GLOBALIZACIÓN
La buena gente se debate o se escandaliza ante la globalización. Globalizados estamos y en global captamos el mundo. Lo que se discute y está en juego es quiénes llevan el mando de un universo único y el mismo. Las viejas revoluciones, de clase, serán en adelante vehiculizadas a través de las redes sociales. El gran ojo panóptico de Dios es el ojo de Google. Él nos ve y tendremos que mentalizarnos para salir bien en la foto. Porque negarse a la globalidad, desde la aldea, es negar que la Tierra es redonda y se mueve.
Como sujetos de un espacio y de un tiempo global, no solo las fronteras están caducas: también nosotros y los hábitos con que contemporizamos, se llamen toros, procesiones, comuniones o velo islámico. Para que aflore lo nuevo y sin traumas, los conceptos de cultura, costumbre, civilización, Occidente o democracia deben ser destruidos. Las clases intelectuales y sus oficios de periodista, escritor, filósofo, profesor, poeta, tienen todo que demostrar aquí. No sean ‑como en general están siendo‑ factores de conservación, marionetas movidas por los hilos del poder.
enlaces: los creyentes, la aldea global