No está bien hacer leña de quien viene detrás, por edad o formación. El castellano español de la equis (X) o de la arroba @ –habiendo el de la -e y otras maneras– es, quince años después, parque jurásico donde han quedado como fósiles, alumnado o aprendices a quienes un día inculcamos –yo, el primero– el lenguaje de la coeducación (también llamado de géneros, inclusivo o elegetebeí). Ahora es hora de aconsejarles:
–Quilla: déjalo ya.
Y, sobre todo, a los varones:
–Quillos: dejadlo ya, que ya sabemos que sois feministas declarados.
(Pues toda ideología esconde su soberbia.)
Piénsenlo y repórtense al idioma que aprendieron en el cole leyendo Platero y yo. Porque también Juan Ramón Jiménez, como el venezolano Andrés Bello, como el argentino Domingo Faustino Sarmiento o el peruano Manuel González Prada, lo intentó, lo intentaron, levantando sus estilográficas contra la Academia. Y tampoco pudo ser.
No pasa nada porque fracasaran en el esperimento (como escribiría Juan Ramón). El Yo de Platero y Yo nos sigue encandilando vestido de luto, «con su barba nazarena y su breve sombrero negro que debía cobrar un estraño aspecto cabalgando en la blandura gris de Platero».
Acudid héroes a la derrota es un precioso título de Carmelo Guillén Acosta (Sevilla, 1955). Y aunque alguien nos aburra a todos y todas con su todos y todas, sus tod@s y todxs, sabemos que algo ha cambiado, y, al menos, lo intentamos, y eso suena a victoria.
/ honor a quienes en su vida
aceptaron sus equis
y murieron por sus arrobas /
Otro día hablamos del castellano de la K, donde parece que okupa ocupa más kontra la sociedad de konsumo.
–enlace a LA NACIÓN.com
–5 aportaciones al español de la ‑e