quien leyendo un día:
«Hay que venir al sur para entender (sufrir o padecer) la insoportable levedad de las fiestas populares. Semana Santa, feria, caballos y toros. La deconstrucción de España tendrá que empezar por el sur.»
me preguntaba:
«Y usted, don Daniel, con su gran cultura,
¿qué tipo de fiestas propone?»
respuesta a mi amigo:
Como sabe y conoce, criticar algo no nos obliga a proponer nada a cambio, la única crítica ha sido siempre la destructiva; la constructiva es un invento para achicar conciencias y bocas.
Segundamente, todos tenemos derecho a imaginar (si no imaginamos algo, ¿cómo podríamos hacerlo realidad?) y yo imagino: un mundo sin fiestas porque tampoco imagino un mundo con trabajo, tal cual el trabajo manual y por cuenta ajena (no el suyo, amigo mío, ni tampoco el mío) hoy se concibe y reparte.
Terceramente, y sin movernos del sitio, quien tiene el calendario tiene el poder. Díganselo a quien hace en domingo el viernes o el sabat, y eso en una sociedad que presume de abierta a las tres culturas: ¡menuda historia nos cuentan con las tres culturas!
La cultura, si fuera cultura -y no albergue de vividores-, no tendría nada que hacer aquí.