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Penelopea con Antonio Jiménez Casero.

No vuelvas, Odiseo

Del griego -rea, los finales diarrea, gonorrea o piorrea tienen en común ‘flujo’ o ‘abundancia’. No viene de ese fluir, sino de ‘peer’, la palabra pea, por ‘embriaguez’ o ‘borrachera’. Compuesto de Penélope y pea resulta el neologismo penelopea, algo así como “exceso o hartazgo de Penélope”.

A la muerte de Antonio Jiménez Casero (1952-2020) me suenan tambores de Penélope. No he leído aún No vuelvas, Odiseo, última novela que él publicó en vida, aunque doy por sabido qué voz es esa.

Yo, sin ser de clásicas, empecé en la escritura reescribiendo mis mitologías personales, y lo hice en dos tiempos. Al mito griego di De quien mata a un gigante (1987) y al mito bíblico, ¿Quién como yo? (1996). Pero antes, mucho antes, yo había escrito una estampa de Penélope con evidente guasa: Penelopea, prosa que publicó Buly en Costa Oriental, suplemento literario del diario Sur de Málaga, y que a día de hoy forma en A sus pies chapín de seda. Se explica sola:


PENELOPEA

Texto siglo ocho a.n.e., debe actualizarse con musiquilla de fondo tipo Señora Francis años cincuenta. La altura de esa melodía será mayor en las pausas y sostenida en el resto sin que ahogue la lectura.

Consulta 523 (pausa). Respuesta a Desquiciada, Itacante (gran pausa). Mi querida amiga (pausa). El caso de su esposo, aunque preocupante, no es insólito, créame. Ocurre con frecuencia en maridos que han pasado largas temporadas fuera del hogar. Comprendo que una señora de su clase se resista a cambiar camisones de seda por vellocinos de carnero, pero consuélese pensando que precios más altos se han pagado para conformar a los varones (pausa). Transija si él le impone monóculo o lentillas verdes como condición a su cariño. Y, si le pide que cante, hágalo lo mejor que pueda y no se ofenda si como me dice él se tapona entonces con cera los oídos o se hace acompañar de un mástil hasta el lecho. Seguro que usted, con sus habilidades femeninas (ya me entiende), sabrá disipar de la persona que ama esas manías adquiridas en una mili en exceso prolongada (pausa). ¡Ah! Y estoy convencida que lo de Vaca del Sol solo se lo dice por congraciarse. Esté tranquila y acuda a mí si ve que con el tiempo no hay mejora. (Pausa enorme y consulta 524).


La segunda estampa de Penélope ya formó parte en De quien mata a un gigante, y dice así:


EL BRILLO RECUPERA TU COPA DE PLATA
su pasado deleite tu ropa y tus pañuelos.

Bajo tu pie se ablanda un perro dócil,
un escabel inútil estos años. Tiendes
hacia atrás el puente de otros días
cartas y teléfonos, agendas de trabajo.

Puntual el servicio levantará la mesa
y seguiremos durmiendo en habitaciones separadas.


/ a Antonio Jiménez Casero /

Antonio Jiménez Casero, cuando un amigo se va.

En Antonio Jiménez Casero, algo se muere en el alma abrí, sin querer, hilos de conversación que habrá que responder. Un hilo va sobre la edición y, el otro, sobre el mundo de AJC.

Sobre la edición, tendríamos que distinguir entre editado por y editado en. editado por (complemento agente) sería el libro publicado a iniciativa de la editorial y, editado en (circunstancial de lugar), el libro publicado a iniciativa del autor-a, quien en principio compra a la editorial todos los ejemplares y confía en recuperar parte mediante actos de venta directa por presentación o promoción.

En un mundo de libre comercio y diversificado –donde la pequeña librería no es más que una alternativa en medio de otras– la edición en, pagada por adelantado por el propio autor, adopta el valor de lo que con palabro horrible se llama crowdfunding, digamos micromecenazgo o financiación colectiva. Nada que objetar. Nada que objetarle a Antonio ni a quienes se hicieron la foto con él y con su No vuelvas, Odiseo, libro en mano: es el cierre lógico de un ciclo. Si la cosa funciona, quién soy yo.

Lo chocante es la burla que Extravertida Editorial se permite sobre un tercer tipo de publicación (que es el mío y de quien conmigo va) que el establecimiento del libro teme y denuesta: la edición digital en html que una juventud, ya sin libros en casa, sin pecés ni impresora, va a poder leer por pantalla del teléfono móvil. Ese es el libro de bolsillo del que el sector del libro, culto él, no quiere ni oír hablar. De ahí, la gracieta de Extravertida Editorial: «Si deseas el ebook o libro electrónico de este libro [que había costado en caja 23 euros], envía una foto con tu nombre escrito o con tu sello ex-libris en la página 5, donde se sitúa el título, y envíanos esa foto a editorial@extravertida.es. Recibirás el ebook en varios formatos gratuitamente por correo electrónico.» [1]

La otra rama que al tronco sale de Antonio Jiménez Casero se refiere al gran tema de su vida: Penélope, la mujer que espera y como punto de vista. A mí, como maquinista de eLSoBReHiLaDo, me cupo el honor, y la trabajera, de haber editado la primera Penélope que AJC sacó al público. Fue en un SH por narrativa dedicado a la prosa de tres maestros del género: Juan Antonio Rodríguez Tous, Eliacer Cansino y Antonio Jiménez Casero.

Mis afanes por eLSoBReHiLaDo lo hice cuento o novela corta en Vocaciones, vacaciones, mismamente (2003), título que pedí prestado al número uno, Hipólito G. Navarro.

Mañana, más hilo y más rollo al carrete.

[1] También afecta a quien, en días de confinamiento, nos ha ofrecido el pdf gratis de tal o cual libro suyo, por supuesto por privado. El pdf (antes facsímil) hoy queda para el lenguaje notarial pero en pantalla se lee fatal –si es que se lee– y en papel, vuelta a lo mismo, requiere impresora, tóner o cartuchos de tinta, además del papel, claro.


Antonio Jiménez Casero, algo se muere en el alma.

Antonio Jiménez Casero

Conocí a Antonio Jiménez Casero el curso 87-88 cuando él vino en comisión de servicio a mi instituto número 20 de Sevilla. AJC venía formando equipo con lo que dimos en llamar Cinco Magníficos: Antonio, como director, y cuatro con él: vice, secretario y vices respectivos. Total: 5 que llegaban con la misión explícita de poner un poco de orden en aquel instituto que por entonces daba guerra, guerra, guerra contra los consejos escolares y por la autonomía o soberanía de los claustros.

Frente a los Cinco Magníficos se posicionó como férrea oposición, y en señal de malavenida, la Banda de los Cinco, cuatro profesores y una profesora que nos sentábamos al otro extremo de la reunión de claustro (como gol sur o últimos de la clase), los cinco con unas gafas oscuras que daban pánico y que decían claramente que no queríamos saber nada de ellos. En los anales del ies 20, aquel grupo opositor se entrenaba semanalmente en la llamada Guardia de Cruzcampo, que hacíamos cada lunes tarde noche a la salida de clases (éramos desdoble vespertino del ies Luis Cernuda), y con Guardia de Cruzcampo llamábamos a ir de bares y de tapas por Sevilla, a ver dónde las tapas eran más buenas y la cerveza más Cruzcampo y más fría.

Pese a nuestras hostilidades, Antonio no tardó en hacerse querer. Primero, por su gestión y, después, porque él tenía venas al margen del cargo y de su condición de profesor de clásicas: una era la vena literaria –el hombre escribía, y ahí había materia para compartir. Se lee en el currículo de Daniel Lebrato, hoy reubicado en Tinta de calamar: «En marzo del 90, Daniel Lebrato presentó en La Carbonería El morador insomne, de Antonio Jiménez Casero, premio Felipe Trigo de Novela, devolución de la presentación que antes le había hecho Antonio en mayo del 88, con música y diapositivas al gigante protagonista de De quien mata a un gigante.» Y es verdad que un episodio de ¿Quién como yo? lo usó AJC para la obertura de su último libro, No vuelvas, Odiseo (vídeo de 55 minutos pinchando aquí). Lo que Antonio ignora es que Pilar y yo estuvimos a punto de hacer una adaptación al teatro de su recreación de Penélope (Editorial eLSoBReHiLaDo).

También me unió a él su amor por lo extraescolar, que él llamaba juegos paléstricos, por la pareja como constitución de uno (la suya trabajó un tiempo en el ambulatorio de las Palmeritas en Nervión), y por su lucha contra el cáncer: los dos fuimos de colon; a mí, me dio tiempo a salir con vida y a hacer cine y literatura con lo que me había pasado.

Si no asistí a su último libro fue porque los dos sabíamos que era un libro auto editado y a su costa bajo el sello Extravertida Editorial, que no me cae especialmente bien. Les cuento por qué. Contraportada de novela publicada bajo el sello Extravertida Editorial en 2019:

«Si deseas el ebook o libro electrónico de este libro, envía una foto con tu nombre escrito o con tu sello ex-libris en la página 5, donde se sitúa el título, y envíanos esa foto a editorial@extravertida.es. Recibirás el ebook en varios formatos gratuitamente por correo electrónico.» Sin palabras, ¿verdad?

De todas formas, si llego a saber que Antonio estaba tan malito, hubiera asistido, solo por darle un abrazo.

¡Adiós, morador!

«Si fueras tú el jardín donde los días/ ajenos a su nombre no cuentan/ ni son siete, donde nada/ ni la Creación pudiera distraerme,/ yo sería/ párpado leve o azúcar de cristal/ del agua de tu sueño morador/ insomne» Daniel Lebrato, ¿Quién como yo?