revista de prensa para una quincena endiablada
El diablo está en Cantillana es una historia del siglo 14 llevada al teatro por Luis Vélez de Guevara en 1620. El protagonista fue un poderoso de tan cruel y legendaria fama, que el propio diablo no se atrevía a entrar en la ciudad de Sevilla –fueran a gastarle un ajuste de cuentas– y había que ir hasta Cantillana, donde despachaba asuntos de gobierno o de palacio que serían de su incumbencia.
Muy recientemente se ha multiplicado el diablo por todas partes. Asociaciones de víctimas del ateísmo han visto o creído ver al diablo en los carnavales de Cádiz: chirigota Aquí estamos de paso, donde el paso eran pasos de Semana Santa; en la aldea del Rocío, donde un grupo en fin de año se atrevió a imitar el paso de la Virgen del Rocío; y, entre una y otra burla, en Segovia, donde el diablo que habita el acueducto se ha visto a punto de desahucio por ofender el sentimiento religioso.
Quédense con estas páginas que ilustrarán la seria posibilidad de que Diego Vaya, profesor y poeta sevillano, haya tenido algo que ver con estas idas y venidas del diablo a la noticia o a tribunales (que viene de tribu),
seguidas de otras no menos sustanciosas de leer este febrero endiablado:
–Diego Vaya, prólogo‑epílogo (con un cameo de Daniel Lebrato)
–De una pared sevillana a meme internacional: “emosido engañado” (Verne El País) + El meme viral “Emosido engañado” se fraguó en Alcalá de Guadaíra (Diario de Sevilla)
–Acció Cultural pide en el Congreso que al valenciano se le llame catalán (Las Provincias)
–Goodreads: la red social que mató al crítico literario (El Mundo)
–La cara B de la movida madrileña: pijerío, machismo y postureo (Esquire)