[1]. Una vieja táctica revolucionaria aconseja ir de lo legal a lo ilegal; en ciencia, sería de lo conocido a lo desconocido. Visto el boicot de españolites suspicaces al lenguaje de géneros, eLTeNDeDeRo propone a sus amistades cinco aportaciones de alto rendimiento y de muy bajo coste al español de la ‑e o de una única terminación.[2]
- Evitar conflictos. Congreso de diputados y diputadas = Congreso; alumnos y alumnas, mientras se pueda = estudiantes o alumnado; mejor Rusia, que los rusos.
- Prescindir de adjetivos de dos terminaciones. El niño y la niña fueron muy atrevidos = fueron insolentes.
- Prescindir del artículo determinante cuando sea posible. Huelga de estudiantes, mejor que Los estudiantes se pusieron en huelga.
- Sustituir que por quien sin artículo. En vez de el que roba a un ladrón, el que se pica ajos come o al que madruga Dios le ayuda, digamos quien roba, quien se pica y a quien madruga. quien admite antecedente plural: personas de quien he recibido favores, uso que admite el Diccionario en su 19 edición. El ejemplo literario más ilustre lo pone Gabriel Celaya en España en marcha publicado en 1955, ese que empieza Nosotros somos quien somos.
- Neologismos familiares de bajo coste, porque son nuestros. Empezar a decir mis hermanes, mis hijes, mis sobrines, mis socies.
Otro día hablamos de cómo, en cambio, puede ser útil desdoblar pareja en el pareja y la pareja, o en el parejo y la pareja y a ver si los rocosos siguen insistiendo en que “masculino incluye femenino”. [Elogio de quien, El español de la ‑e]
[1] El lenguaje de la visibilidad de géneros dio con una resistencia académica que traería una guerra, que es de lo que se habla en los medios; y con un vacío terrible, del que nadie habla: ¿visibilizar?, ¿para qué?, si no había nada que ver: orgullo gay resuelto en carreras de tacones y burkinis en las playas de Occidente, o sea, la constancia de que el feminismo dialéctico había sucumbido a los pies del silesgusta y de la alianza de culturas. Falló además la táctica empleada: a una guerra de palabras se va con armas de palabras, con razones lingüísticas, no ideológicas. Pues nadie cree (ni quien quiso dárnosla con lo de una mujer al frente de los Estados Unidos) que el dato mujer (como quien dijo negro, por Obama) homosexual, bebé o infancia que sufre sean hoy garantía de algo mejor que el dato dominante varón. Y ahí está Merkel y ahí está la demócrata francesa contraria a que, a su amiga islámica, la France le obstaculice bañarse con el bañador que le dé la gana. No obstante eso, queda un reto que da para lucubrar: cómo sería el español de género, aquel que redujera el poderío de los amos de la partida: su majestad la A, reina por ser la terminación marcada, y su majestad la O, rey como terminación genérica. Estamos hablando ‑aunque no solo‑ del Español de la ‑E.
[2] Lo de “español de la ‑e” viene de un artículo de Gabriela Wiener en Tentaciones (27‑08‑15) sobre el colectivo Amor Libre Spain que practica un lenguaje inclusivo a base de la ‑e como única terminación en expresiones como ¡Bienvenides! a imagen de participios de presente como adolescente, estudiante, firmante o acertante.
Vaya basura de de articulo. Estos son idiotas,en el español el plurar masculino engloba ambos generos. Basta ya de idioteces.
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