(cuarteto introducción)
Siempre me ha hecho gracia (ninguna, en realidad) el empeño del profesorado de historia por explicarnos las causas de las guerras. Las tenían delante: la paz armada, los ejércitos, la industria de armamento, también Airbus, Navantia o similares.
(cuarteto planteamiento)
Aplicando el mismo son a la violencia machista (sexista, doméstica, de pareja, sentimental, familiar o como la quieran llamar), llega uno a las mismas causas y consecuencias internas, con una observación: la prevalencia física del macho sobre la hembra. El resto: la convivencia en casa, la pareja, la sentimentalidad y, sobre todo, la familia como unidad económica y fuente de prestaciones, pensiones y herencias. Por celos se mata y por dinero, mucho más.
(terceto nudo)
Mientras la ley consienta parejas o matrimonios con bienes gananciales, bajas incentivadas, prestaciones por familia o natalidad…
mientras sigan siendo desiguales personas solas frente a personas con Libro de Familia…
mientras sigamos llamando cultura o civilización a machas costumbres y machas prácticas, como el tapado islámico, de machos países de donde nos llega inmigración no coeducada en origen…
(terceto desenlace)
…seguirá habiendo maltrato y violencia machista, digan lo que digan mareas feministas, IU Podemos, 016 o quienes por hacer del maltrato cuestión de Estado nos convocan a manifestaciones de repulsa, minutos de silencio o días de luto por cada agresión.
(estrambote)
Cuestiónense lo cuestionable, empezando por el Estado protector de la familia, con Iglesia y Enseñanza concertada al fondo, bases de toda desigualdad. Y ya compensaremos la prevalencia física del macho músculo mediante discriminación positiva –ahora sí– a favor de lo mujer.