
Entre resonancias machadianas, sostiene Manuel Vicent en su columna Líderes (18/11/18) que “existen dos Españas, no la de derechas o de izquierdas, sino la de los políticos nefastos y líderes de opinión bocazas que gritan, crispan, se insultan y chapotean en el estercolero y la de los ciudadanos con talento que cumplen con su deber, trabajan y callan”.
Esa oposición (también lingüística) que Manuel Vicent propone lleva a una conclusión: todos los políticos son nefastos, todos los líderes son unos bocazas y todos los ciudadanos o son talentosos o todos los ciudadanos talentosos cumplen con su deber, trabajan y callan.
Por tanto: no hay ciudadanos (con talento o no) que voten a los políticos que son como dice Manuel Vicent.
Por tanto: no hay ni un solo político, hombre o mujer, que no sea nefasto o bocazas.
Manuel Vicent aplica al grupo vertical de la política (vertical porque va de abajo arriba: del electorado a la clase política) una etiqueta horizontal (o transversal): la condición de cada persona.
Según Manuel Vicent, nadie se salva de entre la clase política y tampoco hay ciudadanos torpes o mal informados (o interesados en el lado corrupto de la política) que a esos políticos (interesados o corruptos) los voten en las urnas hasta ser lo que son: bocazas o nefastos. Cabe preguntarse si bocazas o nefasto se es antes o después de que te voten y si no hay ciudadanías rebeldes que en vez de cumplir con su deber, trabajar y callar, se cuestionen su trabajo, protesten y no se callen, por ejemplo, contra El País que pinta Manuel Vicente, quien, al final, lo que propaga es una nueva performance del ser apolítico o del ser ni de izquierdas ni de derechas (¿a que les suena?) o del más puro conformismo en nombre de la buena gente que nunca da problemas. ¡Qué bello día de domingo! Con artículos así, ¿no va a haber nefastos y bocazas? Queden ustedes con el original de Antonio Machado que da cien vueltas a Manuel Vicent.
Antonio Machado
HE ANDADO MUCHOS CAMINOS
poema 2 de Soledades, galerías, otros poemas
(1907)
He andado muchos caminos,
he abierto muchas veredas;
he navegado en cien mares,
y atracado en cien riberas.
En todas partes he visto
caravanas de tristeza,
soberbios y melancólicos
borrachos de sombra negra,
y pedantones al paño
que miran, callan, y piensan
que saben, porque no beben
el vino de las tabernas.
Mala gente que camina
y va apestando la tierra…
Y en todas partes he visto
gentes que danzan o juegan,
cuando pueden, y laboran
sus cuatro palmos de tierra.
Nunca, si llegan a un sitio,
preguntan a dónde llegan.
Cuando caminan, cabalgan
a lomos de mula vieja,
y no conocen la prisa
ni aun en los días de fiesta.
Donde hay vino, beben vino;
donde no hay vino, agua fresca.
Son buenas gentes que viven,
laboran, pasan y sueñan,
y en un día como tantos,
descansan bajo la tierra.
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