Etiqueta: feminismo

vindicación de la igualdad.

La república de la igualdad, segunda exigencia que fue, tras la libertad, en la Revolución Francesa (1879), pasó a ser patrimonio de la humanidad con la Internacional (1864). El sueño de aquella igualdad era la equiparación de blancos y negros, hembras y varones, ricos y pobres ya sin privilegios de clase, raza o sexo.

Al contemplar ahora el feminismo 8 de marzo el Viejo Topo piensa que sí, que está muy bien combatir la brecha salarial o la violencia sexista, pero no podemos olvidar a las mujeres mendicantes (muchas de ellas, rumanas, tan europeas como las españolas) ni a las monjas de uniforme ni a las musulmanas tapadas, ni a las mujeres que se aprovechan del Estado para traer familia numerosa subvencionada, por no hablar de amas de casa o prostitutas sindicales que consolidan el patriarcado, en vez de combatirlo, y que el 8‑M harán huelga feminista y se quedarán tan frescas. La igualdad, vista así, resulta francamente conservadora y reaccionaria. Nada que ver con la igualdad entre personas que comparten un mundo global en condiciones comunes.

La gala de los Goya

(un lenguaje, una puesta en escena y una teoría general).

1º.
Un lenguaje pseudofeminista, de ‘todos y todas’, con renuncia a otras posibilidades: español de la e (no necesariamente neologismos), uso de genéricos, neutros y epicenos, quien/quienes por ‘el que’ o ‘los que’, etcétera. Parecía que el cansino desdoble hubiera ganado la guerra a la económica inclusión. El femenino es, de pronto, una ostentación o demostración, una especie de carné lingüístico de pertenencia a lo política y feministamente correcto.

2º.
Una puesta en escena sexista por pasarelas bien diferenciadas: pajarita y chaqué para los varones; desfile de modelos para las hembras. ¿Por qué ellas (y ellos) no acordaron un vestuario unisex común (no forzosamente un uniforme) a base de chaqueta y pantalones, no faldas, y con renuncia al escote, a tacones altos y a uñas y boquitas pintadas? Y sin crucifijos disimulados de pendientes. Está claro que la rivalidad de la pasarela, o alfombra roja, es contraria a toda conciliación entre artistas entre sí y también contraria a todo acercamiento del grupo artista a la gente, así se consigue que, a ojos del pueblo, las estrellas sigan siendo de otro planeta.

y 3º.
Una teoría general que no cuestiona ni el culto a la personalidad ni la defensa de privilegios adquiridos y, encima, propaganda de un sueño que la juventud, ingenua, quiera poder alcanzar.


En resumen, un sector del arte y la cultura, que debiera estar en vanguardia, se muestra ensimismado y ombliguista. La gala le gustaría a quien le guste ese universo de rivalidades encubiertas, de falsos compañerismos y odiosas comparaciones, un conjunto muerto para las ideas que deberían, si prosperaran, mejorar este mundo. Como auspiciado por ideologías psoecialistas o de izquierdas, resultó un espectáculo altamente reaccionario y conservador (de lo que hay). Nos pasa, dirán ustedes, por haber visto el programa.


el machismo neutro.

El machismo es cultura y no necesita de nada ni nadie para que se manifieste cada día y en cada lugar como parte de la normalidad. Esta construcción parte de que lo de los hombres es la referencia adecuada para toda la sociedad. Su éxito está en su ocultamiento al limitar el machismo bajo dos criterios. El contextual, que permite reducir el machismo a determinadas circunstancias, y el cuantitativo, o sea, que para que ciertos comportamientos y conductas se entiendan como machistas deben alcanzar una determinada intensidad, pues de lo contario será considerado como una broma, algo de mal gusto, una cuestión inapropiada, pero no machismo. (Miguel Lorente)


 

[eLTeNDeDeRo] cumple 10 años.

tacones de aguja

El uno de octubre de 2009 salió el primer número de [eLTeNDeDeRo]; antes, en 2006, había empezado como tablón de corcho y papel en el vestíbulo del Instituto Martínez Montañés, de Sevilla. Vino para ser portavoz de Igualdad y Coeducación, área recién creada que la directora del instituto, Carmen Calderón, encomendó a Daniel Lebrato, profesor recién llegado también. Recuerdo haberle dicho a Carmen subiendo ella la escalera hacia su despacho. –Pero si yo no tengo experiencia. –Tú eres poeta, me respondió desde arriba. Total, con Coeducación me quedé y me pedí aquel tablón para expresarme y expresarse quien tuviera a bien.

[eLTeNDeDeRo] 2009-2019, diez años ya en versión digital y lejos del pretexto de su origen. Entre unas y otras, esta es la entrada 1866, se dice pronto y lo dice el contador de WordPress. Unos y otros han sido páginas amigas y nombres propios como Álvaro Martín, Antonio Delgado Cabeza, Antonio Narbona, Juan Andivia o Rafa Iglesias, todos ellos varones, me doy cuenta, pero es casualidad, no discriminación: [eLTeNDeDeRo] siempre ha sido contrario a todo patriarcado y, por tanto, contrario al neofeminismo de equiparación que ahora está tan en alza como los tacones de los que las mujeres (ahí está la pasarela del Premio Equis de ayer) no se quieren bajar. A público y donantes, gracias por su atención. Como siempre, se admiten ideas.

geoestrategias del feminismo.

(machismos). Hay dos machismos: El machismo transversalidad histórica (que una sociedad avanzada es capaz de detectar para que no se repita la Historia) y el machismo comportamientos o malas prácticas que hay que erradicar en tiempos de igualdad, no digamos los malos tratos contra las mujeres por ser mujeres. No existe el machismo como reacción anti feminista. machismo / feminismo no se oponen como trabajo / capital o laicismo / religión. El machismo es un guijarro en el zapato de la Historia y, el feminismo, una construcción; construcción que alboreó en el movimiento sufragista (1848), después quiso remover la sociedad patriarcal y, tras pasar por el pasapuré de las culturas y la termomix de las civilizaciones, ha venido a instalarse en el Estado del Bienestar como un machismo transversal más: era el troyano del feminismo islámico. Con la validación del velo, del chador o el burca, se validaban escotes, tacones, uñas y boquitas pintadas, ese universo de faldas que, acogiéndose a la Alianza, ni pasarían por el tribunal de la Historia ni por el probador de otra moda. Oferta válida para el machismo que tapa, para el que mutila, anilla o perfora a las mujeres, o para el que oprime el pie a la geisha. –El tacón de aguja -dice la feminista española- ni es invento macho para las hembras seducir a los varones ni provoca juanetes o esguinces de tobillo. Todo es, qué bien, cultura y civilización.

(feminismos). Feminismos hay dos. El de superación del patriarcado y el de igualdad con lo varón, igualdad que recorre desde el derecho al voto (siglo 19) hasta el actual de igualdad social, laboral y parental. Este feminismo tuvo su punta en 2008 cuando la disputa entre Hillary Clinton y Barack Obama por la Casa Blanca. Ganó Obama pero, a su manera, ganaron las Hillarys, que ya tenían en la Onu la Alianza de culturas y civilizaciones (2007), idea de la administración Bush para lavar los trapos sucios de Guerras del Golfo y Torres Gemelas (sobre otra idea de la república islámica de Irán en 1998) a partir de la cual se proclamó 2001 Año del diálogo entre civilizaciones y 2001-2010 Década de la cultura de paz y no violencia, todo ello con el visto bueno del Vaticano. Tanta ONUnimidad vino a silenciar el pacifismo de paz y desarme y nos coló (junto a las misiones de paz con sus nuevas guerras tipo Yugoslavia o Los Balcanes) el velo islámico como producto cultural y no machista. Hoy lo mujer está de moda, se lo ha tragado el sistema como en su día se tragó el Muro de Berlín (1989). Hoy varones ejercen de madres y, hembras, de padres, sin cuestionarse la materia de que están hechas las conquistas sociales. Este feminismo de paseo, compatible con el perro, con la bici por su carril y con el carrito por la alameda, nada tiene que ver con el feminismo que quiso cambiar el mundo. Hasta que se dé una revisión ética y estética de nuestra vida y formas de vida, empezando por el balón y la muñeca, todo es mierda para hoy y estercolero para mañana. Llamarle a las mareas feministas tipo 8-M conquistas del feminismo será políticamente correcto pero ¿cuándo fue correcta la revolución? o, sin ir tan lejos, ¿de qué sirve el Plan de igualdad y coeducación en la enseñanza, con esa alumna tapada y su hermano tan fresco?


 

machismos.

Hay dos machismos: El machismo transversalidad histórica que una sociedad avanzada es capaz de detectar, para que no se repita la Historia, y el machismo comportamiento de individuos sexistas que, en tiempos de igualdad, no se puede consentir. No digamos malos tratos contra las mujeres por ser mujeres.

No existe una dialéctica entre el machismo y el feminismo como sí la hay entre capital y trabajo o entre religión y laicismo. Que ciertas asociaciones o partidos se reclamen machistas no anula este análisis: el machismo es una viga y, el feminismo, una construcción; construcción que alboreó en el sufragismo (1848), después quiso remover las tripas de la sociedad patriarcal y en el siglo 21 ha quedado en peticiones al Estado del Bienestar. El feminismo, no se asusten, es un machismo más. Vean, si no, el feminismo islámico.

La trampa está en que la feminista occidental, muy atenta al tipo exterior que le viene de fuera: que si el velo o el chador o el burca, que si el burkini, está aprovechando para eternizar sus tacones, sus uñas y sus boquitas pintadas, etcétera, un mundo de faldas y pantalones que no pasan por el tribunal de la Historia ni por el probador de otra moda.

Eso sí: tacones, uñas pintadas, faldas y escotes nada tienen que ver ni con el machismo islámico ni con el machismo africano que ablaciona y anilla a sus mujeres, ni con el machismo oriental que aprieta el pie a la geisha. No, mujer. El tacón de aguja español ni produce juanetes ni provoca esguinces de tobillo. Todo es cultura y civilización.

Hasta que se dé una revisión ética y estética de nuestra vida y formas de vida, empezando por el balón y la muñeca, todo es mierda para hoy y estercolero para mañana. Llamarle a la actual cosmética de lo que está pasando ‘en democracia’ (que ya es eufemismo) «feminismo contra machismo», valdrá para quedar bien con lo políticamente correcto o si hay que acudir a una manifestación contra Vox.


 

feminismos.

El feminismo de equiparación (el que consiste en la igualdad laboral y parental varones hembras, hombres mujeres, dentro de un mundo plano) tuvo su punta en 2008 cuando la disputa entre Hillary Clinton y Barack Obama por la Casa Blanca. Ganó Obama pero, a su manera, ganaron las Hillarys, que ya tenían en la Onu su Alianza de culturas y civilizaciones (2007), con Condoleezza Rice, Secretaria de Estado del carnicero George Bush, siguiendo una propuesta de la misógina y tapa mujeres república islámica de Irán, en 1998, a partir de la cual se proclamó 2001 Año del diálogo entre civilizaciones y 2001-2010 Década de la cultura de paz y no violencia, con el enorme carca Juan Pablo II, desde el Vaticano, al fondo.

Tanta unanimidad (ONUnimidad, se podría decir) vino a silenciar el pacifismo de la paz y el desarme y nos coló, junto a las bélicas misiones de paz, el velo islámico como producto cultural y no machista. En España el Plan de Igualdad y Coeducación, de 2005, no fue más que un paripé.

Hoy lo mujer está de moda, se lo ha tragado el sistema como en su día se tragó el Muro de Berlín (1989), donde, sin darnos cuenta, caímos todos. Hoy varones ejercen de madres y, hembras, de padres, sin cuestionarse ni unos ni otras la materia de que están hechas las conquistas sociales. Este feminismo a la moda y de paseo, compatible con el perro, con la bici por su carril y con el carrito por la alameda, nada tiene que ver con el feminismo que quiso cambiar la familia, el patriarcado, el mundo.

El 15 no me esperen. Como cantaba Mari Trini, al compromiso inoportuno, no asistiré.

Reconocimiento de Vox.

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La vieja manera de concebir la política consiste en pedid y se os dará. No hemos salido de San Mateo. Quien da es el Estado del Bienestar a través de partidos y, quien pide, la ciudadanía a través del voto. Pero al banquete vinieron a sentarse tres convidados de piedra: el yihadismo, la crisis y la presión migratoria. La respuesta fue la incongruente Alianza de civilizaciones, el aumento de oenegés, como modo de vida, y de mareas sociales, como modo de pedirla. Como cuarto invitado no deseado, desde Cataluña asomó el derecho a decidir en referéndum, malévolamente servido como desafío o independentismo.

El resultado ha sido. Quien se acostumbró a pedir, sigue pidiendo sin más análisis ni asomos de rebeldía. Y quien tildó de derechas lo que pasaba en Cataluña se creyó tan de izquierdas que, de paso, le negó a toda España semejante derecho. Secuelas del contra terrorismo y contra el Procés fueron los empoderamientos de Policía, Judicatura y Jefatura del Estado, garantes de la convivencia y de la unidad en tiempos difíciles. Afuera, también llovía: Trump en Usa, Brexit en Europa.

Ni el yihadismo ni el feminismo han resultado disruptivos. El yihadismo con su inyección de todos somos la víctima, no nos moverán o no podrán con nosotros (todo tematizado en Je suis Charlie Hebdo); con su despliegue de velitas y flores, aniversarios y duelos pomposamente presididos, ha venido a reforzar el Estado del Bienestar. El feminismo, volcado en igualarse con un mundo macho impresentable, ha venido también a fortalecer lo que había.

Eso, por fuera. Por dentro, la polarización de unas clases medias o aspirantes, que cada vez tienen más difícil su encaje, lleva a sus miembros a extremos de radicalidad que solo en el secreto de la papeleta de voto puede permitirse; de boquilla, hay que comportarse, pedir para que te den, seguir siendo demócrata, solidario, feminista y convencido de que el bienestar funciona. Ahí aparece Vox, la otra cara de una ciudadanía que no puede entonar el sálvese quien pueda y que os vayan dando. ¡Oh maravilla de operación triunfo de la mala conciencia: que lo mío es mío y que no me lo toquen!

Mientras Vox ocupa sus escaños, en el polo anti, donde estaba lo que se llamó e insiste en llamarse la izquierda, no hay absolutamente nada. ¿Monarquía o República?, esa es la gran expectativa: un Rey o un Presidente, “un Macron para España” (por no decir otra cosa). ¡Qué esperanza de cambio, señora Podemos, señor Garzón, señor Anguita!


el feminismo ha venido, nadie sabe cómo ha sido.

hombres embarazados

La contemplación del mundo nos divide y separa en conformistas e inconformistas: gente a favor y gente en contra de la herencia recibida. Quienes, por nuestra edad, alcanzamos el uso de razón durante el siglo 20, y bajo el poderoso influjo del marxismo (que sumaba dialéctica y progreso: dos potentes aceleradores de la historia), tuvimos el sueño de un mundo nuevo y no capitalista: socialista, comunista, anarquista, feminista o ecologista: cualquier solución pasaba por la superación del capitalismo, bien por la lucha de clases, bien por la conservación de la Tierra o por la abolición del patriarcado.


Cincuenta años después, el internacionalismo comunista está casi desaparecido y el viejo anarquismo heroico se confunde con lo que fue el movimiento jipi de porrito en mano con su toque de evangelismo cristiano y de oenegé mundialista que, se supone, darán alivio al mundo sin negar el sistema; capitalismo convertido, por obra de partidos socialistas como el Psoe, en democracia y bienestar, dos titulares indiscutibles que, si son malos (admitirlo es casi elegante en ciertos círculos), «son lo menos malo que  se conoce».


En el siglo 21, el ecologismo ha ganado coherencia con el cambio climático y el feminismo se ha buscado la vida fácil como bandera de la igualdad: igualdad salarial, igualdad parental: basta ver y oír a la generación de Podemos: feminista es el movimiento de hombres embarazados; feminista es pintarle las uñas al hijo varón; feminismo, las hembras entrar en el ejército y, las niñas y las mujeres, tapadas en la escuela a título de interculturalidad con la civilización islámica. Más de lo mismo, o sea.


Mañana hablamos de cómo, entre tanto batiburri, el lenguaje de géneros o de inclusión no podía, contra la Academia, más que fracasar. Dicho lo cual: quien no escribe ¡Hola, amigues! (con –e que late bajo la equis de amiguxs o bajo la arroba de amigu@s), es porque no quiere. Igual, quien dice “los ciudadanos” en vez la ciudadanía o “A el que madruga”, en lugar de A quien madruga Dios le ayuda o “los asturianos y las asturianas”, en vez del pueblo de Asturias. Cuando tanto se oye decir Somos lo que leemos o Somos lo que comemos, no está de más recordar que, primero que nada, Somos lo que hablamos y por la boca muere el pez. No le echemos la culpa a que, puestos así, habría que retocar la Biblia y el Cumpleañosfeliz. A veces, para mantener la cordura, hay que salir del sentido común.


«La primavera ha venido, nadie sabe cómo ha sido» fue idea de don Antonio Machado.


hora y deshora de la igualdad.

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Ahora que vuelve el Ministerio de Igualdad, tres reflexiones:

La primera es de lenguaje: las luchas sociales (y el lenguaje lo es) o se ganan a tiempo o el enemigo sale dos veces vencedor: por la ventaja que ya tenía (en este caso, el masculino) y por el fracaso del cambio (en este caso, hacia la lengua de géneros o hacia el lenguaje inclusivo).

La segunda reflexión es de lógica política y tiene que ver con la Igualdad según el Psoe (2005), que trajo de la mano la Alianza de culturas o civilizaciones (2007), manera de decirles a las tapadas que no eran tapadas por motivos machistas, sino por motivos culturales, y que el primer mundo, culto y democrático, las recibiría en pie de igualdad.

La tercera reflexión es de lógica matemática: si A se iguala a B, y B es detestable, la suma A+B será igualmente detestable. La consigna sindical de, a igual trabajo, igual salario, se extendió a otros pilares del machismo y ya tenemos monjas curas, mujeres boxeadoras, mujeres soldados, mujeres pilotos de guerra.

El resultado es: el feminismo como factor de adecuación, coherencia y cohesión social. Así las cosas, el borderío de una patronal que quiere leer ‘trabajadores’ como le sale del convenio es la cruz de una moneda cuya cara la pone la marroquí tapada hasta las cejas que acusa de sexismo, no a su marido ni al Islam: al empresario de Huelva que la tiene contratada.

Feministas, plantéense ustedes dos instituciones con las que es inviable la igualdad de lo desigual: una es la religión (representada en España por el Concordato con la Santa Sede, desde 1979) y otra es la familia, que habría que situar en su esfera estrictamente privada, sin subvenciones públicas a la maternidad ni a la educación ni a nada que prime la vida en pareja sobre la vida soltera de mujeres y hombres que se valen por sí mismos.

Separada la Iglesia del Estado y separado el Estado de la familia concebida como unidad económica (donde un cónyuge puede vivir y cobrar pensiones de otro, que no cotiza por él), después conquistaríamos la Academia. Académicos y soldaditas: vayan pensando en dedicarse a otra cosa.


FEMINISMO-ABORTO-4

femeninas.

Al redactar yo ayer Feminismo, me quedé una conclusión en el teclado: lo mal que está el mundo por culpa de los valores que lo sustentan. Educación, cultura, bellas artes, pero también solidaridad, esfuerzo o compromiso son conceptos vacíos que la sociedad saca en procesión como pasos por semana santa, con música y cortejo de penitentes que les rinden culto. Todo para que la gente digiera y haga suyos unos productos artificialmente aprendidos contrarios a su propia dieta. La sumisión, mediante la estupidez, está servida.

La filosofía no hace más que proponer estupideces. Las religiones predican estupideces. La novela, el cine o el teatro representan estupideces. La política, la milicia y la judicatura mandan estupideces. La realeza, solo por el hecho de sobrevivir al antiguo régimen, ya es estúpida. Y el feminismo es estúpido en su afán por reescribir un pasado donde lo femenino ha ido unido a lo masculino, ha sido, complementaria o suplementariamente, parte de la misma y única historia, la historia: siquiera porque alguien parió a impresentables varones que en la historia han sido.

Lo intransferible que es parir, nuestras femeninas lo transfieren a los varones (a través de la corriente hombres feminizados) y al Estado (a través de las ayudas públicas a la familia). Habría, entonces, que sacar la maternidad responsable de la familia-Estado o del Estado-familia a donde fue llevada por su contribución a la demografía, a la economía, a la marcha del país, bla bla blá. De las contribuciones a la pareja, al apellido o a la herencia, ya es que ni hablamos. Si una mujer quiere y puede tener ocho partos, que los tenga; si esos hijos son de Dios o son de puta, que lo sean; pero no pretenda esa madre numerosa que el Estado (que también soy yo) contribuya a lo que cuesta poner una vida digna en marcha.

Quien así piensa puede ser calificado de inhumano, monstruo o nazi pero todo son construcciones: también la noción de país (tanto que denuestan los nacionalismos), también la pirámide de población, también el bienestar del Estado del Bienestar, también los varones que pasean su orgullo padre por la Alameda. No se asusten y piensen. El sueño de la razón produce monstruos.


 

feminismo (una película y tres tomas falsas)

La estrategia del feminismo contra el patriarcado exige una acción política colectiva y a largo plazo y, mientras, adopta las tácticas del sindicalismo y de ideologías y formas de vida cotidiana que no se miden por votos ni por leyes ni por días señalados como el 8 de marzo.


1ª toma falsa no tan falsa del 8‑M.
Un Día de la mujer como el Día de la madre

Ya es feminismo en El Corte Inglés. Se ve un 8 de marzo declarado festivo, con regalo incluido a las mujeres por ser mujer. Se veía venir. ¿Quién, en su sano juicio y por cuánto tiempo, va discutir o a estar en contra de la igualdad hombre mujer? La Iglesia habrá dado órdenes sagradas a las monjas para que las monjas oficien la misa y en el ejército habrá tantas generalas como generales. Vean, si no, la película Figuras ocultas (Hidden Figures, 2016), que cuenta la historia de tres mujeres negras que compitieron con éxito y ascendieron en la escala social y laboral de los varones. Una dio sus cálculos matemáticos al primer programa espacial tripulado de los Estados Unidos (Jonh Gleen, 1962); otra fue la primera mujer supervisora de IBM; y otra, la primera ingeniera aeroespacial. Aquella loca carrera armamentística nos dejó un presente desolador también por obra de aquellas tres mujeres negras luchadoras por sus derechos civiles. Ocurre cuando pides igualdad sin cuestionar a qué te igualas o cuando haces películas sin saber qué película haces: que dejas el mundo peor que estaba y, encima, sin mala conciencia. ¿Se acuerdan de la lucha contra la mujer objeto? Pues ¡pasarela para todos!, machos y hembras, y el cuerpo objeto continúa. La paradoja la pone el tapadismo de las mujeres de obediencia islámica. Las feministas que conozco, cuando les sacas el tema, te salen por los cerros de la cultura, de la pluralidad o del si a ellas les gusta. Y en la cobertura del pasado 8 de marzo cadenas como Atresmedia (con El Intermedio del Gran Wyoming o Zapeando) tuvieron el finísimo tacto de ponernos en pantalla mujeres con velo en primera línea de pancarta: que se vea que ellas también levantan el puño por la igualdad, ¿no te jode?


2ª toma falsa del 8‑M. El día de la mujer trabajadora

Hace tiempo el 8‑M perdió su nombre de Día de la mujer trabajadora. Aparte repartos hombre mujer que vienen de lejos (yo al campo, tú a ordeñar la vaquita; yo al barco de pesca, tú a envasar el pescado), gran parte del desequilibrio laboral de las mujeres se soluciona haciendo efectivo el derecho laboral al amparo del artículo 14 de la Constitución, que establece los principios de igualdad y no discriminación. Y es competencia de la Inspección de Trabajo hacer cumplir lo de a igual trabajo, igual salario, donde igual incluye igual uniforme, iguales deberes y obligaciones, etc. Lo que sorprende no es la lucha de las trabajadoras contra la brecha salarial y la discriminación; lo sorprendente es la desidia de una Administración y de una clase política que, cuando interesa, todo lo cifra en el imperio de la ley.


3ª toma falsa falsa del 8‑M. El día de la ama de casa

El trabajo doméstico aporta al PIB entre un 30 o un 40 por ciento. Lo que en casa es economía sumergida, en la hostelería se paga, y con iva. Admitido que el trabajo hay que pagarlo, ¿quién paga al ama de casa? ¿Usted y yo, a través de los Presupuestos del Estado? ¿O la familia a quien lava la ropa y le pone la comida en la mesa? El colectivo amas de casa que actúe como sindicato de trabajo de hogar y allá se entienda o le monte la huelga a la patronal de los maridos (o parejas o cónyuges o residentes mayores de 18 años), quienes se harán cargo de nóminas, cotizaciones, permisos, vacaciones, salud e higiene y demás. Firmado el convenio (colectivo o personal), lo de si ayudas o colaboras (co‑trabajas) en las tareas domésticas sería un rancio debate. Como si el carrito de la compra o del bebé lo empuja el padre o la madre. A usted o a mí, ¿qué más nos da?


La película del 8‑M. mujer / femenino / feminista

1º) Mujer o hembra es pura categoría biológica distorsionada por la familia (familia que trae herencias, consecuencias y pensiones); asociación que es gran patraña, pues siempre han parido las mujeres y no siempre la familia ha sido tal como es. Ni tiene que serlo.

2º) Lo femenino es una construcción: ahí entran faldas frente a pantalones y entra además la historia que (como el pasado que es) ya no se puede modificar. Argumentar las pocas mujeres que ha habido en la ciencia o en las artes tiene tanto recorrido como lamentar las pocas mujeres que fueron a las Cruzadas o los pocos esclavos notables en una sociedad esclavista.

3º) Tras sus primeros orígenes por el derecho al voto (sufragistas, siglo 19), el feminismo ha sido una utopía, una solución global, una edad de oro que traería la emancipación para todo el género humano una vez el género se librara del patriarcado (y del matriarcado, hay que añadir). De ese feminismo, como de nada que suene a revolución social, de eso, no se oye hablar. ¡Mujer, cambia de acera y hazte bollera! es lo más en el orgullo fem.


Final. Por mucha igualdad y mucho reparto que se consiga, las hembras paren y dan teta. Y los machos no. Masculinos varones que os empeñáis en ser hombres embarazados (12.500 resultados en Google), dejadlo ya. Y hembras que no cuestionáis la familia, la pareja y la sexualidad (vuestros poderes y limitaciones), cuestionarlo ya. Os queda una última película, de terror, contra abusos, violaciones y malos tratos, materia sensible este 8 de marzo y los que vengan. La inseguridad física no os la quita nadie pero un mundo sin represiones y sin demostraciones, sin roles que ahora se asignan desde el balón y la muñeca de los Reyes Magos, seguro despeja el miedo a salir de noche en una sociedad enferma y nauseabunda. Y seguro que en todo este análisis, de familia y roles, El Corte Inglés no hace campaña el 8 de marzo del año que viene ni ninguno.


Daniel Lebrato [eLTeNDeDeRo] para TeVeo


el hilo invisible (Phantom Thread, 2017)

el-hilo-invisible-etiqueta-muestra
Alpinistas sobre sus tacones,
de escote para submarinistas,
las ganadoras del Óscar, o nominadas,
desfilaban por la alfombra roja,
unas de otras envidiosillas del premio,
del peinado o del vestido o de la cola
que traería cola de público y cadenas
de todo el mundo.
Prada o Giorgio Armani o Valentino
o Reynolds Woodcock en su película
tenían las llaves del costurero de las reinas.
Pero ellas, dignas y unánimes, juraban todas
cuatro días antes de aquel 8 de marzo
que estaban contra los estereotipos femeninos.


[LA CORTE DEL REY BOBO]


la reina boba.

Reinas Magas republicanas en Valencia

Si en el hombre y en la palabra hombre caben machos
y hembras, hembras y varones, hombres y mujeres
(como sostiene la Academia y se demuestra en
la explotación del hombre por el hombre, que es un lobo
y que tropieza dos veces en la misma piedra),
cómo hablará una mujer en femenino singular
sin que, universal o epiceno, hable por su boca
todo el género humano.


[LA CORTE DEL REY BOBO]


La materia del feminismo.

huelga-feminista en Todo por hacer
8 de marzo

La materia del feminismo no es la igualdad civil o sindical, sino lo específicamente femenino en forma, función y significación, esto es: sexualidad, maternidad y rasgos distintivos por oposición a lo masculino. Mientras las mujeres no se planteen las bases que confluyen en la familia (constituciones de sexo y de pareja, tratos y contratos conyugales o matrimoniales), pero también en las pasarelas de Hollywood y de los Óscar, el feminismo no habrá avanzado nada.


 

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Límites y paradojas del feminismo.

Octavia_Spencer
Octavia Spencer

La película Figuras ocultas (Hidden Figures, 2016, Talentos ocultos en Hispanoamérica) cuenta la historia de tres mujeres negras que compiten con éxito y suben en la escala social de los varones. Una dio sus cálculos al vuelo de John Glenn, primer astronauta usa en dar la vuelta a la Tierra (1962). Otra fue la primera mujer supervisora de IBM y otra, la primera ingeniera aeroespacial de EEUU.​ Eran los años de la guerra fría y del anticomunismo interior en un país obsesionado con un ruso bajo la cama y mentalmente muy militarizado. Aquella loca carrera armamentística todavía dura y, mientras, nos ha dejado: el acoso a todo lo que no les gusta (Urss, China, Corea, Vietnam, Cuba, Chile, Venezuela; Israel, gendarme del mundo árabe); Guerras del Golfo, Torres Gemelas, terrorismo yihadista, es decir, un panorama desolador también por obra de mujeres luchadoras por sus derechos civiles. Es lo que pasa cuando pides igualdad sin resolver antes a qué te igualas: que la consigues y dejas el mundo peor que estaba, como pasará el día que la Iglesia equipare a curas y monjas. Quien lo dude, tome ejemplo de la moda o de la mujer objeto. La igualdad ha consistido en machos héteros y homos que se pintan las uñas, que se ponen pendientes y zapatos de tacón, lo cual: el cuerpo objeto continúa. Límites y paradojas. Si un límite lo pone un mundo varón que al feminizarse se perpetúa, otro límite lo pone un mundo hembra que al expandirse vuelve a su origen: el feminismo como componente de la conciencia contemporánea comparable al ecologismo, al animalismo o a las virtudes de la dieta mediterránea, que es muy difícil no participar de ellos. La paradoja la pone el tapadismo por obediencia islámica. Las mujeres feministas que conozco, cuando les sacas el tema, se salen por los cerros de Úbeda de la cultura, de la pluralidad, de la diversidad o de la convivencia como si el tapado no fuera varón varón y quienes lo llevan (por su gusto o a la fuerza, qué más dará), hembras de vida fastidiada con el visto bueno del feminismo occidental.

tacones gay

análisis del feminismo (ante el 8 de marzo).

huelga-feminista en Todo por hacer

Las luchas sociales son revolucionarias porque una parte de la sociedad les da sentido. Miren lo que le ocurrió al marxismo político, que se quedó sin base el día que la clase obrera se aburguesó encandilada por el Estado del Bienestar. Otras luchas sociales no han sido nunca de clase, sino interclasistas, transversales; como el movimiento feminista, que lo mismo abarca (bajo el epígrafe ‘derechos de la mujer’) a la obrera currante que a la duquesa de Alba. Visto así, que seamos partidarios de la igualdad civil y sindical entre hombres y mujeres no nos hace del partido feminista. (Tampoco ser pensionista ‑ahora que se agita el colectivo‑ significa nada: pensionista es quien se jubiló con sueldo de alto ejecutivo y quien cobra el salario mínimo.) El feminismo, desde sus orígenes sufragistas, ha sido un movimiento de amplio recorrido, es verdad, aunque siempre interclasista salvo para Lidia Falcón y su Partido Feminista, de 1975. Desde entonces, la sociedad ha conocido un proceso doblemente perverso: la desideologización de las causas dentro del grupo oprimido por la asunción de las causas por parte del grupo opresor, caso, el más evidente, que se dio con la mujer objeto cuando los varones empezaron a posar marcando paquete o, más allá, con sus tacones de aguja y con sus uñas pintadas. Quien ahí vio una sociedad líquida debió creer que con ese título dejaríamos de hablar de sociedades capitalistas, que es lo que sigue habiendo, lo llamen como lo llamen, solo que ahora con la complicidad de las pobres criaturas que muerden el anzuelo que conduce a su propia cosificación o alienación. A igual trabajo, igual salario, sí, y contra el acoso laboral y sexual: esa es la tierra firme del 8 de marzo. Pero a distintos sexos iguales roles, no, por mucho que se empeñen los varones embarazados. Esa es la parte inestable de la huelga femenina o feminista del 8 de marzo.

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las palabras de la tribu (2)

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Imagen en TodoPorHacer.org

Por razones que tienen que ver con el abandono de las luchas de lo que fue la izquierda en el siglo 20, ningún movimiento del siglo 20 ha sobrevivido el 21, aunque sí sus nombres, como es el caso de la palabra izquierda, la palabra huelga y la palabra feminismo. Factor principal del desgaste de estas palabras ha sido su asunción por parte del Estado del Bienestar. La huelga feminista del día 8 cae en estas cavilaciones.