La estrofa romance suele comportarse y dividirse en tres: el de versos de 8 sílabas, propiamente para narrar; el de 7, (también llamado endecha), para la lírica; y el romancillo, de 6, para canciones infantiles. De a 6 o de a 8, niños o niñas en los fríos patios de recreo de los colegios franquistas (no solían mezclarse en coros mixtos) han dado voz a lo más terrible, crueldades y sucesos que diríamos para mayores de 18 años que se cantaban sin aparentes problemas de censura. De esa clase es el romance de Delgadina (octosílabo), que narra un incesto y es también el romancillo del mal curita, que cantan, entre otros, el Nuevo Mester de Clerecía y Tío Maxi. Como villancico, lo recoge en Fuenteheridos (Huelva) José Luis Macías Rico, con esta letra:
Estaba un curita
malito en la cama
y a la media noche
llama a la criada.
–¿Qué quieres, curita,
que tanto me llamas?
–Quiero chocolate
y no tengo agua.
Acércate al pozo,
anda y ve a por agua.
–La soga es muy corta
y el cubo no alcanza.
–Toma este pedazo,
a ver si te alcanza.
Y a los nueve meses,
barriguita hinchada,
y parió un curita
con capa y sotana.
*otra variante en el mal curita (2)