El ocaso del libro es un doble montaje donde se mezclan patrimoniales derechos adquiridos (sindicales, prestaciones, por bienes muebles e inmuebles), junto a recién llegadas egolatrías que reclaman verse en papel de libro imprenta como especie protegida.
La prueba, la cantidad de libros basura que se publican.
A la masa lectora toca pedir la wifi gratis para la cultura, más que conmover cuentas personales de capitalismos privados.