
Como hay lenguaje de catequesis, hay lenguaje de CACUTEPEPIS, acrónimo de caca, culo, teta, peo y pis, picardías de la infancia de las que huye la Iglesia. Eufemismo eclesial y algo cursi es pompis, palabra en español muy posterior a culo (1155) o nalga (1400), como demuestran las Gracias y desgracias del ojo del culo, de Quevedo, desde principios del 17 (1628), reeditadas por Padilla Libros (Sevilla, 1996), con prólogo y notas de Daniel Lebrato, quien se hace pasar por «maestro oculista».
pompis con ese o sin ese (como bajini o bajinis, nalga o nalgas) (pompi sin ese gana en internet y en Andalucía, 22 a 19) viene del latín pompa y no hay que confundirlo con otro latín pompa, ceremonia, que da pompas fúnebres.
El pompis de pompa procede de una máquina para elevar agua y, de ahí, ruido; la bomba de artillería vendría después. Hay pompas de jabón y antiguamente hacer pompa era ahuecar la falda para sentarse. Una Dissertatio theologica de pompis satanae (Disertación teológica sobre el pompis de Satanás) se publicó en Alemania en pleno siglo 18 (1758). Quien decía pompi no cagaba, hacía popó. Hablen bien, caguen a gusto, lávense con agua de bidé y no se limpien el culo con el diccionario.
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Próximamente, POMPIS en Zafarrancho Vilima (enlace a audios Cadena Ser)