con algún Cortadillo de bolsos y carteras ajenas. Más policía, pues. Todos esperan el cartel de no hay billetes, máxima condecoración en días de corrida. Al conjunto, lo llamaremos cultura y civilización y casi, casi, religión: algo en lo que ‑para ser buen español‑ hay que creer y, si no, ahí está Cataluña, cuya anti españolidad se demuestra andando con la abolición.


4º. Existe además una promoción de muchachos (y unas pocas atrevidas) que, sobrados de facultades y medios familiares, no obstante eso, eligen no las cómodas carreras de medicina, derecho, ingeniería o ni siquiera el balompié; eligen la arriesgada carrera superior de tauromaquia: perito en capotes y banderillas, maestro o diestro matador de toros con la muleta: torero (o toreador, en otras latitudes) de los de a ver dónde está ese bicho, a ver si tiene cuernos (huevos) como dice, que me lo despacho aquí mismo de una estocada. Opcionales: la folclórica tras el abanico en el tendido sombra y recibir ante los toriles a porta gayola.


5º. Va a terminar la corrida y la crónica es siempre igual y la misma. Leemos en ABC: Torerito de Tal (de azabache y oro) muy bien que estuvo (quien dice bien, dice valiente, decidido, animoso, arrojado, entregado,  templado, con voluntad, con ganas, con mando) pero no le acompañó el toro en su faena. Vaya por Dios. Y aquí aparecen calificativos de manso, afeitado, semi toro, saco con cuernos, con percha, con manillar, cabestro, buey, vaca o becerrita; nunca notas por exceso de bravura o de trapío.


6º. Total. Por culpa de las ganaderías y de los toros, que ‑habíamos quedado‑ son los primeros interesados en la fiesta, falla ‑curiosamente‑ la fiesta de los toros. Vuelva a leer el toro número uno y procure no perder el hilo (de Ariadna) o la razón.


Sobrero. Estas espirales martinsantosas (o martinsantinas) excluyen ‑pero incluyen‑ la posibilidad cierta de que el torero muera o sufra algún desgraciado percance en el ruedo, culpa sin duda de la mansedumbre del que ya era manso o de una sobreactuación o insuficiente preparación para el mito. Lo que es seguro es que alguien lo ve en la plaza y al día siguiente en otra plaza ‑de abastos‑ habrá carne de toro de lidia. Especialmente apreciado, el plato de rabo o cola de toro. Exquisito según mercado y máster chef.


el andaluz (no a la patria, no a la guerra).

De las respuestas al uso y papel de España en el reciente bombardeo a Siria, ninguna tan servil como la que se ha dado desde Andalucía, patria querida del ¡Vivan las cadenas! por mucho que quieran presumir de la Pepa[1]. Sobre esa basura, esta otra, de cosecha propia:


 

EL ANDALUZ [2]
Cernuda 2

Si matan con Navantia y con el Airbus,
¡qué bien!, joder, ¡qué bien!
¡Creando empleo!
Si matan con lejía los Tres Sietes,
¡qué mal!, chaval, ¡qué mal!
¡Eso está feo! [3]

O sea que si matan ‑como a un cerdo
ibérico se mata en la matanza‑,
que cumplan la ordenanza y los acuerdos
del andaluz, gente de paz:
«Por Rota, los misiles de la Otan;
la muerte en general, por Gibraltar.»

Y a ti, si te preguntan, lo dijiste
de Donald Trump, del Brexit o en un chiste
(haciéndote el pelota y el patriota)
del catalán.


[1] Constitución liberal de 1812, dada en Cádiz.

[2] Luis Cernuda, EL ANDALUZ. Sombra hecha de luz, / que templando repele, / es fuego con nieve / el andaluz. / Enigma al trasluz, / pues va entre gente solo, / es amor con odio / el andaluz. / Oh hermano mío, tú. / Dios, que te crea, / será quién comprenda al andaluz.

[3] Navantia (en Cádiz), Airbus (en Sevilla) y Los Tres Sietes (en Camas, Sevilla) son fábricas o sucursales andaluzas. El pretexto de Trump para bombardear Siria a su antojo fue el supuesto uso de armas químicas por parte del régimen de Bachar el Asad. El ataque ocurrió el viernes 7 de abril de 2017 y tuvo su punto de partida en la base de Rota, Cádiz. Los Tres Sietes (química que fabrica la popular lejía) se compara irónicamente con la alta tecnología de Airbus y de Navantia al servicio de la guerra digamos convencional.

El humor.

La clave está en la preposición. Reírse con o reírse de. Más que un género, que lo es, el humor es un tono, una actitud y hasta un estado de ánimo. Y aunque la clase humorista y humoristas ocasionales como el concejal de Podemos o Cassandra Vera crean que el humor, la broma, es capa que todo lo tapa, no parece que eso sea justo ni con los demás géneros ni con las demás libertades de expresión.

Valga para el humor y para todas las artes figurativas o narrativas, la fórmula de Valle‑Inclán para su teoría del teatro[1]. Creación y Público. Dioses y héroes vistos desde abajo dan la tragedia. Personajes iguales o al mismo nivel dan el drama o la comedia. Personajes altos vistos desde aún más alto dan el esperpento, los muñecos del Bululú. En nuestros días, el humor va

–de abajo arriba, de súbditos o ciudadanos hacia sus poderosos: caso de la viñeta política, del editorialismo gráfico o de revistas satíricas como TeVeo;

–de arriba abajo: hinchas de fútbol que echan monedas a indigentes rumanas;

–o entre iguales: un andaluz y un catalán que intercambian sus chistes contra el tópico ser del otro, uno holgazán y otro pesetero. La escala es válida para carnavales o días de fiesta o normales donde, tras el humor, asoman o pueden asomar el acoso, el maltrato o el mal gusto.

Lo que sabemos desde antes de Charlie Hebdo (2016) ‑y de los Versos satánicos de Salman Rushdie (1988)‑ es que la religión es materia bipolar pues si tenemos todo el derecho a ridiculizar a Dios, Alá, Yahvé o Jehová, hay creyentes, hombres y mujeres, colectivos muy por debajo de nuestro nivel, a quienes ‑queriendo o sin querer‑ podemos herir o provocar. Obra maestra de ingeniería humorística y religiosa, y a salvo de censuras y de fiscalías, fue La vida de Brian de Monty Python en 1980, que ríe la historia de un judío nacido el mismo día que Jesucristo y a quien confunden con él. Vidas paralelas, o sea. En casos así, el autor siempre podrá decir: que este no es (el personaje) y que yo no he sido. Cassandra Vera lo que no tuvo es malicia, sin la cual el humor es fácil presa de inquisidores y pepenatas. Y nunca será lo mismo reírse con alguien que reírse de alguien.

[1] Contraversión de los tres estilos de Virgilio: sublime, mediano y humilde.

ante el 28‑F, Día de Andalucía.

Si la democracia divide en electores y elegidos lo que podría ser y estar en uno, el nacionalismo divide en gente de dentro y gente de fuera personas que debieran ser todas iguales. Entre republicanos de Donald Trump, demócratas de los Óscar y de Hillary Clinton, españolistas del PP, andalucistas del Psoe y catalanistas de Convergència, la misma sustancia hay: hacer creer que alguien es alguien por el sitio donde ha nacido o por el sitio de acogida. Hágase caso y vote por la ciudadanía universal. Patria cero cero y pasaporte único hacia la Aldea Global. Patria querida: Asturias y la condición humana.

*


límites de la novela histórica

La novela histórica limita al norte con la actualidad; al sur con un tiempo pasado que fue mejor o peor; y al este y al oeste, con el autor o autora, quien se retrata por mucho que nos lleve de viaje en su doble evasión, de espacio y tiempo.

Leo El cirujano de Al‑Ándalus (2010). En principio, el esplendor de Al‑Ándalus me merece tanto como el de la América de Frank Sinatra o el del llamado milagro sueco: lo que usted diga, jefe. El cirujano de Al‑Ándalus respira bestséler, habilidad que admiro. La escritura bestséler nos sienta en la misma butaca que las películas del Hollywood clásico, que te las zampas y no te enteras; las ves pero también puedes dormirlas. Lo primero que me interesa del género histórico no es su mecánica, sino la intención. ¿Qué persigue un contemporáneo novelando o filmando una parte, y no otra, del pasado? En este caso, un cirujano español, Antonio Cavanillas de Blas (Madrid, 1938, el hombre es mayorcito), se mete en la voz y en la piel de un colega en la Córdoba califal del siglo 10. La respuesta, como todas: el autor cree haber encontrado un tema inexplorado, un filón[1], con que ganar éxito y dinero no a través de la historia, sino de él y de nosotros mismos.

Yo, lector, Abul Qasim Cavanillas de Blas, quiero ligar con Carmen, cristiana que rechaza el harén. El ya dos veces casado se defiende. «Míralo desde otro punto de vista. Los hombres somos, normalmente, más fogosos que las hembras. Vosotras, en asuntos sensuales, sois pasivas lo mismo que las gatas; nosotros somos activos, parecidos a los canes. Sé por experiencia que mis mujeres agradecen a veces la soledad nocturna, poder dormir a pierna suelta sin sentir la calidez en ocasiones pegajosa de un hombre ebrio.» Carmen insiste en su idea de mujer libre que no quiere compartir su hombre, y el cirujano responde. «Raros son los cristianos que no tienen una amante. Ninguna mujer en ninguna parte posee en exclusiva a un hombre.» Mucho antes, el hombre había sido convencido por su madre a serle infiel a su primera esposa por el generoso expediente de agregar la nueva mujer deseada a su harén, mucho mejor que el ir de putas o de amantías como hacían los cristianos. Carmen, la cristiana, acepta el juego y se hace del harén. Ya sabe que ha de ser fiel al varón pero, el varón a ella, ni mijita.

El moralista que soy, el educador, piensa que la poligamia como antídoto contra la infidelidad masculina y la prostitución femenina no se tiene en pie, ni como explicación ni como aplicación, ante lectores de ahora mismo, hombres y mujeres a quienes quieren hacer creer que el burka es cultura y feminista el burkini, que al final es de lo que hablamos, Cavanillas de Blas, cirujano propagandista de la alianza de inculturas e incivilizaciones.

Otro día vemos cómo mi amigo el diputado psoecialista se inventó otra novela histórica para dar paso a Mariano Rajoy y seguir siendo él muy de izquierdas: la culpa no es del Psoe sino de Pablo Iglesias por no haber ingresado a Podemos en el harén de Pedro Sánchez.

–enlace a carta a un diputado

[1] No tan inexplorado como para una tesis, que el autor publicaría si pudiera, argumento que utilizó Umberto Eco para justificar El nombre de la rosa: tenía tanta información de aquella Edad Media que solo inventándose una novela podía echarla fuera.

Democracia mía

Corbata 1ºZ el Terrible (3)-ANIMATION
Daniel Lebrato haciendo chorradas en funciones

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EN FUNCIONES
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Desde septiembre 2013, cuando Susana Díaz se hizo con la presidencia de la Junta y desde ahí no paró de intrigar hasta recolocar al Psoe donde a ella le salía, empezando por deshacerse de su socio Izquierda Unida, en Andalucía, España, vamos para tres años aguantando a su señoría y a la corte de partidos que le ríen las gracias, incluyendo IU, que no recordamos que haya hecho un llamado a la objeción contra los mamoneos de la política (de la que solo se distanció el primer Podemos, el que hablaba de la casta). No nos quejemos. En Cataluña, el soberanismo es noticia desde septiembre 2005. Susanismo o soberanismo son añadidos regionales a los dolores de cabeza que ya nos da la política nacional, dolores y desgaste que sin duda se han cebado con la fuerza política más necesitada de energía, menos inercial que las otras, que era Podemos. Viene esto a cuento para que despierte y salga de su doble lenguaje el electorado. Por un lado, se lleva no poner en cuestión la política (la democracia, la clase política) y, por otro, se lleva hablar mal, muy mal, de los políticos y de la clase política, circuito cerrado del que fuera imposible salir. Lo cual no genera frustración, sino hábito, porque hay que ver la cantidad de gente que sigue votando, habituada como está a la mierda que han hecho de España dentro de otra mierda, la Unión Europea, y dentro de otra mierda, la Otan, cuyo jefe viene por Sevilla y le reímos las gracias. Como espejo de la narco política nacional (narco, porque duerme), eLTeNDeDeRo propone la coletilla en funciones (gobierno en funciones, ministro en funciones) que, como retablo de las maravillas cervantino, todos parecen creerse cuando en funciones ni hay ni ha habido nada. Algo que habrán comprobado ustedes al pagar en el supermercado, no con euros en funciones, o al echar sus cuentas con Hacienda, que tampoco ha estado en funciones, qué más quisiera alguno. Con ustedes, Democracia mía.

animación cabildo catedral
Corpus Christi en funciones

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DEMOCRACIA MÍA

En España cada elector emite una democracia de fuerza igual a 1 dividido entre 34 millones y pico (1/34.597.038). Saquen ustedes la calculadora y las consecuencias. Una de las chorradas consiste en atribuir a la suma de electores (elector, palabra individual) lo que ni siquiera es cosa del electorado (palabra colectiva). Chorrada número uno (Psoe): España ‑yo‑ ha votado que pasemos a la oposición, lo que equivale a votar partido perdedor. Chorrada número dos (Ciudadanos): España ‑usted‑ ha votado que nos pongamos de acuerdo, o sea que la fragmentación la habíamos previsto. Chorrada número tres (PP): España ‑usted y yo, los dos‑ ha votado que gobierne la lista más votada, chorrada máxima sobre la que montan tertulias, debates y editoriales que nos tocan las orejas. Otra tabarra: algo hay que hacer porque España no nos perdonaría unas nuevas elecciones. No les llamen elecciones sino segunda o tercera ronda o continuación de la segunda. En el fútbol, ya que estamos en la Eurocopa, cada tramo de partido va en disminución, de 90 minutos a 30, la prórroga, penaltis y el gol de oro. ¿Por qué entre partidos políticos no se pueden hacer rondas (campañas) cada vez más cortas hasta un ganador? Para aligerar esas rondas de menos días y menos machaque de propaganda, tampoco se entiende que no se implante el voto electrónico, que está en Bélgica o Estados Unidos. Han leído bien. Bruselas, capital de Europa; Washington, capital de este mundo. Y en vez de aporrearnos los oídos con el Gobierno en funciones, el ministro en funciones y todo lo que espera y desespera España en funciones, la solución es que ni el Gobierno ni España ni las Cortes salientes estén en funciones. Total, el campeón es campeón hasta que sale el siguiente, lo mismo que España es hoy todavía Campeona de Europa, y no en funciones, o igual que se es el vigente Ganador del Tour o el último Premio Nóbel. ¿Está en funciones nuestra declaración de renta, la multa de tráfico, el euro, las fronteras, mi citación ante el Juzgado? No pasa nada porque el Congreso saliente siga hasta que del Congreso entrante salga un nuevo Ejecutivo, compromiso igual al del Juego de Pelota en la Revolución Francesa, diputados conjurados hasta darle a Francia etecé, etecé. Si no hubiera habido nada en funciones, no hubiéramos tenido que soportar la sandez de que el Gobierno en funciones no tenía obligación de responder ante un Parlamento que no lo había elegido. No ni ná. Se lo dice uno que nunca ha sido demócrata.

Daniel Lebrato, eLTeNDeDeRo, 9 de julio 2016

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el nacionalismo invisible

EL NACIONALISMO INVISIBLE

Otro día hablábamos sobre la política y lo que puede significar la unidad de una izquierda a estas alturas. Una amiga desde Barcelona puntualiza que en Cataluña no hay nada que no sea derecha o nacionalismo radical.

Sin embargo, en Cataluña tendrá que haber izquierda aunque no se manifieste con las mismas maneras y bajo las mismas letras que la izquierda en el resto de España. El problema reside en qué es ser de izquierdas. Uno se niega a hablar de política con quien presente una de estas tres conformaciones mentales, que son otras tantas creencias: ser demócrata, ser occidentalista o ser bienestarista. Contra democracia: superación de la clase política. Contra Occidente: neutralidad y no alineación. Y contra el Bienestar: redefinición del trabajo y del beneficio para la autogestión de las clases sociales y de la vida privada.

Dicho lo cual, el nacionalismo ya es hora de ponerlo como factor común a un lado y otro de las fronteras y de las conversaciones, porque el factor nacional (bajo el europeísmo o como regionalismo) está presente en todas partes como excipiente invisible de la política que se despacha. El internacionalismo no existe ni se practica en la izquierda española. Andalucía es buen ejemplo de ese nacionalismo invisible que nos aleja, como a nuestra amiga, de la política más progresista. En esta bendita tierra los toros, las procesiones, las ferias, el Rocío son una forma de patriotismo que pesa más que una losa funeraria sobre el pensamiento crítico. Miren al municipio que miren, las concejalías de cultura o de fiestas mayores actúan como sostenedoras de un andalucismo católico y folclórico ambiental que ha hecho redundante la existencia de un Partido Andalucista, por algo disuelto en septiembre de 2015. Ser andaluz excluye Gibraltar con el mismo argumento que al catalanismo se le niega: el derecho (de Gibraltar) a decidir (ser provincia inglesa). El nacionalismo no solo pesa allí donde se hace bandera y reivindicación: es tal vez peor en focos, como Madrid o Sevilla, de la españolidad. Españolidad que ni Podemos ni Izquierda Unida han sabido cuestionar. De muestra, la tolerancia de las alcaldías de izquierda con su calendario de fiestas, con el estatus de las bases de Morón y Rota y con la industria armamentística como reflotadora de industrias y astilleros en crisis. No, amiga, no estamos libres de impertinencias donde se suma lo demócrata con lo occidentalista en nombre de que hay que darle al pueblo bienestar y atractivos, al turismo. Menos de revolución ‑que significa verdadero cambio‑, en Andalucía y en España se habla y se llama izquierda a cualquier cosa.

Distinto es que un movimiento de unidad electoral sea capaz de generar una ilusión y un resultado que desplace de las instituciones a lo más cutre, más indigno, más inmoral, más corrupto y más salvajuno de la política española, andaluza y catalana. Algo es algo y de eso hablábamos, del voto útil. Del voto inútil, eLTeNDeDeRo está hablando todos los días, es lo que mejor se nos da ni tontos ni marxistas, ni cultos ni demócratas, ni que vayamos a refugiar a un refugiado porque el telediario o Acnur o la alcaldesa de Barcelona lo digan, en el buen sentido, con todos sus muertos.


 

PATRIA Y FRASES HECHAS EN LA ALDEA GLOBAL

28-F según Rafa Iglesias
Andalucía vista por Rafa Iglesias

PATRIA Y FRASES HECHAS EN LA ALDEA GLOBAL

Se llama frase hecha la que el hablante no puede modificar. Ocurre con refranes, aforismos o citas literales y con giros o locuciones del tipo doblar esquinas o poner el grito en el cielo. Un inglés juega la música, mientras que un español la toca. A propósito del Día de Andalucía (28‑F), sostiene eLTeNDeDeRo que la patria está donde uno paga sus impuestos, enunciado que aspira (aunque no lo es) a frase hecha. Y un lector propone esta otra frase: uno es de donde vive. Dicho lo cual, primero, se nace o se pace y, luego, somos o estamos. Decir la patria está descarta que la patria sea y, a su manera, niega todo esencialismo a sentimientos patrióticos o nacionalistas. Uno es nada por haber nacido en una u otra geografía. Uno es todo por la clase social, el sexo, la raza y por el grupo privilegiado o perjudicado al que pertenezca. Determinismo puro. Nacer en un país en guerra o en reivindicación permanente (Siria, Palestina) se remedia si la familia tiene dinero y está socialmente aceptada o pertenece al grupo ganador, y es peor nacer pobre en un país rico. Sobre ese primer determinismo, cada hombre o mujer se busca la vida, construye su fábula, su mito y, por qué no, su patria. Pero si yo fuera el Estado, cualquier Estado moderno con perspectiva de Aldea Global, no entraría en dibujos ni opiniones personales. Ser contribuyente, pagar impuestos, sería mi única carta de ciudadanía, incluyendo turistas, inmigrantes y gente de paso. Dice el Gigante:

I.

Mi patria no es peor que cualquier otra
Alberga, Señor, un domicilio
una familia, un voto
cada cuatro; alberga
normales convivencias ciudadá
II.
Vengo de Aquiles El de los Pies Ligeros
y dicen que me busca Uno
que se hace llamar
El de la Blanca Luna


De quien mata a un gigante


 

ANDALUCÍA

 

28-F según Rafa Iglesias
Andalucía de TeVeo, de Rafa Iglesias

28‑F, DÍA DE ANDALUCÍA

La patria está donde uno paga sus impuestos. Antes, el nacionalismo andaluz consistía en no ser nacionalista y Andalucía, patria de todos, nos permitía no ser nada o, lo que es lo mismo, ser universales. Ahora, el nacionalismo andaluz se alza contra el nacionalismo catalán sin hacer la crítica a las divisiones sociales (en Andalucía sangrantes entre quienes viven bien y quienes viven mal) y sin cuestionar la ética del sistema económico (Airbus Military, Navantia militar, Abengoa, latifundios). Pero, en fin, ya puestos en nacionalismos, seamos nacionalistas con las bases de Morón y Rota (¡Otan, no! ¡Bases fuera!) y con el peñón de Gibraltar (¡español!), puntos negros donde la bandera de Andalucía no va a ondear precisamente hoy.


ACUDID, HÉROES, A LA DERROTA

ACUDID, HÉROES, A LA DERROTA
poesía y política

Acudid, héroes, a la derrota fue el título de un poemario de Carmelo Guillén Acosta (Sevilla, 1955) que yo tuve entre mis manos y que ahora, con tanta mudanza, no sé dónde está. Veo que Carmelo no lo incluye en sus obras completas ni hay mayor mención del libro (si fue libro o plaqueta, que tampoco lo recuerdo) que una reseña de José María Barrera, en ABC literario (1997), que lo cita de pasada. Desde Descrédito del héroe (1977), de José Manuel Caballero Bonald, hasta Héroe de su herida (1988), de J.J. Díaz Trillo, pasando por La caja de plata, de Luis Alberto de Cuenca (“he venido a matarte o a morir en tus manos”), yo aprendí a dar las batallas por perdidas. A la derrota dedicó Daniel Lebrato De quien mata a un gigante (1987).