Etiqueta: opinión

citas y frases en redes sociales.

filosofos1

En redes, particularmente en Twitter, hay algunas conductas que no entiendo. No entiendo que alguien me haga perder el tiempo con su ¡Buenas noches! o ¡Buen día! No entiendo el tuiteo de frases maravillosas; frases que pueden ser ‘bonitas’ [46 millones de gugles], ‘de amor’ [18.5 millones], ‘de la vida’ [17.7], ‘célebres’ [6.25] en todo caso; eso que mi querido Miguel Florián me describió por su nombre: doxografía. [1]

Páginas grandes superficies de frases célebres, en Internet hay, más que muchas, demasiadas. A la vieja doxografía de didáctica positiva, ha venido a unirse una dilatada serie de subrayados sin carácter moral, sino al contrario, fragmentos de escándalo o de maldad que llaman la atención por su frescura o su insolencia: son los malditos. [2]

Frases malditas las hay con carnet de dandis, extravagantes decadentes o torturados (Marqués de Sade, Oscar Wilde) y las hay entresacadas de autores incluso muy creyentes o conservadores; pongamos que hablamos de apocalípticos o integrados (Umberto Eco, 1964).

Son apocalípticas las frases: –No puedo exigir a los de los demás mis virtudes, ya es hermoso si encuentro en ellos mis vicios. –Las gentes honradas me producen horror. –La felicidad de los seres jóvenes buenos y generosos es casi terrible; llega incluso a dar miedo. –No se puede conservar la lucidez y creer en Dios al mismo tiempo.

Y serían de autores integrados estas otras: –Somos un saco de hediondez (Gracián). –No hallé cosa en que poner los ojos que no fuese recuerdo de la muerte (Quevedo).

Hay frases que nos hacen dudar pero tampoco el arte del subrayado es ciencia exacta, ni lo tiene que ser: –Temo al infierno porque es la temporada del confort (Rimbaud). –Español que vives a oscuras, haz una hoguera para los curas (Valle-Inclán). –La vida es como la escalera de un gallinero, corta y llena de mierda (Dürrenmatt).

Lo que aconsejaría a la juventud tuitera metida en frases como estampitas (pues la mayoría viene ilustrada con la foto imagen del personaje citado) es que repasen sus fuentes y, sobre todo, que lean mejor obras completas y originales donde –¡oh sorpresa!– tal vez la frasecita famosa ni está ni se la espera: ha sido lucubración de comentaristas o exégetas sin escrúpulos.

Lo último que yo puedo decirles es que renieguen de autoridades impuestas por el sistema, supongamos Gandhi o Nelson Mandela (¿tal como están hoy India o Sudáfrica?), Teresa de Calcuta o Luther King (¿tal como están las Iglesias?). Elijan personaje. Elijan obra y lean lo que puedan.

Otro día hablamos de cómo la construcción de personajes es parte fundamental del manejo del invento que se llama (miedo da decirlo) Occidente, Europa, España, democracia, libertad, libertad de expresión, opinión pública, persona o persona humana con sus derechos humanos. De momento, les propongo un ejercicio sobre cuatro autoridades colocándolos en la tertulia de alguno de los medios que manejan conciencias y voluntades: Tele 5, Antena 3, La Sexta, La 4 o La 1 de RTVE. Pienso en los sobrevalorados nombres, con sus citas correspondientes en los altares, de Unamuno, Ortega y Gasset, María Zambrano o Chaves Nogales. ¿Qué aportaron estos a la liberación de los mundos esclavos que conocemos; al compromiso de las ideas, a la liberación de las cadenas del pensamiento? Si me preguntan diría que ¡absolutamente nada!

[1] La doxografía (del griego doxa, ‘parecer’, ‘opinión’) es una rama de la literatura que comprende aquellas obras dedicadas a recoger los puntos de vista de autoridades del pasado sobre filosofía, ciencia y otras humanidades. El término fue acuñado por el alemán Hermann Diels en su Doxographi Graeci (Berlín, 1879). Muchas de las obras de los grandes filósofos griegos no han llegado hasta nosotros; nuestro conocimiento de las mismas depende de autores menores que recogieron fragmentos o paráfrasis de esas obras perdidas. Fundador de la doxografía se considera a Teofrasto (371-289), autor de Opiniones de los físicos. Otro ejemplo clásico de la doxografía griega fue Diógenes Laercio (siglo 3) en Vidas, opiniones y sentencias de los filósofos más ilustres.​

[2] A los malditos dedicó Daniel Lebrato A vosotros que sois menos personas que una dilatada y compleja literatura relato en El fantasma de La Glorieta (suplemento literario de La Noticia de Huelva), 24 de noviembre de 1984, edición Félix Morales y J. J. Díaz Trillo.

he andado muchos caminos y ninguno con Manuel Vicent.

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España va peor.

Entre resonancias machadianas, sostiene Manuel Vicent en su columna Líderes (18/11/18) que “existen dos Españas, no la de derechas o de izquierdas, sino la de los políticos nefastos y líderes de opinión bocazas que gritan, crispan, se insultan y chapotean en el estercolero y la de los ciudadanos con talento que cumplen con su deber, trabajan y callan”.

Esa oposición (también lingüística) que Manuel Vicent propone lleva a una conclusión: todos los políticos son nefastos, todos los líderes son unos bocazas y todos los ciudadanos o son talentosos o todos los ciudadanos talentosos cumplen con su deber, trabajan y callan.

Por tanto: no hay ciudadanos (con talento o no) que voten a los políticos que son como dice Manuel Vicent.

Por tanto: no hay ni un solo político, hombre o mujer, que no sea nefasto o bocazas.

Manuel Vicent aplica al grupo vertical de la política (vertical porque va de abajo arriba: del electorado a la clase política) una etiqueta horizontal (o transversal): la condición de cada persona.

Según Manuel Vicent, nadie se salva de entre la clase política y tampoco hay ciudadanos torpes o mal informados (o interesados en el lado corrupto de la política) que a esos políticos (interesados o corruptos) los voten en las urnas hasta ser lo que son: bocazas o nefastos. Cabe preguntarse si bocazas o nefasto se es antes o después de que te voten y si no hay ciudadanías rebeldes que en vez de cumplir con su deber, trabajar y callar, se cuestionen su trabajo, protesten y no se callen, por ejemplo, contra El País que pinta Manuel Vicente, quien, al final, lo que propaga es una nueva performance del ser apolítico o del ser ni de izquierdas ni de derechas (¿a que les suena?) o del más puro conformismo en nombre de la buena gente que nunca da problemas. ¡Qué bello día de domingo! Con artículos así, ¿no va a haber nefastos y bocazas? Queden ustedes con el original de Antonio Machado que da cien vueltas a Manuel Vicent.


Antonio Machado
HE ANDADO MUCHOS CAMINOS
poema 2 de Soledades, galerías, otros poemas
(1907)

He andado muchos caminos,
he abierto muchas veredas;
he navegado en cien mares,
y atracado en cien riberas.
En todas partes he visto
caravanas de tristeza,
soberbios y melancólicos
borrachos de sombra negra,
y pedantones al paño
que miran, callan, y piensan
que saben, porque no beben
el vino de las tabernas.
Mala gente que camina
y va apestando la tierra…
Y en todas partes he visto
gentes que danzan o juegan,
cuando pueden, y laboran
sus cuatro palmos de tierra.
Nunca, si llegan a un sitio,
preguntan a dónde llegan.
Cuando caminan, cabalgan
a lomos de mula vieja,
y no conocen la prisa
ni aun en los días de fiesta.
Donde hay vino, beben vino;
donde no hay vino, agua fresca.
Son buenas gentes que viven,
laboran, pasan y sueñan,
y en un día como tantos,
descansan bajo la tierra.

*

 


información y opinión y democracia.

democracia-y-mafia
Democracia no es «lo que a mí me guste». Ninguna investidura es ilegítima.

Para combatir la perplejidad ante los informativos (esas noticias o esa parte de la actualidad que no sabemos cómo digerir o interpretar), es de recordar la vieja teoría de la comunicación: el medio es el mensaje y el mensaje está comprado o al servicio de algo.

Pidiendo perdón a quien lo sabe de sobra, el principio de la democracia consiste en la soberanía del pueblo (que irá a dar al poder legislativo) y no en la fuerza de la ley (poder judicial) como perversamente nos quieren hacer creer quienes, ante lo que decida un Parlamento, insisten con lo que se puede y no se puede hacer, con lo que es legal o es ilegal. Señorías: el pueblo elige a sus representantes y sus representantes fijan la ley. No hay más.

No hay más pero, si hiciera falta, vayan a hemeroteca y repasen la cantidad de veces que dirigentes políticos, hoy del bando de lo que no se puede hacer, han utilizado la reválida en las urnas de algunos nombres propios de sus filas, corruptos, para indultarlos con el argumento de que las elecciones que volvieron a ganar demuestran en las urnas que el electorado les ha dado legitimidad o legalidad. O sea que, cuando interesa, el voto en las urnas está por encima de todo y, cuando no interesa, lo que está por encima de todo es la ley.

No se dejen engañar. Ya que son demócratas (que es ser bien poco), al menos, sean consecuentes y lo primero es el voto popular, no una Constitución ni la guardia pretoriana constitucionalista que la saca en procesión judicial.

de la necesidad de ideas sostenibles y de un centro de interpretación de nosotros mismos.

Daniel Lebrato en Ave clase preferente Madrid Sevilla 31 05 17

En viaje por España se me han juntado tres conversaciones o llantos: llanto por pueblos y aldeas que se vacían, llanto por pequeñas tiendas y oficios que van desapareciendo y llanto por la fuga de cerebros o titulaciones que se subemplean o emigran porque no encuentran trabajo en lo suyo.

Como no podemos vivir del tópico ni quejarnos de lo que no tiene remedio, y hoy que tanto se lleva lo sostenible y hay un centro de interpretación (turística) para cualquier cosa, aconsejo una interpretación de nuestras vidas y de la vida en general bajo principios sostenibles. Así no nos contamos películas ni caemos en romanticismos. Un principio básico es la economía: las ideas son gratis pero no la política entendida como la llevada a la práctica de las ideas. Y otro principio es asumir la responsabilidad personal de manera que cada quien defienda las ideas y la vida que se pueda costear. Seguro que entonces ya no tendríamos opiniones patrióticas nacionalistas y embotelladas y fáciles de echar al mar de las conversaciones en sobremesa.

Aunque se puedan reinventar con nuevos motivos ‑por ejemplo, el turismo o la ecología‑, pueblos y aldeas y oficios se cierran por motivos económicos irreversibles. Llámenle progreso. Y la universidad española peca de engañosa ambigüedad desde el comienzo: con dinero público se quiere formar un personal que luego, si puede, se forra por la privada: en la Habana, médico y, en Miami, millonario, vida mía. Ese juego no nos podía emocionar y, ahora en España, si tienes que irte al extranjero, te vas, mi vida. Distinto caso sería la fidelización o funcionarización de las titulaciones universitarias, algo que ya sucede con las academias militares, donde ingresar significa egresar para el ejército español. Ese automatismo podría darse en medicina o ingeniería cuando ingresar signifique, primero, que esa plaza de trabajo la necesita España y, después, que usted va a ejercerla si no toda su vida como funcionario público, al menos el tiempo suficiente para devolverle a España el dinero que España invirtió en su formación.

Al final, hablábamos de nosotros mismos y del pie por donde cojeamos. Pero eso en dialéctica da para poco. Saramago en su novela pudo echar a pelear al alfarero contra Porcelanosa. En la vida real, no.


de la necesidad de ideas sostenibles y de un centro de interpretación de nosotros mismos.

En viaje por España se me han juntado tres conversaciones o llantos: llanto por pueblos y aldeas que se vacían, llanto por pequeñas tiendas y oficios que van desapareciendo y llanto por la fuga de cerebros o titulaciones que se subemplean o emigran porque no encuentran trabajo en lo suyo.

Como no podemos vivir del tópico ni quejarnos de lo que no tiene remedio, y hoy que tanto se lleva lo sostenible y hay un centro de interpretación (turística) para cualquier cosa, aconsejo una interpretación de nuestras vidas y de la vida en general bajo principios sostenibles. Así no nos contamos películas ni caemos en romanticismos. Un principio básico es la economía: las ideas son gratis pero no la política entendida como la llevada a la práctica de las ideas. Y otro principio es asumir la responsabilidad personal de manera que cada quien defienda las ideas y la vida que se pueda costear. Seguro que entonces ya no tendríamos opiniones patrióticas nacionalistas y embotelladas y fáciles de echar al mar de las conversaciones en sobremesa.

Aunque se puedan reinventar con nuevos motivos ‑por ejemplo, el turismo o la ecología‑, pueblos y aldeas y oficios se cierran por motivos económicos irreversibles. Llámenle progreso. Y la universidad española peca de engañosa ambigüedad desde el comienzo: con dinero público se quiere formar un personal que luego, si puede, se forra por la privada: en la Habana, médico y, en Miami, millonario, vida mía. Ese juego no nos podía emocionar y, ahora en España, si tienes que irte al extranjero, te vas, mi vida. Distinto caso sería la fidelización o funcionarización de las titulaciones universitarias, algo que ya sucede con las academias militares, donde ingresar significa egresar para el ejército español. Ese automatismo podría darse en medicina o ingeniería cuando ingresar signifique, primero, que esa plaza de trabajo la necesita España y, después, que usted va a ejercerla si no toda su vida como funcionario público, al menos el tiempo suficiente para devolverle a España el dinero que España invirtió en su formación.

Al final, hablábamos de nosotros mismos y del pie por donde cojeamos. Pero eso en dialéctica da para poco. Saramago en su novela pudo echar a pelear al alfarero contra Porcelanosa. En la vida real, no.

por una muerte sin cadáver

Igual que se sirve cerveza con o sin alcohol, tendrían que preguntarnos la muerte ¿cómo la quiere?, ¿con cadáver o sin cadáver? La muerte sin cadáver despide al muerto en el cuarto de hospital y sale a la calle a seguir la vida. El hospital se hace cargo del cuerpo residuo orgánico. Quien no quiera el cadáver, ¿por qué tiene que cargar con el muerto? y, sobre todo, ¿por qué tiene que acudir a la privada (funeraria, tanatorio, etc.) después de haber cotizado toda su vida a la seguridad social que trae consigo la sanidad pública? [1]

Enlace a La muerte a cargo de la seguridad social.

[1] Las respuestas a estas preguntas retóricas no anulan que sigamos preguntándonos ¿por qué la Iglesia?, ¿por qué El Ocaso?, ¿por qué ‑según parece‑ nadie, ningún colectivo, dice nada?

la creación periodística

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LA CREACIÓN PERIODÍSTICA
premisas y mecanismos de un género creíble–

Hablamos de creación periodística como hablamos de creación poética o artística. Solo que aquí no se busca la originalidad sino el convencimiento, la alucinación colectiva. Los medios no cuentan la actualidad: la crean, la recrean o la interpretan. Desde McLuhan a Umberto Eco, esto es axioma. La prueba: el receptor decide, el usuario elige el medio que le dé la razón a él y a su partido, político o de fútbol. Mecanismo circular: yo te cuento lo que quieres oír y tú aumentas mi audiencia, mi share, que hará subir mis ingresos por publicidad. Cuestión de fe. La opinión pública: dios; el quiosco o la parrilla: templos de culto; y cada grupo de fieles (al ABC, a El Mundo o El País): creyentes.

–PREMISAS de la creación periodística. Hace falta creer en:

  1. la libertad de prensa (quien paga, manda; quien financia tiene derecho a manipular)
  2. la democracia (como el sistema mejor o menos malo)
  3. la opinión personal (una persona, un voto)
  4. la opinión pública (base de la acción política)
  5. la mayoría o mayorías a las que es conveniente pertenecer (gregarismo)

–MECANISMOS de la creación periodística:

  1. ideología. Enfoque. Valores y visiones del mundo que se quieren transmitir.
  2. selección. Qué es y qué no es noticia.
  3. fuentes. Noticias de procedencia ajena (agencias, otros medios) o de elaboración propia. ¿Qué investiga el periodismo de investigación?
  4. documentación. Antecedentes de la noticia.
  5. composición. Titulación, destacados, avances o recuadrillos.
  6. redacción. Lenguaje y estilo.
  7. opinión indirecta. Testigos dan opinión en estilo directo sobre cualquier noticia (puede ser el tiempo, el calor que hace o lo que diluvió ayer).
  8. opinión directa. Del propio medio a través de editoriales, firmas colaboradoras o el empleo de un lenguaje evaluativo.
  9. montaje. Contexto o relaciones complementarias y suplementarias: lo que va antes y después.
  10. situación. ¿Cómo?, ¿dónde? y ¿cuándo? de la información y de la comunicación.
  11. contraste. Con otras fuentes o medios.
  12. campaña. Relaciones complementarias: todos los medios dicen más o menos lo mismo.
  13. exclusividad. Relaciones suplementarias: un medio crea o da una noticia que los demás no dan.
  14. seguimiento. Tiempo que dura una noticia.
  15. responsabilidad. El medio se implica o se desentiende de lo publicado.

Ejemplo de creación periodística. España (que es Europa y es Otan, Ceuta y Melilla ‑y no Gibraltar‑, sin platearse otra cosa) está muy mal con Rajoy en funciones que no toma posesión por culpa de Pedro Sánchez. En internacional, Siria nos obliga a acoger refugiados, sobre todo por lo que sufre la infancia bombardeada con armas químicas por Bashar al-Ásad apoyado por Rusia. Venezuela es una dictadura. Religiones y armas son buenas y necesarias, aparte casos aislados, como yihadistas o polis blancos que se pasan matando afroamericanos. Hay que apoyar onenegés y movimientos solidarios en un mundo donde todos tenemos los mismos derechos aunque no vivamos en mundos iguales. Tiene que haber de todo. Hablar con la familia: plan para el fin de semana. Nota en la nevera: qué hay que comprar en Mercadona.

periodismo

mezcla
La suma de los colores da el blanco

periodismo

un lenguaje y un estilo que no enmascaren la dominación

Antonio Machado decía a su compadre: ¿Tu verdad? No. ¡La verdad! La tuya, guárdatelá. (Primera vez, que sepamos, que un poeta culto reconocía la acentuación aguda de estas esdrújulas ocasionales que en español forman verbo, complemento indirecto y directo, donde se demuestra además que los pronombres átonos, tan átonos no son, mire usted, pero a lo que íbamos.) El poeta o su mentor creen que hay una verdad objetiva y se supone que esa objetividad es la que un lector de periódicos busca al acercarse al quiosco -iba diciendo el profesor en clase de periodismo-, pero ese lector cuando llega al quiosco y ve que cada periódico da su versión de una misma noticia, percibe que a la objetividad únicamente llegaría llevándose el quiosco a casa y ni aun así: la verdad pudiera no estar en ninguno de los diarios a su alcance. Lo que, desde luego, no podíamos hacer es darle cancha al pensamiento pusilánime: ¿leer el periódico, para qué?, si cada uno va a contar lo que le dé la gana. Ni tampoco ser tan ingenuos que quisiéramos un único periódico, especie de boletín oficial del Estado: aun con sus defectos, la libertad de prensa es preferible. Otro argumento a favor de la prensa subjetiva, que toma partido, es que la prensa nació como gaceta del Estado absolutista o como órgano de expresión de las ideas políticas, así que no es de extrañar que siga habiendo prensa de derechas, de izquierdas y de todos los colores. El profesor cerraba su disertación con el lema del diario Liberación el breve tiempo que estuvo entre nosotros: un lenguaje y un estilo que no enmascaren la dominación. Han pasado los años, comprar periódicos es cosa de viejos y, con las nuevas tecnologías, quien no lo era se ha vuelto periodista, los periódicos de papel se están reinventando en digitales y es casi imposible que pase algo en el mundo sin que alguien lo grabe por teléfono, haga fotos o vídeos de lo que antes era una noticia y hoy puede ser un subidón de audiencia (trending tópic) o un espectáculo. De pronto adquiere más importancia el periodismo de opinión que el periodismo de información, que consumimos, antes que en el periódico diario, por la radio, por la tele, por el teléfono, por la tableta o por el ordenador. Las columnas de opinión presentan el mismo problema que el periodismo informativo: puedo leer a unas y a otras firmas de prestigio, y seguir con la duda de cuál de todas será al final mi propia opinión. Lo que sigue valiendo y mereciendo la pena es el periodismo de investigación, aquel capaz de bajar a las cloacas, de analizar con lucidez el presente que pasa y de anticiparse a las jugadas que desde el poder se siguen maquinando contra las buenas ideas y contra la pobre gente. Necio, aprende, que el mozo de un ciego un punto ha de saber más que el diablo, aconsejaba el ciego a Lázaro cuando era su lazarillo. Un punto más que el diablo, que la realidad, que la subjetividad y la objetividad juntas. Proponemos una tercera vía entre las dos divisiones clásicas del periodismo, el de información y el de opinión: el periodismo de interpretación. ¿Qué pasa en Siria? ¿Acabaremos todas las mujeres tapadas a la islámica? ¿Es cierto que Estados Unidos apoyó el Estado Islámico? O, visto desde aquí, desde Andalucía, ¿merecen Ceuta y Melilla seguir bajo bandera española? ¿No se reconoce a Cataluña su derecho a decidir, y a Gibraltar ya se le ha reconocido? ¿Es ético combatir el desempleo creando puestos de trabajo en empresas que matan, como Airbus Military, o dando prestado el suelo de España para operaciones militares, como en Rota o en Morón? Los de arriba, cuando pueden, la información la esconden, y eso justifica un periodismo de información privilegiada, pero a la contra, un confidencial. Sería un periodismo que respondiera a las preguntas ¿sabías que…?, con muchos puntos suspensivos, que nos hacían los libros en el colegio. La respuesta a ¿sabías que…? puede ser una prensa crítica, libre en el sentido de no manipulada. Un lenguaje y un estilo que no enmascaren la dominación.

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enlace a Libro de estilo


Memoria y desmemoria de la transición

LAS DOS ESPAÑAS

Leo en Luis García Montero que “Antonio Machado no escribió sus famosos versos (una de las dos Españas / ha de helarte el corazón) para referirse a la derecha y a la izquierda, sino a los turnos de los partidos de la Restauración, a las dos Españas monárquicas de los conservadores y liberales”. Anoto al margen: se non è vero è ben trovato, está bien hallado: la teoría de las dos Españas, tan útil cuando ansiábamos una España distinta, mesiánica, con el tiempo y la democracia se ha vuelto una idea más peligrosa que un alacrán en un zapato.

Dos Españas como dos madres ante el juicio de Salomón: una tendría mucho que ganar con que hubiera otra a quien echarle la culpa. Entre la negra y la blanca, entre la azul y la roja, entre el clavel y la espada, se ha ido enredando (enredandó como en el muro la hiedrá) un rey que se postula para arbitrar y poner paz entre las dos Españas, y que nos dejó tirados la larga noche del 23-F mientras su majestad dudaba entre Constitución o generales golpistas.

La teoría de las dos Españas alimenta el tópico nacional. Tópico es: Psoe y Pp, todos los políticos sois iguales; condenar lo que sea, venga de donde venga; y equiparar del tirón todos los ismos de nuestro pasado reciente: nazismo, estalinismo o castrismo. Este centrismo coloca al topicante demócrata en el justo medio, donde le han dicho que está la virtud, y queda él, tan majo y tan buenón, que te dan ganas de comértelo a besos.

Habría que decir al buenón de turno que las atrocidades de la historia moderna (postnapoleónica) echan raíz en los ejércitos y en las patrias, en Estados buenos y enemigos malos a quienes, respetando Convención de Ginebra y Derechos Humanos, se puede exterminar; que los campos nazis y estalinistas deberían llevar al horrorizado a militar en las ideas y que, para ser coherente, tendría que estar en contra de cárceles y sistemas de privación de libertad, alérgico a las ferreterías que venden alambres de espino, y en contra de la guerra como método para resolver conflictos entre naciones o pueblos.

Habría que decirle que, si hay dos Españas, una lleva siglos haciendo historia; otra, tal vez ha levantado el puño o preguntado si se puede. Por otra España entiendo la de los santos inocentes: servil, mal educada, mal vestida, inculta, lujuriosa, medio deforme y faltita de todo. Lo que nadie podrá decir es que esa España de santos inocentes ha traído la crisis o nos ha llevado a Afganistán. Hay una clase que no ha podido hacer mal la historia, porque no la ha protagonizado. Medirse con otros machos de taberna, sí lo han hecho: es parte de una intrahistoria que incluye el fanatismo por el fútbol o por las tías buenas y maltratar a la que llaman la parienta. El espejo de esta España inferior es aquella otra que ora y embiste cuando se digna usar de la cabeza.

Cuando nuestro buenón se digna y pontifica sobre las dos Españas de república y guerra civil (sintagma precocinado), el buenón se está comiendo la demografía de cada bando, sus razones para la paz y para la guerra y el futuro que hubiera traído la victoria de una u otra España. La quema de iglesias, los abusos, fusilamientos y violaciones en el lado republicano, sólo se metabolizan en un pensamiento superior y militante. Lo que no cuadra es tan buena vista para ver de lejos las viejas fechorías y tan poca vista para no ver el mapa de los horrores de ahora mismo. Supongamos las minas antipersona made in Spain.


Una historia que es memoria

La llamada transición española marcó el paso de la dictadura a la democracia y es resultado de una serie de reformas, acuerdos y pactos que tuvieron lugar entre diciembre de 1976 y diciembre de 1978. Protagonistas fueron, por parte progresista, la izquierda social-radical del Pce y la izquierda social-demócrata y liberal del Psoe; y, por parte conservadora, la extrema derecha de Manuel Fraga (Ap-Pp) y el centro derecha de la Ucd más los partidos moderados vasco y catalán, al fondo el rey Juan Carlos y la unidad de España, la bandera y el ejército. Hitos de la transición: Amnistía, Pactos de la Moncloa y Constitución.

Entre amnistías y pactos, quedó blindada la Constitución de 1978 que cerraba un régimen, el franquismo, y dejaba otro atado y bien atado: esta democracia. Pactos y Constitución marcaban la España que iba a ser pero también la que no iba a ser: no sería España republicana ni federal, algo que la Constitución dejaba a la posteridad a precios políticamente prohibitivos.

Además de un Gobierno homologable por países aliados, la clase política española se daba a sí misma una salida y una historia: una historia que fuera la Historia y una salida a personas concretas que pareciera una solución para todos.

La Historia se reescribió así: Tema República y Guerra Civil (de esta manera se asocia la Segunda República con tiros y disturbios desde el mismo momento de su proclamación en 1930). En 1936 lo que hubo fue el estallido de un conflicto latente entre las dos Españas, estallido que se veía venir y que la república atrajo como la torre al rayo. La guerra civil (llamémosla guerra cuanto antes) fue guerra y no golpe de Estado, para lo cual tienen ustedes que pasar por alto un día incómodo, el 16 de julio de 1936, y los días que precedieron y siguieron a aquella fecha. Tienen ustedes que pasar de puntillas por la ‘cuenta de la vieja’ de Franco y de sus compinches: el pronunciamiento, el baño de sangre, la toma del poder y el reparto del nuevo Estado. Todo eso habrá que reducirlo a un mal necesario, por ejemplo: es que la república iba fatal, es que la convivencia estaba muy deteriorada, era el giro comunista del Frente Popular. La cuestión será hacer olvidar que, comunista o no, el Frente Popular fue un Gobierno legítimo salido de una legítimas elecciones.

[Dicen que cada español aficionado al fútbol lleva dentro un seleccionador nacional y un once ideal con el que la selección ganaría todos los partidos. Aquí igual: frente al lenguaje secamente estadístico que preside la democracia, “quien gana, manda”, en la república tenía que mandar no quien había ganado (el Frente Popular), sino quienes tenían y tienen en la cabeza los ‘seleccionadores’ de la patria. La legitimidad democrática se la pasaron los golpistas por la culata como los demócratas se la pasan por las novelas de Javier Cercas.]

Una vez puesto a enfriar el pronunciamiento de Franco, la historiografía oficial fue aliñando otras fechas: la ‘guerra’ se habría iniciado en Asturias en octubre del 34, o el día que mataron a Calvo Sotelo, 13 de julio del 36, de modo que el uno de abril de 1939, último parte de guerra del general Franco, a su modo empezaba, si no la paz, la posguerra y, de la posguerra, a la reconciliación nacional y, de ahí, a la flamante Constitución.

No imaginaban que los derechos civiles, de personas tomadas de una en una, iban a sacar adelante una ley como la Ley de la Memoria Histórica.


Memoria que es historia

Si el golpe llegó a guerra civil no fue porque hubiera dos Españas sino porque la España golpista se vio sorprendida por la resistencia al golpe de la España pacífica, que fue la que hizo fracasar el pronunciamiento. En justicia universal, a los golpistas se les juzga por sus intenciones y por los golpes realmente dados a personas, familias o a instituciones. Si la guerra es el fracaso del golpismo y, a más guerra, más derramamiento de sangre, ¿a quién habría que juzgar con mayor motivo, a Franco o a Pinochet?, ¿al franquismo o la dictadura argentina?

La ley de amnistía (mejor: la amnesia) valía para gente como Santiago Carrillo (a quien la derecha reprochaba una matanza en Paracuellos del Jarama), como valía para culpables del régimen o de haber traído el régimen: golpistas y militares, funcionarios y particulares. Cuatro de las cinco partes firmantes del Pacto de la Moncloa, se dice pronto, tenían las manos manchadas de sangre (de verdad o de mala prensa): el Gobierno del Movimiento, la monarquía continuista, Fraga el de “la calle es mía” y Carrillo.

A aquella transición tan cortita, democráticamente hablando, le venía de perlas la doble presión de estar entre la espada del ejército golpista y la pared de los atentados de Eta. Y, la verdad, hubo un 28 de febrero de 1981. Hoy en 2010 el Gobierno promete la “salida policial” al terrorismo y ya no hay golpistas en el ejército. Si reconocemos las presiones de los poderes fácticos en el 75-81 y si justificamos lo injustificable en nombre del realismo político en aquellos años oscuros, ¿por qué en estos años claros se sigue santificando una Constitución conseguida bajo presiones, que es como decir bajo tortura? El caso más claro es la reforma de la ley electoral, que no costaría nada. Pues tampoco. Psoe y Pp se han dado cuenta de que el bipartidismo funciona, han descubierto que ellos son las dos Españas. Una cámara excesivamente fragmentada daría gobiernos inestables, dice el Psoe (no Izquierda Unida), y no parece oportuno cambiar la ley electoral. Como el Concordato con la Iglesia: “para otro día”.

Mientras la fábula de la modélica transición española corría entre nosotros y se hacía rosa con doña Letizia y libro de texto con la asignatura de ciudadanía, Argentina y Chile demostraban que no pasaba nada por sentar en el banquillo a golpistas y torturadores. Paralelamente, la disgregación de la antigua Unión Soviética no ha destrozado el mundo, sino dado independencia a países o naciones. (Ésa es otra que se ha comido el quinteto de la Moncloa: el derecho de autodeterminación de los pueblos. Ese derecho solucionaría pacíficamente la cuestión vasca o catalana, y haría más fácil el gran tema del que nadie quiere hablar: la descolonización de Ceuta y de Melilla, la puesta bajo control de España de Gibraltar, autónoma o federal, pero de España.)

Mundo al revés: juicios a Garzón y a la voluntad de Cataluña expresada en referéndum. Los demócratas que idolatran la Constitución responden que “en democracia”, y bajo “el imperio de la ley”, estamos a lo que dictaminen los jueces del Supremo y del Constitucional, que eligen los de siempre.

Ni tontos ni marxistas, querrán que digamos: amén.

Daniel Lebrato, 5 del 5 de 2010

MEMORIA Y DESMEMORIA DE LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA
APÉNDICE DE FECHAS

1969 Franco nombra heredero al príncipe Juan Carlos

1975.20.11 muere Franco

1976.28.07 Concordato entre España y la Santa Sede

1976.30.07 primera ley de amnistía

1976.15.12 se aprueba en referéndum la Ley para la Reforma Política

1977.09.04 legalizado el PCE

1977.15.06 elecciones generales: gana la UCD de Adolfo Suárez

1977.15.10 segunda ley de amnistía

1977.25.10 Pactos de la Moncloa: firma del pacto económico, dos días después

1977.27.10 firma del pacto político, que Fraga no ve “oportuno ni efectivo”

1978.06.12 se aprueba en referéndum la Constitución, ratificada por las Cortes

1978.27.12 las Cortes aprueban la Constitución, que fija el Senado y la ley electoral

1979.01.03 elecciones generales: gana la UCD de Adolfo Suárez

1982.28.10 elecciones generales: gana el PSOE de Felipe González

2007.26.12 Ley de Memoria Histórica

Los pactos de la Moncloa en boletines oficiales

SOFISMA Y TOROS

M.D., gracias por el artículo de tu compañero sobre los toros.

Me agrada que haya gente contra esa barbaridad, aunque no estoy de acuerdo con
todo lo que él dice. Él no le da ninguna importancia al sufrimiento del animal, y la
preocupación por ese tema lo ve «primermundista» y aristocrático. Y es cierto que lo es,
pero la sensibilidad respecto al sufrimiento de otros seres probablemente sólo puede
surgir cuando las necesidades más perentorias estén resueltas. Él ve muy claro que
toda la muerte duele (hasta la de las lechugas, con lo que podría estar de acuerdo),
pero en este primer mundo hay leyes para reducir el sufrimiento en mataderos,
transporte, en animales de compañía, investigación, etc. (estoy en el comité de bioética
de mi instituto y rechazamos, como en el resto del CSIC y la Universidad, muchos
proyectos de investigación por conllevar sufrimiento a los sujetos de estudio). Así es
que la sociedad (de hecho sólo la del primer mundo, Occidente) no se desentiende del
sufrimiento.animal, trata de reducirlo con leyes.

Su postura es de izquierdas, pero creo que de la izquierda antigua. Bueno, es natural
que la gente no coincidamos en todo

Gracias y un abrazo, F.

LA HOJA Y EL BOSQUE

La mayoría de las reacciones al artículo Sobre los toros se centran en el tema toros y desprecian casi todo lo demás: la sociología del mundo de los toros, la crítica a lo que ha sido históricamente el toreo a caballo y a pie, la denuncia de una sociedad vertical fuertemente dividida y separada entre ganaderías y empresas, por un lado, y torerillos de Triana, por el otro.

Es como si hubiera molestado introducir ese punto de vista económico y social: ¿Por qué sale usted hablando de mundos primeros y terceros, si aquí de lo que se trata es de acabar con las corridas de toros, y nada más que eso?

Me tienta decir que las personas y las opiniones se dividen en dos: quienes están globalmente de acuerdo con el mundo en el que viven aunque admiten que ese mundo se puede mejorar y además aspiran a mejorarlo, y quienes están globalmente en desacuerdo con el mundo en el que viven y tampoco rechazan las mejoras parciales ni renuncian a disfrutar de esas mejoras que puedan hacerse.

En general, mis amigas y amigos empeñados en luchar contra la tauromaquia han rechazado la globalización del problema y me han llamado al orden: oye, que aquí estábamos hablando de “toros sí o toros no”, no de latifundios ni de clases sociales.

Sospecho que este tema y otros temas monográficos son las hojas y la visión crítica por clases sociales es el bosque.

SOBRE LOS TOROS Y EL SOFISMA

Todo lo que he leído y escuchado de la fiesta, gira sobre los toros como espectáculo y sobre las medidas que habría que tomar contra la tortura a un animal. De acuerdo. Esta sociedad nos invita a amar a los animales y a militar en causas humanitarias y parciales (fenómeno oenegé), en batallas pequeñitas, pero no en la gran guerra: las bases de la desigualdad social y humana, también animal.

Sacarle punta al tema toro es como en el instituto cuando estudiábamos: tema, estructura y contenido, género y clases, comentario crítico. La sociología de los toros es un punto de partida y de llegada, y no quiere ser un sofisma.

Para el creyente (y yo, fatalmente lo soy), el verdadero espectáculo se desarrolla en otras partes, no en lo que sufre el toro ni en la caza del zorro ni en la hepatitis del canard. El lord cazador y el bourgeois gourmet sí que son nuestro espectáculo.

¿Es igual el mundo del toro para gitanillos y belmontes muertos de hambre que para Domecqs, Miuras, Borbones y marquesonas? ¿Es un sofisma poner el dedo en esa llaga, más que capitalista, feudal y de rancias aristocracias? ¿Habría corridas si no hubiera grandes dehesas y latifundios heredados y tenidos a título de qué, desde los tiempos de Guzmán el Bueno (¡y tan bueno!)?

Y en cuanto a las sociedades protectoras, la pregunta es esta: quienes sufren por los animales-animales ¿sufren igual por los animales-personas? Según cogemos el sueño cada noche en el primer mundo protector, la respuesta es que no.

Estoy de acuerdo con la ética de que “es un mal causar dolor y muerte, con regocijo, a otro ser vivo”, sin embargo el regocijo va por dentro y puede ser lo de menos. De hecho, los aficionados a la tauromaquia niegan que se regocijen con lo que sufren los toros, más bien buscan argumentos en defensa del toro y del torero, argumentos que sí que son puros sofismas.

Pero supongamos (segundo ‘pero’) que la pena de muerte se aplica “sin regocijo” y con sentido de Estado. ¿Ya me parecería bien la silla eléctrica?

Con perdón tuyo y mío, lo único que hacemos pequeños o medianos burgueses es ajustar nuestra cartelera, dar por buenos o malos nuestros espectáculos, y aquí los toros entran al mismo nivel que el teatro o el cine.

A mí el mundo de las protectoras de animales se me queda muy chico al lado de las protectoras de personas. De culitos y barriguitas antitauristas, pienso igual que pienso de los profesionales de Greenpeace: que son eso, profesionales. Yo crecí creyendo, y todavía creo, en los grandes movimientos de ‘masas’ (palabra desprestigiada, qué le voy a hacer). A los protestones de élite que expresan la mala conciencia del primer mundo, la Humanidad (con mayúscula o con minúscula: de un ser humano en concreto) les importa un bledo (iba a decir un carajo, porque quienes pensamos en clave de ‘masas’ les caemos francamente mal).

Y es que las masas recuerdan al tercer mundo y el tercer mundo, claro está, no protege a los animales ni los cría para hacer taquilla: el tercer mundo se los come.

LA HOJA Y EL BOSQUE

sobre los toros

SOBRE LOS TOROS

  1. Lo tópico y típico del toro y del toreo usted lo sitúa en Andalucía, donde mayores son la diferencias sociales verticales. Y no es casual que la fiesta del toro se cuestione en Cataluña, sociedad más horizontal donde es más fuerte la clase media, y donde faltan las grandes ganaderías.
  2. En Cataluña intentan el debate. El movimiento protector de animales es primermundista y aristocrático. Los autos de fe antitaurinos, tetas y culos manchados de sangre, son todo menos manifestaciones populares. El truco del decreto ley que protege la Fiesta con maýuscula como bien cultural es una pasada y una manera de hurtar un debate legítimo. Qué menos que cuestionarnos la supuesta cultura de las corridas de toros.
  3. Discutir sobre la fiesta no puede ser discutir sobre si el toro sufre o deja de sufrir. La muerte siempre duele: también la lechuga y el tomate sufren el arrancamiento. Lo terrible es que se ponga por delante la cuestión sufrimiento animal, antes que el factor humano, y el factor humano es el mundo desigual que rodea, sostiene y, cuando puede, justifica la fiesta de los toros. Para nosotros, ni tontos ni marxistas, ni catalanes ni andaluces, ni tauristas ni anti tauristas, ésta es la arena:
  4. La España de empresarios, ganaderos, terratenientes y señoritos cortijeros. Pregunta: ¿Queremos a esta selecta clase que ve los toros desde la barrera, desde la altura de sus caballos jerezanos? Ese es el mundo del rejoneo que históricamente a finales del Xviii dejó su sitio a los de a pie, por ver cómo corneaban, no a ellos, que las cornadas duelen, sino a los pobres toreros. Últimamente, en clave ecologista y proteccionista, a este grupo se le oye defender que, gracias a las corridas, la especie del toro bravo sobrevive feliz en la dehesa. Salvando al toro, se salvan a sí mismos y, encima, con subvenciones oficiales y escuelas de tauromaquia…
  5. …Y la España de toreros buscavidas tentadores de la suerte y de la muerte. Pregunta al público: ¿Es lícito o se puede moralmente consentir que por un puñado de euros el ser humano torero se juegue la vida por milímetros de riesgo, si se acerca mucho o poco a la cornada? ¿No será el público de las corridas cómplice como el que pedía sangre de gladiadores? Y ante las tripas fuera del animal humano, ¿no dirán nada protectores de animales?
  6. Si no interesa hablar de eso, volvamos al arrancamiento de la lechuga y más: hablemos de las guerras, y propongamos acabar con las guerras acabando con las armas y los ejércitos. Así, en vez del documental sobre lo mal que lo pasan los toros, nos pondremos una película sobre las cornadas que da el hambre y en las zonas de conflictos: qué duele una pierna cuando te la amputan por culpa de una mina anti persona, qué dolor de cabeza da un bombardeo y qué secuelas dejan las misiones de paz de nuestro glorioso ejército, que se simboliza en el Rey que defiende las corridas.
  7. No apliquemos una moral estricta y absoluta para unas cosas (que el toro sufre: eso es verdad) y en cambio una moral relativa cuando nos conviene mirar para otro lado: las caras de la explotación y de la miseria.

daniellebrato en wordpress, 01.04.2010

contra la revolución (ni tontos ni marxistas 2)

CONTRA LA REVOLUCIÓN

Sostiene un buen amigo que “las revoluciones no engendran más que una reposición de caras nuevas que indefectiblemente se tornan en viejas”.

1.
Que Carlos Marx cayera en el tópico de la revolución no quiere decir que caigamos nosotros. Marx era militante e imaginó una revolución parecida a las revoluciones que él conocía o había estudiado: violentas a la francesa de 1879 y de otras revueltas que vinieron después. Para ridiculizar al marxismo, la historiografía dominante se burla de lo que fallaron las predicciones de Marx: que el proletariado iba a ser el soporte de los tiempos nuevos y que la revolución empezaría por el país más industrial y, por tanto, más fuerte en clase obrera, que era Inglaterra. Pero la chispa de la revolución no saltó en la Inglaterra obrera de Dickens sino en la Rusia campesina de Tolstói, y desde 1917 las barbas de Marx junto a las de su inseparable Engels se funden con Lenin y luego con Stalin en la foto de un siglo que no han parado de vendernos: o países libres o dictaduras comunistas, es lo que hay. Y lo que hay ‑ya sin Soviética‑ es un capitalismo que presume del fin de la Historia y de no tener rival fuera del terrorismo internacional contra el que siguen haciendo falta bases de Rota, marines y Sextas Flotas, como querían demostrar.

Para llegar aquí, el capitalismo ha jugado su única carta, que es pura propaganda: el dinerito que se cree uno que va a ganar. Esa tabla de salvación individual fue el efecto Muro sobre la gente del Este y está siendo el efecto Miami sobre la conciencia de Cuba. El experimento social, llamémosle el socialismo, fue y es imposible en un solo país, la aldea gala frente al César. La Internacional y Trotski lo sabían. Che Guevara lo vio venir: socialismo en un solo país sería como ir de bufé libre y a fondo común un grupo solidario rodeado por tiburones, gorrones y escaqueados.

2.
El artículo Ni tontos ni marxistas quiere evitar el Marx militante y el supuesto Marx del Telón de Acero. Ni tontos ni marxistas quiere volver al Marx estrella de luces que no todos tienen, al Marx que nadie ha rebatido. Después de Marx, la Economía es administración y recursos humanos; la Filosofía, una asignatura y una historia del pensamiento; y la Historia (también la del Arte), una mentira desvelada y un presente que se puede cambiar.

Quien piensa que “las revoluciones no engendran más que una reposición de caras nuevas que indefectiblemente se tornan en viejas”, aparte de que olvida que la Historia no avanza en circular sino en espiral, coincide con la duquesa que se niega a compartir sus joyas y sus tierras con la criada y los jornaleros. Total: si la criada (con esa pinta) no va a saber lucirlas, y los jornaleros (con esas manos) no van más allá del terruño y la taberna. Ya sería algo que criadas y jornaleros de la duquesa (siglos, por siglos) estuvieran unos añitos al frente del cortijo y pudieran decir: “las revoluciones no engendran más que” etc.

Pero íbamos a no hablar de revolución ni de de política, proyecciones de futuro no hagamos ninguna, que luego nos acusan de utópicos o de violentos. Hablábamos de que al presente o con ‘la crisis’ los tontos tienen que hacerse más los tontos. Y los marxistas.

3.
Pongamos por caso a la Ministra que va y dice que atrasar la edad de jubilación responde a la demanda de una tercera edad que quiere seguir siendo útil y joven. O pongamos reflotar astilleros y aeronáuticas civiles a base de barcos y aviones militares. No sólo debo aceptar (no lo acepto) que el carísimo ejército de mi país mate a personas, sino que encima tengo que depositar en las fuerzas armadas (y que me perdone esa tropa de necesitados y malos estudiantes) valores patrios más elevados que los míos. A la enseñanza nunca nos sacan el doce de octubre.

¿Te imaginas combatir el paro trabajando todos menos horas, menos días y menos años para que todos trabajen? ¿Te imaginas que, como se fija un salario mínimo, se fija un salario máximo y un máximo de renta y patrimonio por persona? ¿Te imaginas que se legisla un cuerpo único de Seguridad del Estado que unifique instalaciones, sueldos y jerarquías de ejército y guardia civil, policía nacional y policías locales, protección civil y bomberos? ¿Sería un mal patriota quien eso pidiera? ¿Atenta contra los sindicatos que Comisiones y Ugeté compartan (ya que casi todo lo comparten) una sola subvención? ¿Va contra la democracia que la Jefatura del Estado vaya pasando poco a poco del Rey al Presidente del Gobierno? ¿Te imaginas?

Yo sí me imagino. Mejorarían las cuentas del Estado y la salud moral de los telediarios.

Y sin hacer la revolución. Cuestan sangre las revoluciones, manchan mucho las revoluciones y a estas alturas ‑francamente‑ dan pereza.

[Sospecho que además es lo que están deseando: que hablemos de la revolución.]


cuando me lo contaron sentí el frío (ensayo sobre la prostitución)

putas por las putas

CUANDO ME LO CONTARON SENTÍ EL FRÍO

***

Análisis y comentario crítico de la campaña

NO A LA EXPLOTACIÓN SEXUAL (año 2009)

Una sociedad digna se quita la sarna.

A una sociedad indigna, la sarna con gusto no pica.

Recuerde el alma dormida que este régimen es experto en músicas calladas, que nos han hurtado (sea cual sea nuestra postura) debates ideológicos sobre Otan o Neutralidad, Confesionalidad o Laicismo, Monarquía o República. Que llaman de paz a las misiones de guerra. No es que tengamos ganas de entrar en política, es que nada social deja de ser política, de polis y politesse: conductas que vienen de una comunidad y a esa comunidad la definen (tatuarse o masticar chicle). Tenemos también la obligación de pensar no sólo lo que la política dice, sino lo que calla o da a entender. La campaña “No a la explotación sexual” silencia, oculta o tapa otra más rotunda y directa, que hubiéramos agradecido: “No a la prostitución”. La campaña “No a la explotación sexual” está por mantener la prostitución (mejorada, sin proxenetas, lo que usted quiera, Ministra, pero prostitución prostitución). La prostituta deja de ser la que está prostituyéndose, el estado lamentable en que está la vida de una mujer, y pasa a ser un ser, una definición, una condición u oficio, y el puterío se sindica o legaliza como un trabajo aceptado (cómo la música o la albañilería). Usar el posavasos es echar un trago a la salud de la puta y su cliente, eso sí: libres al fin del proxeneta, pues qué bien. Están a punto de hacer con las mujeres sometidas a prostitución lo que hicieron con mujeres sometidas al tapadismo islámico: la normalidad de un mundo irreal. Si la versión oficial del tapadismo niega lo principal (que el pañuelito es el síntoma de un sistema de discriminaciones sucesivas que se manifiestan, no empiezan, en el pañuelo y acaban en burkas y lapidaciones), en la prostitución también se niega lo mayor y se pasa por alto lo principal: que a estas alturas, en la sociedad de derechos y valores, hay mujeres cuyo ‘trabajo’ sigue siendo servir sexualmente a los varones. Para que haya igualdad y para callarnos la boca, ya verán ustedes cómo la legalización se hará extensiva también a los prostitutos machos. Definitivamente, la revolución puede esperar.

Trata (o tráfico de personas) y prostitución son distinta cosa, aunque a la vez coincidan. La trata juega con la inmigración y la prostitución con la familia. Y hay alta y baja prostitución: en la alta no se da el proxeneta o se da camuflado de eufemismos. ¿Qué significa “no a la explotación”? ¿Clientes bien educados o agencias refinadas no explotan a las mujeres, no reproducen la prostitución?

La raíz de la prostitución está en el modelo de familia que los obispos jaleaban el otro día en Madrid: familia patriarcal y sexualidad de la penetración, sociedades falocráticas que llevan a algunos a buscar y procurar servicios sexuales que su concepto de normalidad o su entorno cotidiano no les permiten tener. En esos casos, y cuando no hay más remedio, el varón paga, aunque pagar no es lo habitual: abusos, prepotencias, coacciones les salen gratis a los varones dominantes de sus mujeres (dominio económico), pese a ciertos ejemplares endebles o afeminados, últimamente: coeducados.

Donde hay igualdad y mutuo consentimiento puede haber pago de ruin o de gentil manera, pero no hay prostitución. Prostitución es: sometimiento y obediencia por falta de medios y por miedo a la pobreza o al despido, claves de cualquier trabajo y del sexo asalariado; asco o placer, a convenir. En esa cadena el proxeneta encarna una figura no tan lejana: la del mediador o intermediario. Ocurre que el chulo es de la misma carne que la puta, del mismo barrio viene. Agencias de contactos y cáterings de servicios funcionan en otra dimensión, son de otra galaxia.

El grupo proxeneta no es un grupo de votantes; las prostitutas a la holandesa sí lo son, se las escucha en la tele y se les da entrada en los foros al amparo del derecho de asociación. Contando con ese sector de prostitutas de élite, y en línea con el neoliberalismo europeo, los mismos que prohibirán las corridas de toros –ojo a Cataluña– quieren poner escaparates, como en el barrio rojo de Ámsterdam, a las prostitutas jóvenes de más valor ‘de cambio’. El valor ‘de uso’ de la prostituta (juventud y belleza, no digamos virginidad) se deteriora pronto y necesita, como el deportista profesional, ganar mucho en poco tiempo. La voracidad de las ‘interesadas’ puede resultar fatal. Darles audiencia es como escuchar a traficantes o camellos y basar en ellos una futura ley de drogodependencia.

En una viñeta dice el cliente que la mujer se siente amenazada y no puede hablar. Se nos ocurre preguntar por qué la mujer tendría que hablar con quien perpetúa su condición de prostituta, que es el cliente. Otro muchacho identifica ser libre con no tener proxeneta. ¡Así da gusto ser libre! Dan ganas de proponerle al joven que contrate los servicios de su profesora, de su madre o de su hermana, que seguramente estarán todavía más en libertad y en igualdad. Un tercero se pregunta: Y yo que defiendo los Derechos Humanos… ¿Por qué ayudo a que los proxenetas se hagan ricos? Este pragmatismo se podría aplicar a la mendicidad o las drogas: –Y yo que defiendo los Derechos Humanos, ¿por qué ayudo con mi caridad a que la mendicidad continúe y la caridad se haga rica? –Y yo que defiendo los Derechos Humanos, ¿por qué ayudo con mi canutito a que los narcos se hagan ricos?

Se escribe Derechos Humanos con mayúscula cuando son los de las Naciones Unidas. La Declaración de la Onu se redactó en un vértigo de campos de exterminio y de Segunda Guerra Mundial. En mayo de 1948 se proclamó el Estado de Israel. La Declaración Universal de los Derechos Humanos tiene fecha 10 de diciembre de aquel año y va primordialmente dirigida a consagrar derechos de hábeas corpus contra los malos tratos y torturas, y a dictar una especie de Constitución Democrática Universal contra regímenes autoritarios. Los artículos que consagran derechos humanos y en tiempos de paz son sólo seis, de 30, y tan genéricos como: derecho a la seguridad social, derecho al trabajo (al que nunca se le llama digno), al descanso, a un nivel de vida, a la educación, y a la cultura. Se acabó. Ya me dirán qué significa presumir de Derechos Humanos. No habérselos leído.

Si una Onu menos títere redactase otra Declaración Universal de los Derechos Humanos, esa Declaración diría que los Estados tienen el deber, la obligación, de erradicar el trabajo indigno como primer paso para la erradicación del trabajo en tanto “explotación del hombre por el hombre”. La Onu puede y debe tener perspectivas altruistas y medio utópicas que marquen el camino a Estados y naciones. La prostitución, como trabajo indigno, tendría que pasar al índice de trabajos prohibidos. Allí ya están desde hace tiempo los verdugos de los países más civilizados y deberían estar mendigos y personas anuncio de las de “compro oro”, mujeres orientales vendedoras ambulantes con diademas luminosas; indigno el negrito en el semáforo, indigno tanto esfuerzo en levantar tribunas, portadas de feria, arcos de triunfo para que pase su majestad el Corpus. Con esas horas de trabajo, en mi ciudad se hubiera erradicado el chabolismo.

Para obviar la indignidad, la campaña pondera positivamente al cliente que en ningún momento parece el tipo odioso que tenemos en la cabeza. Los chavales de la viñeta 4 casi parecen nuestros alumnos. Quien va de putas no es esa juventud. Ir de putas es rijoso y suburbial y esa rijosidad no la corrige ni tiene nada que ver con la prostitución de saunas o masajes en grandes hoteles o circuitos de lujo donde el proxeneta se llamará agencia de masajes o de relaciones personales. ¿Combatirá Igualdad esa alta prostitución? Otro engaño es hacer creer que el problema radica en el tráfico o trata de personas (que es gran problema) y no en la propia prostitución. Borrando los aspectos ‘laborales’ del bajo puterío y negando el avance de los tiempos, seguiremos hablando acrítica y tópicamente del “oficio más viejo del mundo”. Así cualquiera.

Y para probarlo, nada mejor que ponerse los firmantes de la campaña a hacer prostituciones ya sin proxenetas, libres y con todos sus derechos humanos: venga esa bragueta, venga ese abrirse de piernas, venga esa mamada que da asco. Suena fatal, ¿a que sí? Pues para los oídos de sus hijas o esposas, para la Reina de España o para la mujer del Presidente, que en esto las instituciones tienen que dar ejemplo. Por supuesto, todo estaría dentro del sindicato y con la inspección en regla, pago con tarjeta y tique de si no queda satisfecho, etcétera.

El lenguaje cuanto más soez, más revelador de lo terrible de las cosas. Lo que es bueno para su señorías tiene que ser bueno para su criada, o aquí se acabaron las grandes frases. Y la frase es que el pensamiento vil disfrazado de posibilismo progresista (¡es lo que hay!, ¡qué más quisiéramos!) se lo está comiendo todo, y con papas:

sarna que no pica.

sistema de enseñanza Frankenstein

SISTEMA DE ENSEÑANZA FRANKENSTEIN

Que la productividad de los centros públicos aumente y sus servicios vayan a más, choca contra intereses y derechos adquiridos del personal docente. Dividido y falto de ideología, el cuerpo de enseñantes se muestra reacio (reaccionario) a reformas que, vistas de otra forma, tendrían que parecernos bien.

Pista número 1.

Que la enseñanza pública anda mal, es opinión aceptada.

La solución no consistirá en repartir ordenadores, pero tampoco en negarse.
El mal de raíz (o la raíz del mal) está en que las criaturas vienen a este mundo (educativo) desde y para una discriminación de la que no interesa hablar, son las tres vías (místicas) de la enseñanza: pública, privada y semi. Tres leches, como la leche Pascual.

La libertad de enseñanza es igual que todas las libertades, capitalista. Si tienes, no si quieres, eres de quienes la disfrutan y te sobra la gratuidad del libro de texto, y el ordenador ya lo tenías, y la educación hasta los dieciocho ha sido siempre obligatoria en casa, y lo que cueste, con tal de que el niño herede el negocio, la botica o la corona.
A mi niño le pones,

como a su hermana,

uniforme y parece

de la privada.


Pista número 2.

Primero no quisimos confundirnos con sindicatos de clase (Comisiones, Ugt):
–¿Yo, con esa gente de mono azul llena de grasa?

Después renunciamos al cuerpo único de enseñantes:
–¿Yo, de igual a igual con quien no ha ganado mis mismas oposiciones?

Y el maestro en el colegio, dándole cuerda al vecindario:
–¡Qué bien viven los profesores!

Y el profesor de FP:
–¡No viven bien los de bachillerato!

Y en los institutos:
–¡No tienen cara los catedráticos! -que suspiraban:
–¡Qué bien se vive en la universidad!

Por último, Frankens (que ha dejado la tiza y está estrenando despacho) propone a Stein (que se ha quedado en el aula) un plan de igualdad para evitar odiosas comparaciones:

–¿Catedráticos todos?
–¡Todos maestros, y en paz!

SISTEMA DE ENSEÑANZA FRANKENSTEIN

Pista número 3.

Sostiene Frankens que el nuevo y viejo profesor Stein tiene que satisfacer, a base de horas extras no retribuidas, consignas que la sociedad demanda (vamos a suponer que es verdad: que los centros se abran, y que más y mejor se usen sus instalaciones, que aumenten productividad y oferta educativa). Stein, como quien cogió esta carrera, y no otra, precisamente por sus condiciones laborales, amargamente se queja y llora más que un Boabdil:

–¿Yo, 35 horas semanales? ¿Yo, cuántas más horas de clase? ¿Yo, cuántas tardes? ¿Yo, el mes de julio? ¿Yo, yo, yo?

Como lo nuestro ha sido siempre vocación y calidad (al menos, eso se ha oído en la asamblea), y hemos abrenunciado al lenguaje de salario-hora, de horas extras y de derechos adquiridos, no hay quien nos libre del chaparrón patronal (y sindical: el divorcio ha sido mutuo) que se nos viene encima.

Lástima que no nos sirvan ni el mal de muchos ni el consuelo de tontos.

Sistema de enseñanza Frankenstein

versión Bertolt Brecht

Un día vinieron contra los sustitutos

y yo no era sustituto, así que

no me moví.

Otro día vinieron contra los interinos

y yo interino tampoco era,

no me moví.

Luego fue el turno de las asignaturas

minoritarias, la mía no,

no me moví.

Después fueron las horas, las 25,

a igual salario, más trabajo,

no me moví.

Cuando me pidan 40 hasta los 70

y con la artrosis tal vez

entonces me moveré.

Daniel Lebrato en WordPress

daniellebrato@gmail.com

30.11.09