Manuel Vicent, El País, 23 10, Traumas, sortilegios y maleficios de la cultura.
Traumas, sortilegios y maleficios de la cultura.
Pensé: trauma cultural será por la Feria del Libro (de Sevilla); sortilegio, por el cristo del gran poder por las calles pobres de Sevilla; y maleficio (mala acción, daño o perjuicio), el que santos de palo y libros de papel provocan en sus fieles creyentes.
Luego resulta que no. Y el subtítulo de Manuel Vicent nos baja enseguida de la nube: «Hay objetos cargados de un misterioso poder que los hace sagrados y temibles: la cámara de gas, los confesonarios, el diván del psicoanalista, las celdas carcelarias del vis a vis». O sea. No es cultura el tándem que forman la culpa y la pena, con todo el aparato represivo que traen consigo jueces, guardias, verdugos y carceleros de los tres poderes (el del Gran Poder sería el cuarto), ni, cultura, el malestar de la cultura que conduce al psicoanálisis.
Para Vicent, traumas, sortilegios y maleficios de la cultura son objetos misteriosos, sagrados y temibles: cámara de gas, confesonarios, psicoanálisis y celdas del vis a vis. Todo, menos ir a las causas.
Igualito, igualito, que sucede al feminismo, ese ismo tan en boga que se mete con todo y carga con todo lo que le echen, menos lo femenino o el paradigma pantalón / falda, que en dos divide el mundo y todo lo consexualiza.
Alguien nos quiere callados y atontadas, dicho sea en coeducado.
Lea y disfrute [eLSoBReHiLado], literatura en su bolsillo