periodismo
Comprar periódicos es cosa de viejos y todos somos periodistas. A cámara o dispositivo por cabeza, es imposible que pase algo en el mundo sin que alguien lo registre (sonido, foto o vídeo) y lo convierta, si quiere, en noticia. Sigue siendo exigente el periodismo de investigación, es relativa la importancia del periodismo de opinión (que en realidad siempre fue ensayo antes que periodismo) y el periodismo de información se aloja en internet y en las redes sociales además de servirse (antes que en prensa de papel) por radio, tv, teléfono, tableta, ordenador o lo que venga.
Decía Machado: ¿Tu verdad? No. ¡La verdad! La tuya, guárdatelá[1]. El poeta creía que hay una verdad objetiva y se supone que esa objetividad es la que un lector de periódicos busca al acercarse al quiosco (de verdad o digital). Pero ese lector ve que cada periódico da su versión, percibe que a la objetividad únicamente llegaría sumando todos los colores, como un ventilador, para que la suma dé el blanco, y aun así: la verdad pudiera no estar en ninguno de los diarios a su alcance. Y dice entonces: ¿periódicos, para qué, si cada uno va a contar lo que le dé la gana? La culpa es de profesores y periodistas que han fomentado el mito de la libertad de prensa y el mito de la prensa independiente cuando lo suyo hubiera sido hacer todos los periódicos lo que hacía el Mundo Obrero, que avisaba en portada: órgano del Partido Comunista de España, así de claro. El País: prensa del Psoe; ABC: monárquico; La Razón: PP; Avui: independentista. Obligar a los medios (en cualquier soporte, emisoras de radio y cadenas de tv) a declarar al consumidor qué partido o grupo de opinión está detrás, conocer la fórmula ideológica de la empresa editora, del equipo de redacción, color político de las opiniones que recoge. Un lenguaje y un estilo que no enmascaren la dominación[2].
[1] Primera vez, que sepamos, que un poeta culto reconocía la acentuación aguda de estas esdrújulas ocasionales que en español forman verbo + CD + CI.
[2] Lema editorial del desaparecido diario LIBERACIÓN (Madrid, 1984‑85)