Un huevo con dos yemas.
Una yema me sale en defensa de la literatura, que no está en crisis. Le respondo: la literatura en red es el gran reto. También echo en falta una autocrítica a o de la literatura. Literatura incluye biblias y coranes, por citar obras que ojalá no se hubieran escrito nunca. Somos lo que leemos, y así estamos, parte de la cultura que sostiene este mundo infame. Casi todo lo contemporáneo que leo me disgusta. Tampoco me convence el canon occidental. Le veo muchos defectos al Quijote. No soporto la Eneida, se me cae de las manos, y me tragué la Divina Comedia y otras obligaciones por mi culpa de profe. Me acuso de haber propagado desde mi aula mentiras y horrores y no pocas cursilerías.
Otra yema me sale en defensa del pequeño comercio. Le respondo: El comercio pequeño seguiría siendo pequeño llevado en régimen de cooperación (no de competencia como es ahora): cada local en su sitio y la ciudad toda con sus locales abiertos pero con criterio macroeconómico, convenio colectivo y rotaciones de personal funcionariado. Lo demás es nostalgia. Dejé de leer a Saramago cuando me vino con la milonga del alfarero frente a Porcelanosa. Es más fácil socializar Porcelanosa que convencer de los tiempos modernos a un alfarero, a un tendero, a un taxista, a un agricultor o a un ganadero (por no citar oficios ¿femeninos?). Mucha reacción es lo que hay, disfrazada, eso sí, de cualquier tiempo pasado fue mejor.