del colíving a la sobrecualificación.

el eufemismo como defensa del Bienestar que nos queda.

colíving, inglés co-living: vivienda compartida o comunidad residencial entre personas sin parentesco biológico, unidas por valores o intenciones similares. “Como casi todos los negocios colaborativos, el coliving se originó en Silicon Valley al producirse una escasez de vivienda que chocaba con la multiplicación de jóvenes profesionales que llegaban a San Francisco con ganas de socializar. Y empezaron a aparecer edificios en los que los inquilinos no sólo compartían zonas comunes sino, además, sus aficiones”, explica Gonzalo Zulueta, responsable de consultora inmobiliaria. La palabra va por 1.69 millones de gugles. Sin embargo, si ustedes teclean “coliving + pobreza” no solo castellanizan la búsqueda sino que dan con el eufemismo: volver al domicilio familiar es colíving (tildémosla de una vez), alquilar por partes o habitaciones es colíving, asociarse en vivienda para reducir gastos es colíving. O sea, miseria.

Un artículo de @PabloMM 30/12/17 en CTXT Contexto y Acción, El mentidero, Observatorio de la posverdad, ridiculiza el eufemismo, dos años antes de la pandemia: «La pobreza es cool y la precariedad es trendy». “George Orwell imaginó una arcadia distópica donde la perversión del lenguaje funciona como una herramienta de control mental para enaltecer el fervor de los convencidos y corregir los pensamientos disidentes”. Y cita los palabros nesting, sinkies, colíving, infravivienda, job sharing, trabacaciones, salario emocional, millennials, treinteenagers, friganismo.

Por su parte, El País, 5 Días nos pregunta: «¿Es un problema la sobrecualificación?» “Los títulos superiores protegen a los trabajadores del desempleo, pero no de la precariedad laboral”. Y en vez de atreverse a disolver o al menos poner en duda las máximas de (1) la igualdad de oportunidades, (2) la libertad de enseñanza, (3) Filosofía o Lenguas Clásicas como grandes carreras o asignaturas imprescindibles para una verdadera educación; en vez de (4) reajustar los estudios universitarios como parte de (5) una única y absoluta formación profesional puesta (6) al servicio del mercado laboral, El País nos dice «Se está asumiendo que los empleos temporales y la precariedad son las características estructurales propias de los mercados de trabajo actuales. Algunas personas no lo sienten como algo negativo ya que valoran otros aspectos como la conciliación familiar, ocio o los valores de la empresa. Para los empresarios es mejor ser un trabajador sobrecualificado. De lo contrario, si su nivel de formación es adecuado para el puesto al que aspiran, es probable que se queden sin el empleo. Los estudios de nivel superior protegen del desempleo pero no de la precariedad laboral.

Firma el bodriete: Vicente Castelló Roselló, Universidad Jaume I, Instituto Interuniversitario de Desarrollo Local.

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