La huelga mundial de las mujeres también Huelga Global de las Mujeres (Global Women Strike) es una plataforma que reclama valorar el trabajo y la vida de todas las mujeres del mundo por un salario para el trabajo en el hogar con el lema Paremos el mundo para cambiarlo. Fue lanzada el 8 de marzo de 2000, siguiendo el precedente en Islandia, 24 de octubre de 1975, cuando paró el 90 por cien de las mujeres del país en una convocatoria por el Día libre de las mujeres.
El paro internacional de mujeres (PIM o IWS, International Women’s Strike), también Movimiento 8M o simple 8M, promueve una huelga internacional de mujeres por el 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer. El movimiento fue creado en octubre 2016 promovido por organizaciones de mujeres de más de 50 países contra la violencia machista en todas sus formas y expresiones: sexual, social, cultural, política y económica. El primer paro internacional de mujeres se convocó el 8 de marzo 2017.
Sobra decir que para exigir salario para el trabajo en el hogar (sueldo para eso que se llamaba sus labores de ama de casa) hay que tener hogar y hay que tener marido. Pues, salvo abusos sobre las arcas del Estado (del Bienestar, pillina) no querrá usted que yo pague y los demás paguemos croquetas y lavadoras que usted hace o deja de hacer por su familia y para su familia.
Al lado de eso, el alboroto por si se realizan, o no, a cuenta del virus, manifestaciones este 8 de marzo, carece de importancia. Quien en la prohibición vea la mala sangre del fachismo hispano, tendrá, sin duda, acierto; también quien, si se celebra, vea en la manifestación la oportunidad que trae la pandemia para abultar o manipular la asistencia como éxito alcanzado. Por último, está quien en el tira y afloja verá la manifestación como se ven las huelgas como producto obsoleto o sindicaducado: misa laica ligeramente progre y feminista a la que, si no se va, tampoco pasa nada. Mucho postureo es lo que hay.