EL ARTÍCULO GRAMATICAL
Artículos delante de nombres propios y, sobre todo, de mujer, ¡cuidado con ellos! Soraya Sáenz de Santamaría no es la Soraya ni la Santamaría. En la ópera o en la historia se puede admitir, si lo admiten las interesadas, la Caballé o la Pompadour, pero no la Juana de Arco. También valen la Avellaneda, por delicada y minoritaria entre tantos varones, o la Pardo Bazán, por decir que doña Emilia los tenía bien puestos, los ovarios. En general, coeducación y buenas prácticas aconsejan oír y escuchar, antes de hablar. Profesora hay a la que su club de fans llamó la Calderón y la Calderona[1], y bien que era querida y respetada. Entre la Esmeralda y la Lirio la percepción es idéntica, pero la Esmeralda (de Sevilla) nació varón y la Lirio es personaje de copla. La Pilarica es la patrona católica de Zaragoza pero la Rocío no es la virgen de Almonte. Y lo mismo es un honor ser la Piquer que puede no serlo, la Pantoja.[2] Mañana hablaremos de cómo la ausencia de artículo convierte en oro, nombre propio, todo cuanto toca.
[1] María Calderón (1611‑46), actriz y madre de Juan José de Austria