Diálogos de la lengua.
Recoge un diario colombiano, 23/09:
«suánfonson. Neologismo reciente, al parecer, de origen onomatopéyico, utilizado en la jerga juvenil colombiana y solo documentado en redes sociales. Se usa como adverbio con el sentido de ‘muy rápidamente’ o como sustantivo con el de ‘instante’.»
Converso con el hablante que siempre va conmigo:
—Para decir al parecer, no está la Academia.
—Para decir solo documentado en redes sociales, tampoco.
—Se diría que la Academia Española, con tal de agradar y quitarse años, ahí le anda, dando entrada, o en vías de, al último grito en jergas juveniles.
—Todavía hoy, si busco la palabra cedé (CD: 2.99M en Google), no la encuentro en el DLE o Dile (antes Drae), mientras sí encuentro oenegé.
—En cambio, viene cederrón.
—cederrón apenas aparece 21.000 veces en Google y cedé, grafía válida para la Fundéu, 171.000.
—Desde que soplan vientos hispanos, ese instrumento de dominación que es el Diccionario cambió su acrónimo Drae por Dile, pero a este lado del charco siguen Drae que Drae, que parece que drae más cuenta.
—Propongo el verbo *draer en el sentido ‘persistir en la vieja norma’, escribir fué por fue o A mí la Academia me la drae floja.
—Y, a la inversa, el verbo *suanfonsonear (derivado cruce de san, suave o suavón con Alfonso de Borbón) para significar el esnobismo académico o la aceptación precoz del neologismo.
—Caso que se dio con cederrón, invento con su apogeo en los años 90, cuando todos los ordenadores venían de fábrica con lector de CD, y hoy ninguno ya lo trae.
—Ayer neologismo, hoy arcaísmo.
—Suanfonsonismo, pues.