EL ATEÍSMO
el alcalde y las comuniones
–Elogio de la religión cero cero–
Leyendo los Cuadernos de Mazagón de nuestro querido José Antonio Moreno Jurado, que tanto hace cuestión de su ateísmo humanista, transigente y nada beligerante, y viendo el notición que ha generado un alcalde musulmán para la ciudad de Londres, eLTeNDeDeRo se plantea: ¿por qué sabemos o tenemos que saber que es musulmán y por qué, encima, jura su cargo en una catedral cristiana en vez de en la alcaldía o en un edificio civil?
Nuestras definiciones o declaraciones de ateísmo, agnosticismo o laicismo se han quedado, vamos a decir, obsoletas. Al fin y al cabo ser ateo, ser agnóstico o ser laico sigue siendo responder a una pregunta que no nos tendríamos que hacer o cuya respuesta, en todo caso, no pasaría de ser una cuestión privada. Tendríamos que autodefinirnos como antireligión, combatientes por una sociedad areligiosa, aquí y en Londres, sin religión ni religiones públicas ni en público.
Lo cual no es fácil en el mes de las comuniones. Haría falta una fuerte campaña desde arriba y una conexión whatsapp multitudinaria entre familias afectadas por la emulación social. Que circulara y se hiciera viral y colegial, generacional, un gran pacto entre todos: mi niño no la hace, mi niña no la hace y, así, hasta que cuaje. ¿Qué mejora nuestra vida tener alcaldes musulmanes? Con obligar a los candidatos a prescindir de sus creencias sería suficiente. Y, si no, que no se presenten a la alcaldía.
Si no es posible la gran revolución, salir del capitalismo, hagamos las chicas y librémonos de los cánones que nos fastidian la vida.